Partida Rol por web

Nueva York, la ciudad que nunca duerme. O eso es lo que deben pensar los criminales, ya que dia y noche campan a sus anchas por toda la ciudad.
Durante años el crimen fue el principal protagonista en la historia de Nueva York, ocupaba la primera plana de todos los periodicos y cada dia los delitos se contaban con tres cifras. Esta fue la razon por la cual todos aquellos que querian ser heroes terminaban habitando en esa ciudad y, por la misma razon, todos los que deseaban enriquecerse con el crimen tarde o temprano la visitaban.

Las fuerzas se equilibraban generacion tras generacion, incluso con la aparicion de los superpoderes la balanza seguia completamente horizontal. Nunca hubo un periodo pleno de paz, aunque tampoco hubo una era completamente oscura.
Como si de una ciudad del salvaje oeste se tratase la llegada de nuevos villanos y la posterior ayuda de los heroes se sucedia una y otra vez. Sin embargo esa constante se fue ralentizando cuando dejaron de nacer personas con habilidades especiales. A medida que la humanidad se normalizaba dejaban de aparecer heroes y villanos, la piramide demografica de los superheroes no tardó en invertirse. Poco a poco empezaron a desaparecer, los grupos de heroes se disolvieron por falta de miembros y los ultimos villanos morian en la carcel o intentando su ultima fechoria.

Ahora, tras casi veinte años sin constancia de nuevos poderes, los ultimos elegidos intentan sobrevivir a un mundo al que ya no pertenecen.
Sabedores de esta situacion ambos bandos se afanan por exterminar de una vez enemigos con el fin de tener via libre hacia sus objetivos.

Lunes, para algunas el peor dia de la semana, para ti todo lo contrario al ser tu dia libre. Sin tener que hacer guardias, ni estar horas en el quirofano, lo unico que haces es relajarte y aprovechar el tiempo libre.
Acaba de amanecer en Nueva York, las largas sombras de los rascacielos se proyectan sobre el resto de edificios. A los mas bajos aun les quedan horas para recibir la luz de Sol.
Estas en tu casa, en la cama. Con todo el dia por delante te preguntas que puedes hacer para no aburrirte, si gastar el dia como la gente normal o dedicarlo a actos mas oscuros.
Echas un vistazo a tu apartamento, tiene practicamente todo lo que el dinero puede comprar. Dinero procedente de robos y atracos, pero dinero al fin y al cabo. En el periodico ves un tipo que seguramente no sabe ni cuanto dinero tiene y que tambien lo ha conseguido con actividades de dudosa legalidad. Si existiese una piramide criminal tu estarias en la base y él seria la ultima piedra de la punta.
Algun dia seras como él, o mejor. Aunque tienes una largo camino que recorrer. De momento tienes que empezar por planificar el dia, quedarse en la cama hasta la hora de la comida no es muy productivo.

Serna dejó el periódico sobre la mesita de vidrio que se hallaba a un lado de la enorme cama con sábanas de seda en tonos grises y negros y se levantó echándose los desastrosos pelos hacia atrás. 
Lucía un pijama que constaba de dos piezas, un shortcito corto y una camisa de mangas cortas por encima de una camiseta sin mangas que marcaba sus atributos de forma considerable.
Cruzó la puerta que la llevó al pequeño pero cómodo living y siguió hasta cruzar la mesa desayunadora que se hallaba al otro lado del apartamento. No sabía qué temperatura podía estar haciendo fuera pero tampoco le interesaba, de momento, el aire acondicionado estaba a la temperatura justa.
Se dirigió hacia la heladera, descalza, y cogió dos huevos y unos cuantos trozos de tocino, un durazno, una zanahoria y un tomate. Mientras freía el tocino junto con los dos huevos metió las verduras y la fruta dentro de la juguera, con cascara y todo según había leído en el manual cuando compró el aparato, y prendió el extractor para evitar que todo se llenara de olor a fritura.
Mientras todo se cocía, su cerebro no le daba tregua por el incidente de la noche anterior. La señora Voiddle había muerto y la muy zorra no había respondido a la segunda dosis que le había inyectado para estimular la circulación mientras los electrodos intentaban el efecto contrario. Esa una técnica que tendría que desarrollar, ya habían sido demasiadas muertes y según sus informadores ya había demasiadas sospechas sobre el nombre que utilizaba ahora. No era que Katherine no le gustara, nada de eso, pero su primer crimen la había puesto en evidencia demasiado rápido y no quería cometer el mismo error.
Tras terminar con el desayuno buscó en el correo para ver que no haya ninguna noticia de esas que ella llamaba "graciosas", había escogido ese apodo para las noticias alarmantes para entrenar a su cerebro interna y externamente de no utilizar léxico que la pudiera delatar frente a nadie, quién podría darse por aludido si ella mencionaba a una "noticia graciosa" en vez de decir "mierda, el sobre contiene nada más y nada menos que un mensaje de alarma para que empaque tres pares de ropa interior y me vaya corriendo de aquí porque la policía viene a mi encuentro". Esas cosas no le pasaban, o al menos no le volverían a pasar. Si algo que logró con el tiempo, si no fuera éxito, había sido la retroalimentación de sus errores y la corrección de éstos.

Apenas has terminado de desayunar cuando suena el portero automatico de tu piso. No esperas a nadie y menos aun tan temprano.
Caminas hasta la pantalla para ver quien te reclama. Se trata de un hombre de unos treinta años, por lo poco que puedes ver viste un elegante traje y observa la camara con cara inexpresiva.
Como si supiese que le estas observando comienza a hablar.

- Buenos dias. Disculpe que venga tan pronto pero su casa esta de camino a mi trabajo. Solo quiero ofrecerle un negocio, un lucrativo negocio.

Te puedes limitar a no responder o abrirle la puerta. Si no respondes el portero del edificio no tardará en pedirle que se vaya.
No tiene aspecto de policia, aunque siempre podria tratarse de un federal. Sabes que el FBI te sigue la pista y ya te has visto acorralada anteriormente.
Del mismo modo podria tratarse de todo lo contrario, un criminal que ha sabido de ti y realmente quiere proponerte un "negocio".
Y por ultimo siempre cabe la posibilidad de que sea un vendedor a domicilio que quiere que contrates un seguro, compres un coche o te hagas socia de algun club.

Serna continúa mirando por el intercomunicador sin decir una palabra. Luego de mirar hacia ambos lados como si algo la persiguiese, continúa mirando a la pequña pantalla mientras uno de sus esbirros aparece por detrás de ella.

Serna hace sonar el portero para dejar entrar al hombre y le indica el piso al que debe llegar por el comunicador. Luego deja que "Libbie" se encargue del resto. 

Una mujer sensual de sonrisa pícara y unos 25 años se pone en jarras con una deliciosa mirada espectante detrás de la puerta. 

- Encárgate de él, no le mates pero asegúrate que no sea un policía. Averigua qué es lo que quiere y cuál es ese plan tan lucrativo del que habla. Parece un idiota sin remedio pero con darle la oportunidad poco pierd.... qué te explico? Haz lo que te digo!. 

Libbie quedó inmovilizada como un robot frente a la puerta esperando a que el hombre toque el timbre y así poder abrirle y recibirlo con la sonrisa más carismática que pudiera conseguir.

Aproximadamente un minuto despues suena el timbre de tu apartamento.
Libbie abre y saluda al hombre, él solicita pasar y tu esbirro accede. Aunque no le deja avanzar mas allá de la puerta.
Cuando se identifica parece que la situacion cambia, no es un Policia pero no sabes si es mejor o peor.

- Me llamo Ivan Ilich, trabajo para Oleg Pancratius y voy armado. Estoy aqui para ofrecer un negocio a Katherine, creo que ese es su nombre actual.

El hombre permanece impasivo ante la elegancia del apartamento del mismo modo que no parece interesarle la belleza de Libbie. En su mirada ves que, de todo lo que ha dicho, si algo no es cierto lo mas probable es que sea su nombre.
Curiosamente no ha dado por sentado que tu esbirro sea la persona a la que busca, pese a que no te ha visto y no sabe si hay mas gente en el piso. O te han estado vigilando y este tal Ivan sabe mas de lo que aparenta o simplemente no te conoce y no sabe si esta delante de Katherine o no.

 Libbie queda estática por unos segundos observando al hombre como si quisiera comérselo con la mirada. Ésta podría bien ser una táctica de seducción o tal vez su propia forma de ser, si es que algo así tenía un esbirro. Sea como sea nada más podía descifrarse tras esa máscara. 

- Negocios. No veo por qué puede tener que ver mi tía con ese tal Pancratius - Libbie hace una pausa en la que actúa casi a la perfección una duda sentida - Oh, si ese nombre me recuerda a algo, yo lo sabía. - La sonrisa no se le desfiguró mientras miraba graciosamente al hombre aparentando no estar enterada de lo que se le hablaba pero a la vez sin demostrar miedo al sujeto. 

Si es quien dice que es notará que mi reacción ha sido la contraria a lo esperado, cualquier hija de vecino habría pegado un salto al oír ese nombre y ser acusada tan abiertamente de poder aceptar un trato con él. 

- He leído hoy en las noticias que siguen en su busca. ¿Cuáles eran sus cargos señor... Ivan, cierto? - Libbie apoya el peso del cuerpo contra la pared cruzando una pierna sobre la otra y continuando la charla como si de un amigo se tratase.

Impasible ante la actitud de Libbie, Ivan parece tener las cosas muy claras.

- He venido a hablar con Katherine. Si no esta volveré en otra ocasion. Si eres tan amable comunicale que estaré por aqui sobre las 15:00, si sabes que a esa hora no va a estar dime cuando podriamos coincidir.

Realmente no has comprobado que lleve un arma ni que trabaje para quien dice. Podria ser un federal, un miembro de otra mafia o un simple investigador. Lo que esta claro es que sabe como te llamabas, donde vives actualmente y, quien sabe, si tambien donde trabajas y lo que tramas.

Ivan parece dispuesto a irse en cuanto Libbie le conteste, ademas de parco en palabras es evidente que no le gusta perder el tiempo.

 Desde el área trasera del departamento, aparece un hombre armado apuntando directamente a la zona superior del hombre en la puerta. 

- Anda cierra la puerta Libbie e invita a pasar a nuestro invitado. - El nuevo esbirro había salido del área del servicio, justo por detrás de la cocina y el desayunador. Serna podía oírlo todo desde donde se hallaba oculta y se relamía mientras sus dos marionetas se movían a su son. 

El hombre fue llamado Carl desde el momento en que Serna lo moldeó en su cabeza. Iba a ser atlético y apenas musculoso, nada de escultural. No le serviría más que para retrasarse y ser más inútil de lo que solían ser sus esbirros cuando ella no participaba más activamente en implantar sus ideas precisamente. 

Carl se movió lentamente dando pasos cuidados en dirección a Libbie y el hombre que esperaba en la puerta y con la cabeza en forma de pequeños latigazos le seguía indiacando a Libbie que cerrara la puerta. 

Ivan se aleja de la puerta para facilitar a Libbie su cierre. Pese a la aparicion de Carl y la presencia de un arma Ivan no parece alterado en ningun momento.
Se queda quieto mirando fijamente a Carl, ni siquiera levanta las manos.

De repente comienza a sonar un ruido. Procede del bolsillo de Ivan y esta claro que se trata de un telefono movil.
El hombre mira a su bolsillo y despues se dirige a Carl.

- Oleg Pancratius me esta llamando. ¿Deberia responder y explicarle la situacion? ¿O prefiere hablar Katherine directamente con él?

 Libbie se acerca al hombre tras cerrar la puerta y le extiende la mano para que le entregue el celular. 

- Hablaré con él, soy perfectamente capaz de pasarle el mensaje a Katherine. No creo que le guste este tipo de aparición misteriosa en su departamento. 

Ivan acepta la peticion de Libbie, pero antes de entregarselo contesta brevemente.

- Saludos Vor V Zakone, me estan apuntando con un arma y le voy a pasar el telefono a una representante de Katherine.

Tras poner en antecedentes a su jefe entrega el telefono a tu esbirro.
En cuanto Libbie lo coge, y antes de que pueda decir algo, suena la voz de un hombre al otro lado de la linea.

- Soy Oleg Pancratius - dice en tono solemne - ¿Que es lo que quiere de mi?

Desconoces si realmente es él, no sabes como es su voz, pero sin duda tampoco parece alterado por que haya un arma apuntando a su empleado.

 Libbie escucha las palabras del supuesto Oleg y luego responde con su ensoñadora voz

- Probablemente lo mismo que usted, negocios. No soy yo quien lo ha buscado así que imagino que tenéis algo que ofrecerme, o por el contrario hay algo en lo que puedo beneficiaros. Soy toda oídos.

Libbie sujeta el teléfono sin perder de vista a Ivan quien parece no inmutarse por nada

El presunto Oleg Pancratius continua hablando con Libbie.

Los tiempos están cambiando, el reinado de los superhéroes llega a su fin. - hace una pausa para enfatizar sus palabras - El futuro esta lleno de oportunidades, pero hay que saber aprovecharlas. La bratva* Pancratius esta creciendo, es el momento de fortalecerse y ahí es donde entra Katherine. Deseo que entre a formar parte de mi organización, pero no negociare condiciones con nadie que no sea ella.

Por lo que has leido en los periodicos y visto en las noticias la denominada bratva Pancratius es el grupo mafioso mas importante de la costa Este de Estados Unidos. A efectos criminales serian algo asi como la Coca Cola de los refrescos o el Microsoft de la informatica. Solo que legalmente no existen pese a que todo el mundo los conozca.
Desconoces hasta donde llegan sus hilos, pero se sospecha que el nuevo fiscal del estado puede estar bastante influenciado por este grupo.

 Libbie responde ya con un poco de fastidio al hombre detrás del intercomunicador. 

- Hora y lugar que no sea mi casa, Katherine estará allí, sólo indique dónde y cuándo.

Tras echar ojeadas disconformes a Ivan y asegurarse de que Carl esté en su posición aún sigue escuchando por el teléfono para asegurarse de que no se deje nada antes de cortarle al individuo, si es tan importante como dice difícilmente tome como agradable que le cuelguen el teléfono en medio de una conversación.

- Ah, y a propósito, hay miles de formas de mandar un mensaje sin arriesgar a Katherine o a su familia. Sus empleados no lo hicieron nada bien ésta vez Sr. Oleg. 

Tras decir esto la mujer sonríe a Ivan a sabiendas de que intentaba ponerlo en evidencia frente a lo que ella creía, era su jefe. Por importante que fuera Pancratius no podía mostrar debilidad. No lo haría.

A la peticion de hora y lugar la respuesta es rapida y concisa.

- Hay un restaurante ruso en Brooklyn, el Paradise Garden Restaurant, en la avenida Emmons. Y antes de que me digas que es mi territorio, debo decir que toda la ciudad lo es cariño. Pero puedes decirle a Katherine que tiene mi palabra de que nadie le tocara un pelo siempre que venga sola y desarmada, despues de todo es un lugar publico.

Aunque no has estado alli si que has pasado alguna vez por el Paradise Garden. Es un lugar elegante y no parece precisamente el tipico antro de mafiosos, sus clientes suelen ser ejecutivos con el suficiente dinero para permitirse comer alli.
Ivan continua esperando pacientemente a que todo se resuelva telefonicamente, al fin y al cabo ha realizado su labor. Aunque los medios pueden no haber sido muy acertados.

Una vez Ivan recibe el telefono y Carl se ha retirado la escasa tension del momento desaparece.
El hombre de Oleg, manteniendo su hermetismo, guarda el telefono y abre la puerta.

- El placer ha sido mio. He tardado una tercera parte de lo que esperaba. Oleg Pancratius le estará esperando, es una oportunidad que merece la pena.

Sin mas dilacion el hombre abandona el apartamento y se dirige hacia el ascensor.
Libbie cierra la puerta y regresas a tu soledad. Aunque te aborda una sensacion de estar siendo observada. No sabes cuanta informacion sobre ti tiene Pancratius, aunque si sigues viva significa que realmente quiere hacer negocios contigo. De lo contrario en lugar de enviar a un representante hubiese enviado varios matones, o simplemente hubiera dado aviso al FBI.
Sea como sea, nunca terminaras de fiarte de nadie, y menos aun de un criminal de la talla de Oleg Pancratius.

Serna apareció detrás del velo que la cubría, fino y transparente. Acarició la columna de mármol mientras se quedó pensando. Carl ya había desaparecido y Libbie seguía ahí con una sonrisa de imbécil. 

- Hazme el favor de no ser tan regalada la próxima vez, no quieres sexo, quieres información. - Negó con la cabeza mientras la veía desaparecer frente a sus ojos. 

Serna no se admiro por su actuación esa mañana. No me respetan ni los esbirros. ¿Quién se cree que es ese tipo para venir tan campante a mi departamento y anunciar a todas voces que conoce uno de mis nombres? Quizá deba mudarme nuevamente. Quizá... quizá debería pensar... 

Como en cada paso de su vida planeó muy bien y estructuró lo que quedaba de la mañana, tomaría una ducha antes de salir al encuentro del tal "Oleg", dejó la ropa que vestiría sobre la cama, un vestido de clase con escote pronunciado y de color marrón con lineas verticales y puntilla en los brazos que colgaban discretamente por debajo de los codos. Preparó los tacones altos que usaría, color crudo natural y una cartera a juego casi tan pequeña como una billetera femenina con una cadena plateada muy sutil. 

Tras tomar el baño y vestirse se miró al espejo alargado y oval que tenía en el dormitorio y no pudo evitar regañarse por su estúpido interés por estar siempre perfectamente presentable. La plancha de pelo le quemaría hasta las neuronas si seguía usándola. 

Miró el reloj y se sentó en el sillón relajada pensando en los detalles que tendría cualquier esbirro que pretendiera utilizar. Su poder funcionaba de una manera algo extraña, pero ya tenía una buena práctica en ello. Era como si de un sueño se tratara, debía conocer hasta el último rincón de la estética y el organismo de sus esbirros, debía saber hasta cómo circulaba la sangre dentro de ellos, si es que tenían. Cómo irían vestidos y qué armas portarían. Cuál sería su actitud y qué era lo que tenían permitido decir. El error con Libbie había sido que no la había pensado en su totalidad a la hora de materializarla. No podía volver a ocurrir.