Partida Rol por web

-Aparta de en medio, petarda!- Dije empujándola a un lado. No se si la tiré o no, lo único que recuerdo es que la empujé para pasar aún tirando de Ed.

Aun así Ed tenía que preguntar por su amor. Eso y que preguntara por Critter, al cual no veía, me hicieron pararme y mirar para atrás.

- ¡Yo que sé! Lo llevaba de la manga cogido!- Dije acercándome al lado de mi compañero.- ¿Qué quieres tu ahora Sandy? ¿No podías haberte muerto tu en vez de otro?- Que asco de tia, coño.- Ed no tenemos tiempo... tu tia...bueno.. nos tiene que enseñar una cosa de yo que se...

Como siempre, el rostro de Sandy enmudeció un instante, situándose cerca del rojo pimentón, pero la presencia de un adulto le había enseñado a ser comedida en ciertos momentos, así que su expresión, se relajó notablemente.

-Edward Revok, siempre tan elegante -exclamó Sandy, mirando a Sam a continuación y volviendo a fijar su vista en Emma, a quien le lanzó una sonrisa falsa como un dado de seis caras sin números -. Hola, soy Sandy Madsen, encantada. No sabía que Ed tuviese una tía. Es siempre tan... callado.

Emma salió con vosotros, pero parecía más preocupada que asustada y al cerrarse la puerta y encontraros con Sandy, aprovechó para echarse a un lado y pensar un momento. Cerró los ojos y pareció estar en una especie de trance durante unos segundos, hasta que la joven le habló.

-Yo soy Emma, pero no soy la tía de Ed... y Critter, no puede ayudarnos -os dijo, justo en el momento en el que el profesor aparecía, con cara de confusión.

-¡Agarrad mi mano, ahora, deprisa! -os dijo, extendiendo sus brazos hacia todos vosotros.

No tardó ni dos segundos en volverse a abrir la puerta, apareciendo la madre de Ed completamente deformada y abierta en canal, como un abrigo viejo y desecho y el rostro de Krueger sonriente.

Critter cogió la mano de Emma, y Sandy la de Critter.

Miré mal a Sandy cuando esta se presento "a mi tía". - Puta cínica. No se puede ser más falsa. - Hay muchas cosas de mí que no sabes, ni sabrás, Sandy. - Le dije bastante mosqueado con ella. No olvidaba lo estúpida y cruel que era.

Lo que si me jodió fue que la vieja no me siguiese el juego. Con haber dicho que sí era mi tía se hubiese ahorrado muchas molestias por parte de Sandy. - Gracias por cubrirme. - La susurré con cierto rencor en mi voz.

En ese momento salió el profesor Critter. - No es que sirva o  no de ayuda, es que no quiero que le pase nada. - Le repliqué a la mujer. El tipo me había caído bien. Su clase fue la mejor que he tenido nunca y me jodería perderle. Además, él sabía y entendía lo que llevaba dentro y no me juzgaba ni condenaba por ello. No como los demás que sin saberlo, me temían y dudaban de mí. Podía verlo en sus ojos.

Sam la primera.

Cuando Emma dijo que sostuviésemos su mano, vi como Critter y Sandy, que no pintaba nada allí, se apuntaba a ello sin dudarlo. - ¿De qué va la puta? - Entonces miré hacia la puerta y vi el horror de nuevo ante mis ojos.

- Ma-madre. - Tibuteé al ver lo que aquel cabrón había hecho con ella de nuevo y como la volvía a traer ante mí. Desde luego que si me quería a su lado, así no lo iba a conseguir, puesto que lo que estaba logrando era que cada vez le odiase más.

Y eso me hizo elegir mi camino y me aferré a la mano libre de Emma, para luego agarrar con firmeza la de Sam. No sabía que iba a pasar pero esperaba que nos sacase de allí, o nos hicise invisibles o... Miré a Sandy. Se la podía lanzar a Freddy como juguete y que disfrutase con ella mientras los demás huíamos... era una buena idea... Pero algo me impedía soltarme de la mano de Emma y todo quedó en mi mente.

Al menos por ahora.

¿No podía ser, encima esa payasa se iba a venir con nosotros? ¡Era lo que faltaba!

- Pues a ti te a dar la mano tu puta madre, cariño.- Dije empujando a Edward hacia su dirección para que fuera él el que se la diera.

Agarré la mano de Emma como si fuera a ocurrir algo mágico. Ya a estas alturas me lo creía todo, pero tenía que reconocer que estaba cagada del todos y tan solo Ed me medio reconfortaba. A fin de cuentas siempre había sido alguien que conocía de toda la vida. ¿En qué momento dejé de hablarle como si fuera un amigo? No recuerdo que pasaría, pero odiarle nunca lo había hecho.

- Ahhh!- Di un respingo y casi suelto la mano de Emma cuando vi aparecer a Fred de nuevo. Miré a Edward que parecía dudar. - Ed, no es tu madre. - Agarré su mano y la apreté con tanta fuerza que parecía que quería hacerle daño.- No lo es. ¡No le mires! ¡Mirame a mí! Mírame!- Le dije para evitar que hiciera una locura como ir con el/ella.

Finalmente, todos os cogisteis de la mano y en un abrir y cerrar de ojos, mientras esperabais que algo sucediera, cada uno de vosotros se encontró rodeado de paz y en un lugar que para nada se parecía al que acababais de abandonar, no porque fuese desconocido, diferente, sino porque de pronto, era como si mente hubiese retrocedido a un momento antes de que toda aquella pesadilla comenzase y adquiriese su particular forma.

¿Estaríais soñando?

Amanece en Summerville.

Con diferencia, uno de los pueblos más tranquilos de todo el país. Los niños van solo a los colegios y los vehículos raras veces superan el límite de velocidad. Ni siquiera los más ancianos recuerdan cuándo fue la última vez que se produjo un crimen ni tampoco en qué consistió.

De hecho, para todos vosotros es incluso "demasiado tranquilo" porque nunca pasa nada. El toque de queda para los jóvenes es a las diez de la noche y es extraño que alguien se lo salte aunque sea para acompañar a una novia a su casa, porque no hay ningún peligro en las calles.

Hoy, como cada lunes, es el momento de ir al instituto, en donde se desarrolla la mayor parte de vuestra vida. Estudios, profesores, competición por ver quién es el mejor atleta, la mejor animadora, el que saca más nota o el que hace la mejor redacción, al menos, en la superficie, porque como en todas partes, hay mucho más de lo que se ve.

Cuando abrís los ojos, parece un día como cualquier otro. Despertáis lo hacíais habitualmente, rodeado de las cosas que esperabais y como si nada malo hubiese sucedido.

No había rastro de Critter, Sandy, o nada que no fuese vuestro dormitorio, tal y como lo recordabais.

Mientras pensabas y recordabas, se abrió la puerta de tu habitación y tu madre, con aire cansino, entró en ella.

-¿Qué es lo que te ocurre, Edward? ¿Sabes que tienes que ir a clase, verdad? -te preguntó tu madre con su habitual sonrisa y rostro angelical, como si todo hubiese sido un mal sueño. Te miraba preocupada, como si hubiese visto algo que no esperaba, alguna angustia en tu mirada o preocupación rondando tu cabeza.

Y era evidente que estaba viva, muy viva, y desde luego, parecía como si nada de lo que te hubiera sucedido fuese real.

¿Nada? ¿De verdad?

Brian abrió la puerta del dormitorio de Samantha. Sabía que no debía hacerlo, pero como padre, también era consciente de que no podía darle demasiada libertad y nada de control, sobre todo a ella, que solía pasar demasiado tiempo con aquel "Dave" en lugar de centrarse en sus estudios.

-Hora de levantarse, jovencita. Si no quieres que te vean llegar en un coche oficial, será mejor que te pongas en marcha -te dijo, mirando a tu alrededor como si esperase encontrarse a alguien allí dentro, algo que desde luego, no le hubiese extrañado en absoluto.

Me estiré en la cama al escuchar la voz de mi madre. Podía sentir la calidez de las sábanas sobre mi cuerpo y la paz que me daba la voz de aquella mujer que me había adoptado hacía tantos años. Y pensar que estaría completamente perdido sin ella...

Sin ella.

Y de golpe los recuerdos se agolparon en mi cabeza y miré a mi madre con gesto de preocupación. -¿Qué... qué día es hoy? - Pregunté aturdido, buscando la herida en mi brazo y el corte en mi cara con las manos. - ¿Qué hora es?

¿Qué estaba pasando? ¿Acaso todo había sido un sueño o seguía soñando de nuevo?

- Sí, sí... se que tengo que ir a clase... pero... ¿qué es hoy? ¿martes, miércoles? - Todo esto comenzó un maldito lunes y yo sabía que no había pasado una semana entera... pero si podían haber pasado un día o dos. - O ninguno.

Miré a mi madre, vivía y esta vez si debía ser ella. Mi corazón me pidió abrazarla con fuerza, pero el problema de ser un hombre eran las erecciones matutinas y no iba a acercarme a ella así. - Ya me levanto, madre. No te preocupes. No tardaré. - La indiqué esperando a que saliese de la habitación para salir de la cama sin tener que ponerme colorado.

Me levanté corriendo en cuanto salió y fui al baño a mirar mi cuello y mi rostro en el espejo, buscando aquellas marcas que sabía que tenía o debía tener...

- OWwwww!-

¿Me había dormida? ¿Otra vez? ¡No podía ser!! Me incorporé en mi cama, sentada y miré a la puerta donde estaba mi padre con cara de sorpresa.

- Mierda!¡Y llego tarde!!!-Salté de la cama y empecé a vestirme. Me daba igual que estuviera mi pare. Me había visto mil veces, aunque últimamente le mandaba ala porra bastante a menudo. Cosas de la adolescencia y la privacidad. Pero más por las tardes, cuando Dave y yo teníamos fiesta privada en mi cuarto.

- Ya bajo, papá...vete!!- dije por inercia mientras  me sentaba frente al espejo para maquillarme. No solía tardar mucho, pero una Queen debe cuidarse.

Hasta que empecé a darme cuenta de una cosa ¿Un sueño?¿No podía esto ser un sueño? El caso es que por un momento pensé que lo de Fred Kruger era mentira. Por un momento.

Hasta que toqué mi vientre buscando algo. ¿Quizá unas heridas en el?

Tus dudas hacían que todo fuera más confuso, y no solo para ti, sino también para tu madre, que sin embargo, no dudó en responderte.

-Es lunes, cariño. Primer día de la semana. Lo mejor está por llegar -te dijo, acercándose, dándote un beso en la mejilla y retirándose para que tú te vistieses.

Cuando te miraste al espejo y tiraste de la ropa para ver si había heridas o pruebas, en definitiva, de todo lo que había sucedido, no viste nada. En su lugar, tu piel continuaba igual que siempre, igual que la recordabas.

De nuevo, parecía como si todo hubiera sido... ¿un sueño?

Era lunes, tenías clase, y habías dormido mal, porque recordabas todo lo que te había sucedido. No te sentías, sin embargo, cansado, solo... inquieto.

Repasaste mentalmente las cosas que tenías que hacer y que habías hecho en tu sueño, mientras te vestías y bajabas a desayunar.

Una vez abajo, tu padre estaba ya tomando un café y una tostada mientras leía el periódico. Tu madre estaba terminando de prepararte tu desayuno.

-Hola, hijo -te saludó tu padre sin dejar de leer -. ¿Has dormido bien?

Antes de responder, te diste cuenta de algo que te dejó un poco confundido. Todo aquello... ¿no había ocurrido ya?

Cuando te miraste el vientre y tiraste de la ropa para ver si había heridas o pruebas, en definitiva, de todo lo que había sucedido, no viste nada. En su lugar, tu piel continuaba igual que siempre, igual que la recordabas. 

De nuevo, parecía como si todo hubiera sido... ¿un sueño?

Todo parecía confuso en tu mente. Tenías clase. ¿Qué día era? ¿Lunes, jueves... ?

Repasaste mentalmente las cosas que tenías que hacer y que habías hecho en tu sueño, mientras te vestías y bajabas a desayunar.

Una vez abajo, tu padre estaba ya tomando un café, de pie, pero se había molestado en prepararte a ti tu desayuno.

-No voy a irme hasta que no te vea desayunar. Estoy cansado de ver a tanta flacucha por ahí y no quiero que tú seas una de esas. A propósito...

Tu padre empezó a hablar, pero antes de que terminase, ya sabías lo que iba a decirte, porque todo aquello... ¿no había ocurrido ya?

... no quiero que veas a ese Dave. El otro día le pescamos a él y a sus amigos con una buena cantidad de hierba y no quiero encontrarme contigo dentro de la cárcel.

- Lunes... - Repetí en voz alta. No podía haber pasado una semana entera durmiendo, en cambio... todo podía haber sido un sueño. De hecho, aquello podía ser un sueño también.

Cuando mi madre salió de mi cuarto y tras comprobar que mi brazo estaba bien, corrí al baño. Ni una señal en mi cuello o cara. Nada. Era como si todo lo vivido no hubiera pasado nunca, en cambio en mi cabeza era todo tan real como estar allí.

Como hiciese aquel último lunes, me di una ducha antes de bajar a desayunar mientras que mi cabeza no paraba de darle vueltas a lo mismo. ¿Qué estaba pasando? ¿La clase de Critter fue real? ¿Acaso existió ese tal Freddy Krueger? Y los demás ¿habían muerto como decía Sam? De hecho, ¿ella estaría bien?

Eso último era fácil de comprobar. Salí de la ducha ataviado solamente con la toalla en mi cintura y miré por mi ventana a la de su cuarto. De hecho la abrí y la llamé a gritos, sintiendo el aire frío del exterior acariciar mi piel. Pero Sam no respondía, así que cerré y me vestí corriendo.

Al descender a la cocina me encontré con mi padre en casa. Le miré extrañado. Pocas eran las veces que desayunaba con nosotros y el último recuerdo que tenía de él era que me estaba llamando asesino por la muerte de mi madre.

- Buenos días, padre. Creo que he dormido de más hoy... siento como si hubiese estado durmiendo al menos dos días o una semana entera. - Respondí con una media sonrisa acercándome esta vez a mi madre para besarla en la mejilla antes de sentarme en la mesa.

Miraba confuso y desconcertado a los dos. Tenía una extraña sensación de déjà vu, pero no coincidía en nada con "mi lunes especial", ese que parecía haberse esfumado. Con el pelo aún mojado, miré a ambos un tanto desconcertado.

- Madre, un café y una tostada estará bien por hoy. No creo que me de tiempo a desayunar más sin tener que correr luego para ir a clase. - Le indiqué a mi madre pensando en ir directo a casa de Sam en cuanto saliese por la puerta. Lo peor que me podía pasar era que me mandase a la mierda de nuevo.

Como siempre.

- Ufff.- Suspiré aliviada de no encontrar nada.- Ha sido un maldito sueño.

No tardé mucho en maquillarme ni en vestirme. A fin de cuentas, mis miedos se habían ido, al comprobar que todo aquello por lo que había pasado no eran más que patrañas y miedos producidos, seguramente por algún cuento que Dave me contase o una película, del autocine, que posiblemente no viera.

Al bajar, a la cocina, bufé como una condenada al ver que mi padre me obligaba a comer algo. Joder! como siga cebándome no podre entrar en esos pantalones de cuero tan monos que me regaló Dave. Y hablando de Dave.

-¡Oh, vamos papá!! Todos fuman!!- En cuanto lo dije yo misma me di cuenta de que metía la pata.- Bueno, yo no, pero...¿qué más da un poco de hierba?- Prefería no mirar a mi padre directamente a la cara no fuera que se enfadara.- Tampoco es como si pasara...- quise excusarme.- Además cuando está conmigo no hace nada raro. Cuando está con su amigo… ¡Vete tu a saber!

Desvié mi atención al vaso de café que me preparaba y algo me vino  la mente.

- Papa...¿Quién es Fred Kruger?

Para ti nada tenía sentido, pero tu madre estaba viva, tu padre parecía actuar con normalidad contigo, y todo volvía a estar donde debía estar, aunque pareciese increíble.

Tus tostadas llegaron y aunque no sabías si sonreír, aliviado, o examinar confuso cada cosa que sucedía, empezaste a desayunar, más tranquilo de lo que te gustaba reconocer. Era extraño como funcionaba la mente humana. Si aquello era un sueño, para ti era más auténtico y deseable que la realidad que habías conocido hasta ese momento, al menos durante el instante en el que te encontrabas, una especie de remanso de paz dentro de aquella confusión de todo que se había abierto hasta tu mente. ¿Estarías volviéndote loco?

Esa era sin duda una posibilidad real.

Entonces tus ojos se fijaron en el periódico que estaba leyendo tu padre y la noticia que había en la página.

FRED KRUEGUER HABLA

El hijo del Freddy Krueger, el violador y asesino de niños, habla por primera vez de lo que le ocurrió a su padre y acusa a toda la ciudad de ocultar la verdad.

"Mi padre era un hombre enfermo. No se merecía lo que le hicieron. Es cierto que hizo daño a mucha gente, a muchas familias, pero debió ser encerrado y tratado, y no asesinado como un vulgar criminal. La policía tapó todo lo sucedido porque le convenía, y lo mismo hicieron todos los demás. Esto no quedará así.

El hijo de Freddy Krueger aseguro que llevaría el caso hasta sus últimas consecuencias y que no se detendría hasta encontrar a los culpables, y......

La noticia seguía, pero no decía nada nuevo. Era curioso que apareciese aquel nombre precisamente aquella mañana. No recordabas haberlo visto antes, además de que rompía completamente el ambiente en el que te encontrabas.

Era muy extraño.

Al oír el nombre de Fred Krueger, tu padre dejó lo que estaba haciendo y te echó una mirada que penetró hasta tu médula. Por un momento, no sabías si estaba dudando entre pegarte, algo que no había hecho nunca, o ni siquiera responderte. De hecho, pocas veces habías detectado en tu padre aquella estampa que solía utilizar para trabajar, la de un sheriff rudo y despiadado, y aquella ocasión... era una de ellas.

-Ese nombre no me suena de nada. Supongo que lo habrás escuchado por ahí, pero yo no me preocuparía demasiado -te digo, esquivando la pregunta de una mala manera.

Aquella manera de responderte añadió aún más, si cabía, a la confusión que sentías. La mañana que estabas viviendo no era exactamente como una mañana normal. Era agradable, pero ¿cuántas veces había estado tu padre para prepararte el desayuno? La mayoría de las ocasiones, él ya se había ido cuando tú te levantabas.

Entonces, te fijaste en el periódico, que estaba encima de la mesa,, y en el que se podía ver una noticia.

sa era sin duda una posibilidad real.

Entonces tus ojos se fijaron en el periódico que estaba leyendo tu padre y la noticia que había en la página.

FRED KRUEGUER HABLA

El hijo del Freddy Krueger, el violador y asesino de niños, habla por primera vez de lo que le ocurrió a su padre y acusa a toda la ciudad de ocultar la verdad.

"Mi padre era un hombre enfermo. No se merecía lo que le hicieron. Es cierto que hizo daño a mucha gente, a muchas familias, pero debió ser encerrado y tratado, y no asesinado como un vulgar criminal. La policía tapó todo lo sucedido porque le convenía, y lo mismo hicieron todos los demás. Esto no quedará así.

El hijo de Freddy Krueger aseguro que llevaría el caso hasta sus últimas consecuencias y que no se detendría hasta encontrar a los culpables, y......

La noticia seguía, pero no decía nada nuevo.

Tu padre se había dado la vuelta, así que no te había visto mirar el periódico, pero dudabas que no lo hubiese ojeado antes de prepararte el desayuno.

Comecé a desayunar con prisa y miré el periódico que leía mi padre. Aquella foto me llamó poderosamente la atención.

- ¿Critter?

Si no era él, era su gemelo. De eso estaba seguro.

Leí la noticia con curiosidad y miré sorprendido a mis padres. Llevaba viviendo allí media vida. Mi fanatísmo por los asesinos en serie era algo que me atraía desde el inicio de mi adolescencia y... hubo uno aquí, reconocido, hacía un año y ¿cómo no me enteré?

- ¿Freddy Krueger? - Pregunté en voz alta, mirando la reacción de mis padres. ¡Joder! ¡Asesinó a niños hacía un año! Era imposible que no me enterase de aquello salvo que me lo ocultasen de alguna manera.

- ¿Cómo es que es la primera vez que oígo hablar de él? - Mentía, pero ellos no lo sabían. Miré a ambos con mirada inquisitiva.

- ¿Acaso me lo ocultásteis por algo? - Pregunté molesto y volví a mirar el periódico. - Da igual. Padre, me gustaría quedarme con ese artículo. - Dije señalando la página. - Ya sabes, para comenzar a hacer la colección de recortes que debí empezar hace un año. - Les recriminé a ambos.

Si me hubiesen dejado saber de él en su día, quizás ahora no me sentiría tan indefenso. - Creo que es hora de irme a clase. - Dije molesto y con prisas y me levanté de la mesa, con el desayuno a medias.

Sí. Me había jodido y mucho aquel secreto.

Pero mi intención era clara. Iría a ver a Sam. Esto no era normal y ella, ella sabía lo que estaba pasando, al igual que yo. Debíamos encontrar a esa tal Emma y acabar con todo aquello antes de que acabase con nosotros.