Partida Rol por web

Law giró dejando a Millhouser hablando solo, pues notó de inmediato que había algo raro. Garou en aquella zona... extraño.

— Pídele al oficial Mikel que anote, Steven —le dijo mientras avanzaba hacia Rayleigh sin importarle que la rabieta del sujeto aumentara por ignorarlo. Una vez llegó junto al feo hombre con el cabello rojo, habló en voz baja— ¿Pasa algo, primo?

Tremendo tortazo!!!

Garra no pudo evitar resbalar al momento de descender y una caía de 3 metros fue su vía rápida a la búsqueda de los chupasangre!

La caída le hizo acelerar la circulación sanguínea y elevar la temperatura corporal al imaginarse el ridículo y la risa de Rayleigh allá arriba revolcandose, aprovechó el momento para, ya fuera del campo visual cambiar a su forma natural, y tranquilizarse así un poco, con razón han traído tantos problemas, ya de por si esa forma es un desperdicio, pensó.

Escuchó las palabras de Corso y...

Luego vio como Rayleigh descendía, ignoro las tonterías de siempre que solía decir y cuando pregunto si deseabamos seguirlos asintió tomando la delantera dejandose guiar por el olor a carne podría de las criaturas!

Cuando te acercas para hablar con tu primo, el no pudo ni siquiera escucharte, tanto el como otro posible miembro de la manada, se metieron de lleno en el acceso a la alcantarilla que estaba cerca, sabias que eso no podía ser bueno.

Garous entrando demasiado en terreno de no muertos y para colmo, entrar en los dominios de los chupasangres más feos, no era cosa para nada buena.

Al tratar de seguirlo con la mirada, ya te fue imposible, puesto que el y su acompañante, habían ingresado demasiado en la penumbra.

Te quedaba seguirlo o ignorarlo, el instinto de supervivencia te decía que lo dejes ir, mientras que tu lazo familiar te pedía que vayas con el.

¿Qué mierda estaban haciendo...? Bueno, es un asunto de la familia. Ahora mismo, vestido así y sin nada de mi equipo encima sólo les estorbaría. Incluso con todo mi equipo encima, nunca reconocerían que puedo ser útil. Así de cabrones suelen ser los Garou con los Parientes. Si llegasen a conocer que Gaia me bendijo con cierta cantidad de Gnosis se limitarían a mirar a otro lado. Bastardos.

Ciertamente, mencioné mi equipo ¿no? Esa es una historia graciosa.

Volví de Washington hace poco. De todos los Garou, los únicos que me caen honestamente bien son los Roehuesos y los Hijos de Gaia. Han sido los únicos en reconocer sin reservas los logros de los Parientes hasta donde tengo conocimiento. Cuando estuve por su zona, me topé con un par de Fomores bien chungos. Los Fomori son humanos poseídos por un espíritu malo que te cagas, pero no del diablo, si no del Wyrm.

Estos en cuestión eran moles de músculo llenas de testosterona, pero sin nada de seso. Estaban violando a una chica en uno de esos callejones que preferirías no pisar nunca así el único dealer de la ciudad se encontrase allí. Llevo toda mi vida viendo cosas raras que te cagas, ¿sabes? A veces me huelo lo sobrenatural. No sé de dónde saqué el par de cojones extra que me crecieron en ese momento, pero ahí estaba yo, con seis tiros en un revólver de mierda y una tonfa. Pensaron que vacilaría, pero cuando el más grandote -por fortuna fue a ese-, se acercó, le vacié el cargador entre ceja y ceja.

Con el siguiente tuve una especie de combate singular en el que me rompió un par de costillas gracias a que sólo encajó un golpe de refilón. Pero estoy conciente de que cualquier bofetada de esa maldita pared ambulante me habría mandado a conocer a mi creador. Para cuando llegaron los Garou del Clan local, yo estaba en medio de dos cadáveres de Fomori -uno con el cráneo fracturado y otro con seis tiros de un revólver que parecía de mujer en el entrecejo-. Desaparecieron los cadáveres, me llevaron a beber e incluso me cortejaron un par de mujeres Ahroun. Fue una buena noche.

Volví a Erebo un tiempo después con el secreto de un Don algo potente en mi espíritu, y una sonrisa de autosuficiencia que no alcanzaría nunca de haberme quedado aquí. Mejoró mucho más mi ánimo haber descubierto un alijo que mi padre (quien fue una especie de mercenario al servicio de los Garou) tenía escondida en la casa. Balas de plata, algunos subfusiles, escopetas, pistolas, municiones normales y de Dragonsbreath... hay un par de cosas ahí afuera que en serio necesitan ser atacadas con fuego. El hijo de puta tenía hasta una katana. Sí, le gustaba el tema de las artes marciales tanto como a mí (¿cómo crees que maté al otro fomor? esos cinturones negros no se ganaron solos). Lo más impresionante de todo resultó ser una especie de armadura de un material especial que aún no logro saber qué mierda es; sólo sé que la armadura de Batman debe ser más endeble y menos elástica. Y me queda de puta madre, aunque espero nunca tener que usarla.

Me desvié del tema. Niños y mujeres quemadas en autos. Volví a la escena del crimen a ver qué estaba haciendo el estúpido criminólogo.

El tal Steven te observa al volver, Mikel por su parte estaba anotando todo lo que el detective le dictaba.

Mikel se te acerca y te habla por lo bajo mientras te tomaba del hombro.

- Se te nota cansado bro, creo que te vendría bien descansar hasta mañana, yo me encargo del resto aquí con el súper detective – revolea sus ojos acentuando más su sarcasmo – mañana preséntate temprano y capaz tengamos más novedades sobre toda la mierda que paso aquí –

Eran casi dieciocho horas de patrullaje que llevabas encima, preferías estar más en la policía que en tu casa por extrañas razones, sin embargo, hasta al más fuerte de los hombres no le viene mal descansar de vez en cuando.

Aceptas un poco de malas ganas, te subes al patrullero y te diriges hasta tu casa, posiblemente Mikel pida otra patrullera para él.

Conduces pensando en todo, pensando en nada, sintiendo mucho, sintiendo poco, escrutando al cielo mientras analizabas el vapor de respiración que salía de tu boca.

Rayleigh y Garra en la ciudad, eso no pronosticaba nada bueno, peor aún, ingresando a las cloacas, dominios que sabias al menos, no eran lugares típicos para garous.

El asesinato de toda esa gente, ¿Acaso el mundo debería de irse indefectiblemente a la peor de las mierdas? Niños descuartizados, deberían de estar durmiendo ahora, disfrutando de la nieve, observando alguna película sin permiso de sus padres, riendo, llorando, viviendo…pero no, estaban quizá ahora en la morgue, bajo la observación de algún frio doctor que poco o nada le interese la vida que llevaron.

Te sientes triste, muy triste, cosa rara en ti, quizá recién en ese momento, estando frente a tu casa es que pudiste encajar correctamente la caja de sentimientos empáticos hacia aquella situación en la habitación humana que usaban los hombres para colocar sus otras cajas.

Subes, te duchas, notas el desorden en tu habitación más le hiciste caso omiso a todo, te abrigas, hacia un frio bastante particular ahí afuera, colocas varias sabanas con las que taparte y duermes profundamente.

***

6 de enero, 2018

Luna nueva

Segunda Noche del Sol de la Medianoche

07:47 hs

Despiertas ante el cuarto pitido del despertador, lo apagas, miras hacia afuera, aun había una oscuridad perpetua, ese fenómeno podría ser un buen factor para la depresión de cualquier ser humano.

Te levantas y comienzas a prepararte para otro día más de trabajo.

Llegas a la estación antes de la hora de entrada, es decir, a las 8:39 am, Rosita una mujer de tez morena te mira y sonriente te saluda.

- ¿Hola guapo, dormiste bien? – escuchas su tono de voz, sonríes al recordar sus gemidos en la sala de pruebas de la comisaria, no era muy amena con el sexo oral, pero sabía moverse realmente – ¿ya viste al nuevo detective? Dios, es un hígado de desagradable – te dice eso por lo bajo mientras suelta una leve risita – la capitana White desea verte –

Caminas hacia la oficina de aquella mujer, reconocida por sus años de servicio y por su constante lucha en busca de eliminar las redes de narcotráfico y prostitución de Erebo.

Una vez dentro, ella te mira por encima de sus lentes y comienza a hablar sin invitación alguna para que te sientes.

- Buenos días Lawrence, gracias por venir tan temprano…Mikel ahora está descansando, por lo que te toca estar solo hoy… - calla, mira unos documentos y levanta su mirada de mujer cansada - …he visto en el informe de Mikel que fuiste tú y él, los que llegaron a la escena del puerto de anoche…Dios, esta ciudad se está yendo cada vez a la mierda – era raro oír en la capitana tal palabra, pero quizá lo certero era que esa denominación era la correcta dentro del conjunto de hechos que conformaban a lo que estaba aconteciendo – aun no me ha llegado el acta forense del hospital, ¿Podrías ir a ver qué pasa con el mismo? De paso, podrías hablar con el…quizá tenga algo más que acotar al respecto – resopla sonoramente, se notaba realmente molesta ante la nube de dudas que se habían formado en torno a todo lo sucedido en la noche anterior – por cierto, Lawrence… ¿Tienes algo que acotar sobre todo esto? -

El resto de la noche fue una mierda. Mi mayor defecto siempre ha sido mi falta de motivación para involucrarme con todo, y así lo extiendo a los hechos de aquella noche. No soy detective, aunque bien podría serlo. Es sencillamente que... no es mi problema. Desentenderse hace la vida más sencilla.

Cuando entendí a cabalidad lo que le había pasado a mis padres, supe que con la clase de familia que tengo, es mejor ser considerado un inútil. Soy rápido, fuerte y bueno en las artes marciales. Si mis primos no tuviesen la habilidad de transformarse en máquinas de matar de tres metros -modestia aparte-, probablemente sería uno de los mejores peleadores de la zona. Sin embargo, mi mejor arma es mi inteligencia: supe que destacar en cualquier cosa útil para generar violencia, habiendo tantos belicosos miembros de la Camada por ahí significaba ser arrastrado a una guerra en las sombras para no tener vida alguna; así que toda mi vida simulé ser un inútil. Fuí lo bastante astuto en aquél momento como para comprender que hacerme el bueno para nada haría mi vida más fácil. Incluso mi entrenamiento lo hago en secreto. De manera que, hasta para mis primos Garou, llevo una doble vida. Ni siquiera mi abuelo se fija en mí dos veces.

Esa manera de evasión de responsabilidades también se extendió a otros ámbitos de mi vida. En la Academia sólo hice el esfuerzo suficiente para aprobar, y nunca di señales de poseer demasiada aptitud física o cualidades de investigación alguna... pero los cabrones insisten en preguntar, incluso suprimiendo mi mente a un nivel casi cavernícola.

Dormí de manera irregular y llegué a la estación. Intercambié unas palabras con Rosita

— Es un imbécil —me limité a decir—. Pero él es el criminólogo, no yo —añadí, encogiéndome de hombros. Luego, le guiñé un ojo y pasé a la oficina de la capitana.

Escuché hablar a aquella mujer. De alguna forma u otra, se tornaba familiar cuando hablaba conmigo. ¿Me estaría seduciendo? Vieja... Aunque tal vez, sólo necesitase a alguien con quién descargarse. Asentí a su petición acerca del forense y me dispuse a responder a su pregunta.

— Capitana, y bajo la promesa de que me suba el sueldo si estoy en lo cierto, tengo que añadir que los occisos sufrieron demasiado —una respuesta digna de un total idiota, completamente deliberada por todo lo expuesto antes—. Apuesto a que eso me dirá el forense.

La gente tiende a subestimarte cuando piensan que eres un estúpido, y eso es la mar de útil. Hice un saludo y salí por patas de la oficina de la capitana, dispuesto a obedecer sus órdenes para luego poder ir a comer donas, u otra actividad cliché de policías en la completa oscuridad del seis de enero.

6 de enero, 2018

07:47 hs

-12 ° Celsius

Sales, compartes un poco con tus colegas antes de salir a realizar tu recorrido y respectiva tarea encomendada por la capitana.

Apenas pones en marcha la patrullera a unos pocos metros, recibes un llamado a través de la radio.

- Unidad Z-31, responda – se trataba de tu patrullera – tenemos un 15-12 en el área del hospital, por favor Lawrence, vete a investigar que te queda cerca – dice Rosita – te mandare la ubicación exacta –

El código correspondía a un posible cadáver por congelamiento.

Revisas tu celular y en el mismo te manda las coordenadas vía GPS.

La brisa era calmada y no había señales de que caería nieve durante ese día, bebías café mientras manejaba muy tranquilo con las sirenas encendidas.

Llegas al punto y notas que había un hombre tirado en un terreno bastante desolado, estaba casi cubierto de nieve y parecía que estaba ahí ya hacía varias horas o incluso días.

Te acercas y no ves su rostro, sin embargo, le tomas el pulso y definitivamente estaba muerto, agarras la radio, dispuesto a informar sobre el occiso…pero…

Silencio, un golpe fuerte, un forcejeo inútil, el punzante dolor de una mordida imposible, el cielo viniéndote encima con esa negrura que nubla tu mente, dolor, insoportable dolor, desesperación y debilitamiento.

- ¡No, no, no, no, no! Mierda…no mueras hijo de puta – fue lo último que oíste antes de saborear el éxtasis máximo que te otorgo un líquido espeso el cual te cubrió toda la boca –

Fue el mayor orgasmo que sentiste en toda tu vida, el mayor placer y la última sensación que te cubrió sobre un cuerpo que ya había dejado de vivir.

Despiertas confuso, con una sed increíble y con una rabia única que te hizo tambalearte en medio de un mundo que había cambiado para ti pero que se había mantenido igual para los demás.

Escuchas pasos, el mareo no te deja moverte correctamente, giras muy lentamente la cabeza y solo ves una mancha negra con forma de hombre que se queda observándote.

Nunca me imaginé perderlo todo de esta forma. Si tan sólo no hubiera bajado la guardia...

El cadáver estaba congelado, como era de esperar. Mis manos y la radio estaban en proceso de congelamiento, y el poco tiempo que me tomó limpiar la superficie de la radio de escarcha fue lo que el hideputa necesitaba. Dolor y luego oscuridad.

Supe que moría, pero no podía hacer nada por evitarlo. Luego de que toda mi vida fue drenada, aún quedó Gaia. La Gnosis brilló en el centro de mi alma como una luz que rehúsa apagarse, llamándome. Mi consciencia no sabía qué pasaba, pero mi alma sí: corrupción. El Wyrm.

Era mi momento de irme, y sólo tenía que elegir a Gaia para partir en paz. Estiré la mano y... solo encontré oscuridad. La Gnosis desapareció; la luz del faro de la Madre se apagó.

Mi descenso a las tinieblas.

Desperté y sólo sentí hambre y rabia.

Aurora sale y se cerciora de que el vehículo funcione, ladea levemente la llave y el motor se pone en marcha, a lo lejos, se escuchan sirenas de bomberos y la humareda no había cesado, aunque los temblores si lo habían hecho.

Lawrence conocía el lugar donde aquellos traficantes solían operar y guía a la cainita hasta ese lugar.

Estaba muy alejado de todo, en la costa oeste para ser exactos, se trataba del famoso Port Moore, este es el principal puerto de Erebo, contando con múltiples muelles para que navíos de pequeños y grandes portes puedan varar en el lugar.

La infraestructura en general constaba de un estacionamiento triangular, donde Aurora debía estacionar y desde donde pudieron observar a un grupo de cuatro personas acercándose hacia los espacios de atraque.

Abajo, se encontraba una pequeña embarcación, posiblemente pesquera, donde cada uno de esos hombres deciden parar para fumar un poco.

Lawrence noto enseguida que se trataba de ellos, de los traficantes, quienes iban fuertemente abrigados y posiblemente armados.

El puerto estaba bastanet alejado de la urbe, lo que les daba bastante margen de maniobra. Hacia un frio cruel, en donde pocos humanos se aventurarian. Con suerte si habia gritos o disparos, pocos lo oiria. Tambien deberian tener a todos los policias y bomberos bastante entretenidos en lo que sea que se hubiera desatado donde se veia el humo.

-¿Creen que se rindan si les dices que eres policia?- preguntó a Lawrence con una enorme sonrisa luego de evaluar a los cuatro matones que se afanaban por intentar ignorar el frio-. Ahora en serio: ¿Estan vigilando algo? Es raro que esten afuera asi porque si.

Aurora arranca el coche con éxito y sonríe pero con poco animo, Allan me debe sangre y un escarnio por la chiquillada. -Puede esperar. -Se dice a si misma.

Una vez en el puerto y localizados a los individuos Aurora no se mueve ni dice palabra alguna. Tan solo mira como una animal de caza a su presa desde la ventanilla en gesto neutro y con los ojos bien abiertos.

Está haciendo planes, barajando las distintas posibilidades y lineas de acción, Se le ocurrió utilizar sus alambres de espino y  nadasen hasta ellos que atacaran por la espalda y asi capturar a uno  de ellos pero seria un gasto de sangre en pos de una teatralidad que no necesitaban.

Lo que dijo Victor era cierto, no estaban sufriendo inclemencias por gusto: Esperaban algo, a alguien o custodiaban algo. Pero la tremere solo asintió algo ausente.

-Me gustaria hacerlo silencioso, no se porqué pero no me siento cómoda con la idea de un tiroteo aqui. -Mira a su alrededor buscando algo fuera de lo normal y luego al policía. -Deberias saber pelear ¿Te acuerdas de algo de la academia o solo sabes disparar? 

Voy a responder a Victor cuando Aurora me hace otras observaciones y… No sé porque nunca he sido de esos de ceder el paso a una mujer por el hecho de serlo, ni de dejárselo de ceder, simplemente hacerlo con quién tiene mas dificultades en ese momento para moverse. Pero ahora me siento impelido a estas galanterías sin saber que me impulsa a hacerlo.

– Aurora, siempre he sido mejor peleando y reduciendo a la gente que disparando, a menos que al convertirme en vampiro haya cambiado algo.

Mirando a los dos. – Saben que hemos llegado, a menos que tengáis algún poder para hacernos invisibles nos verán cuando salgamos del vehículo. No porque nos vigilen sino porque puede que haga una hora que no pasaba nadie por aquí. Podemos ir directamente hacía ellos y llegar a su lado diciéndoles que soy policía. ¿Tenéis algún papel para simular una orden de registro? Para que pudieran darse cuenta de la mentida ya estaremos junto a ellos. Alguno puede enviar un aviso por el smartphone para poner en marcha los abogados o dar la alarma, pero como no los llevaremos ni a la comisaria ni a la prisión del condado… – sonrió ante la sorpresa que se llevaran.

Aurora sonrie y levanta el dedo indice para remarcar un matiz que al parecer merece su tiempo.

-Nosotros no somos vampiros, los vampiros ni siquiera existen: Solo son personajes de películas y libros de ficción y terror. Si te refieres a ti como ser transcendido del ser humano el termino es Cainita. Si quieres referirte a los cainitas no sabbats de modo despectivo se dice Vástago. Procura que no tenga que repetirtelo mucho.

Hecho esa corrección y respondiendo a tu pregunta, hay mil tipos de teatralidades para acercarse lo suficiente pero... paso. El plan es simplemente caminar hacia ellos y atacar cuerpo a cuerpo. Si se vuelven hostiles esprintamos  y a la carga.  No le tengas miedo a las balas, se necesitan muchas para dejarte fuera de combate.

-La tremere revisa sus armas de fuego de que estén cargadas aunque no tenga intención de usarlas. Se quita el cinturón de seguridad y saca un segundo cuchillo que le ofrece a Lawrece. A Victor no le hace falta, tiene sus propias armas. 

-Cuando salgais del coche moveros despacio eso si, a ver si la oscuridad nos ampara y mirad a vuestro alrededor, tengo un mal presentimiento. Vamos

Aurora sale del coche con su cuchillo sujeto y escondido dentro de la manga de su gabardina y cierra con cuidado para comenzar a caminar lo mas discretamente posible hacia la presa.

Asiento intentando recordar que debo usar la palabra cainitas, no las otras.

Escucho el resto de las instrucciones y acepto el cuchillo que me ofrece Aurora. Al salir del vehículo lo sujeto por el mango entre el cinturón y la espalda cubriéndolo con la chaqueta que me coloco con cuidado por encima para no cortarla ajustándola lo mínimo.

Preocupado por el comentario de Aurora avanzo intentando estar atento a lo que nos rodea.

Victor salió del auto, observando los alrededores, aspirando el aire y buscando… algo. Tenía cierta facilidad para reconocer situaciones desventajosas o cuando se metía de lleno en una trampa*. Seguía creyendo que esos tipos estaban vigilando algo o esperaban a alguna persona, no creía que fuera algo muy preocupante de momento. Veia solo a cuatro, pero podria haber mas cerca, ocultos en las embarcaciones o en alguna edificacion. Aguzó el oido, intentando escuchar algo en el apartemente desierto puerto.

Se afianzó el abrigo, ocultando sus manos bajo las axilas, fingiendo protegerlas del frio. Mientras avanzaba, dejó que sus uñas crecieran, sabedor que eran mejor que cualquier cuchillo de metal. Intentó no hacer ruido, caminar en silencio, al lado de Aurora. El único de ellos que parecía peligroso era él, Aurora podría pasar como una simple joven y Lawrence no es que fuera tremendamente intimidante. Así que si empezaban a disparar, seguro que sería él quien recibiera toda la munición.

Todos salen en cuclillas en dirección a aquel grupo de hombres los cuales ni se inmutaban de la presencia de los cainitas que peligrosamente se les acercaba, sin embargo, tuvieron que detenerse de golpe ante la llegada de otro vehículo al lugar.

Tenía las luces apagadas por lo que no pudo detectarles, baja un hombre corpulento y abre la puerta trasera derecha del automóvil, de ahí bajan un par de chicas con bolsas en la cabeza y aparentemente maniatadas.

Las empuja violentamente y las guía hacia el grupo, todo apuntaba a lo obvio, especialmente por los chillidos de las jóvenes cuyos ropajes se limitaban en unas remeras largas y blancas, las piernas completamente al aire y solamente una pusilánime tanga que hacían juego con unos tacones incomodos.

Pero lo obvio no era parte de la naturaleza de la ciudad, los hombres también las empujan hacia el bote y tras pocos segundos un par de bultos salen del agua.

Se trataban de una especie de hombres que iban vestidos con trajes realmente extraños, o al menos eso era lo que la lógica dictaba, sin embargo, un análisis más concentrado indicaba que no eran trajes, ni siquiera hombres.

SPOILER

Eran algo más aborrecible, cuyas voces guturales soltaban palabras inentendibles, sus ojos tan grandes como puños, brillaban a pesar de no haber luces cercanas y ambos se dirigen al bote donde antes las chicas habían entrado.

Poco después se escuchan gritos y todos los hombres ríen maliciosamente ante las posibilidades de lo que estaba ocurriendo ahí dentro.

Las risas se detienen ante el sonido de un mensaje que había llegado a dos de los tres cainitas que ahí se encontraban escondidos.

Las armas se levantan hacia el origen del sonido, pero otro temblor, esta vez mucho más fuerte desconcentra al quinteto, lo cual da un espacio de tiempo para reaccionar antes de volver a ser el centro de atención.

En cuanto la bruja ve el coche se acuclilla y levanta el puño izquierdo en señal de que se detengan, quiere ver lo que sucede con calma.

Cuando ve las chicas cautivas ella no siente niguna lastima por ellas y no se le pasa por la cabeza ayudarlas, están en misión de asesinato no de rescate y hay que ceñirse al plan.

Salen aquellas cosas del agua y aunque por un instante pensó que podrian ser buzos queda claro que son seres sobrenaturales. Se queda mirándolos fijamente tratando de adivinar o recordar que diablos son y sin representan una amenaza.*

Los gritos informan de que ya nada pueden hacer por las chicas y miran a Lawrence con gesto inquisitivo para que si se ocurre hacer algo ya puede ir olvidándose. Esperarán a que tanto los bichos esos como los dos captores se marchen, un siete contra tres mal alimentados no es una pelea que quiera.

Su teléfono suena y Aurora como un relámpago busca silenciarlo pero ya es tarde, las risas han cesado y el grupo enemigo les busca, solo puede apretar los dientes con tanta fuerza que se hace daño y maldecir su suerte, que error mas de novato no haber dejado en silencio los teléfonos.

-Joder, a la mierda el sigilo, cuidado con su coche, voy a usarlo en su contra, a por ellos chicos.

Aurora hechiza el vehículo de los captores** y le ordena que encienda las luces largas para deslumbrarles y que dé marcha atrás unos cuantos metros para poder coger velocidad a continuación. También espera que eso termine de crear una distracción mientras los cainitas se acercan. Se incorpora y avanza a paso ligero mientras saca su escopeta y se aproxima hasta una distancia optima de tiro (20 metros) y apunta.

Se acercó lo más sigilosamente que pudo, sintiendo el hambre crecer a cada paso que daba. La visión de las jóvenes indefensas no hizo más que acrecentar la sed, al tener presas tan dispuestas. Solo la llegada de esas cosas cortó totalmente sus ansias, reemplazándolas por curiosidad y cautela. En su relativamente corta existencia como Cainita, nunca vio algo como ello. Sin duda ese viaje le estaba abriendo su mente de una forma un tanto brusca, como si le dieran hachazos a la realidad y viera que detrás ocultaba un enorme y tenebroso mundo.

Cuando los teléfonos sonaron, soltó una muda maldición, conteniendo las ganas de destrozar el aparato. Por suerte, tenían aun una ligera oportunidad de caer sobre esos bastardos. Algo les distrajo, también esta lo que Aurora pensaba hacer con el vehículo, algo que imaginaba por lo visto con anterioridad. Se acercò lo mas rapido que pudo, esperando a que el plan de Aurora diera resultado o simplemente no estorbarle. Luego atacaria.

Mientras avanzábamos nos sorprende un vehículo, aunque el tampoco es consciente de nuestra presencia. Observo lo que hace y por unos segundos no entiendo lo que pretenden hacer con seas dos chicas. Pronto se aclara. Intento recordar alguna saga donde se hable de que son esos fomoris acuáticos.

Es gente sin ningún asomo de honor, ya lo pensaba, pero dejarlas maniatadas y sin ver… ¿tanto miedo les daba que intentaran defenderse? No sino me lo prohíben solamente habrá el superviviente que ha solicitado Aurora.

Me giro hacía ella para ver si avanzamos o seguimos aguardando cuando suenan los smartphones de ella y de Victor. Inmediatamente nos descubren sacando sus armas. Aurora ordena avanzar y cuando veo que saca una escopeta saco mi arma reglamentaria amartillándola después de pasarme el cuchillo a la mano izquierda. Avanzo detrás de mis dos compañeros, todavía tengo que acabar de acostumbrarme a mi nuevo cuerpo.

Aurora y Lawrence, como si se tratara de una mente en colmena, intentan recordar al mismo tiempo algo acerca de aquellas criaturas, sin embargo, no había un ápice de información en nada de lo que hayan leído o escuchado, lo único que podían asegurar es que no eran feras o cambiaformas.

La cainita activa su disciplina y el vehículo del último hombre en aparecer comienza a moverse, lo que causa que, tras pocos segundos, impacte contra ellos y repentinamente explote en el aire.

Hazaña que ni la misma Aurora imagino que ocurriría.

Fue una victoria instantánea, ya que ambas criaturas que antes habían entrado al bote, salen con fauces repletas de espuma y movimientos amenazantes de ataque.