Partida Rol por web

Asintió conforme, lo entendía. 

—Claro, vamos a tu casa que no está tan lejos de aquí. Me ha encantado el momento, gracias. 

No podía negar que le había gustado el momento y el rato pasó en verdad muy rápido. Muchas veces Tuesday sentía que los instantes eran demasiado efímeros y se consumían tan rápido que a la larga le dejaban ese sabor raro en la boca. 

Por ello es que rápidamente inició aquel viaje de regreso por un momento inmersa en sus pensamientos. De alguna manera sintió el impacto de aquel comentario en su mente, en quién era. 

Solo que no quiso quedarse allí y cuando las calles de Brooklyn volvieron a estar presentes, el viaje se le hizo corto. 

—Dime por dónde, que estoy en la zona.

Jordan buscó su dirección en el móvil y le fue dando indicaciones a Tuesday. Hacía una semana que se habían mudado y aún no controlaba la zona.

— Aquí es! — señaló una casa unifamiliar adosada totalmente reformada.

Se giró hacia el asiento trasero y recuperó su monopatín junto a su mochila con el laptop. Se bajó del coche y dio media vuelta hasta llegar a la ventanilla del conductor donde se encontraba Tuesday.

— Gracias por la visita turística, me ha encantado. Creo que me gusta este sitio, me quedaré — bromeó.

Luego metió la cabeza un poco dentro del coche y de estiró para llegar a darle un beso a la mejilla a Tuesday en señal de agradecimiento por todo.

La zona donde vivía Jordan era bonita y en cuanto le indicó dónde vivía no dudó en aparcar rápido. Cuando quiso acordar el chico bajó de allí y al verlo del lado de su ventanilla, sonrió contenta. 

—Tiene su encanto, ya verás. Gracias a ti, por el bonito rato que hemos pasado—dijo contenta—. Si te aburres escribe. 

Y ante el beso recibido en la mejilla, le regaló una caricia. 

—Nos hablamos Jo. ¡Por cierto! Iré a la fiesta de rojo—agregó sin dar más explicaciones—. Ya entenderás el motivo. 

Ya sin más quería hacer eso por él aunque no sé lo diría directamente. Así que arrancó el coche y si Jordan no tenía nada más que decir se iría de allí con muchas cosillas en las que pensar. 

Miraste por el retrovisor tras arrancar tu coche.

Jordan seguía en pie en medio de la calle con semblante confuso, al parecer no había entendido lo del vestido rojo.

Tambien tenía una mano en su mejilla.

Seguia ahí cuando miraste por última vez antes de girar la calle.

No entendió aquello, aunque si lo miró por un largo rato desde el espejo retrovisor. Tentada estuvo de escribirle, pero quizás era demasiado. 

«Hermosa tarde... Por más días así, Tues. Por más días así.» pensó al doblar, perdiéndose en la inmensidad de una calle llena de historias y ella en medio. En otro lugar, tal vez se había quedado en el abrazo o la sensación de aquel beso en la mejilla. 

Tal vez.