Partida Rol por web

JJ era mi vecina, así que llegar a su casa fue muy sencillo.  Bajar un ascensor, recorrer un pasillo y subir nuevamente al penthouse de la otra torre.

Llegué, con el sonido del ascensor indicando que llegaban visitas, y miré a ver si había alguien más.  Aún no tenía la ropa de fiesta, sino que vestía una camiseta gris claro, y unos jeans azules.

Hola, hay alguien en casa?  Pregunté.

Al entrar al penthouse de los Grant, Dino se encuentra con un sitio bastante moderno, de decoración exquisita y sobria y con unas vistas verdaderamente envidiables. Lo único disonante del sitio eran los juguetes y demás artilugios de un niño pequeño desperdigados por toda la casa, pertenecientes a un torbellino que sobrepasaban a las empleadas del lugar. Dino escuchó el llanto de un niño en algún lugar de la casa.

— ¿Hola? — La voz de una mujer le hizo dar la vuelta. Se trataba de una mujer relativamente joven, coqueta y de pose altiva. — ¿A quién estás buscando?

El hermanito de JJ sí que tenía pulmones.  Había escuchado de él, pero no a él.  Miré a su madre y sonreí saludando.

Hola, Claudia verdad?  Soy Mark, el vecino de la otra torre.  Estoy buscando a Jade.

Claudia miró al muchacho de arriba a abajo, levantando una ceja en señal de interés. — ¿Eres el hijo de los Dean? — Inquirió, mientras fruncía el ceño ante el griterío que se escuchaba. — ¡Ramona! ¡El niño! — Exclamó. Ser mamá tiempo completo era agotador, y quien le dijera que contar con un ejército de niñeras ayudaba, estaba equivocado. 

— ¿Jade? — Repitió el nombre como si le fuese ajeno, desconocido. — Ah, J.J. Creo que está en su cuarto. — O al menos se escuchaba su música, Claudia no tenía tiempo de tales detalles tan irrelevantes. — ¿Eres su novio o algo por el estilo? 

Parecía que ese niño necesitaba atención.  Y entendí el enfado constante de JJ en los últimos tiempos.  Vi que me miró de arriba a abajo y también levanté una ceja.  No entendiendo del todo su mirada.

Soy hijo de Stephen, de hecho.  Obviamente Elisabeth no es mi madre.  Ya sabes, el amor dura poco en el Upper East Side.

Cuando gritó, sonreí. 

No quiero ofenderla, pero esa parece una razón suficientemente buena para justificar el day-drinking.  Parece estresada.

Negué con la cabeza cuando me preguntó si era el novio de JJ.

No, solamente somos grandes amigos.

La mujer lanzó un gesto de "no tienes ni idea" cuando Dino mencionó que estuviese estresada. En cualquier evento social, sin embargo, siempre respondería que la maternidad era lo mejor que le pasó y básicamente le dio sentido a su vida. Toda esa clase de mentiras que las demás estiradas señoras de sociedad querrían escuchar.

— Es una forma muy cínica de pensar. — Observó la mujer, mientras se daba media vuelta y empezaba a subir por las escaleras. Hizo una señal implícita para que la siguiera. 

Finalmente llegaron al cuarto donde provenía la música detrás de su puerta cerrada. Claudia la abrió de par en par mientras exclamaba. — ¡Jade! ¡Ha venido tu gran amigo a verte! — Se mofó de las palabras que utilizó Dino, hasta darse cuenta de que la habitación estaba vacía y que J.J se había escapado.

— Oh. — La mujer parpadeó, entre enfadada y sorprendida. — Esto no le gustará a Joseph.

Sonreí a su gesto y a su respuesta.

Lo es, aunque curiosa forma de responder... no lo negaste.  Dije.

Luego la seguí al cuarto de JJ y vi, complacido, que la chica se había escapado.  Era un gran giro en su vida, y lo estaba haciendo a lo grande.

Solté una carcajada sonora.

Bien por ella... Estará disfrutando de la tarde por ahí.  Y vamos... A los padres nunca les gusta lo que hacen sus hijas, o a quién.