Partida Rol por web

Nieve Carmesí VII

La Mansión

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28/04/2009, 12:12
Karl Ziegler

Aquel monstruo se movía de forma ágil a pesar de que parecía estar herido y su fuerza tampoco era nada despreciable ya que sus garras dejaron un profundo surco en la pared que recibió la peor parte del ataque dirigido a Karl. Tras esquivar a la criatura esta se retiró lo poco que permitía la pequeña habitación de ocio, observando la situación y cogiendo impulso par aun nuevo ataque.

Karl sintió y agudo dolor en la espalda, aunque pasó pronto. Parecía que la herida no era demasiado importante, no tanto como otras anteriores que marcaban su cuerpo. En los poco segundo que permaneció encarado a la criatura calculando su posibilidades, escuchó ruido detrás suya. Estaba demasiado ocupado y no había prestado atención a lo ocurrido con Alexava, si acaso llegaron a sus oidos los disparos, no pudo interpretarlos, pensando que no iban dirigidos a una persona. - ¡¡Largaos de una vez, joder!! - Las palabras del sargento al grupo de su espalda sonaron imponentes. - No sé cuanto podré retenerlo... -

Un nuevo asalto estaba apuento de comenzar. Karl preparó bayoneta dispuesto a ensartar a la criatura en cuanto esta atacase. El ser produjo un nuevo grito ensordecedor que hizo a Karl perder momentáneamente la concentración y encogerse ligeramente de hombros tratando de aplacar el sonido en sus oidos.

- Tiradas (2)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Ataque a la criatura
Resultado: 1(+7)=8

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Defensa contra la criatura
Resultado: 5(+7)=12

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28/04/2009, 12:16
Franz Grüber

Grüber no se podía creer lo que acababa de hacer, el era médico, su misión era salvar vidas no arrebatarlas. El sentimiento de culpa lo embargó totalmente y aún tenía en la mente la mirada de terror de la campesina cuando el frio metal la atravesó. Lentamente y según iba recapacitando sobre sus actos, el joven se dejó caer de rodillas al suelo.

Dios, ¿que he hecho? - Pensó mientras no podía apartar la vista de la pistola, aún caliente tras el disparo. Los caóticos acontecimientos de su alrededor se difuminaron e incluso olvidó a la terible criatura que lo había desencadenado todo. Franz se colapsó, ya no pensaba en nada y pensaba en todo al mismo tiempo, su familia, su novia, su pueblo, nunca podría volver con ellos después de su deleznable acto.

Debería pegarme un tiro yo mismo, pero no merezco ni eso - Pensó, aún de rodillas en la habitación - Lo mejor será que esta maldita guerra acabe de una vez con mi vida.

Entonces, de súbito, recordó la promesa que le había hecho a su teniente cuando este estaba a punto de morir - Le prometí que entregaría su diario - Se llevó la mano al pecho para asegurarse que aún lo conservaba y  este le devolvió la vida y la esperanza.

No puedo morir, se lo prometí - Entonces, sin saber siquiera cuanto tiempo había pasado encerrado en sus pensamientos se levantó y salió corriendo por donde creía que lo habían hecho sus compañeros.

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28/04/2009, 12:27
Franz Grüber
- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+5)
Motivo: Defensa
Resultado: 7(+5)=12

Notas de juego

Hago una tirada de defensa por si la criatura me ataca mientras corro

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28/04/2009, 17:10
Hans Müller

El culatazo de Hans Müller se perdió en el aire, gracias a la ágil finta de la campesina, pero el bronco sonido de dos disparos le alcanzó, llenando sus fosas nasales con el olor de la pólvora. Casi inmediatamente, otro olor, el dulzón de la sangre le inundó. La locura, el miedo y la violencia, emociones básicas que parecían haber hallado su víctima en una mujer que luchaba desesperada por su propia supervivencia, en un acto tan comprensible como estúpidamente humano, se habían impuesto sobre cualquier otro criterio. La bestia, el animal, dominaba una vez más y se imponía a la razón, a la piedad.

Durante un segundo, Hans Müller consideró lo absurdo de aquella situación. Se enfrentaban a una bestia, materializada ante ellos en la forma de un ser monstruoso, pero sucumbían a su bestia interior canalizando su ansia, su deseo de sobrevivir de un modo equivocado. Si conseguían escapar con vida de aquel infierno, el artillero no dudaba que serían muchas las noches que cada uno, en la soledad de su cama, reviviría aquel momento y debería convivir con su culpa.

Alexeva, su vestido manchado de rojo, pasó por su lado sin que él hiciera nada por detenerla. A su lado,  Pieter. Más allá, Karl Ziegler haciendo frente al engendro. Y fue entonces cuando Hans sintió un profundo respeto por aquel hombre dispuesto a enfrentarse solo a aquel ser en un intento de asegurar la huida de los demás. Sin pensárselo dos veces, el artillero cogió del brazo a su hermano y lo empujó hacia la puerta de la biblioteca.

- ¡Corre! ¡Sálvate! - le dijo a su hermano antes de retroceder unos pocos pasos y apuntar cuidadosamente con su rifle a la bestia -. ¡Ziegler! ¡Retroceda! Yo le cubro - dijo antes de disparar.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+9)
Motivo: disparo de fusil a la bestia
Resultado: 4(+9)=13

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28/04/2009, 23:37
Alexeva

Alexeva sintió como si le hubieran dado dos mazazos cuando sendas balas la alcanzaron. Ni siquiera sentía dolor al tambalearse por la biblioteca, ni recordaba haber oído el sonido de los disparos. Pero se sentía muy débil y motas negras enturbiaban su visión mientras su sangre roja y caliente le corria por la piel empapando sus pobres ropas.

Sólo era plenamente consciente de dos cosas; del fusil alemán que aferraba entre sus manos y del fortísimo deseo de salir de la casa. Si había de morir al menos que fuera lejos de allí.

Entonces vio a Octavius apuntándola. Sorprendida y casi sin tiempo a reaccionar se lanzó cuerpo a tierra intentando evitar el ataque del soldado.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Esquivar los disparos de Octavius
Resultado: 8(+7)=15

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29/04/2009, 08:55
Pieter Müller

Pieter observó la situación desde su posición. Estaba tirado en el suelo. Todo lo que sucedía a su alrededor lo desbordaba. Miró a su alrededor. Alexva escapaba en dirección a la biblioteca, mientras Karl intentaba detener a la criatura. Sospechaba que iba a necesitar ayuda y no estaba dispuesto a permitir que su hermano se enfrentase solo a la criatura, tal como pretendía. Sin embargo, el sargento bloqueaba la visión hacia la criatura., así que, desoyendo a su hermano, se levantó e intentó buscar un hueco para disparar a la criatura con su fusil, mientras echaba mano de su bayoneta. Sin duda, le haría falta si el sargento era derribado.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+9)
Motivo: Disparo
Resultado: 4(+9)=13

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29/04/2009, 08:58
Dieter

Al ver que Alexva y Grigori iban corriendo hacia su posición, el soldado no dudó ni un momento y disparó hacia la mujer; pensando que estando armada, era la más peligrosa. Apuntó con su rifle y disparó.

-¡Muere, asquerosa bolchevique!-gritó con rabia a la vez que sonaba la detonación de su fusil.

Hecho esto, se retiro hasta la puerta, cubriéndose tras ella y sin dejar de controlar la biblioteca con su fusil.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+11)
Motivo: Disparo a Alexva
Resultado: 5(+11)=16

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29/04/2009, 09:03
Director

Ell sargento Ziegel intentó mantener a raya a la criatura amenazándola con la bayoneta de su fusil sin conseguir atravesar su gruesa piel. La criatura, sin inmutarse ante el ataque, se abalanzó sobre él, atacándolo con sus poderosas garras. El sargento consiguió repeler una de ellas desviándola con un culatazo, pero la otra, consiguió abrirse paso a través de su defensa para clavarse en sus entrañas, desgarrándole el abdomen.

Hans tampoco tuvo mejor suerte con si disparo. Las balas parecían enterrarse en la dura piel de la criatura sin llegar a traspasarla. Sin embargo la bala de Pieter sí que consiguió atravesarla, causándole una herida aparentemente grave a la criatura, que trastablilleó por un momento al recibir el impacto.

Octavius y Dieter continuaban en la biblioteca. Viendo que los prisioneros habían conseguido librarse de sus compañeros y que la mujer iba armada, decidieron intentar librarse de ellos. Dispararon sobre la mujer, que se echó cuerpo a tierra a tiempo, quedando oculta bajo una mesa llena de libros. Ninguna de las balas consiguieron alcanzarla. Grigori, viendo que los soldados no parecían atender a sus palabras, decidió imitar a su compañera y ponerse a salvo.

- Tiradas (3)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Defensa vs Hans
Dificultad: 13+
Resultado: 7(+7)=14 (Exito)

Tirada: 1d8(+11)
Motivo: Defensa Alexva vs Dieter
Dificultad: 16+
Resultado: 7(+11)=18 (Exito)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Defensa vs Pieter
Dificultad: 13+
Resultado: 1(+7)=8 (Fracaso)

Notas de juego

 11 Karl (Ataque a la criatura: 8).

11 Criatura (Ataque a Karl: 16 contra defensa 12 -> 4 daños)

11 Octavius (Disparo a Alexva: 13, Defensa Alexva: 15).

11 Hans (Dispara a la bestia: 13 -2 por obstáculos +2 por distancia, Defensa:14 )

10 Grubber (se aleja hacia la biblioteca)

7 Alexva (cuerpo a tierra: +4 a defensa)

7 Grigor (se echa cuerpo a tierra) / Pieter (dispara a la criatura: 13, Defensa de la criatura:8 -> 5 daños)

6 Dieter (Disparo vs Alexva: 16, Defensa: 18).

El ataque de Karl, falla automáticamente (la criatura tiene un +7 a la defensa)

He hecho yo la tirada de defensa que faltaba de Alexva para no tener que detener la partida hasta que ella pudiese hacerlo.

Faltaba la acción de Grigori. Doy por supuesto que es la descrita para poder continuar.

Pasamos al siguiente turno. Mismas iniciativas.

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29/04/2009, 09:24
Dieter

-¡Maldición!-gritó Dieter al comprobar que había fallado el disparo-.

No había tiempo para pensar. Sentía el frío en su espalda, proveniente del exterior. Aunque no le apetecía lo más mínimo enfrentarse a la criatura, ya había probado lo que les esperaba fuera y tampoco parecía muy halagüeño, de modo que vista la falta de opciones, decidió quedarse en su posición, parapetado tras la puerta y con el fusil preparado por si alguno de los bolcheviques decidiese asomar la cabeza.

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29/04/2009, 13:28
Octavius Dietrich

Al ver como Alexeva evitaba los disparos, tanto el suyo como el de Dieter, lanzándose al suelo y cobijándose bajo la mesa, Octavius mostró una mueca de desprecio, tanto por su error como por lo que ello conllevaba. Y entonces el otro campesino imitó los movimientos de esta, declarando con dicho acto el bando que había elegido en aquella precipitada situación, y Dietrich no pudo menos que negar con su cabeza, sin llegar a comprender como aquellos dos campesinos habían elegido ese momento para intentar enfrentarse a sus captores. El tiempo se había convertido en su bien más preciado, y aquella mujer y su compañero, con su impertinente y poco acertada sublevación, estaban logrando que este se consumiera en algo que no le convenía, ni a él ni a ellos.

Irritado, imitó los movimientos de Dieter, situándose al otro lado de la puerta, a cubierto, mientras meditaba si permanecer allí, a la espera de que los rusos asomaran el pescuezo para acabar con sus miserables vidas, o huir al exterior, tal y como era su intención desde un principio. Un rápido vistazo le bastó para divisar, a escasos pasos de su posición, la puerta por la que habían accedido a la mansión y con dicha visión le llegó el recuerdo, que le golpeaba ahora con fuerza, del frío que arreciaba en el exterior, avisándole, advirtiéndole así de las penurias que tendría que soportar si decidía salir a la intemperie.

Octavius sabia que apenas tenían ninguna posibilidad, si es que existía alguna, contra la criatura a la que se enfrentaban, pero en ese instante, ante la cercanía del extremado helor que gobernaba fuera de la mansión, su mente racional no se sentía lo suficientemente capaz de tomar una decisión, pues en ambas opciones, salir o quedarse, la muerte era el único resultado al que era capaz llegar. Además, el creía, palabra por palabra, lo que habían contado los prisioneros acerca de las historias de aquel lugar, y el hecho de que nadie hubiera logrado escapar, parecía una buena razón para no intentar huir, eso, y que fuera, el mal ya había hecho muestra de su fuerza y medios para evitarlo, y el mejor ejemplo era la brutal forma en la que había perecido el teniente. Octavius temía que pudiera sucederle lo mismo, que otro pedazo de piedra cayera sobre él en su intento de escapar, pero por otro lado, su instinto, el único que parecía tener las cosas claras, le gritaba que corriera, que el mal estaba entretenido con sus compañeros, y que siendo así, no sería capaz de detenerlo en su huida. Y aquella opción era la única que existía para escapar de fauces.

Lo único que podemos hacer es huir, Dieter. Si nos quedamos, eso acabará encontrándonos. Si queremos tener la oportunidad de vivir tenemos que salir de esta casa!

Pronunciando aquella palabras en voz alta, el soldado de artillería había tomado una decisión, y tras compartirla con aquel hombre, se dio media vuelta y corrió hacia el portón que daba acceso a la mansión. Una vez ante él, y sus nervios crispando todo su ser, alargó la mano hacia el pomo, lo giró y abrió ligeramente la puerta, lo suficiente como para asomar su mirada al helado jardín.

Puede que el frío acabe conmigo, pero sin duda será menos doloroso que morir bajo las fauces de esa malvada criatura.

Cansado, y tras su veloz examen del exterior, Dietrich se volvió hacia Dieter, a la espera de que este tomara una decisión, quedarse o salir.

Notas de juego

Pues eso, antes de salir, a ver que veo, que no me fío un pelo.

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29/04/2009, 14:27
Hans Müller

Hans Müller comprobó cómo su bala impactaba en la criatura sin resultado alguno. Sin embargo, un nuevo disparo la hacía trastabillar. Sorprendido, se volvió y vio cómo su hermano, haciendo caso omiso de cuanto le había dicho, permanecía a su lado en vez de tratar de ponerse a salvo en la biblioteca, la única vía para huir de aquella mansión. Una sonrisa de orgullo fraternal cruzó su rostro relajando la expresión de tensión que había mantenido hasta entonces.

Su cerebro trabajaba a toda velocidad. La monstruosidad a la que se enfrentaban era dura y resistente y era muy posible que ni siquiera ellos tres pudieran conseguir reducirla o, en el peor de los casos, frenarla lo suficiente como para intentar escapar. Y ya no contaba con más granadas. Era el momento de pensar en una alternativa, en una estrategia que les permitiera sobrevivir y que, por contra, acabara con aquel engendro. Y debía ser algo inmediato. Su mente registró la biblioteca, repasando en un instante la estancia, y, como si de un fogonazo se tratara, tuvo una súbita inspiración. Las paredes de la biblioteca. Allí podía estar la solución. Atornilladas a ellas se disponían un gran número de lámparas de petróleo así como numerosas estanterías cargadas de libros. Material inflamable que haría que aquella casa ardiera por los cuatro costados con todo su terrorífico contenido. Aún veía a Grüber encendiendo una de ellas cuando entraron en la inmensa sala de lectura y música, demostrando que aún eran funcionales a pesar del tiempo transcurrido desde la última vez que se usaron.

- ¡Ziegler! ¡Pieter! ¡Retrocedamos a la biblioteca! ¡YA! Las balas apenas sirven contra esa cosa. Usemos las lámparas de petróleo y los libros para que las llamas acaben con este maldito lugar  y cuanto contiene - dijo antes de apresurarse hacia la biblioteca.

Una vez allí, un rápido vistazo le bastó para comprobar la situación. Los campesinos se había refugiado en la gran mesa central, protegiéndose de los disparos de Dieter y Octavius Dietrich, este último fuera de su campo de visión, sin duda ya fuera de la casa que siempre había querido abandonar. La locura, el sinsentido se habían impuesto. Y Grüber aparecía en mitad del recorrido de la gran habitación.

- ¡BASTA! ¡ALTO EL FUEGO! - gritó -. El enemigo está ahí dentro, no aquí. Frau Alexeva, por favor, deje el arma en el suelo - suplicó con tono cansado, rezando por que le hiciera caso -. Nadie le hará daño. Tiene mi palabra - prometió en un tono elevado esperando que sus compañeros respetaran la tregua que proponía -. Grigori, ayúdela a llegar hasta la salida y usted, Grüber cumpla como médico y atienda a esa mujer herida e impida que Dietrich cometa alguna estupidez con ellos. Dieter, rompa los depósitos de petróleo de las lámparas de ese lado de la pared - señaló mientras él recorría con rapidez la pared opuesta haciendo lo propio a base de culatazos -. Y después, salga de aquí.

Cuando Hans Müller llegó al final de la pared, tomó uno de los libros y prendió fuego a sus hojas en la lámpara que Grüber había encendido al entrar allí. Tan solo debía esperar a que Ziegler y su hermano fueran rápidos y les alcanzaran, antes de arrojar aquel libro en llamas y hacer que el fuego purificara el lugar.

 

Notas de juego

Sé que son muchas acciones, pero ante la noticia de que mañana jueves es el último día de posteo y por lo tanto, en el que se resuelvan todas las acciones y acabe el módulo, me he permitido el lujo de hacer más de lo que quizá corresponde en el plazo de un turno y asumiendo cosas que quizá no debía, como que los depósitos de las lámparas de petróleo son fácilmente rompibles o que Alexeva no me pegue un tiro entre ceja y ceja o que el Sargento y Pieter me seguirán. Pero el riesgo merecía la pena.

Blagdaros, dime las tiradas que tenga que hacer, así como si debo editar el post o reelaborar uno nuevo.

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29/04/2009, 17:28
Grigori

Grigori seguía concentrado en su principal propósito, que no era otro que el de salir lo más entero posible de esa casa maldita, luego ya pensaría cómo evitar el frío.

De golpe notó la presencia de alguien, giró la cabeza y se encontró con la mirada de Alexeva que le suplicaba ayuda. No fué hasta al cabo de unos segundos que se percató del dolor que transmitía el rostro de la campesina. Con un rápido vistazo contempló las manchas rojas de su vestido, y no pudo reprimir el deseo de ayudar a esa compatriota, aunque le costase su intento de huida. Con su fuerte brazo la tomó por la espalda y la instó a caminar.

-Ánimo tovarich, yo te ayudaré a salir de este sitio.-

Y sacrificando su mobilidad y rapidez, hizo mover a Alexeva hacia la salida, protegiendola con su cuerpo de posibles golpes, o Dios no lo quisiera, más balas alemanas.

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29/04/2009, 23:23
Karl Ziegler

El sargento erró su ataque contra la criatura, sin embargo pudo reaccionar rápido para esquivar el primer golpe de esta, que le sorprendió con un segundo zarpazo mortífero que le atravesó el abdomen. - ¡¡¡¡AAAAAaaaaaahhhhhh!!!!! - Karl hincó la rodilla en suelto tras soltar un grito cargado de dolor, se llevó la mano al abdomen y examinó rápidamente su herida. La situación no era nada favorable, nunca lo fue. El sargento miró a la terrorífica criatura que se disponía a acabar con él ahora que le tenía a su merced. Pero un par de disparos pasaron sobre su cabeza impactando en el oscuro ser que retrocedió ante los impactos.

El sargento volvió la vista para ver como los hermanos Müller seguían detrás suya, reacios a abandonar el lugar. Una leve sonrisa de orgullo apareció en su rostro - Cualquier otro estaría ya a muchas millas de distancia... - que se intensificó cuando Hans esbozó su plan y desapareció de su vista. Entonces miró fijamente a Pieter aún con la rodilla clavada en las viejas tablas de aquel maldito suelo, olvidándose por un instante de la criatura que les acompañaba. - Síguele.... Salvaos.... Volved a casa... Por favor... -

El sargento sabía que con la herida que le había causado la criatura sus posibilidades de salir de allí eran pocas, pues apenas podría andar sin desangrarse por completo. Y, aunque lograse salir de allí sin que la criatura lo cazase en su huida, Grüber no disponía del material necesario para tratarlo, por lo que terminaría sucumbiendo bajo la tormenta y, probablemente, con mucho más sufrimiento. - Esta será mi última misión.... y la cumpliré.... -

Karl se volvió de nuevo hacia la criatura que parecía recuperarse y volvió a esgrimir su bayoneta con las pocas fuerzas que le quedaban. - ¡Vamos Hans!... ¡¡¡ENCIÉNDELO!!! - Gritó mientras arremetía contra el oscuro ser, con la esperanza de poder aguantar un par de asaltos más para que todos lograsen salir de aquel condenado lugar.

- Tiradas (2)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Ataque a la criatura
Resultado: 3(+7)=10

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Defensa contra la criatura
Resultado: 7(+7)=14

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30/04/2009, 00:58
Alexeva

Bajo la mesa y sorprendida de seguir con vida, Alexeva amartilló el fusil con la perfección de quien ha repetido cientos de veces el mismo movimiento. Sin embargo, cuando estuvo preparada para devolver el fuego los dos soldados ya se habían cubierto a ambos lados de la puerta.

Entonces entró Müller a la biblioteca, dispuesto con marcial eficiencia a encontrar una forma de matar al monstruo.

Cita Hans Müller:

El enemigo está ahí dentro, no aquí. Frau Alexeva, por favor, deje el arma en el suelo - suplicó con tono cansado, rezando por que le hiciera caso -. Nadie le hará daño. Tiene mi palabra

¿El enemigo no está aquí, maldito alemán? Maldita sea mil veces si dejo en el suelo el fusil.

Con el fusil todavía agarrado la mujer se dejó ayudar por Grigori y ambos se dirigieron a la salida. No tenía intención de dispara a los soldados que dejaban atrás ya que parecían estar suficientemente ocupados con el monstruo. Y éste con ellos.

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30/04/2009, 08:57
Dieter

-¡Tira el arma o muere!-gritó Dieter al ver a Alexva salir de detrás de la mesa, mientras acariciaba el gatillo, preparado para responder a cualquier intento de su adversario por hacer otra cosa que no fuera tirar aquel rifle.

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30/04/2009, 08:59
Director

 Karl seguía debatiéndose contra la criatura sin ningún éxito. A todas luces se veía que esta tenía superioridad en combate cuerpo a cuerpo. La bayoneta del soldado volvió a hundirse en la piel de aquella abominación sin llegar a atravesarla. Sin embargo, Karl sí era sensible a las afiladas zarpas de su enemigo, que volvieron a rasgar su piel y su carne, esta vez en el pecho.

Pero lo peor fué cuando observaron con desolación, como el cuerpo de la criatura expulsaba varios pequeños objetos metálicos aplastados. La criatura había expulsado de su cuerpo las balas que habían penetrado su piel y las heridas provocadas por ellas, parecían cerrarse de forma tan natural, que su portador no parecía siquiera darse cuenta.

Un nuevo disparo de Pieter, volvió a herirla haciendo que aquella sangre espesa y negruzca les salpicase.

Hans salió a la bilbioteca, donde se libraba otra batalla. Dieter intentaba mantener a ralla a los dos campesinos.

Octavius salió al jardín, que tenía un aspecto tan desolador como cuando entraron. Al pie de las escaleras, el cadáver del teniente permanecía allí, cubierto por la nieve, con una aureola de hielo de color carmesí... y la reja que cerraba la propiedad estaba cerrada.

 

- Tiradas (3)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Defensa criatura
Resultado: 7(+7)=14

Tirada: 1d8(+10)
Motivo: Ataque criatura.
Resultado: 8(+10)=18

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Defensa criatura vs Pieter.
Resultado: 1(+7)=8

Notas de juego

Karl: 4 daños.

Me resulta imposible dedicar tiempo para suplir a todas las bajas que hay en la partida, de modo que contestad simplemente los que podais hacerlo.

Hans, en el breve tiempo de que dispones en este turno, solo te da tiempo de llegar a al biblioteca e intentar hablar con los dos campesinos. El resto de tus acciones tendrían que quedar para más tarde.

Hacemos una cosa: como será el último turno, decidme a grandes rasgos, qué es lo que van a hacer vuestros personajes en los turnos siguientes. Si los árbitros me lo permiten, el lunes haré un epílogo teniendo en cuenta vuestras descripciones.

Por ejemplo: Karl puede decidir quedarse a pelear contra la criatura hasta la muerte, intentar una huida desesperada,.... Los campesinos pueden decirme que intentan escapar de la casa como puedan, que se rinden, que intentan llevarse a algún alemán por delante antes de morir,... No os corteis en dar los detalles que estimeis convenientes, que los tendré en cuenta. Y por supuesto, si puede ser en tono narrativo como hasta ahora, mejor.

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30/04/2009, 11:00
Octavius Dietrich

Octavius escuchó como Dieter gritaba, y sus amenazantes palabras, así como su pose, con el arma presta y dispuesta para disparar, le confirmaron que los campesinos se mantenían en sus trece, al parecer dispuestos a seguir con sus desesperado intento de liberación. Aquella reacción era la respuesta a sus últimas palabras, dándole a entender las inmediatas intenciones del soldado, quedarse a plantar cara a los bolcheviques, por lo que Dietrich asintió en silencio, llegando a comprender los motivos que aquel hombre esgrimía para llegar a dicha decisión, y se volvió de nuevo hacia la puerta semiabierta.

En el desolador paisaje que tenia frente a él, el frío arreciaba con la suficiente fuerza como para que el soldado de artillería ya lo sintiese en cada uno de sus huesos, y el sonido de las detonaciones, que se repetía cada pocos segundos, no hacía más que recordarle la difícil situación a la que se iba a enfrentar si abandonaba aquel lugar. Pero había tomado una decisión, había decidido abandonar aquella maldita construcción por que el peligro y el mal que en ella habitaban era mucho más peligrosos que el frío, el hambre o la mismísima guerra que se sucedía en aquellos momentos, y aunque la reja que delimitaba el jardín se mostraba ahora cerrada, Dietrich abandonó la mansión.

Una vez en el exterior, y tras una última mirada a la entrada a aquel lugar de auténtica pesadilla, y otra aún más veloz al cuerpo cubierto de nieve del teniente, Octavius corrió hacia la reja que acotaba el límite de la propiedad, el lugar que marcaba el estar o no dentro del alcance de aquel mal que aún sentía con abrumadora fuerza. En su avance, cubriéndose el rostro con uno de sus brazos y flanqueado por los desnudos álamos que tan estoicamente soportaban el aire y el frió, su mente rememoró el momento de su llegada a aquel lugar, el instante en el que él y el resto habían alcanzado la mansión. Entonces, la reja estaba abierta de par en par, e incluso recordaba, de forma alarmante, como una de sus mitades habría estado totalmente derrumbada de no ser por la cantidad de nieve acumulada que la sostenía de forma precaria. Con ese fogonazo en su mente, sus pies se detuvieron tan rápido como su mente le alertó del peligro, y terriblemente asustado intuyó que quizás había cometido un error. Aquella maldad había percibido su huida todo y el enfrentamiento que en esos momentos llevaba a cabo con sus compañeros, y lejos de permitirla, estaba dejado bien claro, y la reja era una clara muestra de ello, cual era su deseo, evitarlo.

Asustado, Octavius Dierich respiró hondo y se permitió un mero instante para pensar, - La única posibilidad es atravesar esa reja, abandonar el jardín y con ello la influencia de este mal. Volver solo sería precipitarme a mi muerte, lanzarme a los brazos de ese engendro para que me destroce con sus garras y después me devore. Aquí y ahora, en cambio, tengo una opción, una posibilidad y quizás la única oportunidad de intentar salvarme, y si no es así, al menos moriré en el intento. , y observar el lugar donde estaba, y tras hacerlo, y todo y el riesgo que aquello conllevaba, reanudó la carrera, dispuesto a intentar sortear aquel último escollo, la reja.

Notas de juego

Pues al final me gané un hueco para postear al trabajar hasta tarde.

Creo que la intención de Octavius queda clara, superar la reja, aunque sea trepando por ella en caso de que esté cerrada a cal y canto, tal y como me imagino.

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30/04/2009, 15:02
Hans Müller

- ¡BASTA! ¡ALTO EL FUEGO! El enemigo está ahí dentro, no aquí - gritó dirigiéndose a sus compañeros -. Frau Alexeva, por favor, deje el arma en el suelo - suplicó con tono cansado, rezando por que le hiciera caso -. Nadie le hará daño. Tiene mi palabra - prometió en un tono elevado esperando que sus compañeros respetaran la tregua que proponía -. Grigori, ayúdela a llegar hasta la salida y usted, Grüber cumpla como médico y atienda a esa mujer herida e impida que Dietrich cometa alguna estupidez con ellos. Dieter, rompa los depósitos de petróleo de las lámparas de ese lado de la pared - señaló mientras él recorría con rapidez la pared opuesta haciendo lo propio a base de culatazos -. Y después, salga de aquí.

Cuando Hans Müller llegó al final de la pared, tomó uno de los libros y prendió fuego a sus hojas en la lámpara que Grüber había encendido al entrar allí. Tan solo debía esperar a que Ziegler y su hermano fueran rápidos y les alcanzaran, antes de arrojar aquel libro en llamas y hacer que el fuego purificara el lugar.

En la espera, durante la cual los segundos parecieron transformarse en horas, como si el mismo tiempo se hubiera detenido, Hans Müller pensó por primera vez en aquellos a los que hacía ya tanto tiempo no veía: su esposa y sus padres. Cruel ironía del destino, él que no había buscado la guerra ni la confrontación, que no ansiaba más poder para el imperio alemán ni entendía las razones de aquella sangrienta guerra, que simplemente se encontraba allí a causa de la petición familiar de proteger y ayudar a su hermano dejando atrás todo cuanto amaba, quizá moriría en aquella lóbrega mansión dejada de la mano de Dios. Embargado por cierta sensación de fatalidad, experimentó lo que otros muchos hombres en situaciones en las que su vida estaba a punto de concluir. Decisión, firmeza. No se arrepentía de haber seguido a Pieter, ni lamentaba su suerte. Y no huiría de allí sin su hermano. Si Karl Ziegler y Pieter consiguieran escapar de la bestia, aquella casa ardería antes de que el propio monstruo fuera consciente de lo que estaba ocurriendo. Y ellos estarían a salvo. En caso contrario, permanecería en el edificio, haciendo frente al engendro, mientras las llamas lo consumieran todo. Sería la tumba de Ziegler y los Müller, pero algo habrían logrado, si el resto del grupo conseguía escapar. Los labios de Hans Müller se movieron silenciosos mientras entonaba una oración por todos ellos.

Notas de juego

Me copiado el último párrafo de mi último post, modificándolo mínimamente, para que Alexeva supiera que el mensaje no estaba destinado a ella sino a mis compañeros, algo que no estaba tan claro. El añadido, sugiere la doble posibilidad de acción según como se tercie el desarrollo.

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30/04/2009, 19:17
Grigori

Cita:

¡Tira el arma o muere!-gritó Dieter al ver a Alexva salir de detrás de la mesa, mientras acariciaba el gatillo, preparado para responder a cualquier intento de su adversario por hacer otra cosa que no fuera tirar aquel rifle.

Grigori se puso furioso ante la muestra de agresividad y estupidez del soldado.

-¿Cómo puede ser capaz este maldito alemán de disparar a dos campesinos mientras su superior está agonizando?-

Lentamente se levantó, poniendose entre el fusil del soldado y el cuerpo, ya herido, de Alexeva. Mostrando las palmas de las manos, intentando mostrar tranquilidad y serenidad. Aunque temblaba de los pies a la cabeza, miró a los ojos al soldado e intentó hablar de la forma más calmada que como le obligaban sus nervios.

-Bitte, tenga corazón y déjenos marchar. Ayude a su superior. -

Giró la cabeza hacia Alexeva y le ordenó.

-Sal fuera y busca refugio, ahora vengo.-

Miró una vez mas al soldado, le dió la espalda lentamente y dió un paso hacia la puerta que le permitiria escapar. Luego dio orto, que le inspiró más valor, luego otro, y otro... Inspiró profundamente, cerró los ojos, y sin volver la vista hacia atrás, empezó a correr hacia la salida, rezando a todos los dioses con nombre o sin él, que lo protegieran de los disparos del soldado alemán, de la casa, de la ciratura, de la tormenta, de la guerra...

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01/05/2009, 12:37
Alexeva

Alexeva cruzó la biblioteca hacia la salida, apuntando al suelo.

-Dejaré el rifle cuando estemos fuera de la casa, y no antes - le respondió a Dieter. - Yo me voy de aquí antes de que ese monstruo me robe el alma.

Notas de juego

Como Grigori está entre Dieter y yo no intentaré disparar a Dieter aunque éste me ataque. Me dirijo hacia la salida de la mansión pero eso sí, como vea que alguno de los soldados ha salido ya de la verja le descerrajo un tiro entre ceja y ceja. No es cuestión de dejar a los enemigos de la patria corretear libremente por ahí.