Partida Rol por web

ó cómo Caesar se da cuenta que no todo se da a la suerte.

Despiertas. Elisa ha estado roncando de nuevo y eso es algo que te suele despertar. Miras al techo mientras tratas de acomodarte y pensar en el entrenamiento de hoy. Te mueves un poco, y sientes un dolor en el costado. En realidad ese golpe que te diste en ese juego amistoso no ayuda mucho, el médico de la liga dijo que no era grave pero en si es muy molesto. Te acomodas en la cama y tu mujer deja por un momento de roncar... Aunque tu coordinas y no juegas tanto como antes, la falta de práctica a veces afecta.

Elisa era una mujer buena, aunque tiende a ser muy dominante con tigo, y en realidad con todo; la rutina de tantos años de unión ha brindado sus frutos y aun así sientes que la sigues amando. Ella y tu hijita son tu tesoro, tu vida, sin ellas quien sabe que harías.

Sin embargo sabes que no eres perfecto y que en un par de oportunidades te haz visto tentado y has tenido un par de aventurillas. Te sientes culpable por ello, pero es algo que sueles no comentar. Por el momento no hay nadie.

Eres parte de la colonia latina del sector, algunas personas te conocen y sabes que como muchos estar en este país te ha costado... Miras el reloj. Son las 7 a.m, a las 10 a.m te debes presentar al trabajo. ¡que haces?

Tumbado en su cama, César mira ensimismado el techo. Como siempre, le ha sido imposible dormir a gusto: tan sólo 3 horas y no seguidas. Demasiados pensamientos y demasiados recuerdos cruzan de noche por su cabeza, historias del pasado que le traen oscuridad y sufrimiento. Y algunos deslices más recientes, pero igual de turbios. Historias que le obligan a no dormir y a fijarse en cada detalle del blanco gotelé del techo. Después de tantos años así, sería capaz de pintar cada sombra y relieve sin dudar un instante...

Bip

El reloj-despertador emite un ligero sonido, indicando que es una hora en punto. Con cuidado para no despertar a Elisa, César se vuelve hacia la mesilla de la cama de matrimonio. Son las 7 de la mañana. Aún es pronto... a las 10 tengo que ir al estadio... puedo aguantar aquí hasta las 8... César se vuelve a recostar en la cama, intentando recuperar la postura. en vano. Uhmpg... maldito golpe... Arquea la espalda un poco y se frota el costado. El doctor dice que se me pasará en breves, pero no dijo cuánto tiempo exactamente... creo que ya no estoy tan joven...

Cuando logra encontrar una postura cómoda, suspira y se estira en la cama. Sabe que no se va a volver a dormir, pero tampoco quiere empezar el día tan temprano. En silencio, se vuelve a concentrar en el techo y sus pequeños dibujos, acompañado de los suaves ronquidos de Elisa. Sí... ya no estamos tan jóvenes... Con delicadeza posa una mano en el cabello de su mujer, acariciándola mientras duerme. Pero te amo como siempre...

Allí permanecerá César hasta que el despertador vuelva a sonar. Contemplando el pequeño cielo blanco de su cuarto mientras acaricia a su esposa y trata de que le dejen en paz las pesadillas del pasado. Allí permanacerá así, sin que nada realmente cambie, como desde 4 años. Cuatro años... A las 8 en punto se levantará en silencio y se dará una ducha rápida. Después se pondrá el traje y, tras un ligero desayuno, despertará a Elisa y Esperanza justo antes de irse a trabajar. Y empezará otro nuevo día de vida "americana"...

Bip

 Tu esposa abre los ojos y se voltea hacia ti y adormilada te toca el rostro, eso conduce en una serie de jugueteos que prosiguen hasta hacer el amor. Abrazados y recibiendo la luz de la mañana permanecen acariciándose hasta que tu mujer se levanta de un salto y se viste... Por Dios el desayuno de Esperanza!... amor, despiértala y báñala... se nos hizo tarde!

Sonriendo y besando por última vez a su mujer antes de salir de la cama, César empieza su día. Tranquila... ahora mismo nos ponemos todos en marcha.

César se incorpora con problemas, el golpe el costado sigue estando ahí. Aunque antes no me ha molestado.. qué raro... Al pensar en eso se le escapa una pícara sonrisa y, por unos instantes, piensa en volver a hacer el amor con Elisa. Pero deshecha la idea, es demasiado tarde. Coge su albornoz y se va al cuarto de la pequeña Esperanza, que parece dormir plácidamente en la cama.

Vamos peque... despierta. Venga princesa... es hora de levantarse. Dice César, sentado en la esquina de la cama de su hija y contemplándola con todo el amor del mundo.

Tu hija es un amor. Papii... no quiero ir. Poco a poco la levantas y la llevas al baño.

Vamos tontorrona, no te hagas la remolona. César acompaña a su pequeña Esperanza hasta el cuarto de baño, donde le ayuda a ducharse. Por supuesto, ella queja todo lo que puede y más, pero César sabe que sólo es un juego y la baña sin dificultad. Cuando termina, le viste y le lleva hasta la cocina, donde Elisa ya ha preparado el desayuno para los tres. Gracias cariño, agradece César, regalándola una sonrisa. Gracias mamá, repite la pequeña niña.

Tras un breve pero bonito rato en familia tomando el desayuno, César se da una ducha rápida y se prepara para marcharse a trabajar. Revisa todo el contenido del maletín y se ajusta la corbata, asintiendo satisfecho. Por último, se despide de su mujer con un largo beso.

Eli, hoy llevaré a Esperanza al colegio, ya que llego tarde quiero hacer algo de provecho.

¡Bien papá! ¿Puedo yo llevar la moto hoy? Pregunta la pequeña, entusiasmada.

Hoy no princesa, pero cuando tengas 4 años quizás. Contesta César, dándole un beso a la pequeña. Despídete de mamá que nos vamos ya.

Así, padre e hija abandonan su casa, con los cascos puestos y en una pequeña moto, en dirección al colegio. Tras dejar en la escuela a Esperanza, César vuelve sobre sus pasos y pone rumbo al trabajo, esperando que no pase nada por llegar 15 minutos tarde. Si me doy prisa...

Salen de la casa directo al colegio y dejas en el jardin de infantes a la niña cuya profesora los mira señalando el reloj. Tu esposa intenta excusarse de todas las formas posibles y sale apenada del establecimiento.

Sabes... tratemos que esto no vuelva a pasar me he sentido muy incomoda ahi dentro. Te sonríe. Que planeas hacer hoy querido?

No te preocupes cariño, no te tienes porque sentir incómoda por un pequeño retraso. Además, siempre hay niños que llegan más tarde. César sonríe a su mujer, que está realmente apurada por haber llegado tarde.

Pues hoy tengo un día como tantos otros: oficina por la mañana, descanso para comer y revisión de la tarea de los empleados. Con suerte estoy pronto en casa. César se queda mirando a Elisa con ojos interrogantes por unos instantes. ¿Por qué? ¿Has pensado en hacer algo?

No en realidad, voy a ir a la peluquería y después al consultorio... tengo algunos pacientes...  Tu esposa es esteticista y hace tratamientos. ¿podrías acercarme?

César sonríe a Elisa y asiente. Está bien, te acercaré a la peluquería... Por un momento, la mirada del marido se vuelve algo picarona. ... y ¿para quién te vas a arreglar tanto? Si sólo vas a trabajar hoy...

Que una mujer no puede ponerse bonita de vez en cuando?.... dice la mujer con una sonrisa.

Llevas a tu mujer a la peluquería, ella se despide de ti con un beso y  se va a sus quehaceres y tu sigues como siempre a tu trabajo, aunque es un poco temprano, podrías hacer algo más antes de ir para  allá...

César sale de la peluquería tras despedir a su mujer y se vuelve a montar en la moto. La arranca y pone rumbo al trabajo.

Cuando llega, se da cuenta de que es demasiado pronto. Vaya, a cualquiera que se le diga... alguien que llega antes de tiempo a trabajar. Tuerce la boca al pensar qué puede mientras se pasa una mano por la nuca y se rasca el cabello, gestos muy típicos suyos. Supongo que podría ir a tomar un café... pero sólo no me apetece. Podría salir a correr... pero ya no tengo tiempo rara eso. Tampoco tengo nada que hacer en la agencia de ayuda al inmigrante hoy.Y empezar a trabajar ahora... uff... Tras darle un par de vueltas al asunto, decide que lo mejor es dar un paseo por el interior del estadio. Será lo mejor, así veo en persona si todo se ajusta a los papeles... y puedo charlar con algún empleado.

Caminas por el gran estadio... es impresionante. El escudo del los Houston astros se ve claramente

y el lugar es maravilloso. Es el mayor estadio del Houston para Baseball y tu eres afortunado de trabajar aqui (*). Es un lugar enorme, ordenado y todo un orgullo tanto para texas como para la ciudad, aqui se reunen los grandes.

Al fondo vez un jugador entrenando en solitario.

César camina en silencio por el graderío, pensando en su día a día, en los fantasmas del pasado y en los proyectos de futuro. Todo se mezcla y entrelaza en su cabeza, sin seguir una línea temporal clara... porque ahora todo gira alrededor de la pequeña Esperanza. Es la niña de sus ojos, su princesa.

Mientras camina se da cuenta de que hay un jugador entrenando en el campo. Qué extraño, es muy temprano. Curioso, César se acerca al hombre, bajando de las gradas y entrando en el terreno de juego.

¡Hola! Perdona que te interrumpa pero... ¿no es muy pronto?

 Hee como esta señor... dice el hombre que trata de batear una pelota lanzada por una de las maquinas de entrenamiento. Me disculpara es que no he tenido un buen día y esto me relaja.. mira el reloj y luego golpea la pelota con su bate. Usted también llego temprano, quiere entrenar con migo?

He tenido un día ago extraño. Primero he llegado tarde y luego temprano. Sonrío con esta ocurrencia, es graciosa. Pienso en rechazar la proposición de batear, la verdad es que ni voy vestido para la ocasión ni es algo que me relaje. Al contrario, el esperar la bola y batear a tiempo me pone más en tensión que un café. ¿Como un café? Bueno, quizás sí me convenga. Está bien, un par de bolas.

Cojo un bate y simulo el bateo, calentando. Hagamos lo que hagamos, nunca llegaremos a tiempo. Digo en voz alta, pensando en mi reflexión anterior.