Partida Rol por web

La noche era fresca, con una luna inmensa sobre el mar del sur.

Leanan y Plesel habían ido a ver a sus amigos los dragonuts y a su compañero de viajes de antaño, Lord Devirius. Un banquete de pescado, donado por un extrañamente generoso PLesel, se servía en la cena.

Casi acabando de cenar, un resplandor en la lejanía dejaba ver una silueta de oro y fuego, con una clumna que amenazaba con llegar a tapar la luna. Debía ser un barco en llamas, pues las llamas eran muy altas y solo algo de madera podría arder así.

Plesel recordó que dos de sus barcos fondeaban en las inmediaciones y su nerviosismo se apoderó de él. Los encuentros con piratas en el mar del sur eran demasiado comunes, tanto para sus barcos como en especial para los de la competencia.

Leanan buscó con la mirada a Calcetines. El viejo perro roía con sus gastados dientes un gran hueso de buey, eludido de cualquier alteración que no fuera ese maravilloso bocado. Eso tranquilizó a la mujer alocada.

Devirius de pie contemplando la columna de fuego, llama discretamente a uno de los guardias.

Devirius de pie contemplando la columna de fuego, llama discretamente a uno de los guardias.

Soldado,  que averigüen que es lo que pasa, manténgame informado.

Luego se gira a los demás

Hace tiempo que no hay novedades en Sitti, a pesar de los piratas, nunca se habían acercado tanto…

Pero a pesar de parecer despreocupado, no puede evitar lanzar una mirada de preocupación a Bormaj

Al cabo de un tiempo en el que Devirius hablaba con sus contertulios un dragonut se acercó a él con aire tenso.

Mi general, no es un barco lo que arde. Los vigías del puerto aseguran que es un incendio enorme en Nolsania Menor. - La cara del dragonut mostró todo la sorpresa que puede mostrar una cara escamada. - El incendio debe ser en toda la isla a la vez para verse así...

En ese momento Bormaj se aleja hacia el palacio del pueblo Dragonut, donde residen los sabios de los hombres dragón.

De vez en cuando, y no siempre en fechas señaladas, se reunía con sus viejos compañeros de aventura para rememorar hazañas. Pero no todo tornaba al son de los llamados héroes, a veces simplemente pretendían disfrutar de una agradable velada y compañía. Leanan estaba como sus amigos difrutando, y mucho más al saber que atendían al viejo Canela tan bien como a ella.

- Muy bien, viejo amigo, roe hasta los huesos –hablaba con el perro como si pudiera responderle, y ella afirmaba que sí- Claro, claro… sé que no estás tan jovial como Calcetines, pero a todos nos llega la hora de descansar –le comentó con tono comprensivo- Calcetines, no seas malo, deja al viejo Canela tranquilo y cómete lo tuyo.

Habían pasado once años desde que se encontrara con Plesal y compartiera la aventura de La Aldea Maldita. Muchas cosas habían pasado, pero sobretodo estaba disfrutando de cada rincón que descubría caminando sin rumbo fijo. Durante mucho tiempo le siguió Canela, pero ya estaba viejo y se había planteado dejarlo con su prole en Rétoram. Allí era tradición que todas las familias tuvieran, al menos, un perro. Se decía que la compañía de esos fieles animales traía buena suerte y prosperidad a la ciudad.

- ¡Por Pifo! Calcetines, quieres estarte quieto. Un poco de educación, bribón perruno –pidió a su fiel amigo que, muchos años antes, había fenecido en la cueva de La Aldea Maldita- Te prometo por el Justo Pifo que te ato a la pata del trono de Drerick para que te tragues su vacio parloteo –le regañó con la mano, pero un observador vería que no había nada a lo que regañar- Ahhhh… así me gusta. Mucho mejor –sentenció la jovial mujer.

La cena transcurría tranquilamente cuando en el horizonte divisaron un fuego demasiado grande proveniente del puerto.

- Uy! Eso está muy cerca de tu barco, Plesel –dijo como sin demasiada preocupación- ¿No me digas que hay piratas por aquí, Devi? –llamó al General con la confianza de una amiga o, más bien, de alguien que no estaba demasiado centrado en la etiqueta cortesana; o, mejor aún, que no estaba demasiado centrado en nada.

Poco después un Dragonut anunció la terrible realidad.

- Que tragedia… -susurró- ¿Zupo? Ven aquí. No te muevas de mi lado y deja de aprender malos modales de Calcetines –advirtió a su nuevo amigo que llevaba dos años con la mujer- Devirius… ¿han hecho eso los piratas?

-

¿Toda la isla?... ¿pero cómo?…

Devirius cavila unos instantes tratando de asimilar la información.

Que todos los guardias vallan a sus puestos, y que estén alerta, y que las naves estén listas en caso de que tengamos que salir.

Luego se gira a Leanan.

...Piratas no creo a menos que sean muchas naves pero los piratas nunca son tan organizados, y la mayor parte del tiempo terminan matándose entre ellos por el botín.

Plesel se levantó rápidamente. Miró el horizonte alarmado. Su cara marcaba una gran inquietud.

Los pi...piratas nunca han atacado tan... tan fieramente. - Trataba de hablar extrañado. Sin hacer caso a Leanan o a cualquier otro comentario.

Llamó auno de los hombres de su séquito personal. Al llegar el aguerrido hombre no dudó en ordenar.

Que preparen mi barco, nos vamos a Ramsahs, hay que saber que ha ocurrido. No tardes.

Piratas... quien puede pensar que los piratas hayan arrasado toda Nolsania menor. Esos malnacidos no pasan de hacer ataques fugaces para satisfacer sus arcas, pero no arrasan ciudades ni regiones. Bormaj permanecía pensativo junto a Lord Devirius. Para Bormaj, lo que acababan de ver, se traducía en una palabra. Trabajo.

El pensamiento de Lord Devirius y el Bormaj, parecían ir al unísomo, y tan sólo fue necesaria una mirada para que ambos comprendieran la situación, y Bormaj supiera cuales eran las órdenes. Automáticamente, Bormaj Corrió a ver a los ancianos.

Asintió ante las palabras de Devirius pues ella opinaba lo mismo. “Si fueran piratas no serían tan extremistas de arrasarlo todo, son más idiotas”, pensó en alto, como solía hacer por costumbre. “Eso nos lleva a varias conclusiones…”, se llevó un dedo a sus labios, “Primero, un golpe de estado. Segundo, una revolución. Tercero, un ejército extranjero. Quinto, un hecho sobrenatural. Sexto... alguien se olvidó de apagar el fuego de la cocina ”

- Plesel tiene razón, deberíamos acercarnos a ver… ¡pero no solos, claro! –aclaró extendiendo la mano abarcando al grupo. Con eso se acercó a su socio Plesel, y poniéndole una mano en el hombro dijo un pareo solemne- Siempre has dicho que eres hombre de gestión, pero en tu corazón brilla la llama de la acción.

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Acción?....una fugaz imagen paso rápidamente por la mente de Plesel. Espada en mano combatía valientemente contra los corsarios o rebeldes que habían incendiado la isla, y una y otra vez era pinchado y sajado por la armas de estos, sentía vivamente el dolor del acero traspasando su carne, veía claramente la sangre brotando de las heridas y……de repente un sudor frio comenzó a surcarle la frente. Miro temerosamente a Leanan a los ojos rezando para que ella no se diera cuenta del miedo que le embargaba en ese momento.

Leanan, tienes razón es el momento de...de pasar a la acc...ion

Un vigía ha visto un barco en dirección a Ransash hundiendose. Los naufragos no tendrán muchas posibilidades.

Sabes de un barco de Plesel fondeado en Sitti. Puede que sea la única forma de socorrerles. Pues el barco de Plesel es muy rápido.

La respuesta de su amigo la complació y sonrió abiertamente. Aunque Plesel resultaba a simple vista un hombre sencillo, incluso temeroso, ella estaba convencida de que era todo un héroe.

- Después de tantos años vamos a tener la oportunidad de ayudar. Si hay acción… -volvió a poner su mano en el hombro con cara sonriente- serás el primero en levantar tu espada. Lo sé, eres muy valiente.

La joven cerró los ojos y apareció un leve gesto de disgusto en su rostro.

- Zupo… ¡por el amor de Pifo! Deja de lamerme las botas. Estás cogiendo unas costumbres de lo más extrañas…

Se alejó con el perro para reprenderlo severamente, mientras le daba un hueso con algo de carne de la cena. Sin duda había dejado a Plesel convencida de que había despertado el brío en su corazón.

- Mira Zupo –dijo al perro cogiéndole la cabeza- ahora tenemos una importante misión. Nolsania necesita de nuestro valor, no a un chucho malo que se dedica a lamer botas. Venga, grandullón, compórtate.

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Pesel esperaba impaciente el retorno de Ruwulf , su más fiel servidor y guarda espaldas, al que había mandado para que realizara los preparativos en su embarcación personal para partir lo antes posible hacia Nolsania. No solo estaba temeroso por el daño que podrían haber causado los atacantes en sus barcos, dos preciosos galeones de los mejores de su flota personal, sino, que también temía que los piratas, que el mismo había pagado para deshacerse de la competencia, hubieran desobedecido sus ordenes o se hubieran rebelado contra él.

No, no puede ser, pensó Pesel, El capitán Khant ha sido sobradamente recompensado en varias ocasiones por los “trabajitos” que realiza para mí. El no osaría contrariar mi voluntad, sabe de sobra que mi venganza se cobraría con su barco y con su propia vida.

Esto no puede ser más que un ataque en toda regla de algún ejército enemigo, los piratas jamás osarían realizar una incursión tan cerca de la costa y tan cerca del ejercito Dragonut. Que opináis??

Cuando Bormaj llega a la sede de los ancianos dragonuts, ya ellos discuten sobre el tema acaloradamente.

Es problema de Górnoran, no nuestro. - Dice uno de ellos.

Que el enano verde se encargue. - Asegura otro.

Debemos hablar con Devirius, él tiene gran amistad con la capital del reino, que él nos de sus impresiones. - Calma el tercero de los ancianos hombres dragón.

Entre el fuego lejano, una especie de luciernaga gigante, sobrevuela Nolasania Menor, sube y baja. No se ve con craridad debido al humo. Pero sin duda es un ser volador enorme.

Tal vez Dragones, indica Devirius apuntando al ser volador que se distinguía en la distancia,

Pero acabar así con toda la isla todavía me parece inverosímil. Bergöaj indica a los soldados que tomen sus puestos, que todo mundo permanezca en alerta, y debemos enviar mensajeros a la capital.

¿Alguna novedad de Bormaj.?

Devirius parecía impaciente, y caminaba de un lado a otro esperando por más información.

Tal vez debamos descubrir por nuestra cuenta que es lo que ha pasado.

Se dirige hacia otro soldado que estaba cerca.

Informe a Bormaj que me dirijo hacia los embarcaderos, que me alcance ahí.

Y toma rumbo hacia los embarcaderos