Partida Rol por web

Al despertar, estabáis en una blanca habitación en la que tan sólo estaba cada uno de vosotros, junto con una enfermera, que parecía estar esperando a que lo hicierais.
No os dolía nada, ni tan siquiera la mano izquierda, que ahora teníais vendada y que según os dijo la mujer, os dejaría una fea cicatriz, aunque harían todo lo que pudieran por que fuera lo más disimulada posible.

Ante el mar de preguntas, no obtuvisteis demasiadas respuestas, tan sólo que ahora estabáis en una ciudadela en el espacio aéreo internacional, en las instalaciones del D.C.M. y que no tardando mucho, alguien se reuniría con vosotros, para informaros de por qué estabáis aquí.

Os dejaron ropa limpia: Era una especie de mono negro, unas botas, un cinturón y una cazadora. No tenía ningún logo ni decoración, aunque al menos olía a limpia y se habían molestado en buscar vuestra talla.

Tras estar aseados y vestidos, os acompañaron a un comedor privado. En él había bastantes mesas, una especie de "buffet" en el que había bastante variedad de comida, refrescos, agua y postres.

Lo que más os llamó la atención de todo, fue ver como iba llegando más gente, exactamente vestidos igual que vosotros y con la misma mano vendada. Resultaba cuanto menos, curioso. Tan sólo cambiaba en que algunos llevaban sus bolsos, mochilas.. todos teníais las mismas pertenencia que llevabáis encima, aunque no os funcionan ni los teléfonos móviles ni ningún aparato electrónico que sirva para comunicarse con el exterior.

Entre tus cosas, está el libro que encontraste en el convento. Jurarías que no lo cogiste cuando te fuiste, pero por alguna extraña razón, ahí está.

Confusa, Alex caminó por el pasillo hasta el comedor, esperando allí encontrar a la última persona que había visto antes de caer "dormida", o "inconsciente", más bien. Y encima en la D.C.M. qué poca gracia le hacía aquello... miró la comida, casi con asco, ahora mismo lo que menos le apetecía era comer...

Así que solo se sentó en una de las mesas, algo decaída, sin entender una puta mierda y con ganas de que le diesen explicaciones.  

Ian, despertó muy atareado, luego que lo atacaran en aquella habitación, no tuvo tiempo siquiera para pensar. Luego de fracasos intentos por obtener algo de información, lo que había obtenido había sido suficiente como para darse una idea de porqué estaba allí.

¿D.C.M? ¿Acaso no es la organización que está llevando a cabo todo el registro del mundo...? - pensaba mientras se ponía la ropa que le habían dado. Se sentía extraño, demasiado "ligero" por dentro, lo cual no le preocupaba más que saber donde diantres estaba.

El muchacho estaba confuso; mientras pensaba se dirigia hacia lo largo de aquel pasillo - Recuerdo que mis padres me habían comentado algo sobre esto; aunque intuyo que... venir aquí no es casual. Supongo que tendré que aceptar los cargos que he cometido.

Sus pasos eran lentos y cuidadosos, inspeccionando todo el lugar, donde pisaba para no caer en alguna trampa extraña. Al llegar al final del pasillo entró en una sala, parecía un comedor amplio. Ian miró detenidamente, y pudo notar en algunas de las mesas a una mujer, sin prestar demasiado detalle a su vestimenta. Se acercó lentamente siendo muy minucioso en su forma de hablar.

Disculpe, em... ¿Hola? - Miraba desde arriba, esperando respuesta.

Me levanto, confusa y aun incredula de lo que me ha pasado. ¿La D.C.M? esos despostas sabía que estaban detras de lo del asesino ese, esto podría dar un buen articulo protesta... si me quisieran muerta ya me habrían matado y si las cosas se ponen peligrosas siempre puedo irme.

Voy por el pasillo y al primero que veo es a Ian, seguro que esto tiene que ver con él y su forma tan rara de actuar cuando nos conocimos.

¿Alguien sabe que pasa aquí..? Pregunto a nadie en particular mientras cojo un refresco y un mini-pastelito

Antes que pudieran darme respuesta, ví llegar a aquella niña. La cual me parecía sumamente extraña. Aunque, no lo suficiente para este lugar. Corrí mis ojos de la mujer que yacía sentada en la mesa para fingir mi asombro sobre aquella mujer.

¡Marina! Estás aquí... ¿Como pasó todo? - Sabía que ella sabía mucho mas de este lugar, pero debía ser cauteloso, ahora me superaban en numero, y no me sentía del todo bien como para arriesgarme sin saber siquiera donde estaba - Pues, es una gran pregunta, deberiamos estar muertos supongo... Pero creo que estamos vivos, eso es lo que cuenta. Miré nuevamente a la mujer que estaba aun callada en la mesa y solté las ultimas palabras de mi aliento - Al menos por ahora.

No estaba cómoda... Todo aquello empezaba a molestarla en gran medida. Unas voces se metían en su cabeza, haciendole retorcerse de dolor, destrozando y marcando su cuerpo. Incluso haciendole sangrar por la nariz. Queda inconsciente y para colmo, cuando despierta no recuerda nada y está en una base de operaciones del D.C.M.

Yin estaba a su lado, sentado sobre sus patas traseras y observando a su dueña, tirada en la cama. Inconsciente. Cuando habia despertado, solo habia un mono negro, con unas botas y cinturon del mismo color y una cazadora, al mas puro estilo motorista hortera.
Su gesto de desaprobación hacia aquellas ropas no importó lo mas minimo a la enfermera que le notifico el estado de su brazo y que despues podría utilizar las instalaciones del comedor situadas más adelante.

No hubo manera de conseguir que le permitiesen llevar otra ropa menos cutre y absurda que aquella. Había intentado llamar a su padre, pero el telefono no daba señal, algo impedía que las comunicaciones sencillas funcionasen en aquel sitio. Sin embargo su reproductor de música si funcionaba.

Ahí estaba, encerrada sin saber porqué en una base del D.C.M. nadie le había dicho nada, solo le habian dado ropas excentricas, que aclaraban que no era una prisionera, sino seguramente el horterismo se vería ampliado por un color naranja butano.
Sujetaba entre sus manos una botella de agua mineral, mientras miraba por el ventanal a las nubes que cubrian el horizonte. Yin permanecia a su lado, observandola con las orejas alzadas.

Había mucha gente allí, todos con la misma herida en el brazo izquierdo, era evidente que a todos les había pasado lo mismo y, no dejaba de pensar en porqué estaba allí y que pensaban hacer con ellos. Solo quedaba esperar que les diesen una explicación. Mientras tanto, intentaría pasar desapercibida e ignorar a toda aquella gente, con la que saltaba a la vista que no tenía nada en común.

Después de vestirme e salir hacia el comedor, me fijo en mi ropa:
Que jodido mal gusto tienen estos hijos de puta. No entiendo que mierda hago en la D.M.C pero no me importa demasiado por que iba hacia ahí antes de sucederme esta mierda por segunda vez. No quiero que me vuelva a pasar así que seré mas cuidadoso.
Al llegar al comedor veo a unas cuantas personas, vestidas como yo. Los veo con la misma impresión que tenía yo antes de darme cuenta que estaba en la D.M.C., y puesto que lo mas seguro tengan más preguntas que respuestas, ni me interesan.
Había pasado bastante tiempo desde que desayune esa mañana… Tenía que comer algo, la comida no era demasiado lujosa pero me servía para satisfacer el hambre. Elegí unos cuantos platos y me fui a sentarme al fondo pasando de la gente que había en la sala. Tenía cosas en las que pensar y era poco probable que me dejaran otro momento antes de que se reúna con nosotros alguien importante…
Tenía la sospecha que nos querían reclutar o algo. No era probable que nos salvarna por amor al arte. Estos hijos de puta no hacían nada sin mostrar interés, tarde o temprano lo sabre. De momento, solo sé que tengo hambre.

Cuando abro los ojos lo encuentro todo horriblemente calmado. Como si hubiera un vacío mental en ese lugar. Ni siquiera he conseguido arrancarle la verdad a esa enfermera. -¿D.C.M.? Bueno, la verdad es que mi experiencia con ellos no fue muy prolongada. Solo me catalogaron de pequeño, nada más. Nunca parecieron interesarse por mí. Entonces... ¿Por qué estoy aquí?

Aunque no es muy de mi estilo, me pongo la ropa sin rechistar. Luego la enfermera me deja salir y me acompaña a un tipo de comedor. Nada más entrar vuelvo a sentir el vacío. En la sala hay más personas, vestidas igual que yo. Y con la mano izquiera vendada, todos. Otra vez vuelvo a sentir el vacío mental. No estoy solo aquí. Pero no percibo nada. Ni un pensamiento... ni una sensación... Me siento extrañamente desorientado, pues ya me había acostumbrado a convivir con ello. Y a aprovecharlo...

Cierro los ojos. Intentando, en vano, captar algo de las mentes aquí presentes. Pero no recibo nada, ni lo más mínimo. Aún algo frustrado me dirigo hacia la comida y cojo lo primero que veo. Luego voy a sentarme solo en una de las mesas. Le echo un vistazo al comedor, pero no logro reconocer a nadie. Sin mi poder todo parece costarme más...

Resignado, comienzo a comer. Reflexionando, solo con mis propios pensamientos, por primera vez.

Poco a poco me despierto, aturdido y sin saber ni donde estaba ni como habia llegado a ese lugar. Me dan una ropa y me obligan a ponermela, la verdad, despuesd e lo ocurrido y lo que vimos en el baño no iva a andarme con tonterias, con cuidado si pero sin pasarme de la raya...

Llego a una gran habitacion donde veo un monton de gente, vestida como yo y con la mano tambien vendada. Echo un vistazo general, haber si podia reconocer a alguien...nada... Me acerco a las mesas para coger algo de comer y de beber, me notaba cansado y seri lo mejor que podria hacer por ahora. Cuando estoy cogiendo un refreso me parece ver a alguien conocido, aunque por sus ropas me hace dudar...me acerco a el y le reconozco, llamandole - ¿Rosen? - Mientras me acerco hasta su lugar - ¿Que demonios ha pasado? ¿Sabes porque estamos aqui?

Me desperté desorientado, pensé que estaba en el hospital pero pronto la enfermera me explico donde estaba, aunque lamentablemente, no me dijo mucho mas. No sabia que estaba haciendo aquí, no sabia cuanto tiempo había estado desmallado y no sabia como estaría mi madre, puede que estuviera preocupada, de pronto el estomago comenzó a pedirme algo de comer así que me vestí con la ropa que me proporcionaron y fui al comedor.

El comedor estaba lleno de gente, todos vestidos igual y todos aparentemente con la misma herida que yo en la mano, no podía evitar sentirme nervioso por la situación, por un momento me pareció que no eramos mas que ganado. me acerque al bufet , me hice un buen sándwich, cogí algo de beber y me dirigí a un pequeño grupo de tres personas que parecían estar tan perdidos como yo, lo formaban un chico y dos chicas, pero hable a la pelirroja ya que los otros dos estaban hablando y no quería interrumpir.

-Hola, me llamo Lucas- guiño- soy taxista y no se que hago aquí- guiño- encantado- dejo el sandwich en la mesa,guiño y tiendo la mano para estrecharla.

Las manos le empezaban a sudar, estaba nerviosa... no sabía qué hacía allí, no sabía porque estaban aquellas personas allí, ni porque hablaban y comían tan tranquilamente, como si nada. Y encima le hablaron.

Levantó la mirada, para observar al tío... una mirada agresiva, pero como si estuviera a la defensiva... lo observó, aunque poco había que observar, ya que iba vestido como todos los demás, y tenía la herida en la mano, como todos los demás... cuando iba a responder, él se giró y habló con otra chica que parecía un tío... luego, Alex dirigió la mirada hacia la puerta, hacia la puerta por la que entraban todos, esperando que entrara alguien.

Se levantó: Hola. - le dijo a Ian, el que la había saludado, un poco tarde, pero... bueno, algo era algo.

Ni cuando había estado sentada había podido tener las piernas quietas, ahora, paseaba a un lado de otro de la sala, mirándose el vendaje, e intentando quitárselo, no le dolía, ¿por qué cojones iba a seguir llevando aquello entonces? Su caminar era rápido, y no parecía poder parar, poniendo nervioso, seguramente a más de uno o una. 

Todo era demasiado extraño, como en unos minutos comenzó a circular gente como si fuera una peatonal; todo parecía tan fuera de lugar. Si nos tenian secuestrados, era una forma muy mal organizada; pero viniendo de la D.C.M. nada habría de esperarse. Yo mismo había sido testigo y lo seguía siendo en este momento.

Varios sonidos de sus voces me alarmaron que estaban, algunos, en la misma situación... perdidos... desorientados. Bastaba con solo ver que todos llevaban la misma ropa, al igual que el brazo izquierdo enyesado. ¿Porque?.

La mujer a quien yo había saludado primero, había respondido... algo monotono, seco, distante. Quizás era demasiado formal aquel saludo y en mi estado de elocuencia persistente y analitica no cabria aquellas palabras mas que frialdad. Esperaba respuesta alguna de Marina ¿era marina?... ya no recordaba su nombre, mis ojos desviados hacia el lugar rondaban sospechas, todas aquellas personas parecían conocerse de algun modo, casi ninguna estaba totalmente perpleja ni asustada por estar allí. Solo aquella mujer, la oriental y el sujeto que parecía de edad superior a los que estabamos allí, ellos parecían mas atentos, como vigías analizando al igual que yo quizas la situacion.

La marca, aquella mujer que estaba frente a mi, aun en silencio... los asesinatos, escapar por nuestras vidas como si fueramos ratas... ¿Ratas?... Laboratorio... Una imagen vino a mi mente, quizás del pasado... de mi pasado, de mis dias en aquellos lugares junto a mis papás. ¿Será que...? No, no lo creo. Mis ojos no paraban de dar vueltas, desconfiados, por momentos largos se posaban en aquella niña esperando que me respondiera. Comenzaba a tener calosfrios... el tiempo se hacia largo...

Je, otra puta cicatriz mas, ya me queda menos para completar la coleccion pienso mirando la mano vendada sin hacer ni caso a las palabras de la doctora y lo mejor de todo es que he acabado en un antro de la D.C.M., ¡se ve que el tio de arriba me quiere un monton! Abro y cierro el puño repetidas veces para comprobar el dolor bueno, al menos no duele, aquel ultimo navajazo me estuvo doliendo un jodido mes.

Bueno si vale, la herida esta bien, cicatrizara con el tiempo y blablabla. ¿No me ha visto la cara? Ya tengo experiencia con las cicatrices corto bruscamente el discurso de la enfermera. Lo que quiero que me diga es como cojones he acabado aqui y que coño quieren de mi esos mariconazos de la D.C.M. Tras mis palabras, la enfermera abandona la habitacion cabreada, dando un sonoro portazo. Idiota, de la D.C.M. tenias que ser, al menos no nos dan uno de esos uniformes horteras de superheroe, preferiria salir ir en pelotas que con uno de esos.

Me visto lentamente y encuentro una bolsa con mis pertenencias debajo de la ropa: la cartera, el movil, el mechero y un paquete de tabaco. Cojo el movil con intencion de llamar al capitan, pero finalmente decido que pasar de escuchar a ese mamarracho darme la brasa, asi que lo guardo todo en los bolsillos de la cazadora, no sin antes encenderme un pitillo.

Salgo de la habitacion, y tras recorrer un pequeño pasillo, llego a un salon lleno de gente a la cual no conozco espera, ¿esa de ahi no es la niñata esa de la mansion? Joder lo sabia, esto es cosa de la tipa esa, ya me olia yo que no era trigo limpio. Paso totalmente de la gente y me acerco a la seccion de bebidas para servirme un lingotazo. Pero me llevo una desagradable sorpresa al ver que no hay ni una gota de alcohol ¡malditos moñas de mierda! ¿Como puede no haber una sola gota de alcohol? grito mientras golpeo fuertemente la mesa con el puño y despliego mis alas, totalmente fuera de mis casillas espero que por lo menos tengan un puto perrito caliente, o juro que me van a oir voy refunfuñando camino de la zona de comida, sin prestar ni el mas minimo caso al resto del grupo y de las reacciones que mi comportamiento pueda causar.

¿Marina? ¿es a mi? Me paro un segundo confundida pero si creo que mira en mi dirección levanto una ceja.

Creo que el viaje te afecto yo no me llamo Marina... ¿alguien sabe algo más que lo que contó esa estupida enfermera de la DCM? bebo primero me quieres secuestrar tú y ahora la DCM... esmago la botella sin querer derramando todo el liquido, a veces no controlo mi fuerza tengo que controlarme pero menudo día creo que esto me enseñara a no ser una buena persona la siguiente vez que encuentre algo como mucho una llamada por telefono. Cuando quieras nos puedes explicar que esta pasando aquí.

Hola, yo me llamo Marta. Le digo a la chica que parece tan perdida como yo. ¿a ti tambien te trajeron en contra de tu voluntad? pienso largarme de aquí a la mínima que sepa quien es el responsable, mantente cerca y nos vamos juntas... trataré de sacar a los que pueda. le susurro la última vez que lleve a Ian acabé mal no confió en él, todo esto tiene que ver con él estoy segura.

Largo fué el camino que recorrió aquel incipiente dolor que aún le punzaba en la nuca. Entumecida agradeció las atenciones de aquella enfermera. Apesar de lo desorientada que estaba levantó la vista buscando el rostro enmarcado en una cabellera rubia de su amiga. Aquel libro que sostenía era la evidéncia de que todo aquello no se trataba de ningún sueño. Entonces, al darse cuenta de que se encontraba sola, el corazón le dió un traspié. Hasta ese momento no fué consciente de su situación y, a decir verdad, lo que más la aterró fué encontrarse sola. Por primera vez en su vida estaba sola.
Al parecer aquella no sería la única novedad, pués aquel atuendo tan peculiar le era totalmente antinatural. Su cuerpo siempre fué cubierto por un hábito que disimulaba su femeninidad y aquello reseguía la silueta de su cuerpo en una sensación algo extraña para Martina, que en ese momento se estaba dirijiendo hacia la sala donde se encontraba el comedor. Abrigaba la posibilidad de encontrar a Martha allí esperandole con su dulce sonrisa...
En su lugar encontró a un gupo de gente atuendada como ella. Incluso con la misma herida en la mano.
Martina observó a los presentes. No conocía a nadie. Reprimió un suspiro cuando reparó en la comida. Su estómago se negaba a seguir las instrucciones de su cerebro. No iba a comer. Sin embargo se sentó en la mesa donde se encontraba aquellas personas.
-Eh... Dios os guarde, perdonad que os interrumpa la comida.- Comentó con su característica educación.- ¿Alguno de ustedes sabe que esta ocurriendo aqui?-

Apenas había levantado mi mano para estrecharla, cuando la mujer a la que me dirigí “ vaya hubiera jurado que era pelirroja y de pelo castaño, sera la luz” se levanto y comenzó a andar inquieta para todos lados, así que me gire y me puse a comer mi sándwich con tranquilidad mientras pensaba en mis cosas.

El grito de un hombre quejándose por la falta de alcohol me sobresalto, cuando mire vi a un tipo con alas en su espalda y con la cara llena de cicatrices. “ mejor no me acerco a ese”.  Luego volví a mi sándwich y seguí comiéndolo pensativo.

Vé por el rabillo del ojo al agente de policía que estaba en su casa, pero no se inmuta; era un cretino y no pensaba acercarse a él a menos que fuera totalmente necesario.

La gente parece confundida, estresada y algo reticente a confiar en la D.C.M. y sus instalaciones. Incluso juraría que más de uno no está comiendo, ni bebiendo nada, por temor a ser drogado. En especial llama su atención una mujer joven muy atractiva que empieza a andar de un lado a otro con cierto nerviosismo. Mira a Yin y le hace un gesto con la cabeza hacia dicha joven.

- Traela aquí, lobito. - le sonrie antes de volver a fijar la mirada en el cielo azul.

Los gritos y quejas de un hombre hacen girarme, parece peligroso así que prefiero mantenerme alejado de él no busco pelea y menos viendo que muy posiblemente aquí todos tengan habilidades como yo. Estando en el aire podia ser peligroso una pelea de cualquier tipo... a fin de cuentas yo no se volar y el parece que si mejor sera que lo deje tranquilizarse a él solito.

Veo acercarse a un perro a Alex

¿Tambien secuestran animales los de la D.C.M. o eres un cambiaformas... había conocido a uno una vez y eran de lo más molesto...

Por un momento me parece ver a Josh. Y en efecto, unos segundo más tarde me doy cuenta de que es él. -Hola Josh.- le respondo -Realmente no sé qué hacemos aquí. Tratándose del D.C.M. puedes esperate cualquier cosa. Pero...- Le hago un gesto para que se acerque a mí. Comienzo a susurrarle. -Todo esto me parece muy extraño... Todos vamos con la misma ropa, y todos vamos con la mano izquierda vendada.- Le echo una ojeada a todos los presentes.

Respiro hondo y sigo susurrándole. -Pero lo que más me reconcome es que no oigo nada... Quiero decir, en mi cabeza. No escucho ningún pensamiento. No percibo nada... es como si no hubiera nadie aquí. Y eso me desconcierta bastante. Porque tanto tú como yo vemos a todas estas personas, ¿verdad?...

Cierro los ojos durante unos segundos, intentando otra vez percibir algo. Lo que sea... Pero no consigo captar nada. -Es como si mi poder se hubiera desactivado. ¿Tú puedes usar tus poderes?