Partida Rol por web

Para muchos de vosotros eso de la teleportación fue toda una novedad, ya que era algo que sabíais que existía pero nunca lo habiais podido probar. La sensación era parecida a cuando de niño te montabas en una tracción y entías un pequeño hormigueo en el estómago, pero por lo demás no notasteis nada extraño a parte de que la vista se os nubló unos instantes.

No tardasteis en volver a recuperar la visibilidad a la vez que os disteis cuenta de que os estabais empapando, estaba lloviendo a mares y ya teníais las botas medio enterradas en el barro y eso que acabais de llegar.

Os parasteis unos instantes a pesar de la lluvia para mirar a vuestro alrededor y comprobar que estabais en una especie de claro entre enormes y frondosos árboles que estabais seguros no dejarían que la luz del sol tocase el suelo. Claro, eso en caso de hacerlo porque en aquel preciso momento..

Cerca de vosotros se hallaba una docena de militares, quienes tenían preparado ya un campamento base.

- Joder coño!! Por lo menos nos podíais haber avisado de que llovía antes de que llegáramos!! - Protesta Dan mientras echó a correr hacia las telas que atadas de un árbol a otro ervían como tiendas de campaña.

La primera reacción de Alex fue de sorpresa al notar la lluvia empapando su ropa y su cabello... pero después de ver su alrededor, no pudo hacer más que mirar hacia arriba con una leve sonrisa. Estaba encantada.

Esto es... ¡Esto es genial! - exclama abriendo los brazos de repente y dándole un pequeño empujón a Ian, sin querer - Uis, perdón. 

Sin más dilación, y sin dejar de mirar alrededor, sacó las botas del barro y se dirigió hacia las tiendas. 

¡¡¡Me encanta la selva!!! : D

Alex = eternamente optimista. 

-¡¡¡NO DE NUEVO!!! - había gritado Ian antes de teletransportarse-.

Al llegar al lugar este comienza a marearse nuevamente como la primera vez que Marta lo había transportado. Con ganas de vomitar y su cabeza girando como trompo, decía:

-La proxima vez prefiero venirme volando.

Ian no se percató de la lluvia hasta poco después de unos minutos, luego de recibir el empujón cordial de aquella mujer, se esforzó en mover los pies enterrados en el barro y salió corriendo hacia algún techo en donde refugiarse.

Su ceño fruncido mostraba la poca gracia que le había hecho llegar a una zona como aquella, barro cubriendo sus botas hasta el talón y, lluvia tropical calando completamente su pelo. Observa como la tela del uniforme militar hace que el agua se deslice por ella, evitando que esta se cale.

- Hubiese agradecido una gorra o algo... - suspira tras cubrirse bajo las tiendas montadas por los militares - Menudo estropicio. - susurra quitandose la coleta y empezando a reparar su pelo mojado - Yin, ven aquí. - termina con un gesto a su lado al lobo.

Nada más abrir los ojos y recuperarme de esa extraña sensación, me doy cuenta de que está lloviendo a cántaros.

-Oh, vaya...- dejo entrever la molestia que me produce estar bajo la lluvia, luego miro hacia mis pies, hundidos en el barro. Hago un esfuerzo por liberarme y corro hacia los demás, a refugiarme bajo las tiendas.

Cuando el techo de tela me cubre del agua le echo un vistazo al campamento. -Quién me habría dicho que acabaría en una selva...

Jo, sois unos bordes, unos sosos y unos rancios... siempre quejándoos.

Dejando escapar un suspiro, y sin dejar de sonreír, la chica se colocó su largo cabello a un lado, ahora ondulado y se lo empezó a escurrir dejando caer toda el agua.  

Al llegar bajo el techo. Ian se seca un poco y deja su mochila en el suelo.

Vaya, parece que comenzaremos en un dia hermoso.- Decía ironicamente.

Luego escucha el comentario de aquel muchacho, quién Ian se rie mientras le dice a lo lejos.

-Lo supiste desde el primer momento que dijeron AMAZONAS...

La risa del otro chico me arranca una sonrisa. -Bueno, hasta hace unas horas solo era un simple estudiante de medicina en una fiesta.- le respondo mientra descargo mi mochila y me asomo un poco para mirar hacia ariba, la mayoría de la vegetación cubre el cielo.

-Hace un día espléndido, sí señor. Espero no enfriame por accidente...- vuelvo a cubrir mi cabeza bajo el techo de tela. -El agua se congela muy fácilmente a mi alrededor...- suspiro y miro intermitentemente a los militares que nos acompañan. La verdad es que, con tanto militar, la cosa me da algo de mala espina, aunque estén aquí para ayudarnos.

El lobo de Abigail parecía feliz de estar ahí. A pesar de que estaba diluviando no se cobijó en ninguna parte, sino que comenzó a olfatear aquí y allí sin alejarse demasiado de vosotros.

Dan cruzó unas palabras con uno de los militares y en seguida volvió junto a vosotros mientras mirada como caía el agua y chorreando como estaba, sólo pudo poner una sonrisa de resignación.

- Aquí los militares me cuentan que lleva como cuatro días lloviendo a todas horas y que no tiene pintas de que vaya a dejar de hacerlo por el momento. La puerta a la que tenemos que llegar está a varios kilómetros al este de nuestra posición. Ahora es cuando nos toca decidir si caminar bajo esta lluvia y mojarnos un poquito más ( dos kilómetros más ) o bien esperar a ver si deja de llover de una vez y luego avanzar.

El hombre os mira esperando a que os pronuncies. Parece que no le va mucho lo de dar órdenes y prefiere los consensos.

Con una respuesta directa Ian pronunció:

Por mi podríamos irnos ya mismo. - Decía sin dudarlo desde donde estaba parado. Si no nos mató una marca, creo que la lluvia no nos hará nada, más que alguna pulmonía no sería tan grave. -ironizaba.

Mira a todos sus compañeros esperando alguna respuesta medianamente coherente.

- A mi me importa poco mojarme... - señala arreglandose el pelo - ¡Siempre y cuando no me moje el pelo! - gruñe con un suspiro mientras se lo acicala lo mejor que puede - Después de todo, el tejido de este uniforme es impermeable... - explica culminando su limpieza capilar con un moño - Horrible, hortera, anticuado... Pero impermeable. ¿No hay alguna gorra a juego? - termina preguntando con una sonrisa mirando hacia los militares.

Respiro hondo. Mientras miro a Dan. No me gusta la lluvia, pero no creo que sea razón para demorarnos. -No me gusta nada ponerme bajo la lluvia, pero no es algo lo suficientemente importante como para hacernos perder tiempo.

Sonrío, resignado. -Yo voto que vayamos.- vuelvo a asomarme para ver como el agua se precipita. Me muerdo levemente el labio inferior. -¿Tenéis guantes?- le pregunto a Dan.

¡¡¡Vámonos!!!

Ni se lo piensa, actuaba con impulsos, como siempre, y con aquella enorme sonrisa en su rostro que parecía no borrársele con nada. Estaba ansiosa de emociones, no podía evitarlo, ni siquiera se ató el cabello de ninguna forma, le daba completamente igual.  

- Pues no se hable más entonces, nos podemos en marcha ya mismo. - Dijo Dan con una sonrisa al ver vuestro entusiasmo, que más que a una misión muy importarte para el mundo, casi que parecía que ibáis todos a una excursión.

Uno de los militares, un chico joven que no tendría más de veinte años se acercó a Abigail tras escuhar sus palabras y quitándose la gorra se la tendió mientras no quitaba el ojo de la joven: - Creo que por ver esa sonrisa podría darte todo mi uniforme.. - La dijo como si el resto no estuvierais, olvídandose de todo lo que había alrededor por el impulso.

En ese momento, el agente Smith se quedó con cara de " idiota " contemplando la escena y tras unos instantes en silencio dijo al joven: - Venga Mayers no me jodas, esas cosas déjalas para cuando no tengamos prisa. Anda! Dale tus guantes a Eric que nos vamos a por ese maldito libro.

El joven se puso rojo casi al instante y tras echar una mirada avergonzaba a la muchacha le tendió sus guantes a Eric y se alejó de vosotros, suponéis que a esperar a que se le pasara el bochorno.

- Gracias soldado. - sentencia recogiendo la gorra de camuflaje y sonriendo al joven con picardia antes de que el agente le reproche su comportamiento.

Como ya tenía el pelo preparado para cuando le diesen un gorro, se pone la gorra y empieza a caminar al lado del hombre del D.C.M. - Pobre, lo has avergonzado... - suspira negando con la cabeza.

-Muchas gracias.- le digo al soldado. Me pongo los guantes rápidamente, y cargando con mis cosas, sigo a Abby y a Dan.

Mientras doy unos cuantos pasos rápidos para alcanzarlos, me voy ajustando los guantes. Parece que me van bien, espero que resistan el frío... Cuando porfin los alcanzo escucho con atención el comentario de la chica. No puedo evitar sonreír. -Cierto, tampoco nos ha hecho perder mucho tiempo que digamos.- comento, mirándome les guantes.

Por dios, NO... romanticismo... Asco.-Ian, suspiraba por lo bajo-

Miraba la cantidad de lluvia que caia sin parar del cielo.

Me pregunto si quizás alguién más está buscando estos libros. Pués, es totalmente extraño que justamente tres muertos por esa marca.- Se mira mas manos algo humedas-Me pregunto ¿Como estos sujetos habrán dado con nosotros? Eso es algo que nunca lo dijeron.

Mira de reojo al sujeto de la DCM que los acompañaba.

Lo único que puedo usar aquí es mi control sobre las armas. Pués el camuflaje no sirve de mucho.

Para romper el silencio, Ian se apresura en decir algo.

¿Nos vamos?

Mira divertida al tipo, y cuando empiezan a alejarse, le da un pequeño codazo a Abby... al ver la cara que la japonesa le echa, no puede más que echarse a reír.

Vamos, vamos - asiente a Ian, caminando hasta el lado del agente de la DCM y mirándolo todo alrededor con curiosidad y divertida. 
 

El agente Smith se empezó a reir tras las palabras de la muchacha y hablando más bajo de lo habitual le dijo: - No te preocupes, es un hombre, aunque se avergüence ahora estará planeando como preguntarte tu teléfono o cómo pedirte una cita, creo que le has gustado bastante por lo rojo que se ha puesto.. - Tras sus palabras volvió a echarse a reir y guiñó un ojo a la pequeña.

Continuasteis el camino por el interior de la selva. Caminar por allí resultaba difícil entre la espesura de las plantas y el suelo embarrado. Además estuvisteis apunto de caeros al suelo más de una vez, ya que las reices de los árboles eran algo bastante traicionero. Por lo menos, parecía que la presencia de los militares por la zona desde hacía unos días, ya había conseguido espantar a la mayoría de animales peligrosos y quitando un par de serpientes con las que tuvisteis que hacer tiro al blanco, el resto de lo que visteis eran incontables especies extrañas de pájaros con plumajes de colores.

Cosa de dos kilómetros y pico más tarde, en los que invertisteis casi cuatro horas de camino, llegasteis a una especie de barrando que descendía y en el que el agua bajaba a raudales en estos momentos, como si de una pequeña catarata se tratara. Debajo vuestro, se extendía serlva y más selva, aunque en esa zona, visto desde donde estabais, se podían apreciar seis enormes piedras formando un círculo como de un kilómetro de diámetro.

La bajada hasta allí no iba a resultar demasiado sencilla, ya que la pendiente de " la catarata " era bastante pronunciaba y con el estado en el que estaba el suelo..

- Tenemos que llegar allí abajo, pero quizás debamos buscar otro lugar para bajar..