Partida Rol por web

Junto con el sol, el grupo se puso en marcha. Estaban frescos, descansados y preparados para averiguar que había pasado en la torre en la que había vivido Elzid Natholin. Mientras algunos pensaban en la vívora que les daría unas cuantas monedas como para mejorar, aún más, su equipo, otros pensaban en el desafio de la aventura y algunos más en rescatar a la hija de los posaderos.

Los motivos eran varios, pero las ganas las mismas. Tras un soberbio desayuno. Parecía que la tabernera quería que estuviseis bien alimentados para rescatar a su hija, os pusisteis en marcha.

El viaje, aparentemente, fue tranquilo. El cuervo de Dramir, revoloteando sobre Uds, verificaba que nada ni nadie los emboscara y poco a poco os fuisteis acercando a la torre. El camino no era dificil, una senda, no demasiado transitada debía marcar el habitual camino del mago cuando bajaba al pueblo ó de sus "conquistas" cuando lo iban a visitar.

Finalmente llegasteis a un claro y descubristeis esparcidas alrededor de la colina que representaba el centro del mismo, restos de piedras que probablemente habían sido parte de la torre. Algo estaba claro, había habido alguna explosión. Como? Porque? Había sobrevivientes? Todas las preguntas tendrían respuesta... una vez que comenzarais a investigar.

Gliriel amaneció con dolor de cabeza. No entendía con exactitud lo que había pasado el día anterior, ni qué era lo que iban a hacer ese día. Solo se limitó a seguir a sus compañeros.

Al ver el extraño panorama Gliriel abre los ojos como platos.
Bueno, bueno... ¡bueno! esto si que es extraño. Daría hasta mi ropa por saber qué ha pasado aqui.

Se baja de Kuznak para comenzar a investigar sin ningún tipo de precaución.

El druida, poco a poco se separó del grupo y curioseó entre las rocas caidas, sin acercarse a los montones más grandes, caminó despreocupadamente en dirección a la colina.

Mientras lo hacía sus ojos revisaban el piso, atento a cualquier cosa que pudiera darle una pista de lo que había encontrado.

Entre los restos esparcidos por la colina, un brillo llamó su atención.Parecía una jarra. Al mirarla con cuidado descubrió que la misma estaba llena de pétalos de rosa...

Mientras aún intentaba descubrir para que podían servir esos pétalos le pareció ver, algo más lejos un cuerpo humano. Un hombre. El cuerpo, totalmente quieto y algo oculto entre el pasto parecía que estaba totalmente muerto.

La compañía ve como Gliriel se aleja y luego de un momento investigando se acerca con algo en las manos.
Era... ¿Una jarra?
Al acercarse más a sus compañeros, éstos ven que dentro tenía pétalos de rosa.
Extraño, ¿no? me pregunto como habrá sobrevivido ésto a semejante explosión. ¡y más importante aún! ¡hay un cuerpo humano! seguidme, aún no lo he revisado.

Durante el viaje que el mago se había mantenido callado todo el tiempo, incluso cuando el Barbaro piso una de las agradables caquitas de la cabra, ni se inmutó, ni un comentario, ni una sonrisa, estaba claro que que el intento que habia hecho con el pergamino no había dado resultado.

Aún seguía pensando mas en el pergamino que las ruinas que tenían delante, cuando el druida le sacó de sus pensamientos.

Se acercó a examinar la jarra, tal vez se tratase de un conjuro
-un cuerpo, es de mujer o de hombre-

Al ver la jarra con los pétalos, el elfo se da cuenta que parece el componente necesario para un conjuro de sueño... o más bien MUCHOS conjuros de sueño.

Antes de que Gliriel volviera de su pequeña inspección, Menzo cogió un cascote de piedra perteneciente a la torre destruída. Lo examinó y lo olfateó intentando sonsacar qué cosa fué lo que produjo la explosión...si algo quedó impregando en la piedra, cualquier olor, cualquier mancha.
Después oyo la voz del gnomo alertando de lo que acababa de ver; acudió hasta él presto para entender bien la situación. Al igual que le sucedía a Rakas, la magia siempre era algo a lo que temer si el que la realizaba no la controlaba...sucedían cosas como esta: destrucción y muerte.

el hechicero se levanto como todos los dias con muchas ganas de aventuras, después de visitar la tienda de Loren y de la mención de la serpiente. Al llegar a la torre no podía salir de su asombro.
¿Que demonios ha pasado aquí?
Aunque estaba ansioso de aventuras todavia no sabia como debía actuar en esas extrañas circunstancias así que dejo a sus compañeros que actuaran.
Vio como el gnomo salia con su perro a investigar y como volvía con una jarra y diciendo que había un cuerpo, raudo, aviso a Ragnos que se podo en su hombro.
Sobrevuela la zona y dime que ves Le susurra.
Al momento el cuervo alza el vuelo y comienza a investigar.
Creo que deberíamos ir a ver ese cuerpo, puede ser el mago o la chica

El pedrusco solo olia a setrucción. No parecía algo natural, un lejano olor a algún producto químico daba a entender que la naturaleza no tenía nada que ver con lo que veían.

Sin embargo el mediano puedo ver unas curiosas huellas de garras esparcidas por el lugar. No parecía lógicas. Un par de pasos y luego desaparecían. Otros pocos pasos más lejos y volvían a desaparecer.

El cuervo, tras sobrevolar la zona, se acercó nuevamente al hechicero y pasó su informe. No parecía haber visto a nadie salvo otros cuervos que esperaban vaya uno a saber que en las rams de un arbol y algún movimiento, que el pájaro no supo interpretar, en el monton de piedras más cercano.

El cuervo vuelve al hombro del hechicero.
Hay algo de movimiento en aquellas piedras, por lo demás no hay nada. Deberíamos mirar que es lo que hay en esas piedras y luego investigar el cadáver

Tras asentir las palabras del hechicero, y sin mediar palabra, avanza maza en mano y protegiéndose la cara hasta los ojos con el escudo.

Mientras vosotros revisais esas piedras, yo iré a hecharle un vistazo al cadáver.

Según se acercaban a la torre del mago, el animo de Rakas fue tornandose más negro. Aquello no terminaba de convencerle y durante todo el trayecto no pudo evitar tironear y y palpar el anillo que llevaba colgado al cuello, las dudas llegarón, quizás aquel amuleto no funcionara, Loren podía no haberles contado todo, también era mago y podía estar compinchado.

Con estos lugubres pensamiento Rakas llegó finalmente con sus compañeros donde debía haber estado la torre, la destrucción de la zona era sorprendente, las fuerzas que habían asolado aquella torre tenían que haber sido terribles. El bárbaro había desenfundado su mandoble, sentía las manos sudorosas y no podía dejar de pensar en el poder de quien allí había vivido.

- No deberiamos separarnos.- Ya era demasiado tarde pues Gliriel había vuelto a alejarse hacia el cadaver que decía haber visto.- Yo voy con Gliadel a ver si tenemos suerte y encontramos a la chiquilla cuanto antes y nos largamos.

¡Gliadel ten cuidado, no vayas solo! ¡Espera! Mirad esas huellas con forma de garra: aquí y allá, ora aquí y de repente desaparecen...para luego aparecer allí. No tiene sentido, no siguen un orden lógico...es como si el que las dejó desapareciera por unos instantes para luego volver a aparecer más adelante... y luego allí...desparecen y luego allá. Es muy raro, muy raro insisto. No me gusta nada...algo no va bien. Ecthelion ¿qué magia es esa que te hace ser intermitente? O eso o la criatura da unos saltos tremendos y sin sentido de dirección alguna.

Arza había ido callado; a pesar de haber descansado bien y de que iban bien pertrechados para hacer frente a casi cualquier cosa, no olvidaba que era un mago a lo que iban a buscar. Tenían que tener cuidado.

Sus peores pensamientos se iban confirmando según lo que hablaban los demás; unas ruinas a la vista, un cadaver encontrado y ... ¿movimientos?.

El aviso de Glidael es lo que se abre paso en sus pensamientos y decide moverse para apoyarlo. Con la ballesta preparada en las manos, Arza junto a Glidael pero con un poco de separación para poder apuntar sin problemas hacia donde decía que había visto movimiento. Forzando la vista y el oido Arza intenta averiguar si realmente hay alguien o algo allí.

Por desgracia, la voz de Menzo comentando las huellas le impiden oir algo, aunque le hace pensar si será un animal grande que se dedica a saltar y por eso las huellas aparecen y desaparecen; aún así es posible que si logre ver algo.

Mientras el clérigo, presentando su escudo a las rocas se acercaba a las mismas, cubierto por la ballesta del pícaro, El druida, todavía montado, y el bárbaro se acercaban hacia donde el primero había visto el cuerpo.

Si bien no había nada que os hiciese sospechar de una trampa, todos estaban tensos, como suponiendo que en cualquier momento las cosas se complicarían.

Mientras preparas la ballesta para cubrir al clérigo, y pese a que la voz del mediano no te deja oir como quisieras, tus agudos ojos ven algo que consideran extraño

Del grupo de cuervos que observas en los arboles, en la zona más alejada de la colina, uno de ellos levanta vuelo y... desaparece. Es curioso, En un momento estaba... y al siguiente no.

Sin tener en claro si el curioso hecho tiene algo que ver con lo que han percibido tus compañeros, sigues manteniendo tu ballesta lista para cubrir al clérigo.