Partida Rol por web

Recuerdas que los buitres, como todos los carroñeros, si bien son capaces de comer carne "muerta" prefieren conseguir su propia comida (sobre todo si conseguirla no les parece peligroso)

Arza-El coge la mitad de su cuerda. Es una lástima, pero conviene usar lo mejor que se tenga a mano si quiero sobrevivir.
Tomándoselo con calma prepara la trampa.Listo, ahora a esconderme y a esperar que caigan en la trampa.
Una vez que está escondido, con la ballesta ya preparada para disparar, el estoque a su lado y la daga bien guardada en su bota un último pensamiento se adentra en su cabeza.Espero que no tengan preparada una trampa para nosotros.
Ese pensamiento aún reflejaba su miedo a que alguien controlara esos buitres, y se diera cuenta de lo que les sucederá.

Con la cuerda enrollada alrededor, Menzo espera a que la carne este dispuesta para colocar una de las trampas bien disimualda con hojas y ramas. -Tengo que ser rápido.

Me dirijo con mis compañeros con el mayor sigilo posible mientras acarreo la apestosa carne. La tensión y emoción me inundan mientras me apróximo a la linde del bosque, los tres nos observamos durante la espera, parece que pasan horas antes de encontrar el momento en el que los buitres se encuentren alejados. Pero cuando ese instante llega el tiempo se acelera de forma vertiginosa y sin mirarlos, deseando ser lo suficientemente agiles y discretos realizamos nuestra tarea. En cuanto mis compañeros preparan los lazos vierto la carne sobre ellos ocultándolos. Con el corazón en un puño y el oido atento ante cualquier señal que nos avisa de nuestra posible torpeza y que hayamos sido descubiertos, pero unicamente suena el latir fuerte y rápido de mi corazón.

Una vez que eligieron el lugar, verificando donde se podrían esconder para que el viento no delatase su presencia y acercaron la carne y los lazos fue cuestión de esperar que los buitres miraran en otra dirección. Fueron solo unos minutos, pero parecieron horas.

Finalmente el momento llegó, uno de los buitres estaba oculto por el mismo cerro y el otro volaba alejándose del escondrijo de los compañeros.

Mientras el bárbaro cargaba la carne y dejaba los primeros trozos en el suelo, el pícaro y el explorador acomodaban los lazos que habían preparado y llevaban las cuerdas hasta los arboles donde pensaban amarrarlos. Después de todo la idea era que los buitres no pudieran volver a elevarse.

Sobre los lazos, el bárbaro acomodó el resto de los trozos de orco, con su alucinogeno condimento.

Los movimientos fueron lo suficientemente rápidos y precisos como para que pudieran volver a esconderse bajo los arboles sin que las aves los detectaran

Mientras todos preparaban sus armas a distancia fue cuestíon de volver a esperar. Esta vez el lapso fue menor. Solo unos minutos después de que estuvieran todos preparados la aguda vista de las aves fue capaz de detectar la masa de carne que se encontraba a la vera del camino

Con agudos chillidos ambas aves se avalanzaron sobre la carne y tragaron los primeros bocados

Cuando finalmente Rakas se encontraba entre los matorrales a resguardo bajo los arboles trató de tranquilizar su corazón, era un guerrero y debía relajarse, aunque los de su raza tendían a dejarse llevar por la furia, en aquellos momentos no parecía adecuado.
Ninguno de los buitres gigantes había notado su presencia , pero no fue así con la carne que habían depositado en el camino. En cuanto su vista se poso en ella no dudaron en lanzarse a un suculento banquete, todo parecía funcionar según lo previsto.
Todos los compañeros parecieron contener el aliento esperando el momento adecuado, cuando los buitres más grandes se posaran en el suelo, y concentrados en comer fueran más vulnerables. Rakas tenso su brazo y se incorporó lentamente y avanzó tres pasos cortos pero potentes para lanzar la jabalina con la mayor fuerza y puntería posible. Sintió como el arma salía despedida hacia su objetivo, el lanzamiento había sido bueno. Con algo de suerte se clavaría lo suficientemente profundo, quizás no para matar de un solo golpe al Pájaro gigante, pero al menos si para estorbarlo en caso de que quisiera levantar el vuelo.

Ni una palabra.Ni un rezo.Ni un pensamiento.

Disparo.

El certero "jabalinazo" de Rakas se clava en el cuerpo de uno de los buitres en tanto, un virote de Gliadel busca el cuerpo del otro. Por ahora parece que ambos buitres están heridos. Aunque en ninguno de los dos casos pareciera que de gravedad.

Arza ve como las armas de sus compañeros se clavan en los buitres y antes de pensar si quiera el está disparando su ballesta. Tienen que golpear lo más rápido y lo más fuete que puedan, antes de que puedan plantar cara más duramente.

Hondeo el cuero con la bala por encima de mi cabeza y lanzo el proyectil sobre el buitre que ronda mi trampa. -De alguna manera me dan pena esas criaturas. Los orcos son seres malignos indeseables, pero a estas aves les han trastocado su naturaleza eso esta claro. ¿Quien sería capaz de hacer algo semejante a estos animales que vivían en paz con su entorno?

Esta vez se tomó su tiempo en disparar, no quería que le pasase como con los orcos, tensó el arco exhaló, y dejó que la flecha surcase el aire en busca de su victima

En cuanto su virote se clavó en el buitre, Arza se dispuso a poner el siguiente. Mientras lo hacía vió como los demás compañeros que aún quedaban por atacar lo hicieron.Es increible cómo resiste ese bicho.
Cogió otro virote y disparó al mismo buitre.Hay que hacerlo caes cuanto antes, o las cosas se pondrán muy feas.

Según vió como impactaba su jabalina en el buitre Rakas cogió otra de las que tenía clavadas en el suelo para ir más rápido.
Nuevamente realizó el movimiento con precisión y una nueva jabalina se clavó en su objetivo, esperaba que tras el daño sufrido bastara con un nuevo ataque para que aquel pájaro diabólico cayera de una vez. Otra cosa sería su compañero, pero prefería no pensar en ello.
No esperaba que aquellos seres tubieran semejante aguante ni que resistieran sus dos jabalinas clavadas en su enorme cuerpo.

Le segunda jabalina del bárbaro fue más de lo que el buitre pudo resistir. Gigante o no, el cuerpo tenía un limite al daño que podía recibir. Y con ese último golpe ese limite había sido alcanzado.

El otro buitre, al ver la suerte que había corrido su compañero se retorció en la soga que lo había atrapado, intentando liberarse para dar cuenta de los extraños que habían matado a su compañero y que ahora lo amenazaban. Sin embargo, algo le impedía moverse como quería. Algo que no podía entender, le impedía alzar vuelo y atacar con sus garras, su pico ó, tal como había aprendido, por medio de las rocas.

- CRIIIICK - el agudo chillido se elevó en el claro, alertando a quien estuviera cerca de la impotencia del Buitre que se debatía en la trampa que le habían preparado. - CRIIIIIICK -

A Gliadel le invade una extraña euforia cuando ve al buitre que ya empezaba a considerar "imbatible" desplomarse al suelo ensartado por la brutal lanza de Rakas.

-Uauuu! Asi se hace compañero ¡JAJAJAJJAA! -empieza a reirse como un desquiciado mientras carga de nuevo su ballesta y dispara al buitre que había perforado anteriormente con su virote.

Desgraciadamente esta vez los repentinos chillidos de miedo del ave apresado rechinan en los oidos del arrebatado clérigo provocando que se desvie su disparo.

Ecthelion siente un aliento de ánimo al ver caer al buitre, echa un vistazo al cerro por si vienen mas buitres atraidos por el ruido de la lucha y los chillidos, saca una flecha, apunta y.......

De igual manera lanzo una nueva bala al ruidoso buitraco. -Como se suelteeee... Ya podemos correr.

Más allá de la masacre que hicieron con el primer buitre, están lo suficientemente atentos para ver como, desde lo que es el "pico" del buitre de piedra se asoma otro buitre gigante que mira un momento hacia donde uno de sus compañeros de camada ha muerto y el otro se debate en la trampa y, curiosamente, desaparece nuevamente tras las rocas...

Habra visto a sus "hermanos" Os habrá visto a Uds.? Si es así, porque no se avalanza en vuestra dirección?

Lo que suponía. Hay más de esos bichos. Pues cuanto antes acabemos con este mejor.
Sin pensárselo más, Arza volvió a cargar la ballesta y a disparar; ahora más que nunca el tiempo apremiaba.