Partida Rol por web

- Por Pelor - el clerigo, por primera vez levanta el tono de voz - así tratas a la ayuda que convoco? -

Sin animos de discutir y meneando la cabeza Gliadel se mueve de su posición mientras prepara su ballesta e intenta quedar bien escondido para la próxima pasada del ave que los está atacando. Sin embargo, los nervios por la situación y el brillo de su armadura conspiran para que no pueda hacerlo demasiado bien

Arza responde a Glidael:Lo siento, no pretendía darle a él.
Arza-El decide volver a moverse. No podía quedarse quieto, pues ya había revelado su posición. Lo primero era lo primero, tenía que desatar la cuerda para volver a usar el truco que tenía pensado. Y después corrió a esconderse.
Una vez escondido vuelve a atar la cuerda a un arbol.

Al pasar por encima de los cadáveres de los buitres cojo con rapidez la jabalina que había errado y sigo mi camino, quizás tubiera ocasión si ataba y se acercaba lo suficiente de darle con ella.
Se agazapo a la sombra del cerro mientras sus compañeros se movían entre la maleza buscando una nueva posición. Al apoyarse contra la roca notó el escudo a su espalda. No necesitaba las dos manos para lanzar la jabalina, así que decidió dejar apoyado su mandoble a un lado mientras embrazaba el escudo en su brazo izquierdo y sostenía la jabalina con el derecho.

El grupo aprovechó el tiempo en que el buitre estaba oculto buscando más municiones para trazar sus planes. Por lo menos los pocos planes que esta pausa les permitía trazar.

Mientras el bárbaro recuperaba una de las jabalinas antes de buscar la protección de los árboles, el mago intentaba buscar una nueva posición para esconderse bajo los arboles y el explorador, con la soga que el clérigo le había prestado intentaba hacer algo que engañara al ave cuando volviera.

El pícaro desataba la cuerda y la volvía a atar para continuar con su plan de capturar al buitre de un virotazo, ahora desde su nueva posición, aparentemente más oculta y el clerigo, pese a su aparatoso equipamiento buscaba también quedar mejor resguardado.

El tiempo no fue mucho y, apenas unos segundos después el buitre gigante con dos nuevas rocas volvía a dirigirse hacia donde suponía que estaban aquellos que habían acabado con sus compañeros. Detectó tres siluetas entre los árboles e intentó atacar a la que más se movía, sin saber que solo era una espada que el mediano manejaba a su antojo.

Plegando las alas se dejó caer en una brusca picada en esa dirección, soltando su roca a ultimo momento y elevándose brevemente para poder realizar, en cuanto se acomodara su próximo ataque.

Rakas tensó el brazo al ver al buitre dirigirse hacia ellos, aguanto durante unos segundos que parecieron horas, parecía que no le había visto, es más se dirigía hacia el señuelo del mediano. Debía buscar un buen tiro para tratar de asestarle un buen golpe al animal. Justo cuando las garras soltaron una de las piedras, Rakas dió tres pasos para impulsar con fuerza la jabalina, está salió en dirección al enorme pájaro impactando en su objetivo con la suficiente fuerza como para, durante unos instates desequilibrar el vuelo.

El ritmo del bárbaro fue perfecto. La jabalina surgió de su brazo y se clavó en el pecho del ave con toda su fuerza - CRIIIIICK, CRIIIICK - los gritos del buitre daban cuenta de la puntería de Rakas.

El clérigo no quiso ser menos y apuntó cuidadosamente con su ballesta, aunque no pudo emular el disparo del bárbaro - Lo mio no son los disparos - murmuró quedamente mientras meneaba la cabeza - mejor busco otra manera de ayudar -

Ecthelion sale un poco de su escondite, asustado por el impacto que había hecho la piedra, no queria ni pensar en que pasaria si les hubiera dado a alguno del grupo. Despejó su mente y se concentró en el disparo, pero no hubo suerte, un momento de desánimo entró en su cuerpo, y este buitre no era el final.

-¡Maldito plumero con patas! ¡Muere y deja de arrojarnos pedruscos, criatura del infierno! -Grito mientras me dispongo a lanzar una nueva bala.

Arza apenas oía los gritos de sus compañeros concentrado como estaba en terminar de preparar su ballesta de nuevo.
Desde su escondite, podía ver perfectamente al buitre, y a sus compañeros al descubierto.Más vale que acierte o esto se pondrá realmente feo.
apuntó y disparó, pero la flecha pasó lejos de su objetivo.
Ahora Arza también estaba al descubierto para el ataque del buitre; esto se ponía cada vez más dificil.

El virote del semielfo pasó tan lejos del objetivo como la flecha del elfo y la bala del mediano. Es más, al llegar el virote a la máxima distancia que la cuerda le permitía, se vio que el nudo que había hecho no había sido tan bueno como el suponía. El virote se perdió en el horizonte y la cuerda, cayo sobre el camino, firmemente atada al arbol que el semielfo tenía a sus espaldas y con el otro extremo caido sobre el camino.

Todos los compañeros estaban a la vista. Si bien los árboles cubrían el lugar las siluetas eran detectables entre la fronda. Tras un breve planeo para tomar envión el buitre eligió su blanco y soltó la piedra antes de alejarse sobre los árboles. Parecía que la situación lo había cansado. La cantidad de proyectiles que surcaban el cielo a su alrededor y, cada tanto lo herían, fueron suficientes para que decidiera olvidar sus intenciones y retirarse del lugar.

La piedra cayo en dirección a la espada que el mediano seguía moviendo alegremente mientras el ave, cansada del combate se alejaba velozmente del lugar

- Maldita ave, no te escaparás tan facilmente - El joven clérigo, con toda la adrenalina causada por el combate hirviéndole en las venas, recargó su ballesta e intentó alcanzar al buitre antes de que se perdiera en el horizonte.

Pese a la distancia, el virote alcanzó al ave y se clavó en su cuerpo. Tras una leve caida, el pájaro siguió volando. Parecía que no resultaría facil de matar.

Arza nos e molestó en gritar al buitre; cargó la ballesta y disparó pero el intento fue en vano. Su flecha no alcanzó al buitre. Desalentado, se puso a desatar la cuerda del arbol y a recogerla. Todavía tenía que intentar recuperar los virotes que clavó en los otros dos buitres; quién sabía si podía necesitarlos de nuevo.

Por un moento Rakas pensó en coger otra de las jabalinas, pero sabía que sería difícil alcanzar al buitre tan lejos como estaba, entonces recordo el arco de su espalda.
Cogió el arco y una flecha y sin pensarselo dos veces dejó volar el proyectil.
Vió como surcaba el airen dirección al enorme animal, aunque parecía algo desviado la flecha se clavó con fuerza en su objetivo.
El Buitre aleteo unos metros más antes de caer girando, había llegado al límite de sus fuerzas y aquel último impacto había sido definitivo.

JA, ningún sucio pajarraco inmundo podrá jamás con Rakas Krormar. - Estuvo a punto de gritar, pero aun podían quedar enemigos en las cuevas del cerro, así que bajo el tono de voz.

Habían abatido a tres buitres, con menos problemas de los imaginados, aunque la verdad es que había faltado poco para recibir algún golpe. Las ideas del mediano habían sido un completo éxito y la colaboración de todos había sido fundamental, ahora tocaba investigar el cerro con más detenimiento y cautela.

Por vuestras experiencias anteriores, recuerdan que a los Kobolds no les gusta mucho la luz. De hecho prefieren evitarla y excepto situaciones muy puntuales solo salen al aire libre durante la noche

Llevado a reglas de juego tienen un -1 a todas sus tiradas (incluyendo ataque y habilidades, no daño) a la luz del sol, o bajo cualquier luz brillante.

Nunca escucharon de que un kobold fuera capaz de entrenar a ningún animal... aunque siempre hay una primera vez para todo.

Mascullando entre dientes y mirando al rededor: -Kobolds... a pleno sol estas criaturas dudo que se atrevan a salir de su agujero, aunque nunca se sabe -husmeo en la tierra -tampoco creo que los buitres hayan seguido las órdenes de un kobold.

Mientras ascendemos lentamente, y pese al ruido de los guijarros bajo nuestros pies, procuro intentar oir cualquier ruido extraño, también me voy fijando en el suelo y paredes por si encontrara cualquier símbolo,runa o por si detecto alguna trampa -Este úinco camino tan estrecho bien pudiera ser lugar propicio para sorpresas inesperadas ¿No es asi Arza? -Pregunto al pícaro enarcando una ceja.

Arza dirigía una lúgubre mirada al cerro. El hecho de que hubiera kobolds en las cercanías no le gustaba nada, y las palabras de Menzo se lo hacían recordar.
En efecto, pero para que tuviera la máxima eficacia yo la haría con arcos y ballestas; así como un par de hombres al final del camino para que los primeros en llegar tuvieran que enfrentarse a ellos y los arqueros seguir disparando. Teniendo en cuenta que este camino es muy resbaladizo nos pondría las cosas muy dificiles.

Mientras se acomodaban en fila miraban con cuidado a su alrededor e intentaban oir cualquier sonido que pudiera ser el preludio de una trampa. Nada. Solo las rocas que rodeaban la grieta y los sonidos que uno podría esperar escuchar en un ambiente salvaje.

- Trampas? - el clérigo rebuscaba en su mente si podía conseguir de Pelor el poder de encontrarlas, sin recordar si era posible. Así que cargó su ballesta y aferrando con fuerza el escudo, la mantuvo preparada.

- bien yo os seguiré, tal vez sería mejor pararse un poco mas a buscar trampas que caer en una -