Partida Rol por web

Nueva Orleans Nocturna

Nueva Orleans (Presentación oficial y Relaciones)

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01/12/2017, 20:23
Jane Morgan

Aunque un buen recibimiento siempre sienta bien, le molestaría si invadieses su espacio personal, no le gusta mucho que la gente éste cerca de ella, te darías cuenta enseguida. También hubiera mirado tus manchas (así lo llamaría ella muy posiblemente) al menos un instante y luego hubiera buscado que es por internet.

Respecto a las preguntas, supondría que eso son negocios, así que de momento te diría que no, pero se apuntaría lo de las muñecas de sangre por si fuera necesario en algún momento, aunque no sea fruto de su devoción. El sexo con la propietaria lo descartaría de inmediato, de una manera un tanto brusca, pero Jane es así, poco agradable.

Así que habría aceptado la copa por cortesía y luego te hubiera mirado de vez en cuando para ver como tratas al resto de gente, si es parecido, lo hubiera tomado como lo que para ella es, trabajo, si tratas distinto a otros visitantes, le extrañaría más.

¿Le hubiera sentado mal el trato a JoJo? ¿Todo sería realmente gratis? :P

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01/12/2017, 20:31
JoJo Baker

Ok, una persona de distancias largas. Lo mejor de Jo es que sabe calar a la gente y se adapta rápidamente a sus preferencias. El trato brusco de Jane no es personal, sino que ella es así, ¿no? Pues no pasa nada :) todos tan amigos. 

Y sí, la primera ronda siempre es gratis. Es la ronda de bienvenida al Stoker's ;D

¿Qué te gusta beber, chérie? ¿Alguna preferencia?

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01/12/2017, 20:42
Jane Morgan

Para nada es igual con todo el mundo, hasta con la gente que le cae bien es desagradable. Aunque a veces hay excepciones…

Como preferencia sangre, pero si tuviera que pensar una bebida para sentarse a contemplarla, muy posiblemente eligiera whisky.

¿Es muy ruidoso el local? Si le preguntara a JoJo por algo interesante, que me pudiera agradar. ¿Qué me diría? ¿Me llamaría chérie todo el rato?

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01/12/2017, 22:55
JoJo Baker

Mujer, por supuesto que me refería a la sangre. ¿Algún recipiente en especial, algún sabor preferido?

El local... es ruidoso depende de la actividad. A veces es conveniente que haya un poco de "ambiente", para que los secretos susurrados al oído se pierdan entre el bullicio.

Te llamaría a chérie hasta conocerte bien, cuando ya te pondría un mote más acorde. O no, soy de Nueva Orleans, es una forma de hablar por aquí.

Y respecto a tu pregunta, ¿algo interesante? ¿Como qué? ¿Te refieres a comida o a cotilleos?

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01/12/2017, 23:44
Jane Morgan

Vale, no estaba segura del tipo de local que era, si en público hacían según que cosas. Un recipiente especial, un hombre o mujer de éxito, preferiblemente hombre y a poder ser joven. Pero tampoco tiene muchas manías, es bastante práctica en esos temas, así que cualquier cosa le valdría.

En el caso de que diga secretos en un lugar como ese, viene bien, pero normalmente prefiere no tener que repetir las cosas, por lo que no te extrañe que te pida que bajes la música :P

Bien, supongo que lo tendré que aprender, pero es que no salgo mucho… ¿Se dice... "Cherrí"? (Mal pronunciado)

Ni comida, ni cotilleos, para Jane cuando se refiere a algo interesante, se refiere siempre a algo en lo que pueda lucrarse o beneficie a su empresa. Tal vez algún contacto, ya que parece que conoces a mucha gente. 

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01/12/2017, 23:50
JoJo Baker

Pues si son negocios lo que te interesa, chérie, por ahí dicen que... 

...bueno, mejor lo roleamos cuando llegue el momento ;)

Y por cierto, tengo a un chico perfecto para ti. Joven, deportista de élite. Puede ser tu preferido, si quieres. Se llama Rémy, ya lo verás en la descripción del local.

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02/12/2017, 02:14
Jane Morgan

Perfecto ;)

Veo que su reputación es merecida y no se ha perdido con los años,  creo que podría gustarme, estoy ansiosa por conocerlo. 

Sí que sabes calar a la gente ;P

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02/12/2017, 02:24
Ashanti Lajeunesse

Miniclub exclusivo, ¿hace falta invitación?XD

En realidad hay varias cosas que aún no he terminado de definir. Y una de ellas es esa, si Ashanti se relaciona mucho o no con la sociedad Cainita. Creo que podríamos considerar unos mínimos, aunque será la clase de persona que no se preocupe de ir a "la moda" ni disimule que una situación se le antoja tediosa o no le agrada. Lo de llevar mucho tiempo en Nueva Orleans, sí, pero de manera intermitente. Quizá para algunos sea conocida, y para otros no tanto. 

No he hablado aún muchos acuerdos, y JoJo me había escrito algo sobre el bar, pero no quedó aún en nada. Podemos matar dos pájaros de un tiro si hablamos los cuatro. 

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02/12/2017, 05:05
Sebastian Crawford

Muy buenas. Os convoco a las tres porque creo que sería razonable que los cuatro nos conociésemos. He estado hablando con Ashanti, y aparte de que es alguien con quien Sebastian se sentiría inclinado a trabar «amistad» (bien sea motu proprio o a través de su Sire), creo que también tiene muchas cosas en común con JoJo. Teniendo en cuenta que ambas lleváis muuucho tiempo en la ciudad (si bien Ashanti de un modo más intermitente), me parece a mí que es más que probable que las dos os conozcáis y hayáis compartido historias, teniendo además las dos un trasfondo tan similar en algunos aspectos.

De este modo, los cuatro podríamos empezar siendo una especie de grupo de lazos laxos, en el que Jo sería el factor nuclear. Ashanti y Jo son vetustas habitantes de la ciudad, de modo que se conocen. Jo regenta un club en el que Eris actúa, así que ya sois tres. Y Sebastian, aparte de frecuentar el club, es un mitómano al que lo ciega cualquier personalidad interesante, poderosa y «diferente». Así que, ahí lo tenéis.

¿Qué opináis vosotras?

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02/12/2017, 05:12
Caroline

Buenas noches.

Veo que ya tenes historia. Congratulaciones! jaja. Por lo que veo creo que seria bastante probable que nuestros personajes se conocieran; Caroline es la clase de contacto-asistente que podría ayudarte a establecerte en una nueva ciudad de varias maneras. Sugiero que ojees el concepto y me digas si te parece que podemos establecer una relación de negocios. Saludos!

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02/12/2017, 11:31
Jane Morgan

Buenos días :)

Seguramente, creo que cuando llego a la ciudad, Caroline acaba de convertirse. Lo he estado mirando y es posible que me vinieran bien sus contactos ;)

Aunque en el momento que nos conociéramos te darías cuenta que Jane suele ser un “poco” desagradable, además el hecho de que seas inofensiva que aunque sirva para que piense que no la molestarás, es muy probable que se lleve algún comentario. A parte de eso si Caroline lo puede soportar, Jane es pura y absoluta bondad :P

¿Cómo reaccionaría Caroline a todo eso? 

Por último añadir que Jane no te despreciaría por ser Caitiff, eso le da igual.

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02/12/2017, 16:02
Eris Grey

Me parece perfecto.

Ashanti, ¿nos podrías contar un poco algo más sobre tu personaje? Gustos, aficiones, algo  que debamos saber si vamos a ser amigos/conocidos dentro del círculo de Jo.

Si necesitáis u os apetece saber algo más sobre Eris no dudéis en preguntar. Como cosas a tener en cuenta es que su Sire anda por ahí, concretamente siendo psiquiatra en el hospital de Nueva Orleans y es alguien con bastante renombre dentro de la comunidad. Es un psicótico con TOC

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02/12/2017, 16:14
JoJo Baker

Pregunta del millón. ¿La gente sabe que eres mi domitor?

Notas de juego

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02/12/2017, 16:28
Fowler

Sí, supongo que sí. Salvo que prefieras que no lo sepa nadie. 

Ah, para esta noche subo la historia :8

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02/12/2017, 17:43
JoJo Baker

Y no sé si prefiero que no se sepa. No tanto en plan secreto sino en plan... factor sorpresa. Si nadie pregunta...
(Qué ganas de leer tu historia!)

Notas de juego

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02/12/2017, 17:57
Fowler

¿De veras vas a preguntarme eso? Después de todo lo que te he contado, ¿esa es tu pregunta? ¿Dónde diantres nací? —Y sonrió— Muy bien. Pues imagina el infierno, y añádele más mosquitos.  

«Llegué a este mundo poco después de la guerra, y aunque mi gente la había ganado, tampoco es que importara. Allí nunca llegamos a conocer sus consecuencias. Jesús, era como si aquel cenagal estuviera atrapado en el tiempo. Si en doscientos años nuestros amos jamás se habían dignado a reconocer el code noir; ¿de verdad crees que iban a dejarnos marchar sólo porque el tío Abe, en Washington, hubiera abolido la esclavitud? Sí, ya. Buena suerte con eso». 

«El pueblo era un estercolero. Los niños teníamos más libertad de la que tenían ninguno de nuestros padres, pero la única educación que podías recibir ahí era la del látigo. Aun así, lo mejor que podías hacer era laissez les bon temps rouler, porque llegada la edad adulta podrías sentirte afortunado si te devoraba un caimán. La vida que te esperaba era una de días de trabajo y noches lamiéndote las heridas. Sí, nosotros éramos muchos más que ellos, sin duda, y de haber querido podríamos haberlos matado, pero la idea nunca rondó nuestras cabezas. Ojalá pudiera decirse que no lo hicimos por temor a las consecuencias, pero jamás se nos ocurrió. Es divertido, ahora que echo la vista atrás, pensar no, no en lo asustados que estábamos, sino en lo acostumbrados que nos habíamos vuelto todos a nuestra situación, como si nuestro sitio en la naturaleza fuera ese. No sé cómo lo hicieron los blancos, ni siquiera si es cosa suya, pero joder, querida, los negros lleváis el miedo en los huesos. Sí, sí, tú también. Que no te engañen las manchas».

«Todo cambió cuando llegó Olivier. Los negros no podíamos ir a misa con los blancos, y cuando las fiebres nocturnas se llevaron al que era nuestro sacerdote, muchos empezaron a caer en las manos de algo mucho más antiguo que el Dios cristiano. Los amos, temiendo una revuelta que nunca llegaba, tuvieron a bien hacerse con un liberto, un predicador que trajeron de otra parroquia para cortar el mal de raíz. Creerías que nos daría consuelo, pero no era más que un lobo disfrazado con piel de cordero. Un puto esclavista, y la religión que nos vendía eran las cadenas».

«Él, Olivier, era un buen negro… de puertas para fuera. Trajo tranquilidad, especialmente a los blancos, a los que disgustaba sobremanera el voudoun, y a muchos de los niños nos enseñó a leer y escribir, pero… Primera lección de la noche, aunque creo que esta te la sabes mejor que yo: nadie da nada gratis. Ni siquiera Dios. Todo, absolutamente todo, tiene un precio. Diez años después le ahogué en el mismo lago en el que había bautizado a todo el pueblo».

«Puedes imaginar que después de eso no tuve muchas más opciones que salir corriendo. Con apenas veinte años, ni siquiera los perros de caza que echaron tras mi pista fueron capaces de alcanzarme, no en los pantanos. Aun así, era una carrera a contrarreloj. Tan solo salvé el cuello porque, cuando mis fuerzas se agotaron y finalmente me desplomé en el suelo, lo hice sobre el de otra parroquia. Y no hubo nada que esos paletos follaprimos pudieran hacer para evitar que acabara entre rejas y no en el cielo. Apuesto lo que quieras a que en ese momento se arrepintieron de no haber fichado un predicador blanco. La sentencia habría sido muy distinta, ¿no te parece?».

«Me mandaron a Angola, condenado a trabajos forzados por el resto de mis días. No, no me mandaron de vuelta a África, me mandaron a Angola, la Granja. Esa cárcel tiene mil nombres y ninguno es bueno. Sí, por aquel entonces ya existía, y créeme, no era mejor de lo que es ahora. La esclavitud podría haberse abolido, pero seguía siendo perfectamente legal explotar a los negros que cayeran presos y la norma en prisión era esa. Así que, en realidad, lo único que había logrado era haber pasado a servir al Gran Estado de Louisiana».

«El alcaide y sus guardias dirigían la prisión como señores feudales, pero eso no impedía que los reos formáramos nuestras propias jerarquías. En lo más alto estaban Adams y el haitiano, y aunque en lo personal encontrara mucho más interesante al primero, el color de tu piel era lo que dictaba de qué lado caías. Así que me tocó servir con mi gente».

«Pasé muchos años en Angola, los suficientes para hacerme un nombre allí dentro. El haitiano me utilizaba para negociar con Adams, y no puedo negar haber disfrutado esa posición. Su rebaño era el de los blancos. Había acabado dentro por el asesinato de su hermano, crimen que él mismo había confesado, y lo único que le había salvado de la horca había sido su apellido. Era de buena familia y tan jodidamente culto que, mientras que el resto de los presos nos peleábamos por conseguir tabaco y pornografía, él había conseguido colar en la cárcel su propia colección de grandes obras de la literatura. ¿Te lo imaginas? Lo mejor de todo era que, siendo los guardias tan ignorantes como los presos, a nadie le interesaba ese tesoro».

«Yo fui de los pocos que mostraron algo de interés por su biblioteca, y supongo que por eso fue por lo que él empezó a interesarse en mí. Los negros letrados que había en Angola podían contarse con los dedos de la mano, y la situación entre los blancos tampoco es que fuera mucho mejor, así que gran parte del tiempo que no pasaba picando piedra, Adams lo pasaba conmigo. De él aprendí la segunda lección que te voy a dar esta noche, de la me costó mucho tiempo darme cuenta. La cita no es suya, sino de Milton: es mejor reinar en el infierno que servir en los cielos».

«Pero como en Paraíso perdido, todo lo bueno se acaba. Cuando los guardias eran el enemigo, blancos y negros dejábamos nuestras diferencias a un lado para sobrellevar, no, sobrevivir a la política de la prisión. Por eso yo temía tanto los periodos de tranquilidad. Porque era entonces cuando las tensiones hacían saltar las costuras y tocaba desenterrar el hacha de guerra».

«Adams murió durante una de estas guerras, pero no por nuestra mano. El haitiano no era tan idiota como para algo así. El responsable fue el alcaide, pero se recoge lo que se siembra. Unidos una vez más contra el enemigo común, el vacío de poder que había dejado Adams sacudió con tal fuerza Angola que el motín resultante casi hace arder la prisión».

«No hay nada más cruel que la libertad, ¿no crees? ¿No te parece que con todos los años que tenemos ya a nuestras espaldas los negros no deberíamos haber logrado algo? Seguís viviendo en guetos, y seguís siendo unos parias. Los blancos no pueden haceros más daño del que ya os hacéis vosotros mismos. Así era como me sentía yo en el momento en el que, junto a otro grupo de presos, escapé de Angola: abrumado por mi libertad, temeroso de ella. Sinceramente, tal vez debería haberme quedado allí. Seguir al haitiano probó ser mi perdición».

«Ya te he hablado antes del voudoun. Entre las filas del haitiano era muy común ver negros que seguían esta religión. Tiene sentido: él mismo era un boko, un sacerdote vudú, y no, querida, no era de los que practicaban su vertiente más suave; dejémoslo en que no era la clase de vudú que ves durante el Mardi Gras. Angola no le daba toda la libertad que él hubiera querido para practicar de verdad sus creencias, pero ahora estaba fuera. Y su plan era regresar a casa».

«Supongo que uno de los motivos por los que Olivier me tomó bajo su manto fue que en su día me tragué toda esa mierda de Cristo y el perdón. De haber seguido creyéndolo, tal vez yo habría sido un buen predicador. O tal vez no; él mismo no practicaba lo que predicaba. El caso es que en ese momento me pareció una buena idea que, dado que el cristianismo ya no me llenaba, bien podría probar suerte con el voudoun. Al menos no parecía que Papá Alphonse (sí, así se hacía llamar) fuera a tomarse las mismas libertades que Olivier. Y si lo hacía, siempre podía llevármelo de excursión».

«Haití fue una locura. Como he dicho, Alphonse era practicante de la versión más truculenta que puedas imaginar del voudoun, pero resultó que en esa isla él era de los más blandos. Así conocí a la mujer que me convirtió, lo que me lleva a mi tercera y última lección. ¿Sabes que es lo que más corrompe? Sí, si lo sabes. Es el tiempo. El tiempo no perdona. Ella disfrutaba corrompiendo a la gente, y te aseguro que presumía de haberme corrompido a mí. Pero no lo hizo. La corrupción no es más que, como se suele decir, una cuestión de tiempo. Si la Serpiente no hubiera logrado vender la manzana a Adán y Eva, tan solo tendría que haberlo intentado de nuevo unos pocos años después. En estas noches, lo único que puedes hacer es tratar de guiar a tu rebaño mientras el barranco se acerca y esperar que, llegado el momento, seas el último en caer».  

—Pero dejemos de hablar de mí; no te he despertado para eso —se levantó—. Vamos, quiero enseñarte algo.

Le ofreció la mano para ayudarla a salir de la cama, y una vez en pie la cubrió con su gabardina. No hacía frío, en Nueva Orleans casi nunca lo hacía, pero el gesto no dejaba de ser un detalle. La condujo escaleras abajo y después al exterior. El automóvil que había aparcado frente a la casa le resultaba extrañamente familiar. Era negro y brillante, pero una salpicadura de agujeros redondos había estropeado la chapa de la puerta del conductor, y del vidrío del parabrisas no quedaban más que los márgenes agrietados, el resto perdido por el camino y parte del capó. Pese a ello, un chauffeur, también negro, esperaba sentado al volante. El caballero caminó hasta la parte de atrás y abrió la puerta, invitándola a entrar.

—No te he dicho a lo que dedico mi eternidad, pero si quieres saberlo, tan sólo tienes que asomarte al interior.

Y acto seguido, él entró y se sentó, esperándola. Cuando ella por fin se decidió a mirar, vio que junto a él había un hombre maniatado. Como el coche, aquel hombre también le resultaba familiar. Y cuando cayó en la cuenta de por qué, casi se le paró el corazón.

De la gomina no quedaba más que un polvo seco, esparcido por su cabello despeinado y graso. Su chaqueta había desaparecido, y su camisa blanca lucía alguna que otra mancha marrón, seca. Respiraba de forma lenta y trabajosa, y al principio no reaccionó cuando el caballero subió al vehículo porque no le había visto. Su rostro, pálido como el de un muerto, estaba atravesado por unas pocas lágrimas de sangre, derramadas de lo que quedaba de sus ojos, cada uno de ellos recorrido por una costra vertical, como si los hubieran azotado con un látigo finísimo. Cuando escuchó la voz del hombre y por fin se dio cuenta de quién le acompañaba, el pasajero trató de gritar, pero la mordaza se lo impidió.

—Esto es lo que hago, querida. Proveo oportunidades. Concedo a mis clientes deseos que ni siquiera saben que tienen —agarró brutalmente de la cabeza al preso, mientras este intentaba liberarse, para enseñárselo bien a ella—. Soy mejor que el puto genio de la lámpara… si puedes permitirte pagar el precio, claro está.

Y lo empujó de vuelta a su asiento, mientras la observaba en silencio, observando su reacción, perdido en su rostro. Al fin, volvió a hablar:  

—Siento que del grandullón no queda nada, pero se lo echamos de comer a las serpientes... Me temo que esto es lo que queda se inclinó hacia delante, mirándola fijamente—. Así que dime, querida… ¿cuánto vale él para ti? 

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02/12/2017, 17:58
Fowler

Bueno, aquí la tienes. No sé si colgarla en la Descripción, para que la lea todo el mundo y si quieren atar cabos lo hagan (no es difícil deducir con quién habla). 

En cualquier caso, no está completa, a los Narradores les daré un resumen de lo que ocurre en los huecos. Hay cosas que Jo no sabe D:

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02/12/2017, 18:12
Caroline

Bien, veamos, de que tipo de comentarios estamos hablando?

Si no es gran cosa, (un tonito altisonante, algunos comentarios fuera de lugar de vez en cuando) Caroline los ignoraría sencillamente. Ha trabajado para mucha gente así, y mientras los billetes esten en orden, no le importa. De ser frecuentes las pullas, simplemente se iría tan pronto tuviera su paga y no volvería a relacionarse con Jane. En ambos casos, no tendría buenos comentarios de ella cuando le preguntasen al respecto, pero no la difamaría expresamente, salvo tal vez con los contactos mas íntimos.

Lo que no perdonaría nunca seria una falta en el dinero, o incumplir los términos del contrato. Es una mujer honesta y trabajadora, por lo que espera lo que corresponde de sus empleadores de turno, ni más ni menos. Si no es así, podría volverse problemático.

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02/12/2017, 18:36
JoJo Baker

Tío, me quito el sombrero. Chapó. Pero mil de chapó. Putísimo amo. ¡Me ha encantado!
Puedes subirlo si quieres, todos deberían leerlo, en serio.
Por curiosidad, ¿cuál es el precio?

Notas de juego

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02/12/2017, 18:42
Fowler

Lealtad, supongo. Fowler eligió a Jo para abrazarla, y por eso se tomó la molestia de rescatarla. Ahora que ella no cede su "mortalidad", la ve en parte como un reto.