Partida Rol por web

Los tres chicos se sintieron inmediatamente fascinados por lo que acababan de ver salir del almacén. ¿Sería posible que fuera un hada de las que contaban las viejas historias del lugar? Al fin y al cabo, era verano... así que debían de empezar a aparecer en el bosque. Pero si era un hada, era muy raro verla en pleno pueblo.

Corrieron tras la pequeña luz todo lo deprisa que pudieron, pero aunque la veían a lo lejos como un puntito blanco, parecía estar cada vez a más distancia. Se dirigía al bosque, y aunque a veces parecía dar la vuelta y volar un poco en dirección a ellos, enseguida volvía a alejarse y a empequeñecer.

Aún estaban corriendo y a punto de salir del pueblo cuando por la derecha del camino vieron que se acercaban tres niñas. Una era rubia y vestía a la manera country, con vaqueros, gorra y una camisa a cuadros. Otra era más pequeña y llevaba ropa de deporte blanca. La tercera era morena y de pelo rizado, con un vestido verde.

Ander, Kate y Robert reconocieron enseguida a Jess y Siobhan. Eran del colegio, y en cierto modo, eran una leyenda viva. Las dos se habían perdido en el bosque el año anterior, y habían estado a punto de ser asesinadas por un hombre que vivía aislado de todo en una cabaña. No sabían a ciencia cierta quién era la otra chica, pero sin duda debía ser Zaina, la gitanilla que también se había perdido el verano pasado.

Mientras Jess pedaleaba, Zai vio a tres niños acercarse. Dos niños y una niña. Sin emabargo, al principio no lo asoció con las cartas ya que estaba literalmente patidifusa. Uno de los niños llevaba un casco que le hacía parecer un astronauta como aquellos de los comics que Rocky la había regalado antes de irse y hablando de Rocky.... el otro niño se le parecía bastante, además de llevar una espada de plástico como las que regalaban en las ferias a los que conseguían acertar tres globos con los dardos.

Bobby tiraba de la mano de Kate, pero se habían tenido que parar porque la chica respiraba con dificultad. El niño miraba alternativamente hacia el bosque, y luego a la joven, para luego volver al bosque. Daba la impresión de no saber qué le pasaba a la niña.

- ¿Qué te pasa, estás malita? - dijo el joven, rascándose la cabeza con la punta de la espada de plástico - ¡Se va a escapar!

No pareció reparar en la llegada de las tres chicas.

-Yo... no puedo correr mucho-dijo recuperando el resuello- mira-señalo a las chicas que se acercaban y las saludo con la mano- pregúntalas si lo han visto-pues ella no se atrevía a preguntar aquello, seguramente pensarían que estaba loca y se reirian de ella y eso la daba vergüenza y no le gustaba.

¿Se va a escapar? Espera, estaban siguiendo a algo...no...no...no...

Zaina apretó el hombro de Jess con fuerza con una mano mientras se llevaba la otra a la cicatriz del cuello, cuando vio a los chicos acercarse a ellos para preguntarles la dirección. De ningún modo les diría por donde había desaparecido. No. Eso jamás. Mentiría o intentaría fingir que creía que estaban zumbados pero nunca más seguiría un hada o algo que se le pareciese. Y tampoco permitiría que nadie lo hiciese.

- Si, si - dijo Ander señalando hacia el bosque - Se ha ido hacia allá. ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vaaamos! - Atrás quedaban el petardo, la ventana, su madre,... Que chulada, no podía pensar en otra cosa. Un marciano. Verde... ¡y volaba!

Sí buscaís al bicho que volaba no ha ido al bosque— intervino Zaina rapidamente al oir al niño y confirmar sus sospechas. La niña no dejaba de tocarse la antigua herida. La escocia, y eso no la gustaba...y lo más importante aún...Las cartas habían augurado aquel encuentro

-¡OYE! -gritó Siobhan sacando a relucir todo su carácter. Miró a los niños con el ceño fruncido, en especial al del casco- ¿De qué están hablando? -quiso saber y lo suyo más que a pregunta sonaba a orden.

Los miraba con cara de pocos amigos, quién se iba a imaginar que esa niña de aspecto delicado y tímida podía poseer semejante vozarrón. 

Siobhan cerró con fuerza sus puños sobre el manubrio de su bicicleta al tiempo que sentía que las piernas le flaqueban. Esos niños perseguían algo, un algo que estaba en el bosque y estaba segura que eran las hadas, las mismas que vieran el verano pasado... las mismas que habían oído minutos antes. Su canto, sus risas, eran algo que jamás iba a poder olvidar.

No le gustaban las niñas que habían llegado. Una vestía raro, y otra era tan mandona como la hermana de Ander. Bah, estaba rodeado de niñas. ¿Dónde habrían ido los niños del petardo? Quería enseñarles el fantasma que había aparecido.

- ¡Mientes! - respondió Bobby a la joven gitana - Lo he visto, y Ander también... y Kate también. ¡No os lo vais a quedar para vosotras solas! ¡Vamos Ander!

Sabiendo que Kate se podía quedar con aquella niñas, corrió hacia el bosque, sin saber bien si Ander le seguía o no.

La pandilla que nos acabábamos de encontrar estaba siguiendo algo, y la escena nos resultó familiar a las tres. Zaina incluso me avisó con un gesto. Había que pararlos.

-Escuchad, chicos -dije, lo más amablemente que pude-.. no sé qué es lo que vísteis, ¿queréis contárnoslo?

¿Nos estas viendo ir en dirección al bosque? Estabamos en el río y pegó un giro brusco para ir a esa dirección—dijo señalando el lugar donde se asentaba el campamento de los gitanos.—Nosotras vamos hacía allá, que es donde vivo

La niña hablaba de la forma más amable posible que el miedo la dejaba, incluso fue capaz de separar la mano del cuello y esbozar una sonrisa.

Ander corría, pero el pijama le quedaba un poco largo y se tropezó con el, cayendo al suelo. Sin durar más de uno o dos segundos tumbado se puso de pie y corrió detrás de Robert. Sus pasos eran mucho más cortos y tenía que dar dos o tres por cada zancada que daba el chico de la espada. Al pasar cerca de Zaina y Jess, se agarró el casco y simplemente gritó.

- ¡Un Alien, Jess! ¡Había un extraterrestre! ¡Como en E.T.! - se paró un segundo y se llevó el dedo indice a la boca mientras miraba hacia abajo - Bueno, era más pequeño y un poco más verde... - dijo, sonrió a la chica y continuó corriendo - ¡Vamos! ¡Hay que encontrarle!

¡¡NO!!

La niña saltó con relativa agilidad de la bicicleta y corrió tras Ander. Aunque la niña era muy lenta corriendo no le costó gran esfuerzo alcanzarlo ya que era mucho más pequeño. La cara de la niña ahora reflejaba terror, pero eso no la impidio saltar como un gato encima de Ander. Al no tratar mucho con niños no sabía como comportarse y no sabía el tipo de cosas que podían enfadarlos.

¡NO! ¡NO! ¡NO!....No es un extraterreste...es una hada mala... ¡¡MALA!!

Cuando la chica se le abalanzó encima, la sorpresa que se llevó Ander fue mayúscula. Y los gritos que le pegó no ayudaron en nada. El gesto del chico cambió radicalmente cuando el susto y la agresividad de Zaina hicieron mella en él. Sin poder evitarlo, la cara se le volvió pucheros y... estaba a punto de empezar a llorar.

Al ver que Ander estaba a punto de romper a llorar, la niña se acordó de David e, instintivamente, suavizó el tono de voz, con la angustia aun reflejada en su voz.

Si las seguis os mataran, os mataran como intentaron....os mataran...

Zaina levantó la cabeza para ver si los otros dos niños se habían parado al ver que Ander no les seguía. Esperaba que fuese así, y no solo por el bien de los chicos sí no porque abandonar a una amigo era algo imperdonable para la gente de Zaina. Y estaba claro que aquellos tres eran amigos.

Si...si venís con nosotras, cuando esté montados os colaré en los coches de choque gratis...

No fue hasta que escuchó los gritos de Zaina que Bobby se giró, asustado. ¿A qué venía eso? ¿Por qué esa niña gitana estaba atacando a Ander? ¡Pero si él no había hecho nada!

- ¡Eh! - dijo, corriendo hacia ella agitando la espada de plástico en el aire - ¡Déjale! ¡Es pequeño!

Su lado más heróico salió a relucir, aunque no sabía bien lo que debía sentir. Era una niña, y papá le había explicado que a las niñas no se le pegaba, pero también le habían enseñado que no se pegaba a los niños más pequeños...

No le estoy haciendo daño, pero eso a lo que estaís siguiendo si os lo hará— se defendió la niña mirando al niño de la espada. Jess, Sioby... decidles que tengo razón.

La niña seguía sin soltar a Ander, pero procuraba no hacerle daño. Ciertamente no era lo más apropiado saltar sobre un desconocido, pero la niña actuaba guiada por sus instintos y sus miedos. Además, no conocía otra forma de pararlos.

Mientras la discusión entre los niños se desarrollaba, y Zaina intentaba que Ander no se levantase de donde estaba, pudieron oír de nuevo una risita que a todos les resultó familiar. Era la misma risita que habían oído en el almacén, detrás de las latas de pintura. La misma risita que habían oído hacía un año, coreada por tantas otras...

No tuvieron más que alzar la cabeza para comprobar que venía de un árbol que estaba a su lado. En una rama, muy por encima de sus cabezas, había un puntito blanco luminoso. Pero cuando se fijaron mejor, pudieron comprobar que parecía tener forma humana... aunque era muy pequeña y tenía alas a la espalda.

Para tres de los niños que estaban allí, aquello era lo más parecido a un hada que sin duda habían visto. Para otras tres niñas, aquella visión les heló la sangre en las venas hasta un punto que jamás hubieran podido esperar.

- Jijijiji -se reía el Hada que les observaba desde la rama, balanceándose hacia delante y hacia atrás-. Hola, hola. ¿Por qué os estáis peleando, pequeños?

Tenía una voz chillona y cantarina, casi divertida. Su pelo blanco se movía con la brisa. En realidad, todo en ella era blanco, excepto sus ojos, de un verde claro.