Partida Rol por web

Noxville, Canadá
Sábado 22 de junio de 1995
7:46 AM

Jessica se incorporó en su cama, con la frente perlada de sudor y el pelo pegajoso. Sus sábanas estaban húmedas y su pijama se le impregnaba al cuerpo. Ya era de día, como atestiguaba el rayo de luz que entraba por la ventana, aunque aún era muy temprano. No obstante, hacía bastante calor aquél día... aunque no era por eso por lo que la pequeña Jess sudaba. Había tenido otra de aquellas horribles pesadillas. Se llevó una mano a la frente para secarse el sudor y apartarse los mechones de pelo rubio y húmedo de la cara.

A su alrededor, su habitación estaba como siempre, pero la sensación de agobio por lo que había soñado seguía ahí. Casi podía verse rodeada aún de árboles interminablemente altos, en medio de la oscuridad con un frío terrible y antinatural, y con todaas aquellas luces flotando a su alrededor, rojas y amenazadoras, susurrando su nombre. A pesar del calor que hacía, volvió a darle un escalofrío. No se acostó de nuevo, no tenía ganas de dormir más y al fin y al cabo, ya era de día.

Según se levantaba de la cama, recordó que era el primer día de vacaciones. Las clases habían acabado aquél viernes y ahora los niños de Noxville tenían tres meses por delante para hacer lo que les apeteciese. Pero lo mejor era que... ¡Zaina debía estar a punto de llegar! Desde que se había marchado no habían dejado de intercambiarse cartas para contarse cómo les iba, y ahora la gitanilla se dirigía hacia el pueblo para pasar el verano. Lo único que a Jess no le gustaba era el hecho de que tendría que contarle que Cory, Rocky y Daniel se habían mudado hacía unos meses, con lo que de la vieja pandilla sólo quedaban ellas dos y la pequeña Siobhan.

Pero Jess estaba convencida de que ese verano podrían hacer muchos más amigos. Después de todo, casi todos los niños de Noxville se conocían del colegio... y tanto a ella como a Siobhan y Zaina las consideraban una especie de leyenda viva después de lo que había pasado un año antes en el bosque.

Una noche más, la pesadilla volvió a fastidiarme. Los abuelos me decían que no era más que un sueño, pero... me daba miedo. Una y otra vez volvía a verme perdida en ese bosque. Unas noches ganábamos nosotros y terminábamos con el monstruo, como así había sido, pero... otras veces ganaba él. Y nos hacía daño. A veces soñaba que nos comía, como los ogros gigantes de los cuentos. Otras nos hacía daño. En otras tenía cuchillos afilados.. No quería ni pensarlo. Irme a dormir era horrible. Me concentraba en papá, y en los bonitos cuentos que me leía, pero.. siempre se torcía algo en ellos, y acababa saliendo el monstruo. Ojalá pudiese olvidarlo algún día.

Me asomé por la ventana. A pesar de mis temores, un nuevo dia empezaba. Me vestí y arreglé a toda prisa, pues quería coger la bici e ir a dar una vuelta. El verano se presentaba prometedor, con Zaina de nuevo por aquí. Estaba ansiosa por su llegada. Pensé que me aburriría en estos días sin cole, que me mantenía distraída, pero recibir su carta fue estupendo. Lástima que Rocky, Dany y Cory se hayan ido del pueblo, pero.. Siobhan, ella y yo nos lo pasaremos igual de bien.

Saludé a la abuela, y me bebí mi vaso de leche. El abuelo ya se había marchado a comprar nosequé en la ferretería de Hudson, así que no estaba. La abuela volvió a decirme que por qué no tiraba ya esta gorra, que no parecía una señorita. Suspiré y fingí no oírla. Todos los días igual. En cuanto terminé me despedí y salí. Me dirigí al granero.

Me gustaba mucho mi bici. Los mayores decían que era muy grande para mí, pero me daba igual, con ella volaba como el rayo. Nunca me había caído. La encontró el señor Maxwell, el vecino, en su granero. Estaba toda oxidada, y me la regaló por si podía hacer algo con ella. El abuelo me ayudó a ponerla a punto (bueno, sí.. más bien lo hizo él todo, yo no sé de bicicletas). Yo la pinté con un bonito color rojo que elegí en la ferretería. Quedó como nueva, y a mis ojos era mi más preciado tesoro.

Con ella me dirigí a casa de Siobhan, a enseñarle la carta de Zaina que me había llegado.

A pesar de lo temprano que era, el aire de la mañana era cálido... casi se podría decir que caluroso. Aquél iba a ser un verano de los fuertes, lo cual era bastante raro en Canadá. Pero sin duda no era nada que no solucionarían unos baños en la piscina con los amigos.

Jess se subió a su bicicleta y empezó a pedalear en dirección a la casa de Siobhan. La carta de Zaina le daba golpecitos en el bolsillo, como si se quisiera escapar en cualquier momento. No obstante, no había ninguna prisa así que Jess podía concentrarse en que no se le perdiera.

Justo cuando iba a pasar un cruce de peatones que estaba desierto, vio a lo lejos algo que le llamó la atención. Una serie de caravanas blancas entraba en el pueblo por la carretera del sur, a lo lejos. Algunas llevaban rótulos coloridos y adornos de flores y guirnaldas. A la pequeña le dio un vuelco el corazón, pues tenían toda la pinta de ser caravanas gitanas.

Iba pedaleando veloz, pero al ver las caravanas me detuve.. ¿¿Podría ser la familia de Zaina?? Algo me decía que sí, que era ella. Seguro que me envió la carta desde muy cerca ya. ¡Qué genial, podríamos darle una sorpresa a Siobhan!

Me encaminé inmediatamente con la bici hacia los carromatos, para preguntarles si Zaina iba con ellos. Ojalá fuese cierto, ¡qué nervios!

Me acerco a una de las caravanas, donde un hombre y una mujer iban sentados al frente, y les pregunto:

-Disculpen, me llamo Jessica, y soy amiga de Zaina.. Estaba esperando su llegada, ¿viaja con ustedes mi amiga?

Las diferentes caravanas de la comitiva se habían ido deteniendo mientras Jess se acercaba pedaleando tan rápido como podía. Algunas eran viejas y destartaladas, pero otras parecían nuevas. Los neumáticos y los bajos de todas ellas evidenciaban que el viaje hasta allí había sido largo.

Un hombre moreno y con el pelo oscuro se bajó de la más cercana y su mujer le acompañó. Sin duda eran gitanos, así que Jess se acercó para preguntarles. El hombre miró a su mujer y se encogió de hombros. Ella sonrió a la niña rubia y le señaló una caravana blanca unos metros más lejos.

- Pregunta por allí -dijo-. Es la caravana de Zoe y Jacob, la madre y el tío de Zaina.

-¡Muchas gracias! ¡Eso haré!

Dicho y hecho. Tras agradecerles su información me dirijo a la caravana que me señalaron, y de nuevo pregunto por Zaina al señor que conduce, después de indicarle si podía detenerse.

-Hola, me llamo Jessica. ¿Es usted el tío de Zaina? Soy amiga suya, y me gustaría verla, si es posible..

En realidad lo estaba deseando, pero me temía que no la dejasen venir conmigo por cualquier motivo, así que preferí ser cauta.

Justo cuando Jess le preguntaba al hombre de la caravana al que no conocía si podía ver a Zaina, la niña rubia oyó un grito a su espalda antes de que éste pudiera contestarla.

- ¡¡Jess!! ¡¡Jeeess!!

Al volverse, pudo ver que Zaina iba hacia ella corriendo, ataviada con un vestido verde con corpiño a rayas y su pañuelo rojo anudado en el cabello ensortijado. La saludaba con un brazo mientras se acercaba.

Si, sin lugar a dudas era Jessica....y que mayor parecía... y tenía una bici chulisima. Zaina saltó habilmente por encima del pastor ovejero de uno de los "vecinos", que practicamente ni se inmutó y corrió hasta la niña rubia.

—Jess—dijo finalmente, recuperando el aliento y abrazandola con alegría —Ala...¡Te enteraste de cuando veniamos! ¡que guay! ¿Que tal estás? ¿Recibisteís mis cartas? ¿Y los demás?

La niña estaba tan emocionada de verla que hablaba muy deprisa y casi sin pararse a respirar. Entonces se fijó que estaba hablando con John "el Gruñón" y muy contenta le presentó a su amiga antes de que el hombre soltase alguna bordería.

—Esta es Jess—dijo contenta mirando con ojos brillantes a la niña —Una de mis amigas de Noxville

Zaina era un torbellino, como siempre. Se abalanzó sobre mí, contenta, y yo también de verla a ella. La noté cambiada al principio, un poco más mayor.. O igual era la ropa, pero.. ¿qué más da?

-¡¡Zaaaaiiiii!! -dije alegremente, abrazándola también, y saludé de nuevo al señor con el que había hablado-. ¡Qué mayor, has crecido! Sí, ví las caravanas, justo iba a enseñarle tu carta a Siobhan.. Los demás no están, Zaina.. -dije apesadumbrada, por tener que darle la noticia-. Loa papás de Dany, Rocky y Cory se fueron a otras ciudades. Supongo que quedarse aquí se les hacía duro después de lo que pasó. Prometieron que escribirían, pero no sé.. Sus papás no querían que nos viésemos después de.. aquello.

Hasta temía decir la palabra. Aún no me había acostumbrado, ni sabía cómo definirlo. Pero con Zaina no tenía por qué fingir ni explicar nada. Ella sí me entendía.

Tu tambien "tas" muy mayor ¡Y muy guapa! —respondió Zaina contenta. La verdad que el vestido la quedaba muy bien, aunque no terminaba de gustarla el corpiño, que la hacía insinuar ya lo que la niña llamaba curvas de mayor. Aunque esas curvas también habían parecido aparecer a Jess, en comparación con el año anterior.

Sin embargo, pronto llegaron las malas noticias y la expresión de Zaina se tornó triste por un momento. Así que los chicos no estaban. Eso quería decir que tampoco habían leido sus cartas... ¿y por qué sus padres no querían que se juntase con los demas?

Mi mamá también tenía miedo, pero al final me dejó venir... Jo, que nos pasase "eso" una vez no significa que nos tenga que pasar nada.

La ilusión de la niña parecía haberse desvanecido de golpe, pero trató de levantar el ánimo. Al fin y al cabo estaba con Jess...¡Con Jess! y pronto verían a Siobhan.

¿Quieres que te enseñe donde vivo? O vamos a ver a Siobhan—preguntó finalmente a la niña

Mientras Jess y Zaina hablaban, el sol iba subiendo y podían notar que hacía calor, aunque en el lugar en el que estaban corría una ligera brisa al no haber edificios cerca. Más allá, en el pueblo, se empezaban a oír coches. En algún momento sonó algo que parecía un petardo en la lejanía... pero en general, todo estaba tranquilo.

-Me encantaría ver tu casa, pero.. seguro que Siobhan está deseando verte. Aunque... bueno, ella aún no sabe que estás aquí, iba a su casa a enseñarle tu carta.. ¿te parece si le damos una sorpresa?

Seguro que le encantará reencontrarse con Zaina, no dejamos de pensar todo este tiempo dónde estaría, qué cosas haría.. A nuestros ojos, la vida errante de Zaina era una costante oportunidad de aventuras, y estábamos deseando que nos las contase todas. La vida en Knoxville es tan aburrida a veces..

¡Vale! ¡Vamos allá! -exclamó la niña contenta- Tengo muchas ganas de verla... Al final llegué a la vez que la carta jajaja. ¿Qué te parece si me escondo en un árbol cerca de su casa y la llevas hacia allí sin decirla que estoy? ¡Eso si que sería una sorpresa!

-¡Genial idea! Le diré lo de la carta como pensaba hacerlo desde el principio, que vas a venir. ¡Jo, vaya idea más buena! -ya estaba disfrutando pensando en la cara que iba a poner Siobhan cuando viese aparecer a Zaina por sorpresa-. ¡Vamos allá!

Mientras caminábamos hacia su casa, le enseñé un poco el pueblo. Mis tiendas favoritas, el colegio donde estudiábamos.. Era genial tener a una amiga a quien contarle todas las cosas. ¡Qué contenta estaba de que Zaina estuviese con nosotras!

Zaina se tapó la boca con las manos riendose y siguió a Jessica trotando por el pueblo. Durante el verano anterior había paseado un poco por la zona y jugado con los chicos, pero aquello no había visto muchas cosas. COnocía el hospital, donde habían metido a Dani y le habían vendado la pierna. Tambien la habían dado a ella unos puntos y, aunque la habían dicho que no pasaría la había quedado una leve cicatriz en el cuello. Cada vez que veía algo nuevo la niña lanzaba pequeñas exclamaciones de asombro.

Ala...que parque más chulo... ¿ese es tu cole? ¡Que guay tiene que ser estudiar con más niños!

-Sí, ahí íbamos todos al cole, aunque claro, a clases distintas. Es una pena que los chicos ya no estén.. -una leve sombra entró en mi mente al volver a evocarlos-. Los papás no querían que nos viésemos, pero aquí en el cole podíamos jugar juntos. El primero en irse fue Cory, en octubre, creo. Después se fue la familia de Dany y despues la de Rocky. Me dió pena que se fuesen.. Pero bueno, tú estás aquí, y ojalá ellos vuelvan algún día.. ¡Venga, sigamos a casa de Siobhan!

Iba empujando mi bici, mientras caminaba al lado de Zaina. Poco a poco nos acercábamos a casa de nuestra amiga.

Vaya... ¿Octubre? Yo le envie una carta en Abril, una postal de un sitio que se llamaba Texas... aunque no estuvimos mucho tiempo allí. La gente no era nada amable con nosotros- explicó la niña a su amiga mientras caminaba mirandolo todo. Parecía que la conversación si tornaba triste otra vez por lo que Zaina cambió de tema.

—¿Sabes? Aprendí a echar las cartas del Tarot, para adivinar el futuro y así... y me regalaron una baraja muy vieja para que practicase—explicó la niña—la yaya Mirza me dijo que me daría suerte. También aprendía leer algo la mano, pero casi no se hacerlo y me acuerdo mejor de lo del pasado que del futuro.

Mientras las dos niñas avanzaban charlando animadamente y poniéndose al día, pasaron por una calle que estaba llena de niños y niñas. Casi todos los compañeros del colegio de Jessica jugaban allí ya de buena mañana, aunque la mayoría se había agolpado cerca de una de las ventanas de una casa blanca y verde. Era la casa de Ander y Theresa.

Parecía haber algún tumulto, porque se oían voces y algunos de los niños corrían, mientras otros se tapaban la boca con las manos. Se oía la voz de alguien muy chillón, pero no podían distinguir bien lo que decía.

La casa de Siobhan estaba sólo un par de calles más adelante.

Zaina interrumpió su charla cuando vió el revuelo que había en la calle, con todos los niños jugando y chillando. El ámbiente parecía divertido a la niña, que salvo en época de fiestas populares en los pueblos no había visto nunca nada igual. ¡Todo parecía tan divertido!

¡Ala! ¡Cuanta gente! ¿Y todos van a tu cole? preguntó mientras caminaba mirando con curiosidad como los niños trataban de atisbar a traves de la ventana. Por una parte, la niña tenía ganas de unirse a esos niños, pero por otra se daba cuenta que eran muy diferentes a ella y ya la había pasado anteriormente que se riesen de su forma de ser. Además, tenían que ver a Siobhan.

-Eeeeemmm... sí, la mayoría sí... Me pregunto qué estarán mirando.. -respondo a Zaina, distraída, tratado de atisbar lo que tantos críos miraban en la casa. Mi curiosidad era más grande que mi compostura, y mis pasos inconscientemente variaron un poco el rumbo, acercándose a la casa mientras estiraba el cuello.

-Es un poco raro esto, ¿no? -dije, señalándolos con la cabeza-. Siobhan vive aquí cerca. Podemos intentar averiguar qué pasa, y despues contárselo, ¿te parece?

Seguro que algún chaval del cole me lo explicaría..