Partida Rol por web

Mayo 12 de 1995, Refugio de Lauren Rienne, 3:23 am.

En el inmenso espacio de tu mansión, bajo la tranquilidad de una típica noche de Filadelfia, suave y relajante, como pocas que recuerdes haber disfrutado, un sentimiento de soledad empieza a consumirte lentamente, ante la bestia dormida en tu interior, tu memoria continua dando saltos y llenándote de preguntas, mientras la sensación de superioridad se mueve con libertad en tu nueva naturaleza, y te regocijas por ser una criatura sobrenatural, cómodamente acomodada en tu ventana, en aquel salón, híbrido de biblioteca y sala de reuniones, con un par de cuadros sin valor real y el silencio de tus propios pensamientos bullendo y saltando en tu cabeza.

La luz mortecina que lanza la lámpara es suficiente para tus ojos, no hay mucho que hacer últimamente, más que disfrutar de algunos lujos y mover a tu nueva y reluciente adquisición hacia los oscuros deseos de tu voluntad, en el eterno juego al que entras partes, no estás muy segura de como son otros como tú, tan solo oyes a tu sire cuando viene de visita, conoces al príncipe y sú séquito, nada demasiado impresionante, aparentemente...

Y estando en tus propias cavilaciones, llega a ti el sonido del timbre, desde abajo, un carro que se te hace familiar, aparcado frente a tu casa. Una noticia, un comentario, quizás tan solo una coincidencia...

Observó con desinteres el vehiculo desde la ventana, mentalmente calculó el tiempo de respuesta de Joseph, su mayordomo que, abrió la puerta principal de la mansión y recorrió el trayecto hasta el coche, bajando los tres escalones y abriendo la puerta del coche para permitir a su usuario bajar.

Sonrió sinceramente al ver al individuo salir del sedan, llevaba ya varias horas danzando por el despacho sin nada más que hacer que revisar sus inversiones. Algo que le había ocupado poco tiempo; Ahora podría pasar un rato entretenido. Borró su semblante sonriente y se preparó para recibir a su visitante, se arregló el pelo levemente, se puso la chaqueta y contó hasta diez antes de salir y esperar de pie en lo alto de la escalera; Si algo le gustaba, era bajar la escalera lentamente mientras los hombres la miraban, observar sus rostros; En ese momento, podía averiguar mas de ellos que en una conversación completa.

Tomó aire instintivamente al escuchar girar el pomo de la puerta, reaccionó ante ese instinto negando con la cabeza y se mantuvo en silencio a la espera de que entrasen en la casa.

Joseph abrió la puerta con la misma ceremonia que lo caracterizaba, sus movimientos eran precisos, a pesar de estar entrado en edad. La enorme puerta de entrada se abrió con un chillido apenas perceptible, y tu criado, con una solemnidad solo imaginable en alguna caricatura anunció el nombre de tu visitante.

-el señor Lawrence Cramer, está aquí- dijo dándote una mirada de reojo, de cierta forma, la situación se había repetido tantas ocasiones, desde que habías muerto, que seguramente una sensación de dejàvù tendría más importancia que el clima cálido que absorbía por aquella estación la ciudad, y que pasaba indiferente ante tu naturaleza. Tu refugio, amplio y vistozo, ayudaba a ello, a la comodidad y al ocio de no querer salir más de lo necesario.

Lawrence vestía elegante como siempre, era un hombre no muy alto, y no muy corpulento, con un traje negro y una tez pálida, cabello negro y rasgos poco atractivo, tenía un aire a cobardía, que se desvanecía cuando demostraba la seguridad que lo embargaba, su tono era frio y duro, quizás con ayuda de tantos años como vástago, simplemente su temperamento se había hecho más sólido, de no ser por aquellos amaneramientos de sus movimientos que persistían, pasaría por ser un sujeto tan rígido como quería aparentarlo.

-Ya me vió Joseph, desde la ventana, porque al parecer, la señorita Rienne no ha tenido muchas distracciones durante estas noches- dijo mientras se quitaba el abrigo negro y se lo daba a tu sirviento, con un movimiento que tuvo un leve matiz de exageración y quizás algo de teatro, imperceptible para el observador ocasional. Y luego una mirada, que parecía decir "baja ya de una vez"

Descenció las escaleras con parsimonía y seguridad, no miraba la escalinata, la conocía demasiado bien. En cambio miraba a su sire con cierto aprecio y una sonrisa amable.

- Cada noche acostumbras a venir mas tarde. - suspiró con cierto desdén tendiendo su mano en dirección al salón de recepciones - Ya conoces el camino, Lawrence. - sonrió agarrando el brazo del hombre para seguirlo hacía este - ¿Que le trae a mi presencia esta noche, señor Cramer? - terminó preguntando mientras caminaban, sin mucho interes, pues ya lo suponía ella.

-Tengo suficientes asuntos de los que encargarme, no siempre te puedo dedicar el tiempo que tu quisieras- responde con un poco de frialdad o desinterés, es un hombre importante después de todo, de baja talla, pero de visión después de todo, y no era un Ventrue precisamente por ser un estereotipo de nobleza y amabilidad. Lawrence siempre tenía esa facilidad de aparentar ser tan distante y tan inútil cuando se lo proponía. Casi parecía que tu abrazo era algo que no tenía que ver con él. Casi.

-Perfectamente- replicó caminando al sitio. Observó el sitio con familiaridad y propiedad y tomó asiento. -Esta noche si tengo un asunto del que debo hacerte partícipe Lauren- como siempre, mantenía aquella paradoja de referirse a ti por tu primer nombre, por tu nombre mortal, por aquel que tenía cargaba cierto vacío, cierto agujero. -Como sabes, siempre he creído que un hombre que sabe lo que quiere, valora las pruebas de ello, y que un hombre poderoso, es un hombre culto por añadidura...- parecía en esos instantes un maestro, un tutor, no aquella criatura que te había otorgado una maldición, o una bendición. -...y estas noches, han estado cargados de una tensión un poco incómoda, no dejo de sentirme insatisfecho, aunque claro, quizás estés algo distante a pesar de lo que te he comentado.- hizo una pausa que se podría juzgar como dramática  -Para serte sincero, ese asunto de rivalizar con los Toreador me estaría dando jaquecas... de poder tenerlas claro.- comentó con un aire de resignación y quizás cierto dejo de frustración.

Asintió fingiendo cierta vergüenza por el reproche de su sire, pero mantuvo la firmeza y el paso de su padre oscuro. Su sonrisa retornó a su rostro al observar al vastago observando la decoración del salón, algo espartano. Los muebles de estilo victoriano mantenían cierta ilusión de antiguedad pese a ser imitaciones; Guió a su acompañante hasta el sillón que presidía la sala, tras él había una pintura representando la firma de la declaración de la independencia. Ella tomó asiento en el sofá cercano, escuchando a Cramer con cierta inquietud.

- Siento que te incomoden los Toreador, - sonrió mirando al cainita - pero no sé que puedo hacer yo en ese asunto. - indicó negando con la cabeza - Soy una contable, como tal, no me atraen las luchas de poder a las que esos "artistas", nos arrastran. - sentenció mostrando cierto recelo al hablar de esos vastagos - Por supuesto, si necesitas mi ayuda, la tendras. - afirmó sin titubear - Haré lo posible por ayudar a los mios. - continuó señalando a su sire y luego a ella misma - Pero preferiría que mi participación, sea... Anonima. - terminó recostando su espalda en el respaldo del sofá.

-No son los Toreador los que me molestan- corrigió con cierta parsimonía -Es todo este asunto, el rumbo que han tomado las cosas en realidad, por momentos creo que es una monumental pérdida de tiempo, y no le veo demasiado sentido encaminar esfuerzos a comprar una competencia que veo algo vacía desde el inicio- y parecía tranquilo donde en su lugar, debería haber resignación -Para serte sincero, he mantenido ciertas relaciones propias con los degenerados, te aseguro que hablando con ellos, tendrás el inevitable pensamiento de que la mitad de las cosas que te digo son pura basura pedagógica...- anunció con algo de ceremonia, antes de alcanzar el punto -... yo mismo lo he pensado en algunas ocasiones- agregó sin vergüenza y directamente.

-Estás bastante servicial esta noche, ten cuidado, esperaba un poco más de suspicacia de tu parte- y se acomodó un poco, tratando de erguirse en el sillón, con malos resultados dada su estatura, ni siquiera la magnificencia de la sala, le daba un aire diferente al que portaba, esa ilusión que se rompía al oir hablar a Lawrence Cramer. -Bien, pues este asunto no será precisamente anónimo, si pretendo serte sincero,  es más bien todo lo contrario... es una cuestión de...-movió su mano derecha en el aire, haciendo círculos mientras buscaba la palabra y cruzaba la pierna, apoyando el talón sobre su rodilla -...diplomacia, quizás?- lanzó lo último al aire. -Supongo que conoces a Amanda Kingsley... he mantenido cierta... comunicación con ella, y ambos estamos de acuerdo con el mismo punto, no tiene sentido avivar un enfrentamiento... a ningún bando nos conviene- y esta vez susurró, como si le pudieran oir -Es un asunto estúpido- agregó, como si esta vez hablara para sí mismo.

- No es servidumbre precisamente, - sonrió algo divertida - es que me apetece salir de la mansión de vez en cuando. - explicó apoyando su brazo izquierdo en el respaldo del sofa - Quiero poner a prueba a mi ultimo fichaje. - sentenció golpeando con parsimonia el respaldo con sus dedos - Ya sabes, el agente del que te hablé. - suspiró inclinándose hacía adelante - Supongo que una reunión diplomatica es una buena prueba para él. - asintió con una sonrisa - He oido hablar de esta tal Amanda si... - terminó esperando Lawrence le contase mas entre sus típicas divagaciones.

-Si, si... tu última adquisición- comentó pasando de él, evidentemente un tema que no llamaba su atención -No estoy tan seguro de eso, pero ya lo decidirás tu- dijo él mientras te miraba fijamente, parecía estar sumido en sus pensamientos mientras te hablaba, mitad allí, mitad en sus reflexiones. -Amanda, si, aunque prefiere Madame Kingsley, ya sabe formalidades, todos tienen su excentricidad, y caminar durante años, termina dándoles alguna rareza propia...- comentó ligeramente divertido -Aunque claro, para tí no hace mucha diferencia, pero ya empiezas a aburrirte, yo me preocuparía- y no lo parecía realmente -pero supongo que es temporal, y tiempo es lo que tienes.-

-En fin, me desvío del tema- dijo mientras observaba al vacío y de nuevo retomaba con su tono seco y firme -Al final hemos decidido un intercambio, Amanda Kingsley y yo, un acto de mediación si lo prefieres, que me permite una adquisición bastante agradable, ya sabes, un hombre con buen gusto y aprecio por la cultura, es un hombre con proyección... en nuestro caso, un vástago... el asunto es que mañana cerraré el trato con Kingsley, quien me ha ofrecido una de sus más grandes obras, pintada por lo que ella llama... un personaje prometedor en el arte local y seguramente nacional- su voz hacía memoria y añadía un tono irónico a la última frase -...bueno, yo lo cerraría de poder ir, pero desafortunadamente y de último momento, ha surgido algo más, y pensé en ti Lauren- ahora te señaló a ti con una leve contracción mano-codo, -Te vendría bien involucrarte un poco, y siendo algo neutral, eres la persona indicada, todos los arreglos están hechos, y querría que hicieras presencia ante Kingsley, su prometedor estudiante, le des una buena impresión y recibas esta formal prenda... claro, estás en libertad de admirarla y darme tu opinión, quizás sea un acontecimiento superficial... pero creo que es perfecto, estiras las piernas... respiras aire puro- y sonrio -o respirarías... dime, ¿qué opinas de todo esto Lauren?- después de aquel discurso, monólogo propio de tu sire, en el que no era raro oirle dar vueltas a un asunto, el silencio retornó a la estancia.

Guardó silencio escuchando a su sire y, lo mantuvo apenas un minuto más cuando él guardó silencio, aparentemente meditabunda. Por fín chasqueo su lengua antes de empezar a hablar.

- No me parece algo tremendamente arriesgado, así que iré. - sonrió al vastago asintiendo - Como Ventrue bien posicionado, - señaló agitando su dedo indice derecho ante su sire - debes saber que a su "majestad" le gusta que Toreador y Ventrue se peleen, - sonrió recostándose de nuevo en el sofá - mantiene la espectación alejada del trono. - continuó explicando algo que él mismo le había contado una noche hace años - Puede que se moleste. - terminó observando la reacción de su sire.

-Lo arriesgado...- comenzó a decir -... es que la obra sufriese algún tipo de percance, he tenido que pagar un precio considerable, así que espero que ese agente tuyo tenga un entrenamiento en delicadeza...- era una amenaza amistosa, con un gesto frio quizás, Lawrence solía hablar de esa forma, rígido y quizás algo intimidante, pero seguro en que si su preciada futura posesión recibía algún daño, no estaría precisamente contento.

-Langley me tiene sin cuidado, es paranoico, y si yo fuera él, mantendría un ojo en sus posibles competidores, aunque estuviesen en una competencia anunciada...- aclaró con cierto desaire -...la verdad, no creo que cambien las cosas mucho, ni creo que sea de los que baje la guardia, no es justamente "su majestad"...-imitó el tono de tu voz -...por confiar en los otros- y luego llevó un dedo a su cabeza, como recordando algo importante. -Por cierto, el evento será mañana, durante una recepción en el Museo de Arte de la ciudad, en teoría soy... o eres tu, la única vástago invitada, no he tenido el tiempo de anunciar que irás en mi lugar... pero de cualquier modo te aconsejo ir temprano, estará lleno de mortales, ya sabes, una de esas fiestas toreador, donde intentan demostrar lo cerca que están de los humanos... aunque Kingsley esté bastante muerta y sus invitados... bastante más vivos- agregó desapasionadamente.

- No habrá problemas. - asintió con una sonrisa - Puedes estar tranquilo, Lawrence. - suspiró - Museo de arte, - continuó - espero que Madame Kingsley no sea territorial y se ofenda por mi aparición.

-No lo creo- dijo mientras se levantaba -Menciona mi nombre si tienes problemas, te aseguro que Madame Kingsley estará encantada, aunque claro, dar opiniones y adelantarse a los acontecimientos, no sería la mejor manera de abordar el problema- y observó el cuadro sobre la firma de la declaración de independencia, pensando en otras cosas. -Lauren, confío en ti, y ten la visión de que quizás hasta tu salgas beneficiada... seguro que conocer otros vástagos podría iluminarte sobre muchas cosas- parecía serio y neutral, distante...

-Bien, tengo otros asuntos que resolver antes de que amanezca, y de seguro querrás prepararte...- dijo con un tono despreocupado -El Philadelphia Inquirer tiene algo más de información, el del Lunes anunciaba esta recepción, un poco hilarante quizás, pero tómatela con seriedad y...- dijo mientras se acercaba a ti -... procura que tu agente no esté allí, podría ser visto de mal gusto, nunca se sabe- susurró.

- Tranquilo, aun siendo nueva en esto; - sonrió levantándose para acompañar a su sire a la puerta - Sé lo suficiente de etiqueta. - apuntó agarrando de nuevo el brazo del vampiro y caminando junto a él en silencio - Pasa una buena noche, Lawrence. - se despidió en el marco de la puerta, sin salir al exterior.

-Que tengas una buena noche Lauren- dijo mientras ponía una mano en tu hombro, y se empinaba levemente para rozar su mejilla, estaba sobrenaturalmente fría, y a fuerza de costumbre, pudiste sentir un ligero estremecimiento, reminiscencia de los días como humana, esos días perdidos. -Ya hablaremos luego- y con un gesto que se podría clasificar como exagerado nuevamente, tomó su abrigo del perchero y salió por la puerta, hacia la cálida y clara noche, que más que disfrutar, percibias por tus sentidos, sin una verdadera capacidad de admirar, de vivirla. Estabas muerta después de todo.

Lawrence Cramer subió a su auto, un Mustang negro reluciente, con su propio conductor, que en la noche, aún se veía reluciente y pasaba desapercibido en aquel barrio silencioso. Todo se quedó en silencio, Joseph se adelantó a cerrar la puerta, hacer un leve asentimiento y retirarse.

De nuevo quedabas a tus anchas, la visita de tu sire había sido breve, pero concisa, esta noche eras tu quien haría algo por Cramer, después de recordarlo teniéndote protegida y habiéndote educado con sus monólogos y pensamientos, con sus creencias y legándote algo de sus propias perspectivas sobre la estirpe, te necesitaba para una tarea aparentemente sencilla. Recoger una obra, ante Amanda Kingsley, el evento podía carecer de significado por completo... o ser importante, todo dependía de tí.

Caminó hacia su despacho de nuevo, ordenaba sus pensamientos conforme subía la escalera; A mitad de camino recordó que Erik debería estar listo para la noche siguiente y se paró.

- Joseph. - señaló sin mirar a su alrededor - Informe al señor Anders de que mañana deberá recogerme. - especificó soltándose el pelo - A las 22 horas, condición alpha. - terminó continuando su ascenso.

Anders era un hombre muy competente, llevaba poco tiempo siendo su ghoul, pero como agente de la CIA había comprendido lo que se esperaba de él a la perfección. La condición alpha era la normal, así indicaba a su subordinado que debía llevar el equipamiento estandar en el coche. Llegó a su despacho y buscó entre el montón de periodicos de la mesa, normalmente solo leía la sección de economía, pero si su sire había señalado que un articulo hablaba de la reunión de mañana, es que era por lo poco, interesante.

-Si señorita Rienne- tu mayordomo, diligente, se apresuró a comunicarse con tu reciente ghoul. Anders sería la compañía que necesitarías para tal evento, mientras los detalles se arremolinaban en tu cabeza, y tu refugio se veía más grande y silencioso, pensar que ahora eras una de las criaturas de la noche, que dominaban desde las tinieblas, y demostraban su ventajosa superioridad sobre los mortales. En tu interior, de vez en cuando, una leve idea manchada de sangre aparecía.

Empezaste a rebuscar hasta hallar el del Lunes, tras algunos instantes de búsqueda constante, el recorte, no tan grande como esperabas, estaba coronado por una casual foto del museo de Arte de Filadelfia y la noticia correspondiente:

Filadelfia, sede de coleccionistas

El Próximo Viernes 12 de Mayo, se celebrará una gran Recepción en el Museo de Arte de Filadelfia, donde se reunirán afamados coleccionistas de toda la Costa Este, su organizadora, Amanda Kingsley, una reconocida crítica famosa por sus ensayos y opiniones, estará al frente de esta recepción, como homenaje al crecimiento y enriquecimiento de las Bellas Artes de la Ciudad del Amor Fraterno y con oportunidad de Ocio, el Evento comenzará a las 4 pm y tendrá fin a la 1 am, con la revelación de una obra nunca antes dada a conocer al público y que será subastada.

Aunque su asistencia es con invitación, su organizadora ha dicho que "nunca se le debe negar la entrada a quien el arte llame", sin dejar en claro la naturaleza del evento, de cualquier forma, ostentan con orgullo su preparación, en busca del grán éxito que se pretende.

Algo escueto para ser una noticia de tal magnitud, pero allí estaba, el evento al que tendrías que unirte.