Partida Rol por web

Al oler el ambiente Jai lo noto de inmediato. Había alguien ahí, alguien invisible. Invisible para su vista, pero no para su olfato y su oído.

Al momento el tremendo tigre se puso en posición de ataque, agazapando su cuerpo dispuesto para saltar sobre su víctima, mientras se le erizaba su pelo y mostraba sus poderosas fauces sin emitir un solo gruñido.

No atacó pues Eldarian le había enseñado a mostrar a su enemigo si conseguía localizarlo pero no lo veía. Así que hizo como habían convenido, quedándose agazapado dispuesto para todo mientras miraba fíjamente a donde él creía que estaba su presa.

Al ver la postura de Jai, Eldarian actuó de inmediato. Sacó su arco y advirtió a sus compañeros. - ¡¡Cuidado, hay alguien en esa sala invisible!!- gritó

El elfo se guió por la mirada de su comañero, pero al tenerlo de espaldas no pudo ver concrétamente donde miraba éste. En cambio vio como Nenfirien lanzaba su conjuro dentro de la sala. Algo saldría bien por fin. Sin esperar a ver lo que pasab, Eldarian volvió a cargar el arco y se dispuso a disparar denuevo.

¿Alguien invisible? Eso podía ser un problema, nada mas sus compañeros le advirtieron de este peligro Illvander adoptó una pose defensiva para intentar evitar un ataque desde la nada. Tras pensar un poco decidió hacer un pequeño truco para ver si era capaz de "detectar" a su rival.

- No se si esto funcionará pero es lo único que se me ocurre...

Tras murmurar unas ligeras palabras una esfera de llamas salió de las manos de Illvander y empezó a recorrer la sala de forma aleatoria por donde no estuvieran sus compañeros viendo si podía alcanzar a la criatura invisible.

Aire sabía que tenían que haber llamado. ¡Educación ante todo! Y ahora se dedicaban a eructar y escupir en esa habitación, que a saber de quién era. ¡Podía ser la de invitados, para ellos! La joven se iba a dar la vuelta y salir de allí abochornada cuando avisaron del ser invisible.

¡Ah, no, eso si que no! ¡Pero qué clase de educación recibe aquí la gente! gritó indignada mientras desenfundaba si ballesta de gran calidad y se preparaba para la visión del enemigo

Entre el aliento congelante de Nenfirien y la esfera flamígera que lanzó Illvander, el hechicero que andaba escondido bajo un conjuro de invisibilidad cayó completamente muerto. El problema es que Illvander había conjurado una bola de fuego que había prendido todo lo que estaba alrededor. La cama, el atril con el libro, todo... ¡La habitación estaba literalmente ardiendo! Y estaba claro que ante semejante hazaña, no había hechicero que se librara de aquello.

Illvander salió de la habitación corriendo tras ver el incendio provocado por él mismo.

- Corred!! Que esto se me ha ido de las manos...

Una vez fuera de la habitación Illvander espera a que sus amigos salgan tras él y reagruparse para entrar en la siguiente habitación como si nada hubiera pasado...

Aire iba con la mano dispuesta a tocar el fuego. Siempre la habían atraído esos colores. Pero el grito de su compañero la distrajo.

¡Cerrad la puerta, cerrad la puerta! ¡El fuego no sabe usar los pomos! gritó mientras corría como una loca y salía de la habitación.

Como bien había dicho Illvander, el fuego se le había ido de las manos. Eldarian, viendo que no había oportunidad de salvar nada, salió corriendo de la habitación, para no quemarse. Al salir miró a Nenfirien, quizás el mago fuese el único que pudiera para ese infierno.

Una vez fuera me giro hacia las llamas

Esperad, no cerreis la puerta

Al ser un lugar cerrado, sin duda la baja temperatura de mis conjuros y su composición debería ser suficiente para apagar el fuego.

Tenemos que investigar la habitación y no podemos arriesgarnos a que arda todo el lugar

Conjuro los vientos del invierno para que un torbellino de nieve estalle en el interior de la habitación. No puedo evitar sonreir al pensar en lo equilibrados que estamos.
Mis hermanos...mis verdaderos hermanos...

Nenfirien convocó una nube de bolas de nieve antes de que fuera demasiado tarde. Y antes de que fuera demasiado tarde la nieve consumió el fuego dejando un rastro de polvo y cenizas por todas partes. En aquella habitación apenas quedaba ya nada, prácticamente se había consumido todo, salvo el hecho de que el drow tenía un anillo de protección +1 y unos brazales de armadura +2. Eso era lo único que se había salvado. El resto eran pura ceniza...

Mientras decidían quién se quedaba qué, decidieron dirigirse hacia la última puerta que les quedaba por abrir de aquella planta.

La última habitación era una cámara austera, que se asemejaba a una celda monástica. Un simple catre sirve como única cama y un pequeño cofre, una mesa de lectura y, un taburete son los únicos muebles que hay. Sobre la mesa de lectura hay un libro forrado en cuero.

Cuando analizais un poco más la sala, veis que en lo alto del techo hay un drow volador. Va vestido con una camisa verda esmeralda, pantalones negros, botas negras y una faja amarilla rodeando su cintura. Si os fijais bien parece algo borroso, como si no se le viera de forma nítida. Estaba claro que estaba bajo el influjo de algún que otro conjuro.

Lamentablemente no se puede sacar mucho de esa habitación. Probablemente no hubiera nada, pero tal vez se podían sacar escritos, información...conocimiento...aunque no son más que autoengaños. Mi mente piensa en controlar esta zona, pero lo cierto es que seguramente es algo que nunca pase.

Cuando abrimos la siguiente puerta no me sorprende lo que vemos.

Sin duda alguna esta es una torre muy especia un drow volador nos recibe de forma poco amistosa. No lo pienso. En la habitación anterior sus tretas hicieron que mi ira nos favoreciera con fortuna, pero ahora, mi ira está clara y no es un simple antojo. Apunto al Drow y vuelvo a usar mi herencia de una forma cada vez más satisfactoria.

Mi orgullo crece sintiendo que mi poder es fuerte, sabiendo que el de mis hermanos es tán fuerte como el mio y creyendo que podemos con todo.

¡Un pájaro feo! gritó Aire cuando vio al drow volador. Se quedó pasmada al verle allí arriba. No me gusta, nos pone caras. ¡Baja aquí! gritó, apuntando al drow con su ballesta y disparando.

Illvander tenía miedo de volver a quemar una nueva habitación, por lo que apuntó al enemigo con su ballesta y disparó.

Al ver la nueva amenaza el elfo chocó sus talones para activar la magia que había en sus botas. Fue entonces cuando la percepción del elfo le hizo parecer que todo iba más lento. Pero los demás veían como el elfo disparaba flechas como a velocidad supersónica.

Sin que ninguno tuviera oportunidad de hacer nada, ni tan siquiera el drow. Nenfirien expulsó su aliento congelante, pillando por sorpresa al drow y dejándolo como si se tratara de una estatua de hielo. En seguida el cuerpo cayó al suelo, completamente inerte.

Nenfirien había derrotado, él solo a ese drow que amenazaba vuestra vida con su mera presencia.

Valduane se apartó de la puerta en cuanto se percató del peligro del drow, pero una rápida intervención de Nenfirien acabó con la amenaza.

El hechicero de la tierra se sintió orgulloso de su hermano, había conseguido manejar aquel poder de aliento con una maestría propia de los grandes maestros.

Después se adentró en la sala y usó uno de sus conjuro para averiguar si había objetos mágicos en la zona.

Aire observó a Nenfirien mientras bajaba la ballesta. Había acabado con un drow tranquilamente y eso le gustaba a la pequeña diosa.

¿Y si nos llevamos los cuerpos congelados que Nenfirien vaya dejando? se la ocurrió de pronto. ¡Podemos montar un museo!

Illvander esperó a que sus amigos investigarán esta sala mientras tanto intentó acercarse al cadáver para ver si había sobrevivido alguna de sus pertenencias.