Partida Rol por web

Muchas gracias Shalelu, en cuanto a los prisioneros, me gustaría hablar con el líder de la unidad, quizá pueda sacar una o dos cosas en claro de ese sujeto. - digo mirando a los ojos a Oswyn.

Es hora de averiguar cuánto están pagando por tu cabeza y cuantas unidades han enviado a cazarte.

– Decidido entonces – dijo casi con un gruñido bajo, molesto –. Si todo está claro, y no se me necesita para nada por ahora, me gustaría irme a dar una vuelta. 

Miró durante un instante a Eladamri, negó, y desvió su atención a Kalimash, por ejemplo. 

– ¿Cuándo partiremos? – preguntó con la misma emoción que si le hubieran hecho nadar en fango.

Habían aceptado, a regañadientes pero por lo menos un primer escollo se había salvado. Existían numerosas historias donde la gente aprendía a apreciarse con el tiempo y, visto lo visto, ellos conformarían una de esas historias o morirían en el intento.

Cuánto antez mejor, el tiempo no ezpera a nadie ni tan ziquiera a loz diozez- dice mucho mas animado - ademáz conozco numerozaz hiztoriaz para amenizar loz viajez. Como aquella de Jain el Galopador que visitó todo aquello que ha de ser visitado, pantanos y volcanes, ríos y mares, las profundidades y el cielo infinito. Que murió por envidia y traición pero cuyo legado persistió hasta nuestros días.

Y después de todo era un bardo, no podía obligarles a cooperar y confiar de primeras, pero muy mal tenía que hacerlo para no lograr que por lo menos tuviesen una pizca de interés en el viaje, aunque sólo fuese por las historias que conformaban una biblioteca en su cabeza; después de todo viajar con un bardo hacía los viajes mas cortos y amenos.

Zeñora elfa - dijo entonces -no querríamoz incomodarla apartándola de zuz deberez juzto ahora cuando Punta Arena podría zufrir otro ataque- dijo todo lo diplomáticamente que un orco puede serlo con un elfo. De hecho ya tener uno en el grupo era un tanto incómodo, como para tener a la hembra, que visto lo visto siempre eran fuente de problemas.

- Pues en lo que interrogas a el sentenciado a muerte podríamos hacer eso que dijimos.- Se cuidó de no meter la pata y desvelar lo de la llave delante de Cicuta y Shalelu.- Así cuando volvamos del pequeño viaje puede que esté preparada. ¿Qué me dice, Oswyn?- Se agarró a su brazo como si fuera una serpiente que se enroscara en él. No iba a aceptar un no por respuesta. Podía ser muy pesada.- Será sólo unos minutos.

Frunció el ceño mirando al alguacil en cuanto reveló su plan de acabar de inmediato con los mercenarios. Desde luego Belor no parecía tener ninguna prisa en ejecutarlos hacía unos minutos, y ahora parecía ansioso a pesar de darle razones para pensar que podría haber represalias contra Punta Arena o contra él mismo. Quizá Shalelu lo había convencido mientras ellos debatían si matarse o viajar juntos. Y si eso era cierto, ¿hasta qué punto tendría influencia la elfa sobre el alguacil?

Y en ese momento, mientras se encontraba perdido en sus teorías conspiratorias, Samay le agarró el brazo, con lo que tuvo que reprimir un respingo. La chica parecía tenaz e impaciente, una mezcla bastante explosiva para cuando alguien tuviera algo que a ella le interesara.

- ¿Quieres hacerlo ahora? ¿Sin más? Nos iremos pronto y tendríamos que darnos demasiada prisa... ¿No crees que hay cosas a las que merece la pena dedicarle todo el tiempo que se merecen? Yo desde luego podría hacer mucho mejor trabajo si tengo tiempo para que mis manos se muevan a la velocidad adecuada... Además, ahora no podemos. Mi corazón estaría en otra parte.

Y la sonrisa socarrona que mantenía con sus ambiguas palabras, se volvió incluso sádica al mirar a Eladamri. - Me siento conversador. Creo que me uniré a esa charla.

Pues vamos, no tenemos todo el día. - comento devolviéndole la sonrisa a Oswyn - Creo que al menos les debemos a esos sujetos una última charla. - agrego estirando un poco los músculos.

Kalimash ¿Te importaría hacerte cargo de los demás asuntos pendientes en compañía de Samay y Nox? - pregunto mientras abro la maecha sin detenerme a contemplar el rostro del alguacil.

Esto se puso en extremo interesante, vamos a ver cómo cantan los canarios y si por alguna razón están indispuestos, ya veremos como aflojarles la lengua aún a costa de sus dientes, después de todo ya no van a necesitarlos después de que los cuelguen. - pienso mientras camino silbando una alegre tonada.

Gruñó imperceptiblemente, a causa de las palabras del elfo que, por suerte al menos, ya se alejaba. No era un crío que necesitara que le cuidaran, y él ya había dicho que se iba, solo si era necesario –poco importaba en realidad–, a la taberna. No quería ir a torturar a aquellos idiotas que habían visto como su trampa se volvía contra ellos, y tampoco ir a comprar provisiones. Él tenía las suyas para el viaje, si otro quería, podía buscarlas por su cuenta. Como no iba a ser necesario buscar mapas del terreno –seguramente la elfa les guiaría quisieran o no–, todo estaba resuelto.

– Yo me voy a beber a algo – dijo finalmente.

Y salió de allí sin esperar respuesta ni compañía. 

Shalelu miró a Kalimash cuando se dirigió a ella No me gusta pasar días en pueblos ni en ciudades, mi lugar está ahí fuera a ser posible lejos de las civilizaciones, no soy de Punta Arena, no soy de ningún sitio. Prefiero la naturaleza y no me quedaré aquí aunque sí por los alrededores. Y no tengo deberes, normalmente hago lo que quiero y cuando quiero. Así que como queráis, mantengo mi oferta.

Bueno, pues los que queráis ver a los prisioneros que me acompañen dice mirando a Oswyn y Eladamri mientras sale por la puerta esperando que lo sigáis.

Nox por su parte se había ido, escuchando de lejos la respuesta de Shalelu y el alguacil.

A Samay no le gustaba que le dieran de su propia medicina y la broma de Oswyn no le hizo ninguna gracia pero, eso sí, simuló  que no le importaba e incluso sonrió aparentemente divertida.

- Qué mal.- Puso pucheros para luego sonreír, diabólica.- Prefieres la compañía de Eladamri. Ya veo.- No se podía decir que no fuera una mujer de recursos, caprichosa y cabezota como ella sola. A´si que, aunque Oswyn no quisiese, ella iba a hacerlo de todas formas. Nox se retiraba a darle a la bebida, abatido, así que eso la dejaba en la única compañía del bárbaro semiorco.

- Nos vemos luego, pues.

- No te preocupes, durante el camino tendremos todo el tiempo del mundo, lejos de ojos indiscretos. Aunque luego podemos hacer un pequeño avance, si quieres - digo manteniendo el tono anterior durante un momento. A continuación, poniéndose totalmente serio, añadió:

- Si vamos a hacerlo, hagámoslo bien. No quiero ir con prisas en ese asunto -, dijo mientras echaba a andar tras Belor y Eladamri. Mientras los seguía, se preguntó qué estaba haciendo exactamente. Era casi seguro que aquellos infelices no iban a saber nada, ¿qué pretendía? Quizá incluso ni siquiera hubiera ido por cuenta propia si Eladamri no lo hubiera propuesto, aunque era imposible saberlo.

¿Iba porque estaba cabreado y quería pagarlo con alguien? En parte sí, pero esa no era la única razón. ¿No quería verse en un escenario en el que Eladamri tuviera información que a él le resultara útil y quisiera algo a cambio? Nimio pero también cierto, aún así seguía faltando algo. ¿Qué quería entonces, venganza? ¿Algo tan banal? Pues sí, eso era exactamente lo que quería, aunque no contra ellos. Eran meramente un instrumento para tomarse una pequeña venganza contra J.R., así de simple. Así de estúpido. Quizá no tuviera mucho sentido, sobre todo siendo consciente de ello, pero en aquel momento le importaba bien poco.

"El primer rechazo es cautela, el segundo cortesía, el tercero negativa"- piensa el semiorco para si ante las palabras de la elfa -dejad que lo pinzemoz Dama Shalelu y oz informaré a maz no tardar ezte anochecer- chasqueando la lengua ante todas las eses con las que tenía que forzar su boca últimamente.

No le apetecía realmente ver a sus compañeros que seguían con sus riñas, pero le interesaba lo que podrían decir los prisioneros por lo que siguió a Belor Cicuta, a la espera de ver lo que decían. Después de todo y aunque aquí hubiesen hablado mucho, él era consciente de que cada paso se daba en una enorme extensión de arena donde todo quedaba perdido en el viento del pasado y sólo existía el presente.

Llegas a la posada el dragón oxidado, Ameiko te sonríe ¿en qué puedo ayudarte joven héroe? el comedor está ahora medio vacío pero te alegra ver que la posadera te trata bien. Si quieres algo de beber te invito, lo tienes más que merecido.

Seguís a Belor Cicuta hasta las mazmorras, el que ganó el desafío de fuerza en el festival es el que tiene las llaves de todas las cárceles. Véis a todos los prisioneros en celdas individuales. Son compartimentos cerrados en tres partes por muros de piedra y en otra por una gran reja que hace de única ventana y puerta. estáis bajo el edificio y sólo entra la luz desde la escalera que habéis bajado. Belor coge una antorcha y os ofrece una más a cada uno para ver algo mejor. Los prisioneros están callados. El pasillo que hay entre las celdas tiene anchura para que pase una criatura grande o dos normales. Las celdas son de 4 x 2 metros.

Aquí están, son todo vuestros.

Gracias alguacil, ahora denos algo de privacidad, después podrá hacer lo que le plazca con quienes trataron de asesinarlo.

En cuanto Belor se va, decido que es hora de actuar.

Muy bien escorias se los voy a poner fácil o bien escupen todo lo que saben o entre mis amigos y yo los vamos a hacer escupir dientess, sangre y hasta las vísceras, ustedes escogen.

Pero por favor, les pido que escojan el camino difícil, estoy muy cabreado y de verdad quiero golpear a alguien hasta hacerlo pomada. Y adivinen qué, ustedes van primeros en mi lista. - digo haciendo crujir mis nudillos, mientras me acerco a la celda con paso lento y amenazante.

Y antes que piensen en hacerse los chulitos conmigo, recuerden que sólo necesito a uno de ustedes para que suelte toda la información así que si mato a uno o dos de ustedes con la golpiza, poco o nada me importa.

A lo dicho por su compañero poco mas tenía que añadir, él hubiese optado por otro camino pero una vez empezado el recorrido mejor era seguirlo. Así que en vez de decir nada se puso cerca de Eladamri con sus enormes brazos cruzados y mostrando sus increibles bíceps, sus colmillos bien en muestra y sus pequeños ojos inyectados en sangre.

De lo profundo de su garganta los presos podían escuchar el gruñido de una bestia feroz lista para cumplir las palabras del elfo si tan sólo le daban la opción.

No tardó en alcanzar la posada, en la que por suerte apenas había gente. El comedor, que los días anteriores había estado bastante lleno por motivo de las festividades, estaba ahora medio vacío, y lo agradeció con la ligera sonrisa que dedicó a Ameiko cuando le salió al paso.

– Gracias Ameiko – dijo con gesto amable, algo menos enfadado por todo lo ocurrido desde que habían despertado de malos modos –. Y gracias también por lo de esta mañana, por ayudar – continuó al fin, recordando que no creía haber agradecido a la posadera que saliera a defenderles.

Luego miró a su alrededor, eligió una mesa vacía, la cual señaló, y asintió. 

– Es bastante pronto, pero creo que tomaré un vino especiado y caliente, por favor. Me sentaré ahí. 

Y eso hizo. Dirigió sus pasos con tranquilidad hacia el taburete y se sentó con pesadez, aunque sin perder su agraciada postura. Mientras esperaba, además, descolgó de su cinturón la flauta de pan bellamente decorada –aunque nada más tenía de especial más que haber sido hecha por él mismo– y empezó a tocar una melodía suave que fue perdiéndose en la el ambiente.

Samay pasó de los interrogatorios. Ella tenía otras cosas en la cabeza. En cuanto vio al fortachó con todas esas llaves se le ocurrió que podría ser una buena idea saber quién las había hecho. Ese herrero sería al que luego iría ella a hacer una copia de una llave.

- Tú ganaste el desafío de fuerza durante el festival, ¿no?- Preguntó melosa y abriendo los ojos de par en par al ver los fuertes brazos del carcelero.- No me extraña.- Y es que ella al lado parecía tan poquita cosa.- Parece pesado todo ese manojo de llaves, pero claro, para ti , con esos brazos tan musculosos, no es un problema. Hablando de llaves, ¿hay pro aquí cerca un buen herrero que pueda hacerme una llave?

Una vez Belor se marchó, apenas tuvo tiempo de pensar por dónde o cómo empezar antes de que Eladamri, profiriendo amenazas, se acercara a la celda flanqueado por Kalimash. Ciertamente el elfo supo añadir peso a sus palabras, y al semiorco en aquel momento era difícil recordarlo cantando y tocando su laúd. Poco podía hacer, se limitó a sacar la daga cuando se hizo el silencio tras las palabras de Eladamri, procurando que hiciera todo el ruido posible al salir de la funda, como subrayando las palabras de su compañero. No sabía hasta qué punto el elfo hablaba en serio, sospechaba que mucho, pero desde luego él sí que estaba dispuesto a cumplir esas amenazas.

Belor se dio media vuelta y subió por las escaleras os espero arriba.