Partida Rol por web

Espera no te marches aún. Dame alguna prueba de que lo que dices es verdad. No puedo sacar a la gente de su casa o de su tierra por la confianza que tengo en ti solamente, por favor. 

Me detengo en el umbral de la puerta.

La espada que llevo en la espalda, responde al nombre de Enlutada, fue forjada por la diosa de la muerte de Asgard, si gusta use su magia para ver a través de ella y reconocer el inmenso poder que tiene.

En este momento la espada trata de tomar control sobre mi, pero yo me estoy resistiendo. No puedo darle más pruebas que la existencia de la propia espada y mi palabra.

La decisión es suya padre, tiene la opción de confiar en mi y salvar a su gente o esperar a que llegue la media noche y ver qué es lo que Asgard tiene preparado para su gente. - sentencio con firmeza.

Sólo tenga en cuenta esto, una vez llegada la media noche, ya no habrá marcha atrás.

Gracias es lo último que escuchas antes de salir y dejarlo ahí cavilando.

Te diriges a los muelles.

Estas en los muelles, acabas de llegar y aún es de día. Escuchas de nuevo a Shalelu, te das la vuelta y está a una distancia considerable junto con 6 guardias. Eladamri necesitamos un último favor de tu parte, suelta tu espada, por favor, no queremos hacerte daño lleva el arco fuera y los guardias las armas fuera alrededor de ella.

Lo siento Shalelu, pero aún no es la hora. - respondo y echo a correr buscando un callejón oscuro, en el cual tenga la ventaja.

Corro a todo lo que me dan las piernas mientras busco un lugar oscuro desde donde emboscar a los guardias.

Los guardias echan a correr detrás tuyo mientras Shalelu te dispara tres veces, por la posición en la que estáis no te alejas de Shalelu al correr de momento. Y caes con la segunda flecha.

Pasa como una hora y Eladamri no vuelve pero entran dos guardias de Punta Arena en la posada del Dragón Oxidado y se dirigen a Samay y Kalimash. Disculpar mis señores pero tenemos un problema con Eladamri ¿podéis acompañarnos?

Eladamri no ha vuelto pero entran a la posada dos guardias mientras afuera quedan 6 guardias más

Samay mira a su compañero con cara de preocupación, no puede ni imaginar que es lo que ha podido suceder pero no queda otra opción que acompañar a la guardia para descubrirlo.

Ameiko, gracias por la comida y por la charla, espero que no veamos en breve en unas circunstancias más tranquilas. Ahora debemos de irnos para ver que ha sucedido. ¿Kalimash vamos? -inquirió a su compañero.

Cogió sus cosas y se levantó para caminar junto con la guardia. -¿Qué es lo que ha pasado?

miro con preoucupación a Samay, "ella piensa lo mismo", no se porque esto huele demasiado a trampa, no se como estará Eladamri, pero dudo que bien, "Si, vamos a ver que le pasa a Eladamri", mantengo mi mano cerca de mi gran hacha, "seguramente la necesitare" y me acerco a Samay y le susurro "No me fio, no se lo que le hayan echo a Eladamri, si lo han drogado o lo tienen prisionero, o directamente muerto, estate preparada"

Tras observar a los demás de alejarse durante unos instantes, rompió el silencio.

- Más vale que nos movamos nosotros también, ya nos han visto bastante - dijo refiriéndose a aquella figura sobre el puente sur que se disponía a avisar de la llegada del grupo a Punta Arena. - Si se supone que nos marchamos, sería raro que nos quedemos aquí plantados. Vamos, "Nox".

Buscó una arboleda lo suficientemente alejada del camino como para mantenerlos ocultos, cuidando que no hubiera más ojos escondidos entre esos árboles. Al fin y al cabo, sospechaba que la figura que había alertado de su presencia podría ser Shalelu. Aunque lo dudaba, ¿quién sabía si tenía amigos elfos en los alrededores de Punta Arena?

Se echó a la sombra de un árbol, y tras unos segundos y haberse quedado mirando a su acompañante un par de veces, se reincorporó y empezó a rebuscar en su mochila. Nada menos que una de sus posesiones más preciadas y menos valiosas. Una vieja baraja de cartas que lo había llegado a sacar de más de un aprieto, aflojando la lengua o vaciando los bolsillos de cualquiera que se sentase frente a él cuando la blandía. Por supuesto, al igual que con la espada, peleaba sucio. Pero al fin y al cabo, el juego podía ser tan despiadado como la guerra.

- ¿Tenéis de estas en tu plano? - preguntó, mientras empezaba a barajar.

De acuerdo dijo ante el comentario de Oswyn de alejarse de allí momentaneamente. 

El hamatula desentonaba allí, al mirarlo era como si algo no cuadrase. Al fin y al cabo no estaba en su plano.

No le gustó del todo que sus compañeros se separasen de ellos, a él no le hacía falta para nada la compañía del resto; sin embargo su objetivo estaba por encima de lo que a él le pudiera gustar. Y las palabras de estos parecían sinceras a la hora de decir que iban a destruir el pueblo, hacía mucho que aprendió a leer los gestos como para saber si alguien le mentía o no. Así que no creía que pidieran refuerzos y si lo hacían no creía que en Punta Arena nadie le pudiera desafiar.

Salió de estos pensamientos ante la pregunta de Oswyn por supuesto sentenció quedándose mirándolo con curiosidad.

Kalimash y Samay salen de la posada acompañando a los guardias.

Tamlorm sin ser visto por nadie observa desde la ventana todo lo que ocurre al salir de la posada. 

Alrededor de la entrada hay seis guardias más, lo que hacen un total de ocho, tienen las armas desenvainadas. El que os habló antes, que aún tiene el arma envainada, vuelve a hablar antes de que podáis hacer o decir nada disculpar esta situación, es por la seguridad del pueblo, Eladamri nos ha avisado de que a partir de media noche iba a haber un ataque y parece ser que vosotros estáis implicados hace una pausa os pido por favor que soltéis las armas y os entreguéis, no os haremos daño si seguís nuestras directrices pero hasta que llegue el alguacil Belor Cicuta os debemos mantener bajo custodia, os trataremos bien.

-No entiendo tanta guardia, de verdad, si con que nos pidáis que os acompañemos lo haremos gustosamente. 

La picara entregó sus armas al guardia más cercano mientras seguía hablando. - No entiendo que le ha sucedido a Eladamri para decir que estamos involucrados en un futuro ataque a la ciudad. Sabéis que contáis con nuestras armas para defender la ciudad. Espero que podamos aclarar este malentendido cuanto antes.

Por primera vez Samay se estaba empezando a plantear si realmente el grupo estaba tan unido como parecía, pero visto los actos de Eladamri la cosa parecía que no era así. Esperaba poder cruzar unas palabras con él para aclarar que era lo que estaba pasando.