Partida Rol por web

Asintió, satisfecha por la respuesta del buzo. Al menos tendría a alguien que le cubriese las espaldas, sólo habría que ver durante cuanto tiempo. Que hubiese una tormenta ahora mismo Loguetown le daría más tiempo para encontrar alguna tripulación que la llevase cerca, o con suerte aquel hombre todavía no había abandonado la isla y podía unirse a ellos directamente. Así que, a pesar de la petición de Shire, no esperaría demasiado tiempo.

Miró con interés a Ryuta al escuchar la descripción de lo ocurrido. Se llevó una mano al bolsillo y sacó un pequeño vial de cristal, con un líquido azul brillante con pequeñas motas oscuras flotando en su interior. -Si consigo que esto funciones en forma de gas... Las logia no serán problema- dijo, guardándose de nuevo el vial en un pliegue de la tela del traje. No lo había enseñado por fardar, sino para dejar claro que tenía sus propios recursos y que no dudaba en su idea de asaltar Salty Mine. Sin embargo, todavía no podía enfrentarse a logias, así que tenía que tener cuidado con ese marine. Por ello preguntò: -Ryuta... Descríbeme en que se transformaba... el marine.- Estaba claro que por ser una logia, los ataques físicos serían inútiles, pero esas frutas podían tener efectos adicionales según la sustancia en la que se transformase. Esa información sería valiosa para saber como actuar si se lo cruzaba. 

Respondió entonces a Shire: -¿Sabes como funciona el Grand Line?... Una vez comienzas una ruta, no puedes cambiar a menos que tengas un Eternal Pose de un lugar distinto. Si tengo oportunidad de conseguir alguna pista... Por pequeña que sea, tengo que intentarlo. Equivocarme en la ruta puede significar volver al principio...

Caminó un poco aunque se detuvo cuando le dijo que esperase: -Está bien... Pero tengo que encontrar otro barco si decidís no asaltar, y no puedo perder mucho tiempo. El asalto es en tres días y la tormenta ya es un problema- 

Cuando estaba en el marco de la puerta a punto de salir Helena me hizo una pregunta, la verdad no me había parado a pensarlo y no sabía siquiera en que demonios se convertía... eso sería un problema si queríamos hacer algo contra él, al menos descartando el agua. Se noto fácilmente en mi expresión facial que no sabía que responder a esa pregunta y mira que no debería ser tan difícil... pero es que...

- ¿Polvo? ¿Brillante? No lo sé, literalmente era un polvo extraño que parecía brillar y el único ataque que uso con nosotros lo llamaba anillo del Zodiako o algo así -me rascaba la nuca algo confuso, de paso ya que me había detenido mire a Ed- El mismo... eso es un problema... -aunque a decir verdad no tenía pinta de que le diera mucha importancia ya que mas de la mitad de mi cuerpo ya estaba desapareciendo detrás del marco- Y ahora si me perdonáis -y esta vez si desaparecí completamente

Aunque pudieron escuchar mis pasos casi a la carrera alejarse, se notaba que estaba emocionado. Era la primera vez que aprendería de alguien sobre como usar una espada, aprender por cuenta propia me había valido durante todo este tiempo pero para poder mejorar mucho mas allá de este punto necesitaba alguien que me enseñara y al menos por un corto periodo de tiempo Cokket cumpliría ese papel.

Al salir de la bodega y cruzar el pasillo, te encontraste en la cubierta de nueva cuenta. Como antes, el ambiente estaba igual de tempestuoso. Truenos retumbando en el fondo, las fuertes corrientes de viento haciendo volar pedazos de madera, cajas y otros objetos en el puerto.
A pesar del violento paisaje, podías ver a Cokett en firmes y disciplinadas posturas moviendo su espada como si tuviera un encuentro con alguien invisible. Mientras que Elisea miraba hacia las olas del mar, arrastradas por todo el aire.

La chica con vendas en las manos, aquella que antes pidió hablar con Shire, llegó desde la parte de atrás de cubierta. Te volteó a ver y empezó a caminar en tu dirección, sin embargo, su visión se topó con la imagen del samurai. Fue cosa de un segundo, pero en ese momento la chica pareció aterrada. Tras esto, sutilmente se fue por donde vino, evitando dar un segundo vistazo en dirección al hombre de la espada.

-Joven Ryuta, ¿listo para entrenar? -dijo Cokett todavía partiendo el aire con determinación, para luego detenerse abruptamente en un último movimiento que coincidió con una fuerte corriente en su dirección. Enfundó su espada y volteó hacia ti-. Este día es ideal. Creo que la naturaleza nos sonríe -Un trueno especialmente fuerte se hizo escuchar, el suelo de madera bajo tus pies temblando por la fuerza-. El Torikaminaryu no es un arte sencillo, pero se dice que quien pueda aprenderlo y dominarlo a la perfección, seguro se convertirá en el guerrero más poderoso -El samurai se acercó a ti con convicción-. Quiero que cierres los ojos y escuches a tu alrededor. ¿Cuando fue la última vez que nadaste o que estuviste dentro del mar? Recuerda la sensación del agua, las ondas que ocurren sobre esta al moverte, parece todo un líquido, pero cuando mueves la mano te das cuenta que todo esta conectado. Que el salpicar de una gota puede hacer ondas que hacen a todo el agua vibrar. ¿Que pasaría si te dijera que hay otro mar? Uno en el que estás sumergido ahora mismo -La voz de Cokett sonaba más tranquila, y su volumen más bajo conforme escuchabas más del ruido provocado por el clima. El fuerte viento soplando a su paso por el muelle, las olas embravecidas golpeando contra la costa, los imponentes truenos resonando en toda la isla, como si intentaran partir el cielo, incluso podías oír el aleteo del ave gigante multi-color que aún seguía sobre el barco-. El aire es el mar, todo sus sonidos son las olas. Aprender el estilo del Ave de Trueno es empezar a nadar -Escuchaste algo muy sutil, pero familiar a la vez. El desvainar de una espada, y cuestión de segundos, sonó la explosión de un trueno, uno muy cerca, justo a unos pasos de ti. Una fuerza tan estridente que era como si paralizara todo tu cuerpo a la vez.
-Puedes abrir los ojos -dijo Cokett mientras guardaba su espada-. Inténtalo. Concéntrate en tu arma. En el mar del aire, sus sonidos. Si pones suficiente atención, puedes notarlo. En el fondo de ese mar, entre tu espada y los sonidos, hay un lugar donde se crean las olas. Cuando puedas escucharlo, cuando puedas sentir esas olas, ahí es cuando blandes tu espada, donde nadas contra la corriente y haces tus propias olas, tu propio ruido, tu canción.
 

En el momento en que Shire le reconoció. El niño pálido llevó la mano a su cabeza como si se estuviera reprochando. -Soy un idiota -Dando unos pasos más atrás, la capitana pudo encontrarle un mejor parecido con el médico, solo que una versión mucho más joven en apariencia-. Con razón sentía que me veían como un bicho raro -Se recriminó el chico con su aguda voz-. Sí, las cosas se complicaron, tuvimos que enfrentar a unos marines, así que nuestras caras se volvieron públicas. Alvert tuvo la idea de usar su fruta para cambiarnos las hormonas y hacernos irreconocibles. Hubiera dicho algo antes, pero Daiki, Rufa, estaban muy mal, y luego -Señaló a Lux, Helena y Edward-, estaban muy ocupados con lo del buzo, y para cuando llegaste todo estaba aún más complicado. Lo siento, con tantas cosas pasando, hasta se me olvidó que aún me veía así -Ante la idea de salir a cubierta, el mini médico asintió y se dispuso a seguirles. 

El buzo se quedó en la bodega, todavía muy cansado como para moverse demasiado.

Mientras avanzaban por el pasillo, y casi saliendo del barco, Drake se rascó la cabeza. -La chica, cierto. Esa es una historia interesante. Sucede que... -decía cuando al salir a cubierta vio la chica referida. Al ver a Shire y los demás enseguida se acercó al grupo.

Edward, Helena, Lux, Shire y el chico pálido, salieron del barco hacia la cubierta, donde pudieron ver a Cokett entrenando con Ryuta.

-Y siempre recuerda esto, Joven Ryuta. Si hay solo una cosa que debas recordar sobre ser espadachín es -decía el samurai al cocinero, pero al ver a tantos salir de cubierta al mismo tiempo, se detuvo-... tal vez sea importante -Señaló a todos los recién llegados-. Deberías ir con ellos.

Las chica con esas vendas en las manos se acercó al grupo de recién llegados. Su paso lento pero decidido. -Creo que sin marines a la vista, ahora si podemos hablar -dijo hacia la capitana-. Shire, tengo que pedirte una disculpa -Miró a los demás del grupo-. A todos. Ese día, no estaba en las mejores condiciones, por... por lo que pasó -Apretó sus puños con fuerza-. Estaba fuera de mí, por dios, creo que ni siquiera me despedí de ustedes -Bajó un poco la cabeza con una expresión frustrada-. Pasaba por un momento difícil, pero creo todos estabamos viviendo lo mismo. Pero eso no excusa. Lo lamento. Tenía que haber sido más, debí de haber hecho más -Apretó con más fuerza sus puños. Sus vendas tiñéndose rápidamente de rojo-. Lo importante es que pensé en lo que me dijiste. En ese momento, es como si hubiera estado ausente, pero tus palabras se quedaron marcadas en mí -Miró a Shire directo a los ojos-. Debí haberlo sabido desde ahí, cuando extendiste tu mano ensangrentada hacia mí. Debí saber que el sueño de Elías no moriría con él -Una leve sonrisa se esbozó en el rostro de la chica-... pero, en ese momento también me dijiste algo más. Que me uniera a ti. Y créeme cuando te digo que no hay otra cosa que quisiera más en este mundo que ver que su sueño se cumpla -pronto su expresión se tornó en una sombría-, pero no puedo. No puedo ser parte de esta ni de ninguna tripulación, no mientras ese infeliz siga vivo. Como puedo llamar a cualquier nakama si ni siquiera pude defender la vida de mi capitán. Tengo que rectificar eso. La chica apuntó hacia la ciudad. -Tenía la esperanza de poder encontrarlos antes de que viajarán a la Grand Line, pero siendo sincera, mi principal motivo para venir a Loguetown, era encontrar su paradero. Invadí la base y pude obtener información. Sé donde está Sadler. Salty Mine -Señaló hacia mar adentro-. ¿Recuerdan la reunión de piratas? ¿Donde nos conocimos? Crocodile dijo que podría haber información de armas ancestrales, pues resulta que sus intereses eran más modernos. Un cargamento especial con información sobre nuevas armas y experimentos realizados en el East será transportada dentro de tres días. Justo la fecha en la que está planeado un asalto a esa base. Y adivinen quién es el capitán encargado de supervisar que el cargamento sea entregado -Sacó unos papeles con esquemas, como los planos de algún edificio-. Una vez nos infiltramos en esa base, aunque no llegamos muy lejos, pero gracias a eso, conozco una entrada secreta. Me voy a infiltrar aprovechando que sitio va a ser atacado, y entonces podré vengar a Elías matando a ese malnecido de Sadler en la base -dijo con enojo apretando los papeles-. Yo no puedo pedirte que me esperes, pero sea como sea, te encontraré cuando haya terminado -dijo refiriéndose a Shire. En base a sus palabras, lo que sabía, y la reciente referencia que había hecho antes Edward. La chica frente al grupo no podía ser otra que Ladovia, quien fue la segunda al mando en la tripulación de Elías-. Si después de eso, todavía estás dispuesta a aceptar a una fracasada como yo en tu tripulación, sería el honor más grande de mi vida -Habló un poco más calmada.

     N...no... p..prefiero... asegurarme de que ellos se mantenga bien... - decía mientras le daba espacio al joven medico a la vez que buscaba un asiento dentro del cuarto en donde descansaba el Gyojin circense - a..ademas... a un creo que me pesa el cuerpo.... s..seguir por allí resbalando cada dos o tres pasos... bfff... solo les voy a estar preocupando mas de lo que me gustaría. 

Encontraste una silla enseguida de la cama, donde podías reposar en el cuarto donde Daiki dormía.

-Muy bien entonces -dijo pequeño Drake casi yéndose por el pasillo-. Si Buruzame despierta, trata de que no se levante de la cama. Si pregunta por sus cosas, metí todo en un morral bajo la cama. Y procura que no coma dulces, ja -Drake en miniatura se rio un poco, para segundos después poner una cara de lo más serio-. No es broma. No dejes que se acerque a los dulces -Tras esto, el médico siguió su camino hacia la bodega.

Al poco tiempo, escuchaste un el tocar de la puerta, a pesar del hecho que esta se encontraba abierta. -Disculpa, ¿puedo pasar? -dijo Elisea desde el marco de la puerta. Aunque su mirada pronto se fijo en el gyojin roncando-. Oh, pobrecillo. ¿Va estar bien? Es que se ve -Se detuvo un momento en cuanto vio al pollo gigante-... em, ¿es Koko? -dijo con una cara de impresión total-. Se ve mucho más... mucho -Atinó a decir en su asombro, aunque su preocupación retornó cuando te vio con apenas fuerzas para mantenerte despierto-. Alvert, ¿te encuentras bien? Hace rato vi que Ryuta te traía a un cuarto, así que me preocupe, pero luego tuve que ocultarme en la bodega, y no te encontré en el cuarto donde creí que estabas y -Empezó a mostrarse preocupada, pero entonces cerró los ojos y suspiró, para volver a su gentil expresión de amable sonrisa-... solo quiero saber como estás.

Al salir a cubierto fue mas que evidente el estado de la tormenta, había empeorado a pasos agigantados pero todo lo que rodeaba al barco carecía de importancia en este momento, camine hacía Cokket sin prestarle atención a la chica y tan solo de reojo a Elisea ya que mi mirada estaba completamente clavada en el samurai sin apartarla ni por un segundo.

- Siempre... -fue mi única respuesta, el constante movimiento del mar, el viento y los truenos hacían que el barco no se mantuviera ni por un momento estable aún así mantenía el equilibrio sin problema alguno- El guerrero mas poderoso... El estilo perfecto para quien busca ser el hombre mas fuerte del mundo -no había ni una pizca de orgullo en esas palabras de verdad creía firmemente lo que decía, cerré los ojos como me dijo, no respondí a su pregunta ya me imaginaba que era retorica, entendía a lo que se refería... como cada movimiento creaba una onda que se podía notar en la distancia, como cada movimiento requería empujar todo el agua te rodeaba, desplazarla hacia otro lugar provocando un movimiento en un lugar completamente diferente a donde ocurría el inicial... ¿Otro mar? ¿En el que estamos sumergidos ahora mismo? Antes esa afirmación solo me pude preguntar una cosa ¿que es realmente el mar? Una enorme masa de agua ¿entonces en que otro mar podría estar sumergido?- Un mar de aire, el mar en el que vivimos... -los sonidos se iban separando y volviendo cada vez mas independientes según mi concentración y calma aumentaba, entonces escuche como desenvaina, esperaba escuchar después como la hoja cortaba el aire pero en su lugar solo hubo un trueno más pero estaba seguro de que había dado un tajo, no tenía duda alguna, al abrir los ojos ya estaba guardando el arma en su funda nuevamente, yo hice lo contrario con Yondai liberándola de su funda y me puse en posición, ambas manos en su empuñadura, la hoja en horizontal sobre mi hombro derecho, inmóvil concentré todos mis sentidos... por una vez no usaba una herramienta, si no que pretendía ser uno solo con la espada, una extensión mas de mi cuerpo que debía no domar, usar o aprovechar si no mover, como lo haría con mis brazos o mis piernas, la hoja solo era una extensión mas de mi mismo... Sentí el viento como me envolvía, mecía mis ropas, bailaba a mi alrededor, pasaron los segundos y mi postura no variaba en absoluto... el lugar en el que nacen las olas... sentían como todo venía de un solo lugar, mas allá de donde nos encontramos ahora, mas allá del cielo y las nubes, el lugar del que todo viene... sentí una ola nacer, venía directa hacia nosotros y cuando estaba a puno de llegar, deslicé la hoja contra ella, partiendo la ola en dos que seguían un rumbo completamente diferente, un rumbo que yo les había impuesto... para mi un lento corte que pudo durar dos o tres segundos, para el resto de presentes apenas un pestañeo hasta que termino.

-Sin duda. Por que solo quien sea suficientemente audaz podrá hacer que su voz se escuche. Que suene tan fuerte que el mismo viento tenga que detenerse para escucharlo -dijo el calmado samurai al escuchar la convicción en tus palabras.
Para cuando Cokett había guardado su arma, tu llevaste a la tuya fuera de su funda, el azulado brillo en su hoja brillando levemente, aún a pesar del ennegrecido cielo. Te colocaste en posición, poniendo toda tu concentración en ello, en ese otro mar que tratabas de comprender. Ni la extraña presencia de la Yondai podía quitar tu atención de tus alrededores. El fuerte viento te azotaba como si quisiera derrumbarte, la madera del barco debajo de ti no dejaba de mecerse, y tu postura no variaba. Incluso los truenos parecían conspirar en tu contra cayendo uno cada vez más imponente que el anterior, luces de blancas centellas en el horizonte buscando cegarte, pero todo intento fue inútil porque permaneciste a pesar de todo. Hasta que tras unos segundos, nuevas sensaciones llegaron a ti, eran tan ligeras, tan sutiles que costaba trabajo distinguir si realmente estaban ahí o era tu imaginación. Las sensaciones eran como un viento, no, ¿una onda? ¿Un sonido? ¿De donde venían? ¿Por que la sensación de la Yondai era tan diferente a la tuya? Tal vez era como un vaso de agua, una corriente, fluyendo, yendo de un lugar a otro, pero no venía del cielo o las nubes, había algo. Sumido estabas en tales sentires, cuando algo más captó tu atención, algo que se tradujo en una creciente ola que se dirigía justo hacia ustedes dos, amenazando con empapar el Sakkaku.
Cokett no movió un músculo. Permaneció justo frente a ti, su expresión serena sin cambiar un ápice, su mirada al frente y hacia ti, como si la ola no existiera.
En una veloz reacción, blandiste la Yondai, el brillo en su hoja pareció verse el doble de brillante por alguna razón, y un movimiento de muñeca casi imperceptible, la ola terminó por partirse justo por la mitad, ambas partes yendo en dirección contrarias, al mismo tiempo que un silbido llenaba el aire, uno tan agudo como el canto de un ave. El rumbo de las formaciones de agua siendo exactamente el mismo que estabas completamente seguro que seguirían.

Cokett no dijo nada, pero su expresión lo decía todo. Orgullo.
-El torikaminaryu nace una vez más.

Fruncí el ceño escuchando la explicación del pequeño Drake, pero la verdad es que me relajó saber que no era nada grave. - Parece que la marina ya nos conoce a casi todos. No podemos quedarnos aquí.- Fue la chica misteriosa la que se acercó a nosotros antes que el médico tuviese la oportunidad de hablar.

Al principio no entendía de que hablaba, no esperaba esas palabras de una desconocida, no fue hasta que mencionó el nombre de Elias que até cabos y la identifiqué como Ladovia. No pude evitar cierto sentimiento de satisfacción al escuchar que mis palabras la habían acompañado hasta hoy, pero ese pensamiento se diluyó rápido entre cosas más importantes. No le sorprendía la intención de venganza de la chica, aunque fuese con el objetivo de redimirse. - Ladovia...- Comencé, tratando de buscar las palabras sin saber que decir, pero me callé de golpe y mi expresión cambió al escuchar el nombre de Sadler. Cerré el puño con tanta fuerza que me crujieron los dedos y no conseguí mostrarme más calmada hasta que Ladovia acabó de hablar.

- Te entiendo, lo que pasó ese día fue un duro golpe para todos, no quiero imaginar lo que supuso para ti. Elías tenía suerte de tener a su lado a alguien como tú, y me halaga que me sigas teniendo en cuenta después de todo.- Cerré los ojos, estaba teniendo un fuerte debate interno sobre que hacer, mi lado más racional me decía que no debía perder de vista mi objetivo, pero solo tuve que visualizarnos cruzando la Red Line desentendiéndonos de Ladovia y Helena para tomar una decisión. Cuando abrí los ojos parecía que había perdido un duelo contra mi misma, y a pesar de eso estaba feliz. - Nunca me ha gustado la venganza, pero esto no es una venganza es justicia.- Me volví hacia todos mis compañeros con una sonrisa en la cara. - Chicos, rumbo a Salty Mine.- Por enésima vez desde que estaba con ellos, mi lado pasional ganó la batalla.

Ladovia seguía con la cabeza gacha, sabía lo que estaba diciendo y como se escuchaba. Aunque las palabras de Shire la hicieron voltear a verla cara a cara. Su expresión había pasado de una de enojo a una de determinación, gesto que cambió enseguida con lo que la capitana dijo a continuación. La joven Ladovia estaba más que sorprendida, sus labios lentamente formaron una sonrisa de forma inconsciente, levantó un poco los brazos, como si fuera a ir por un abrazo, pero en su lugar cerró los brazos y su sincera sonrisa la transformó en una media sonrisa. -Justicia, ¿eh? Esta es la clase del mundo en el que vivimos, donde hasta unos piratas conocen mejor el significado de justicia -Por pesimista que sonora la frase, más bien parecía verse aliviada-. Yo tengo algunos planos de la base, pero no de como llegar a la isla -Volteó a ver a Lux-. Por suerte, tenemos a la mejor navegante de todo el East. El asalto a la base ocurre en tres días así que no hay mucho tiempo para -Un fuerte chillido de ave vino desde un extremo de la cubierta, lugar donde el inmenso pájaro multicolor yacía en un nido hecho de cuerdas y pedazos de madera rota, que habían sobrado de las reparaciones del barco-... ¿esa cosa es su mascota o algo así?

Elisea pasó cerca de ustedes, rumbo al interior del barco, aunque se detuvo un momento frente a ustedes. -Creo que será bueno que recoja mi equipaje, no quisiera abusar de su hospitalidad y retrasarlos en su viaje -Elisea hizo una reverencia frente a ustedes con amable actitud-. Muchas gracias por todo lo que han hecho por mí y por Cokett. Nunca podré pagarles por todo lo que han hecho, por favor, perdonen todas las molestias causadas -Dejo de hacer la reverencia con una sonrisa dispuesta a irse, cuando de pronto se detuvo y le dijo algo a Shire en voz baja, tras lo cual enseguida se internó dentro del Sakkaku.

Cokett se dirigió hacia Ryuta un momento. -No puedo darte una instrucción completa, pero podría enseñarte algunas de las bases, tal vez alguna técnica, ¿qué dices? -preguntó el samurai al cocinero.

Justo en ese momento, las primeras gotas de lluvia se escucharon caer sobre la madera en cubierta. Si de por sí el fuerte escándalo de vientos y truenos había sido tan notorio, era claro que esta tormenta sobre la región solo podía empeorar.

-Si no es mucha molestia, me gustaría que pudiéramos tener una pequeña charla antes que tenga que partir -dijo Elisea en voz baja y de manera al tímida, para después entrar entrar en el barco .

Las nuevas olas que había creado, lo mas normal y esperable era que me emocionara por lo que acababa de hacer, que hiciera preguntas o incluso que tratara de ver como las olas seguían su rumbo pero siendo consciente de que el tiempo jugaba en nuestra contra mantuve la mirada clavada en el horizonte esperando ya la siguiente ola mientras volvía a recuperar la misma postura, repetición hasta alcanzar la maestría esa era la forma que conocía para mejorar, repetir y repetir hasta dominar completamente una técnica.

- ¿Qué es el Torikaminaryu? -pregunta con aire calmado en contraste con mi total concentración- No me has dado un explicación real de lo que acabo de hacer, porque no entiendo como acabo de cortar algo que no he tocado...

Seguía hablando mientras esperaba la siguiente ola que sentía venir, mientras me respondiera y durante el tiempo que tuviera continuaría practicando esta técnica hasta ser capaz de cortar las olas con tanta facilidad como es el respirar.

       V..vale.. s.si, creo que me puedo hacer cargo de eso...- le respondía a Drake ante el comentario de Buruzame ....¿ desde cuando teníamos dulces ?... para luego despedirle agitando solo la mano y dejándonos a mi y Ko-ko pendientes de la salud de ambos...

      *Yawmmm~mm..*

   Bostezaba casi dormitando de nuevo una vez me había relajado, tal que si no fuera por la intervención de la señorita, lo mas seguro que me volvía a quedar dormido en aquel banquillo.

     A..ah, si, ¡si ! - le decía a Elisea - pase no'mas... estoy vigilando que no se sobresalten... o coman sin que el doctor de cabecera les de la orden... - apuntando al dormido señor Buruzame, aunque al escuchar parte de su preocupación, no pude evitar sonrojarme un poco - s...si fue un dia bastante agitado... mucho correr de aquí para allá... pedirle todo lo que podían mis compañeros... y meterme en bastantes problemas... aunque lo cierto... - mirando hacia la puerta cerrada en donde descansaba a Rufa - no me arrepiento de nada...

  y... y Q.que tal el dia Elisa... como han estado aqui en el barco... cuando llegue habia un tipo en traje de buzo...  ¡¿ s..se encuentran bien  ?! - preguntaba a la vez que caia en la cuenta que les podrían haber pasado algo en aquel enfrentamiento por ser terceros involucrados.

Para cuando salieron a la cubierta el resto de la banda yo me encontraba en un lateral del barco con la espada desenfundada, agarrada con ambas manos y en posición horizontal por encima de mi hombro, un leve brillo azul emanaba de la hoja pese al temporal que se nos venía encima, mis postura delataba por completo que me preparaba para dar un tajo pero no había nada en absoluto frente a mi mas allá del mar y su oleaje amenazante. Escuchaba en silencio todo lo que decía Cokket y negué levemente con la cabeza cuando me indico que debía ir con los demás.

- Ya conocen mi opinión del tema... no es necesario más... -no movía mi cuerpo ni siquiera un ápice, mientras esperaba lo que fuera que esperaba escuche de fondo lo que aquella chiquilla contaba, nada parecía romper mi concentración... hasta que salió ese nombre, mis manos temblaron durante apenas un momento y mi expresión mostro sorpresa durante también un breve lapso de tiempo, solo el samurai que estaba al lado mía podría haberlo notado, de cualquier forma ella continuo hablando y cuanto mas lo hacía mas claro tenía quien era ella... que le había pasado era otra cuestión pero su nombre lo tenía claro... además cada vez creía con mayor fuerza lo que le había dicho a Shire, yo también quería ir a Salty Mine, quería verle de nuevo, quería mostrarle cuanto habían cambiado las cosas, pero tenía que centrarme ya estaba a punto de llegar... una ola venía directa contra el Sakkaku e iba a golpear directamente al barco, en apenas un instante el filo de mi espada ya había bajado, tan solo se pudo escuchar un agudo silbido en todo el barco y de repente la ola se partió a la mitad cada una de ellas rodeando el barco por un lado- Había pensado en dos posibles técnicas, la primera es simple... concentrar mi fuerza en las piernas para lanzarme la máxima distancia en línea recta a toda velocidad, así podría acortar distancia con mis rivales mas rápido que de cualquier otra forma, estuve practicando durante el viaje a Loguetown como cargar mi peso para ello y la segunda es para enfrentar el ataque de varios rivales a la vez, defenderme con una serie de ataque en un circulo al lado mía. Si tienes cualquier idea para ayudarme con ellas te escucho... -quería gritar, quería dejar claro que iba a montar el caos una vez pisara Salty Mine pero sentía que no debía, lo que debía hacer era tratar de volverme mas fuerte antes de llegar, lo suficiente como para no solo poner a Sadler de rodillas si no para hacer temblar toda la base de la marina al completo y que el Gobierno Mundial escuchara el ruido desde el Grand Line

Edward estaba de más en aquella conversación, el solo conocía el nombre de Elías de oídas, al parecer su muerte tenía algo mas de transfondo y ese tal Sadler tenía mucho que ver con eso, así que mientras mantenían la conversación Edward permaneció en silencio, pero ciertamente escuchar esa historia le sorprendió bastante, no esperaba que hubiera pasado algo así.

Al parecer Edward se había juntado con con gente que ya tenían cierta historia, no solo eran unos novatos recién empezado su viaje. Tras haber escuchado todo, Edward dudó un poco en si seguirles o no, al fin de al cabo esto no tenía nada que ver con él, pero tampoco sabía si encontraría a otros para llegar a su objetivo, además les debía que le sacaran de aquella maldita isla casino, así que les echaría una mano en lo que tuvieran que hacer en donde fuera que vayan, su trabajo era mantener el barco de una pieza y eso haría.

Miró desde lejos, con los brazos cruzados, las distintas conversaciones en el barco. Estaba impaciente, tenía que partir lo antes posible, y la tormenta que estaba cayendo no ayudaba en nada. Aún recordaba los nombres de las islas en el mapa que el hombre les había dado antes de escaparse, por lo que al menos podía buscar a alguien que la llevase hasta allí.

Sin embargo, de repente Shire dijo que se dirigirían a Salty Mine, y eso si que no se lo esperaba. Ya había tenido sus desencuentros con Shire, pero por una vez parecía que no tendrían que chocar. El tal Sadler estaba en Salty Mine, y tras ver de lo que era capaz, no tenía intención de pelear ante él. Sabía que desde que escaparon de él se había vuelto más poderosa, pero su objetivo no era vengarse de él, sino encontrar información sobre su objetivo. Así que mientras todos causasen jaleo, emplearía la distracción para buscar algún tipo de archivo o biblioteca donde encontrar lo que pudiese. -Esa información será mía- dijo, dejando claro cual era su prioridad el golpe al escuchar sobre el cargamento. Con suerte, habría algo sobre ella misma o los otros buzos.

Si Crocodile estaba interesado, quizás se volviese un enemigo. No creía que él mismo se involucrase, un Sichibukai atacando a la Marina no tenía sentido, pero seguramente mandaría a sus lacayos más poderosos... Tenía que preparar sus venenos lo antes posible para sobrevivir si se tenía que enfrentar con alguna logia.

-Ya veo -Elisea miró al gyojin en cama-. Y por lo bien que duerme, se nota que haces un buen trabajo -Después fijó su visión sobre la puerta cerrada de enfrente. Bajó la cabeza, callando por un momento, pero luego regresó a su actitud gentil de antes-. Lamento que hayas tenido dificultades, pero al menos ahora te encuentras con bien. Eso es lo que importa.

Ante la pregunta de vuelta, la sonrisa de Elisea fue desapareciendo en segundo. -Yo sé que no debería molestarte con mis problemas, pero lo cierto es que mi día también fue... complicado -Fue a por una de las sillas en el cuarto y la colocó a cierta distancia, pero de cara hacia ti. Tras esto, se sentó en la silla, con las manos cruzadas sobre sus piernas-. Lo del buzo fue una amenaza directa al barco, yo estuve todo el tiempo en la consulta. Cokett descansaba, pero yo estaba lista para defenderlo de ser necesario. No es a menudo que utilice la espada, pero no había opción -Sus manos temblaron levemente-. Pero aún antes de eso, el barco fue invadido por un capitán pirata. Lux lo ató, y aún así se veía muy amenazante -Elisea notó que sus manos temblaban, así que retiró las extremidades de su regazo y las cruzó por detrás de la silla-. Él quería invitar a Shire a un asalto a una base de la marina. Salty Mine, y -La chica se veía bastante tensa, pero dando una gran exhalación te miró a los ojos con actitud seria-. Alvert. Hay una cosa que me llevo en mi mente desde hace un par de días, es algo que estuve pensando mucho. Yo no sabía como manejar esto, y ahora todo parece muy tonto -Hizo una sonrisa, pero más que amable, parecía triste-. Disfruto de tu compañía y has probado ser hábil y fuerte, y lo cierto es que en mi camino a la Grand Line, me gustaría que pudiéramos... ¿viajar juntos? -Desvió un poco la mirada, probablemente algo apenada, pero luego negó con la cabeza, y volvió a verte a los ojos-. Pero ahora entiendo que las cosas son diferentes. Escuché a Shire y los otros hablar con esa chica, Ladovia. Habló sobre esa misma base, les dijo de información importante que iban a transportar desde ahí, datos sobre la marina, experimentos en el East. Shire y los demás se dirigen hacia allí... ¿sabes lo que significa? -Elisea se levantó del asiento y se acercó a ti-. La verdad sobre lo que pasó en tu archipiélago, Ondori. La verdad que buscas puede estar ahí, en Salty Mine.

-Ses sha sha -El samurai se rio un poco para sí-. Lo lamento. Creo que me emocioné demasiado con esto como para dar explicaciones. A veces pasa -dijo en un tono relajado, pero tras carraspear un tanto la garganta, volvió a su seria voz formal-. El estilo del Ave de Trueno es sencillo de aprender, pero muy complicado de manejar. La razón por la cual puedes cortar algo sin tocarlo, es por que eso es falso. Tu espada cortó algo, solo que no fue la ola -Volvió a tomar la espada de su funda sosteniéndola con ambas manos-. Cortaste el ruido que hacía la ola. El agua, el viento, cada sonido que nace, todo eso es  el segundo mar que mencioné. El Torikaminaryu se especializa en encontrar un lugar en ese mar de sonidos, el lugar correcto donde cortar y que pueda lograr el efecto que quieras -Cokett blandió su espada moviéndola apenas. De pronto el mismo silbido que habías escuchado antes con la ola sonó sutilmente justo detrás de ti-. Yo diría que la mitad del trabajo está en acondicionar el cuerpo, volverte fuerte para cortas las ondas de sonido más intensas, y la otra parte es experiencia, aquello que solo viene con duro entrenamiento y concentración, para saber exactamente donde atacar. Si te falta fuerza, tus ataques no pasaran de ser un sílbido sin poder convertirse en trueno. Si te falta experiencia, crearas un montón de ruido que solo termine por dañarte a ti a tus aliados en lugar de al oponente -Volteó a ver el oscuro cielo con su brillantes relámpagos e incesantes vientos-. Por eso digo que este es el ambiente ideal para entrenar. Es imposible que no puedas notar el mar de sonidos en una tormenta como esta. Decían que el dios de la espada solía practicar en días como estos, solo que su versión de la espada hacía uso del -decía Cokett con una media sonrisa, como recordando algo-... pero esto no es una clase de historia. Este es el ahora. Ahora concéntrate en la siguiente ola. ¿Quieres cortarla? ¿Solo rozarla? ¿Tal vez dividirla en tres esta vez?