Partida Rol por web

Drake te escuchó atentamente, y cuando acabaste colocó una mano sobre tu hombro. -Gracias por compartir. Sé que seguro no es fácil para ti revivir algo como eso. Y descuida, si alguien sabe sobre la falta de confianza soy yo. Me escondí por mucho tiempo, por miedo a que la Cipher Pol me encontrara, tanto que hice a un lado todo lo demás, como mis metas y las cosas que yo quería -dijo con una seriedad que su juvenil cara e infantil voz no reflejaban-. Creo que eso es suficiente para ponernos a buscar. Ondori, navío roto, luces brillantes. He hecho reconocimientos con menos y sacado mucho provecho, vamos -Se colocó junto a ti en los estantes y se puso a revisar cada documento, cada papel y artículos recortados de periódicos.

Con una concentración máxima, indagaste sobre esos documentos obteniendo casi toda la información tú solo. Eran periódicos detallando la ubicación de la marina y de una banda de piratas en lugares cada vez más cerca del archipiélago, y junto con los esfuerzos de Drake, pudieron armar una línea de tiempo. Algo invaluable para seguir buscando entre la información del lugar. 

En los días previos a que la marina llegara a Ondori. Los periódicos narraban como una banda de piratas, había arrasado con lugares cerca de ahí. Y los documentos detallaban el seguimiento que la Marina seguía de esos piratas alrededor de la zona, y sin embargo, no había señal que que planeaban un ataque en esos papeles.

Con el cuarto en frente, lo único que se entrometía entre su objetivo era ese grueso pedazo de metal, conocido como la puerta.

Edward se acercó a la cerradura para examinarla, pero ciertamente era una tarea más complicada de lo que parecía en un inicio. Si bien el astillero conocía de llaves y cerrojos propios de variadas edificaciones, algo como esto parecía indescifrable.

Lux hizo su propio intento por identificar el cerrojo. Definitivamente un buen trabajo de ingeniería, con más partes que un reloj de cuerda, y afianzada de manera casi sellada, algo sin duda digno de la seguridad de la Marina. Cualquiera diría que era un cerrojo impenetrable, pero no Lux. Un buen vistazo a los mecanismos revelaría que guardaba una similitud casi idéntica a otro modelo de tecnología con el que te habías topado antes. Razón por la cual supiste enseguida qué hacer para abrir la puerta. Claro, requeriría más que solo activar los mecánicos de las partes con herramientas, sino de suficiente fuerza como para forzar el cerrojo y abrir la puerta. Así que si los dos trabajaban juntos era un hecho que ambos podían entrar en el lugar sin ningún problema.

Aunque Lux también pudo notar un extraño detalle. Y es que la cerradura contaba con una especie de alarma integrada, pero por alguna razón, este sistema de alarma había sido cortado por adelantado.

En cuanto abrieron la puerta, pudieron ser testigos de la abundancia de la Marina. Había objetos que en definitiva se veían valiosos, desde adornos con joyas hasta lo que parecían antiguos escudos y armaduras con gemas. Parecía una mezcla de la exhibición de un museo y la colección privada de alguien rico.
En el fondo, había unas cuantas herramientas de apariencia antigua, pero se veían de una apariencia tan fuerte y sólida como para usarse ahí mismo.

En cuestión de materiales, no había mucho que ver ahí. Edward pudo identificar algo de madera de elegante tallado, probablemente usada para reparar navíos de lujo o como parte exhibiciones de barcos clásicos, pero no muy resistentes como para navegar. Aunque en un rincón había unas cuantas capas de hierro, se veían tan resistentes como la madera de calidad, pero por el material seguro que aguantarían mucho más castigo en cuanto a embravecidas olas e impactos de balas de cañón.
A pesar de tal hallazgo, tanto la madera como el hierro eran bastante pesados. Antes el astillero había recibido la ayuda de Daiki con su enorme fuerza para llevar los materiales, pero ahora llevar algo de eso sería una tarea difícil e implicaría gastar mucho tiempo.

Con todo lo que había adentro, se podía deducir que este sitio era la bóveda de la base. Lo que significa que el cuarto acorazado que aún no revisaban debía ser la armería.

La brisa del mar llegaba desde el sur, nada más que el aroma de  agua salada y el sonido de madera crujiendo mientras era mecida por las olas... además de todo el escándalo que hacía la tripulación a su alrededor.

Se encontraban en la cubierta del barco, en espera de llegar a su destino. Su compañía de viaje, los piratas "Woodview." Banda de maleantes cuya afición parecía ser trabajar la madera. Ellos los llevaban para una misión más que peligrosa, en el sitio más peligroso para cualquiera fuera de la ley en el East Blue: la base de la Marina conocida como "Salty Mine." 
El capitán Gentaki Kiromaki se los topó derrotando fácilmente a sus subordinados, y les ofreció un buen trato si hacía una misión para él. Si lograban robar un objeto importante de entre las cosas valiosas dentro de esa base, el capitán se ofrecía a llevar a ambos al Grand Line. Claro, cualquier que hubiera escuchado hablar de ese mar, sabía la mala reputación que tenía, pero sin duda, en un lugar tan peligroso estarían libres de cualquier influencia del circo y encargado... o al menos esa podría ser su mejor apuesta.

Esta misión no sería fácil, pero ayudaba que se infiltrarían durante un ataque que harían los Woodview en conjunto con otros piratas y la ayuda de un misterioso grupo llamado "Baroque Works."

Faltando poco tiempo para llegar a la base Salty Mine, el capitán estaba unos metros al frente, un joven de cabello blanco, usando un kimono como un samurai, pero por alguna razón llevaba una espada de madera en lugar de un arma más sólida. Se encontraba en una profunda meditación... o eso decía por que en realidad, se podían escuchar sus ronquidos mientras estaba ahí sentado en el suelo.

En el fondo, hombres trabajaban la madera, la tallaban, cortaban y aserraban haciendo bastante ruido, aunque nada comparado con con el espectáculo a su derecha, donde uno de los piratas se había hecho con un acordeón y tocaba las notas más desafinadas mientras cantaba tan mal que ni los peces se atrevían a acercarse al barco.

Pese a que no era la primera vez que sentía un ambiente así, para Nyagara cada nueva oportunidad de hacerlo era tan disfrutable e importante como las anteriores y las que vendrían, pues ello implicaba que seguían libres y de aventuras, ¿cómo pedir algo mejor que eso?

Sí, claro, la tripulación a su alrededor no era la mejor ni los buscados compañeros del “señor pirata”, sin embargo el capitán de estos y actual jefe de ellos, un tal Gentaki Kironyaki tuvo la suficiente “visión” como para no reñirles cuando hicieron añicos a sus hombres, y en vez de eso hasta les dio trabajo y todo. ¡Esa era verdadera sabiduría y no tonterías!

Pensando en ello pero al mismo tiempo mirándole la cola a Wanta, la gata acróbata se desperezó sobre la cubierta de estribor pues hasta no hace mucho había estado tomando una siesta pese al ruido y movimiento, pero ahora su cuerpo clamaba por activarse y quizás llenar la tripa si conseguía robarse algún pescado, o bien que se lo regalaran al poner cara bonita y ojos suplicantes.

— ¿Ya estás lista, Wanta-chan? — preguntó a la canina musical esbozando una sonrisa gatuna, y es que no dudaba de la presteza de la susodicha, sin embargo Nyagara gustaba en igual medida de estar atenta a su compañera y de atizar sus sentidos de tanto en tanto, pues sabía que a veces Wan se ponía nerviosa o no sabía qué hacer en un dado momento… y ella estaba allí para apoyarla.

No pasaron desapercibidos para Nya los ronquidos ajenos, merced de su oído, no obstante en paralelo y gracias al mismo sentido, la de blanco abrigo de pelaje se estremeció por el ruido que hacían más allá, siendo que por tener al mejor ejemplo posible en su compañera, la “música” del desdichado con el acordeón hacía que el pelaje de la felina se erizara.

— Kssss… a que a ese no le vendrían mal unas ensenyanzas tuyas… — dijo tan poco contenta que tuvo que taparse las orejotas a fin de no terminar con ganas de arañar al músico, sin embargo ni así aguantó.

— ¡Nyaaaa! ¡Esto es tortura! ¡¿Cuánto falta para llegar?! — por lo que terminó gritando mientras se retorcía. Quizás no era la mejor imagen que podía dar una “mercenyaria” como ella, pero era la que merecían…

Viajar junto a Nyagara era lo mejor que podía pedir. Los días se hacían más ligeros y casi siempre parecía estar feliz. Obviamente la mitad de que estuviera así se debía a la "libertad" que como bien en su inicio nos logró a ambos, perseguía, pero me hacía especial ilusión saber que yo conseguía sacarle una sonrisa. Aunque aún seguía quedándome asombrado cuando conseguimos llegar hasta este punto, pues la parte más importante del plan estaba en marcha: Alejarnos lo más posible del circo...

En parte me daba pena por quien me enseño a disparar con tanta efectividad, pero según Nyagara, no había otra forma.

Estar en aquel barco era en parte bastante apacible y al mismo tiempo alegre, pues no parecían malas personas y casi siempre se les veía feliz. Aunque fuera tan solo un barco de transcurso y no en el que nos fueramos a quedar, casi esperaba que fuera así el próximo.

En ese momento me quedé junto con Nyagara quien decidió echarse una siestecita. Yo aproveché para afinar bien mis instrumentos y ajustar el arco por si acaso. No iba a dejar que nadie tocara a mi compañera gatuna... No obstante, lo bien que se veía ella al final hizo que me entrara el sueño a mi también y al final acabé dormida...

Ya despiertas ambas, me sonrojé por haberme quedado traspuesta siendo que según me movía me estiraba leve y discretamente, mientras ella se desperezaba sin ningún apuro. - Si, e-estoy lista - Aún se me hacía raro responder bien a los generos.

Fue entonces que pegué un pequeño sobresalto inicial por el ronquido y posterior encogimiento al escuchar la música de los piratas allí presentes. Mis orejas se agazaparon por acto reflejo buscando taponar aquel ruido y aunque Nyagara no se cortó en decir lo que pensaba yo me abstuve de decir nada. No quería que dejaran de estar tan felices.

-¿Eh? - no obstante me sorprendí ante la afirmación de mi compañera - ¿Q-que dice? Y-yo no se enseñar. P-puedo tocar para ellos p-pero dudo mucho poder enseñarle a alguien. - Obviamente me hacía de menos pues realmente no sabría que decir a alguien para enseñarle a tocar un instrumento, mientras que por mi lado salía de por si. Por otro lado, cuando gritó se me erizó todo mi pelaje de golpe. - N-Nya-sama, n-no se ponga así. S-si quiere p-puedo tocar para calmarla - Como siempre hablaba con respeto cuando se trataba de ella

Ya estaba listo para saltar contra Sadler cuando Ladovia destrozo la puerta pero lo que había dentro me dejo algo confundido aunque explicaba el porque del olor que había dentro, perfume de mujer... la verdad es que bien pensado era raro que alguien como ese hombre usara fragancias de cualquier tipo. Moví los ojos por todos y cada uno de los marines presentes con calma mientras Ladovia gritaba y la Teniente se regodeaba sobre como había intuido que algo iba mal. Enfrentarme a alguien que no fuera Sadler me facilitaba el mantener la calma considerablemente así que toda esa furia contenida desapareció de inmediato, lo cual me permitió actuar tan bien como era habitual en mi. En cuanto la mujer dio la orden de avanzar y antes que cualquiera se moviera pegué un salto contra ella dando ya un primer tajo directo.

- Quiero ver como intentas eso... -le dije con un tono completamente neutral y acto seguido lancé otros dos ataque casi tan rápidos como el anterior, no me importaba meterme en medio de todos porque precisamente para eso me había preparado durante el viaje si intentaban venir a por mi podría a prueba mi nueva técnica personal

Me sorprendió ver que estaban preparados para nuestra llegada, la chica al mando debía ser inteligente si se había dado cuenta de que un ataque solo valdría para algo si había alguien que saqueara la base. - No es que me esperase otra cosa pero... ¿Tan cobarde es Sadler que no puede dar la cara?

Observé la habitación, era un espacio bastante diáfano, lo que facilitaba la trayectoria de mis kunáis, así que al mismo tiempo que Ryuta, como una exhalación, di dos rápidos pasos para entrar a rango de los marines y con la misma velocidad descargué dos veces los kunáis de mi mano izquierda sobre los enemigos cercanos. Los hilos parecían una extensión de mis dedos y con total precisión trazaron un arco perfecto y alcanzaron tanto a la comandante como a dos de sus subordinados. De nuevo, pero esta vez con mi mano derecha lancé los kunáis que se clavaron de nuevo en los marines, pero esta vez en lugar de retirarlos activé el dial al que estaban conectados.

Vi que, efectivamente la puerta tenía un sistema de seguridad instalado pero alguien lo había desactivado así que le hice un gesto con la cabeza a Ed para que me ayudara a abrir la enorme puerta. Una vez abierta vimos lo que estaba guardando:-​​​​​​-Premio.-dije al ver los materiales  y herramientas que habían ahí dentro.

Un buen juego de herramientas para armas, un equipo de carpintero, algo antiguas pero en perfecto estado. Maderas y hierros para barcos de muy alta calidad, que serían perfectos para el Sakkaku pero no creo que pudiéramos llevarlos nosotros solos y menos aún a tiempo. 

-​​​​​​-Esto es magnífico pero no sé si podremos llevarlo todo al barco y menos aún a tiempo. De momento cojamos las herramientas. Ese yunque habrá que dejarlo para el último momento, creo que entre los dos podremos llevarlo de vuelta.-le dije a Ed mientras recogía los juegos de martillos:-​​​​​​-Cuando termines de coger las cosas vamos a la otra bóveda a ver que encontramos.-dije a continuación

         Ante las palabras de Drake le sonrei acompañado de un "gracias", pero no mucho mas, pues el tiempo apremiaba... y a la vez me seguía costando el procesar lo que pudiera encontrar... una mezcla bastante molesta considerando ese limite de tiempo con el que apenas contábamos.

   Pero fuese como fuese ya no quedaba mas que hacer y armándome comencé a sacar los primeros archivadores... luego los segundos e incluso los tercero en don de cada uno aunque no a simple vista me dejaba ver como esa historia que ciertas partes simplemente prefiere hacer como que nunca paso... estaba allí... con sus datos... el como los Marines fueron llegando... y... los Piratas...

   Cierto...- decía no necesariamente alta, pero si como para ser escuchado por los presentes en la sala - también estaban esos piratas.... quien me hubiera dicho que en un futuro estaría del otro lado de la historia... - con cierta frustración - quizás... alguna vez nos convirtamos en ese foco de peligro que pueda sin querer a afectar a los inocentes... - Y con esa idea en la cabeza volvía al ruedo... ya había abierto la cicatriz... lo mejor era aprovechar ahora... que luego arrepentirme en cada momento que no lo hice... 

Buen trabajo- le dijo Edward a Lux mientras abrían la puerta. Con la puerta ya abierta pudieron ver el interior, y ciertamente había cosas de gran valor, pero en este momento para ellos lo que había en la bóveda era demasiado pesado como para transportarlo, si bien podían coger algunas de la joyas del lugar, ahora lo era lo más apremiante, así que por lo menos se llevarían la herramientas, así que Edward siguió la sugerencia de Lux y fue a coger la herramientas, por lo menos se podrían llevar algo de allí.

Estoy listo, vamos a ver que nos encontramos en la otra bóveda, espero que sea algo mas provechoso que esto- era una pena dejar todas esas cosas de valor a la marina, pero no tenían el tiempo necesario para saquear todo lo que había dentro de la bóveda.

-¿Sadler? ¿Buscan al capitán? Bah, ni siquiera están al nivel de una comandante -Respondió a Shire la mujer de la marina, y vio con mirada desafiante a Ryuta cuando se acercaba, pero antes de que pudiera abrir la boca de nuevo, el espadachín sacó su arma y en un parpadeo ya se encontraba a pocos metros de la comandante, con su arma hacia adelante, pero a una velocidad igual de impresionante, la marine había esquivado tan fugaz ataque, no fue así con los siguientes cortes de las espadas en las manos de Ryuta, dejando graves heridas verticales en su costado y en su hombro.

Al ver esto, los demás marines empezaron a moverse, solo para ser interceptados por los certeros kunáis de la mano de Shire, quien con maestría absoluta enterró cada sobre uno de los marines con escudo, otro con cuchillas y hasta a la comandante, y en sucesivo movimiento, tiró de los hilos en su guante para reclamar sus armas de sus enemigos, solo para volver a hacer volar los kunáis de nueva cuenta con igual de precisión, enterrando sus armas profundo en sus víctimas y, sin perder la inercia, Shire usó su otra mano para mover sus hilos lanzando los kunáis directo hacia los marines por tercera vez, causando un dolor tal que los marines cayeron desmayados. Aunque estos no fueron los únicos, pues la Comandante Tannen también terminó en el suelo víctima del sufrimiento. En un último esfuerzo, levantó la mano con el guante blanco, y de su mochila salió una pequeña chipa causando que el guante brillara, y el cristal afilado del marine caído fuera atraído hacia ella como un imán, sin embargo, tomar el cristal fue lo último que pudo hacer antes de perder la conciencia. Ella junto con sus subordinados se veían malheridos, e inconscientes, pero aún seguían respirando.

Los marinos aún de pie, no se iban a quedar conformes, sino que ambos tomaron posición ofensiva.
El marino del escudo sacó una espada cuya hoja más bien parecía estar hecha de cristal y dirigió su arma hacia Ryuta, sin embargo, el escudo lo hacía lento, así que su ofensiva fue fácilmente esquivada.
El otro marine en la pelea, lanzó el cristal afilado directo hacia Shire con tal velocidad, que terminaron por rozar el brazo de la capitana causándole un sangrante corte.

Ladovia tenía la boca abierta en incredulidad. Acababa de ser testigo de como habían abatido a dos marinos entrenados y una comandante en cuestión de segundos, sin embargo, pronto salió de su asombro y corrió hacia el marine con los cristales filosos, y tomando impulso alzó su puño contra él, pero su oponente probó ser más ágil, y se hizo a un lado dejando que el puño de Ladovia impactara contra la nada.

El niño Drake te miró con severidad al escuchar tus palabras, si no fuera por su infantil apariencia casi parecería intimidante, sin embargo, cerró los ojos y dio un gran suspiro. -Por mucho tiempo, vi cosas... horribles. Terribles injusticias y misiones perversas contra gente que no lo merecía. No me siento orgulloso de ser parte de eso, ¿pero sabes qué cosa jamás me pregunté? Si los que habían provocado que les... diéramos una visita eran los culpables. Siempre supe quienes eran los responsables y ahora estamos aquí, en la base de esa gente que los mantiene protegidos. No sé que pasó allá, Alvert, pero ten por seguro que no solo hay piratas los que están quitando la vida de inocentes -dijo con un tono tan grave como podía en su aguda voz, para enseguida disponerse a ayudarte leyendo las carpetas en los archiveros.

Utilizando los conocimientos de como estaba organizada la información de los archiveros, y con las fechas de los eventos obtenidas de entre los papeles, pudiste dar fácilmente con un archivo que parecía relevante. Uno con el nombre "Proyecto Helios." Esta contenía datos sobre el trabajo en secreto realizado por gente de una pequeña aldea en el North Blue. Extrañamente, en una de las fotos del archivo sobre esa aldea, te pareció ver a un niño bastante parecido a Edward, el astillero de la tripulación.
Todo indicaba a que se estaba desarrollando una alternativa en máquinas de guerra, algo que se trabajaba en paralelo a algo llamado "Proyecto PX."

El archivo contenía muchas páginas técnicas. Pruebas de laboratorio, resultados de literatura científica, en general, mucha jerga técnica de materias complicadas, hasta que llegaste a una parte del archivo con las autoridades, un grupo denominado como la "Unidad Científica," y al dar vuelta a la hoja pudiste ver... líneas negras. Montones y montones de ellas sobre el papel, censurando lo que podías adivinar eran nombres y lugares. Parecía que si querías averiguar más sobre esto, tendrías que buscar entre las evidencias físicas relacionadas con el Proyecto. Sin embargo, entre los nombres cubiertos, había uno que no había sido censurado de manera correcta, así que se podía leer parcialmente. Se trataba de alguien que mencionaban como un consultor especialista del Proyecto Helios, el nombre parecía ser "Xéma Veritas." Este último apellido siendo especialmente interesante, pues era idéntico al que Elisea te había dicho era su nombre de familia.

Tras descubrir tal magnitud del tesoro, pronto se dieron cuenta que sería imposible llevar semejante botín solo con ustedes dos, razón por la cual tomaron la decisión de tomar lo que podían llevar consigo, las antiguas pero  efectivas herramientas que había en el sitio.

Habiendo visto lo que esta bóveda tenía que ofrecer, emprendieron el camino hacia la siguiente habitación reforzada, lugar que por proceso de eliminación debía ser la armería. Sin embargo, antes de que pudieran siquiera salir del lugar, el característico sonido de un gatillo siendo ajustado hizo un eco en ese cuarto.
Una chica de cabello rojizo detrás de ustedes, que parecería de la edad de Lux, apuntó su pistola hacia Edward. -Nadie se va de aquí -dijo mirando al astillero con calma. El sombrero tricornio en su cabeza con un emblema de un cráneo revelaba que era claro que no era de la marina-. ¿Quiénes son ustedes y qué hacen aquí?

La chica volteó a ver a Lux, y su actitud cambió repentinamente. Apretó los dientes mientras su mirada se encendía. -¡Tú! ¡¿Quién carajos eres tú y porque tienes ese abrigo?! -Apuntó el arma hacia Lux con clara agresividad.

Tantos ruidos que hizo Nyagara con sus gritos, provocaron que el capitán en frente abriera uno de sus ojos, con cara un poco irritada. 
Volteó a ver a la gata, y luego a Wanta, para después levantarse e ir directamente hacia el sujeto del arcodeón. Este último estaba tan enfocado en su desafinado concierto, que no se percato de la presencia de Kiromaki justo en frente a él.

El capitán se acomodó el kimono que llevaba puesto y apoyó su espada de madera en el suelo mientras esperaba pacientemente a que su presencia fuera notada. Lastimosamente, el desentonado cantante parecía estar en su propio mundo, ignorando por completo al joven capitán. Y por extraña coincidencia, una alta palmera apareció de repente justo detrás del hombre tocando el acordeón, y enseguida, uno de los cocos de la planta terminó por caer justo sobre la cabeza de este último, obligándole a cesar y a prestar atención al frente, momento en que se fijo en su capitán y enseguida guardó su acordeón para empezar a trapear la cubierta del barco.

-Oigan, ¿qué les había dicho? No hay que hacer enojar a nuestras invitadas en el barco -La voz de Kiromaki sonó en alto, haciendo que toda la tripulación al unísono dejara de hacer ruido.

-Venga, capi, que solo nos estábamos divirtiendo -dijo el acordeonista mientras con la mano palpaba el chichón en su cabeza donde había caído el coco.

-¿Ah, sí? Pues a nuestras invitadas -Las volteó a ver un momento con los ojos entrecerrados-... em, Nyaraga y Wanda, no parecen que piensen lo mismo, además de que -De repente, su reprimenda fue interrumpida por el sonido de cañones disparando no tan lejos de ahí, y siendo más específicos, eran cañonazos provenientes de barcos de la marina cerca de ahí-... Vaya, ¿ya llegamos? -El capitán pirata sonrió ampliamente-. ¡Gente! ¡Llegamos! -Vitoreos y gritos emocionados sonaron en todo el barco, con los sonidos de constantes disparos como fondo.

Kiromaki se acercó a ustedes con actitud animada. -Muy bien, ya saben qué hacer. Entran en la base y bajan al ultimo piso. La marina va tener las manos ocupadas con todo lo que va a pasar, así que no debe ser muy difícil -Un fuerte golpe en la madera fue seguido por una explosión que sacudió todo el barco, pero la tripulación no parecía molestarle en lo absoluto-. Allá debe haber ya alguien, los piratas de Shire. Ellos son expertos en saqueos, así que síganlos, ellos saben lo que tienen que hacer. Y recuerden, tienen que encontrar al Mono de Jade -Kiromaki le dio una palmada en el hombro a ambas para después saltar del barco, su espada de madera por delante.

El resto de la tripulación saltó del barco en la misma dirección que su capitán, pero en ningún momento se escuchó el característico salpicón del agua cuando alguien cae en ella. Lo que es más, un grueso camino de tierra unía el barco con la isla donde se encontraba la base Salty Mine. Un camino de tierra que era un hecho que no estaba ahí hace unos segundos.

Los piratas caminaban apresurados por la tierra rumbo a la isla mientras en su camino eran asediados por constantemente por las balas de cañón de los navíos de la Marina, pero sin dejar de atacar el barco. Y a ese paso, la cubierta donde se encontraban iba a terminar destruida. Así que el único camino era hacia adelante, hacia Salty Mine.

— Nya-san, N-y-a s-a-n… o Nya onee-san, si quieres, pero Nya-sama se escucha demasiado formal — antes que nada “reclamó” a Wanta, pues ya más de unas cuantas veces le había dicho que no la llamara así, pero la canina insistía… y lo peor es que de alguna forma a la gata eso también le agradaba. El mundo a veces podía ser muy confuso, realmente. — Seguro que solo tocar para ellos es mejor ensenyanza que dejarles hacer lo que hacen, Wan-chan, y más sano para nuestros oídos — levemente enfurruñada suspiró.

“Por alguna razón” Kironyaki terminó despertando más pronto que tarde, cosa que a su vez ayudó a callar el ruido. Nyagara no sabía cómo iba a reaccionar su querida compañera, sin embargo al ver lo que hacía el capitán para tomar cartas en el asunto del endemoniado ruido ella se quedó de pie donde estaban, con los brazos cruzados, y como cría que acaba de ir a acusar a sus compañeros comenzó a asentir. — Eso debería ensenyarles… — incluso dijo.

Quiso la suerte, sin embargo, que antes de poder regodearse más e instar a Wanta a que les enseñase a los profanos en las artes musicales, el rugido de cañones no tan lejos advirtiera a la tripulación de lo que ya tenían cerca. Ante esto Nyagara se erizó por instinto y hasta sacó sus garras; — Wan-chan, cuidado — ella no gritó, sino que advirtió a su compañera al tiempo que buscaba ponerla detrás de ella; la canina era frágil, así que Nyagara no quería que terminara lastimada por un descuido… aunque quizás la sobreprotegía, ¿cómo saberlo?

En cualquier caso pronto la intervención del capitán alertó a la felina y esta esperaba que también a la canina, sin embargo estaba por contestar cuando un choque inesperado hizo cimbrar al navío — ¡Nya! — la albina terminó a cuatro patas no porque temiera perder el equilibrio en dos, sino porque con el doble de opciones pretendía no darle paso a la suerte, eso sí, su esponjosa cola bien erguida no tardó en ponerse como barrera ante la tiradora en sustitución del cuerpo principal.

— ¿Y si los de la otra tripulación se quieren robar al Mono de Jade también? ¿Puedo aranyarlos? — temiendo lo peor preguntó, pues aunque ella no era precisamente un ejemplo de moral sabía que los piratas tampoco, y además a estos solían gustarles las cosas brillantes y raras. La palmada la hizo estremecer, pero para ese momento Nyagara ya estaba tomando aire para entrar en “modo show” y hacer lo que mejor sabía: ser rápida y eficaz.

Al ver el camino de tierra Nyagara lo tomó como normal, más que nada porque ya había visto otras cosas raras en el barco (¿de dónde salió la palmera con los cosos, huh?) y porque en el tiempo que llevaban fuera del circo, había visto a los humanos hacer cosas incomprensibles como ducharse con agua en vez de con la lengua.

— Wan-chan, déjame intentar abrir un camino seguro para que tú puedas ir más tranquila, ¿vale? Odiaría ponerte en peligro… — todavía sin moverse Nyagara le propuso a la perrita, ya que sabía que su compañera no era tan rápida como podía llegar a ser ella, y aunque estuvieran de mercenyarias siempre se preocupaba más por Wanta que por ninguna otra cosa. Huelga decir que su propuesta, más que ávida de encontrar eco en la canina, debía tomarse como aviso, pues la gata era de actuar en el momento.

— ¡Contemplen, la gran acróbata Nyagara está por hacer acto de presencia! — dicho lo anterior y esperando que la barda la escuchara, la felina corrió hasta un punto que vio propicio y de ahí saltó hacia el camino de tierra como lo hiciera antes el resto de la tripulación; mientras caía determinó que una vez llegara al piso debía de ser rápida y flexible para esquivar las balas, una minucia tomando en cuenta su experiencia como acróbata… ¿o no?

MMe quedo helada cuando escucho, detrás de nosotros el amartillado de una pistola y al girarnos vemos a una chica, parecida a mí, con un cabello rojizo y un tricornio con una calavera:-Al menso no es una marine.-pensé para mí mientras preguntaba qué hacíamos allí:-Pues verás........-empecé a decir cuando se centró en mí, más concretamente en mi abrigo:-Calma, calma. Esto pertenece a mi mejor amigo, que lo mató un capitán de la Marina que está en aquél cuarto de allí.-dije mientras tenía las manos en alto y señalaba el cuarto donde se suponía que estaba Sadler. Lo que me sorprendió era que reconociera el abrigo de Nanashi y sin mostrar que estaba algo nerviosa, le pregunté:-Conocías a Nanashi?-

-Wan... e-está bien, l-lo siento... - con las orejas gachas me disculpé frente a Nyagara, sabiendo ya por enésima vez como debía dirigirme hacia ella, aunque siempre cometiera el mismo fallo... No obstante frente a la parte de los "músicos" allí presentes o al menos intentándolo, Nyagara tenía un punto. - P-puede que tenga r-razón, wan... p-pero no quiero interrumpir, wan. - Problemas de Wanta, el hecho de no querer ser más que nadie... Aunque desde luego a lo mejor mejoraban algo escuchándome tocar, pero no lo diría en voz alta

Fue entonces que me sorprendió la manera de reaccionar del capitán, tanto que casi me medio asusté colocándome un poco tras Nyagara. No obstante acto seguido después de aquella regañina, el susto por como actuaba el susodicho, se sustituyó por el temor a ciertos silbidos que amenazaban por acercarse. Siendo pues que mi compañera se determinó en protegerme, yo la abracé a modo de que no nos ocurriera nada, pensando la más absurda idea de que si a mi no me daban, a ella tampoco.

-¿E-estás bien Nya-wan? - sin querer, no me salió la S, por eso quizás buscaba decir más sama, porque ese si que me salía. Al contrario que ella, cuando el capitán nos advirtió yo acabé de culo por el movimiento grande del barco, siendo que me recuperé poniéndome a cuatro patas y clavándome a la madera que tenía bajo mis patas.

Las preguntas de la gata, eran las más adecuadas, siendo que yo concluiría con mis ofertas frente a sus preguntas - S-si lo deseas, p-puedo t-tocarles una wana... A-aunque no se si se dormiwan - obviamente hablaba de una nana... Pero quien sabe... con tantos cañonazos, era difícil.

Al ver lo cerca que estabamos visualicé las opciones buscando quizás el camino más sencillo y con menos peligros, siendo que vi el agua la parte más apacible y sencilla de surcar, a menos a nado. Lo malo, que Nyagara como buena gata, odiaba un tanto el agua. Pero era mi deber velar por su salud tanto como por su felicidad y por ello - Nya-wan, por el agua parece que podemos ir sin preocuparnos, wan. - dije antes de mirarla y ver que ya estaba tirando hacia adelante cual valiente, en términos de demostrar que era la mejor acrobata y que los disparon no serían nada para ella. - ¡NYA-SAMAAAAA! - corrí tras ella sin pensarlo dos veces, en especial por que su acrobacia no resultó como creía que ella esperaba.

-¡N-Nya-sama, y-yo te protegeré! - No estaba seguro ni de mis propias palabras, pero no quería dejarla allí pudiendo ser herida por miles de disparos, así que fuí tras ella para rescatarla y ayudarla a avanzar con los ojos ya un tanto vidriosos

        hmmmm... p.puede que tengas razón - mientras iba tomando esa segunda tanda de archivos y datos - pero las cadenas se hacen de varios eslabones... cada uno mas antiguo que el anterior... ahgggg... - dando un suspiro con ese tono e intensidad que quedaba bastante claro " solo somos una mota de arena en una historia mas grande..."

    Sobre los datos... obviamente los iba compartiendo con Drake para que me ayudara a comprobar si eran o no utiles.

  ... ¿ Helios ? ...

... ¿ ese no es Drake ? ....

... ¿ q...que rayos se supone que estaban haciendo ?...

¿ Unidad científica... eso... no son de los que buscas ? - preguntaba a su vez a Helena que también estaba en su propia búsqueda.

V...veritas... - lo mire... y aunque pudiera haber compartido aquello... lo cierto es que preferia preguntarle a la misma señorita Shire antes de inmiscuirla en todo esto ... claro... si logramos salir de esta trampa una vez la marina se de cuenta...

       Sobre la ultima sección... me tome unos minutos en iniciar, realmente parecía que me estaba metiendo en algo... mas grande de lo que estaba esperado encontrar, pero... no sabia si mi persona actual estaba lista para esto ... ya todos lo hemos escuchado en esta banda al menos una vez... el conocimiento tiene un gran valor... y la gente esta dispuesta ha todo por acapararlo...

    Listos... - preguntaba tanto a Drake... como a Helena... por si entre lo que encontraba algo mas de la información le pudiera valer.

No podía ser tan fácil, segundos después de emprender la marcha hacía la segunda bóveda, se pudo escuchar a su espalda el reconocible martillar de un arma.

Lentamente Edward se dio la vuelta y pudo ver a una chica, muy parecida a Lux, apuntar el arma en su dirección, si bien al fijarse bien pudo ver que no parecía marine, tampoco quería decir que era aliada. Además parecía saber algo de algún conocido de Lux, así que Edward se quedó quieto en donde estaba, si aquella chica de verdad conocía a ese tal Nanashi, Lux tendría más opciones para poder calmar a la chica.

Gracias a los ataques combinados de la capitana y mis cortes dos marines junto a su querida Comandante cayeron de inmediato al suelo, la miraba decepcionado usando sus últimas energías para atrapar un cristal antes de caer inconsciente... ¿Esto era todo? ¿Tanto había cambiado desde aquella playa? ¿O esta mujer era simplemente débil? Al escuchar un filo salir de su funda gire la cabeza hacia uno de los dos marines que aún querían pelear, sus ánimos debían haberse desplomado ante nuestro ataque pero seguían queriendo pelear, admirable, vino hacía mi con aquella espada en mano pero su velocidad era mucho menor que la mía por lo que basto apenas un paso para aparte completamente de la trayectoria de su ataque, tras eso para mi desgracia tenía todo el escudo de este enfrente mía por lo que mi primer ataque fue completamente patético chocando no solo mi espada si no también mi puño contra el escudo, de todas formas finte a su alrededor tras ese lamentable ataque para descargar dos ataques más hacia él en vertical.

- Me estáis haciendo perder el tiempo -respondí levemente molesto- Solo quiero a Sadler, me da igual todo el resto de la base.