Partida Rol por web

Daniel y Eva parecían que habían conseguido deshacerse de su perseguidor utilizando al arboleda, una jugada muy bien orquestada por el actual Bond que utilizando su experiencia elaboró un plan bastante ingenioso de escape. De manera que ambos continuaron avanzando atravesando el bosque... sin embargo todo aquello no había terminado, pues por el rabillo del ojo vieron como un par de esquiadores, con sendas metralletas al hombro comenzaron a perseguirlos. Deberían hacer nuevamente gala de sus habilidades o quizás pensad en más opciones para no tener que estar dándole al esquí hasta quedar exhaustos.

- Estos no se rinden...- le dijo Eva a su lado notando la presencia de los perseguidores- ¿No te habrás traído por una casualidad alguna bomba o misil de bolsillo, verdad?- ironizó la señorita Green con un atisbo de cansancio, era buena practicando esquí pero tenía su límite.

El lado bueno, además del buen humor que me había dejado provocarle un chichón a Sean a ver si se le bajaban los humos, es que el tiroteo probablemente me haga pasar con mayor facilidad hasta el submarino. Era el momento de dejar a los viejos y a los niños jugar al héroe... y el momento de que los adultos hiciesen el trabajo de verdad.

Fruncí el ceño al comprobar con detalle como estaba la situación. ¿Cómo tres joyas del servicio de espionaje podían tardar tanto en salir de aquella escena?

Miré el monitor sin perder los detalles mientras escuchaba los comentarios de Lange.

Tenían que salir de allí o iban a tener las cosas realmente difíciles. A primera vista siempre parecía como mejor opción el muelle del submarino pero... ¿y si la trampa llevaba a otra trampa? para colmo las puertas se cerraban y yo estaba ahí sin hacer nada productivo... eso debía acabar ahora.

Aproveché para acercarme con disimulo a los paneles de mano mientras hablaba con mi captura.

- Normalmente actúan mejor por separados ¿lo sabías, verdad? Están un poco "lentos" a la hora de encontrar soluciones. Se nota que no estoy yo allí con ellos - reí mientras analizaba qué botón pulsar para ayudar, aunque no estaba muy convencido de que pudiese tener éxito en mi idea de ayudar desde la distancia.

Aquella era una situación tensa de cojones, ¿debían volver por donde habían venido o arriesgarse con los submarinos? Pero fuese lo que fuese que debían hacer... TENÍAN QUE DECIDIRSE PRONTO

Tras el rápido tiroteo en el que incluso Sean (que parecía ensimismado en algún mundo imaginario donde solo existían otros Sean y todo era perfecto) había logrado resultar efectivo y letal, habían conseguido eliminar a todos los matones que intentaban venir a por ellos. Pero la calma les duró bien poco, pues apenas unos segundos más tarde, una ruidosa alarma empezó a sonar a niveles cercanos a romper sus tímpanos. Además, una multitud de hombres armados parecían salir de todas partes para ir a por ellos, ¡aquello parecía toda una encerrona!

-¡Creo que si nos quedamos aquí acabaremos acribillados y bien llenos de plomo!-George gritaba para hacerse oir por sus compañeros entre aquel ruido infernal.-¡Tendremos que buscar como salir de aquí a buscar a los demás para unir fuerzas!

El australiano, espoleado por lo comprometido de la situación, miraba en todas direcciones valorando cual podría ser la mejor opción que podrían escoger.

Daniel, cruzó repentinamente sus esquís levantando una imponente cortina de nieve, al tiempo que Eva hacía lo mismo. Cogió su pistola Waltter PPK y agazapado tras un arbol abrió fuego contra sus perseguidores.

Tirar piedras era de monos. Y tenía que ser sincero: algunos de sus compañeros tenían un aspecto de monos que no podían con él. Tim y Pierce...y bueno. Aquel mono greñudo con pinta de fijarse en más monos. Ya había visto las miraditas que lanzaba el rubiales al Bond rubio (que más que un mono era un gorila) y no es que a Daniel le molestase, por mucho que insistiese en ir con mujeres con pinta de prostiputas.

El caso. Si había una piedra significaba que otros Bonds o exbonds andaban por ahí.

Haciendo gala de su efectividad británica (al contrario que esos sucios delicuentes australianos que soñaban con parecer británicos)  de su velocidad, su habilidad, coraje e inteligencia, Sean se agachó a coger la piedra del suelo y la examinó. Una vez pareció convencerse de algo, sacó una elegante cajita de caramelos de frutas y comió un par de caramelos de limón. Intuía que pronto besaría a una dama (o a la dama de alguno de sus compañeros) y que esta se derretiría en sus brazos diciendo "ohhh seaaaaaan", de modo que era mejor tener el aliento fresco. Quizás hasta la lengua despierta.

Lástima que la cajita fuese tan puñetera, porque dos o tres caramelos de cereza "cayeron"  desde unos centímetros al suelo. Y claro...se habian quedado más de cinco segundos y un Bond no come nada del suelo. Salvo quizás Tim. Sería divertido que Tim comiese los caramelos... Ajustandose la corbata y esbozando una sonrisa de suficiencia que dejaba ver claramente las intenciones de su plan. Luego miró a George, aquel Bond inutil que solo había cumplido una misión. Parecía un perro confuso mirando de un sitio a otro, cuando la solución estaba taaaaaaaaaaaaaan clara...

La situación se ponía interesante, la rápida reacción de los 007 acabó sin problemas con la primera oleada de malotes que las galerías escupieron. En seguida aparecieron más uniformados sin tiempo a casi sonreir, excepto por la pedrada que el viejo se llevo en la cara, ante la cual Tim no pudo dejar de esbozar una sonrisa descojonandose internamente.

Habían llegado hasta aquel agujero y Tim no estaba dispuesto a irse con las manos vacías, mientras sus compañeros se preparaban para recibir a los nuevos amigos Tim rebusco en los archivadores y ordenadores cualquier información de valor... documentos secretos, discos duros o memorias extraibles que rápidamente pudiera coger y llevarse.

Será mejor que volvamos al hotel, si llegamos al hall estaremos a salvo.

Pierce consiguió acercarse hacia el submarino sin que nadie se percatase de su presencia, o la menos eso era lo que parecía puesto que ninguno de los matones que habían salido en bandada hacia sus compañeros, le dió el alto.

Así pues al llegar hacia las escalerillas que daban acceso al interior del submarino, se lo encontró relativamente vacío, exceptuando el vigilante de turno que parecía estar haciendo algunas comprobaciones, el tipo en cuestión estaba armado pero si actuaba con sigilo y conseguía acercarse a él por la espalda podría quitárselo de en medio.

Mientras observaba y pensaba la mejor manera de quitarse de enmedio al segurata se dió cuenta de dos cosas, una de ella era que la compuerta de salida de aquel "puerto" se estaba abriendo, alguien debía de haberla accionado y la segunda, que la escotilla del submarino estaba abierta... demasiado fácil, pero... tampoco podía desaprobechar aquella oportunidad.

Roger, haciendo como quien no quería la cosa se acercó con disimulo... e inclinamiento de ceja incluida, hacia el botón que identificó como el abrecompuertas, y ni corto ni perezoso lo accionó. A unas malas podría hacer como que se le había ido el pie o se habóa mareado... Lange todavía lo quería vivo, odbiamente por su apostura entre otras cosas, y si acaso lo que podría esperar es una repirmenda y terminar encerrado en su habitación como los niños malos, pero si funcionaba habría ayudado a sus compañeros, que era su objetivo principal.

¡Eureka! por una cámara que tenía al lado suyo comprobó como las compuertas se fueron abriendo, su siguiente paso fue hacer como que miraba hacia donde Lange y ocultar con su propio cuerpo la camarita hasta que acertara a desconectarla

Afortunadamente, la señora Lange estaba tan obcecada en mandar a más y más matones al encuentro de los Bond que no se percató de la jugarreta que le hizo en toda su cara y cuando la rubia se giró para mirar al tercer Bond este la recibió con la mejor de sus caritas angelicales. ¡Parecía un santo y más con todos aquellos años que la propia Lange le había quitado de encima!

- Lo que es seguro es que van a echar de menos cualquier ayuda con todo lo que les tengo preparado- sonrió a Roger sin percatarse de nada, parecía que Lange no sospechaba nada de él pues tan sólo había dos matones en aquella sala, uno al lado de la puerta y otro al lado de Lange, podría resultar incluso sencillo tomarla como prisionera... pero él estaba desarmado y la maniobra era demasiado complicada... no podía arriesgarse todavía, al menos hasta estar un poco más cerca de ella o quizás engaliarla para llevarla a otro lado, aunque con lo intrigada con el resto de Bond dudaba que fuese capaz de convencerla para ir otro sitio y Roger estaba seguro que podía hacer algo más en aquel centro de control, tan sólo debía de seguir mirando...- ¿De verdad te gustaría estar con ellos?- indagó mirándolo a los ojos con picardía, no cabía duda de que era una mujer hermosa pese a su edad... ¡Que demonios, si tenía la misma que él!

El que sus compañeros estuvieran mediocegarrutos no significa que ÉL, no se diera cuenta de lo que pasaba ni de quien pasaba por ahí... un leve movimiento a su izquierda, por el lado de la pared por donde habían accedido a aquella sala, le bastó para darse cuenta de que Pierce, el quinto Bond salía cagando leches en dirección al submarino. Eso, sólo significaba varias cosas:

- 1 Que había sido él, el gran capullo que le había tirado la piedra a la cabeza para advertirle del peligro... posiblemente.

- 2 Que la salida por donde habían entrado era totálmente inviable, puesto que Pierce no sería tan cenutrio de adentrarse en aquel sitio teniendo la entrada justo a sus espaldas... con lo que estaba soberanamente clara la mejor opción para salir de allí, que no era otra que dirigirse hacia el submarino, que era precisamente hacia donde iba el quinto Bond.

Daniel, era el Bond más fuertote y mejor preparado física para repartir mamporros... eso era algo odbio, que para eso se machaba en el gimnasio y se ponía a atravesar muros en sus ratos libres...

Sin embargo, por muy cachas que estaba, la nieve resbala mucho y no pudo evitar pegarse la castaña contra un árbol que estaba por ahí, de paseo no... porque los árboles suelen ser tranquilos y optan por permanecer en el mismo sitio, pero el caso es que ese árbol en concreto estaba AHÍ y Daniel no pudo atravesarlo. No obstante el Bond actual estaba tan fuertote que consiguió reponerse del tortazo y lanzó una descarga contra su oponente para que no le diera por reírse.

La bala del 007 acertó de lleno en la cabeza del individuo cayendo al suelo en el acto. Parecía que había conseguido librarse de su perseguidor, pero si las cuentas no le fallaban había otro... y Eva había salido por patas, tampoco podía culparla. Al mirar su equipo comprobó que se había roto y no sólo eso, la pierna derecha le dolía, se había herido el muslo y había comenzado a sangrar, tendría que aplicarse un torniquete o iba dejar un rastro de sangre... ¡PUTO árbol de los cojones¡

Al mirar hacia el bosque, no le hizo falta observar mucho para ver como la marca de dos pares de esquís se internaban, eran los de Eva y su perseguidor, pero de momento necesitaba reponerse...

Mientras los tres Bond decidían hacia donde debían de ir, Sean se quedó mirando durante unos segundos hacia la pared de su izquierda, parecía haber captado algo... entonces algo llamó la atención de los tres Bond, un sonido de un pitido que anunciaba la apertura de las compuertas de aquel puerto de submarinos... al girarse para mirar, se dieron cuenta de que efectivamente las compuertas se estaban abriendo.

–Vaya, vaya...–A pesar del peligro Sean se metió las manos en los bolsillos. ÉL era elegancia pura. Siempre. Y sagacidad. Por eso se había dado cuenta de lo que ocurría antes incluso de que ocurriese. Algunos lo llamaban capacidad de observación, otros precognición. Los que realmente entendían del tema, sabían que era "Ser Sean". ¡Y por supuesto, también Sir Sean Connery!, el único Bond condecorado por la mismísima reina. –No os ensuciéis la ropa interior todavía, muchachos. Ese que viene por ahí, galopando cual colegiala, es Pierce.

Su lengua volvía a estar activa, como siempre. Maravillosa. Rápida. Audaz. Profunda. Como él.

–Solo espero que mire por donde pise, no vaya a activar alguno de los explosivos.

Desde luego no ha sido el mejor de mis sustitutos, pero el pobre se esfuerza...Y encima es divertido convencer a los jefes para que lo vistan de esperpento. Oh....aquel día fue maravilloso

Aún no me podía creer como la maniobra había podido tener éxito. El Ángel de la guarda que vela por mis movimientos está haciendo que le deba un favor muy grande para compensarla suerte que estoy teniendo.

Al ver como la palanca se giraba y la compuerta se movía quise contener la risa, una risa que bien podría ser la de un niño travieso que acaba de hacer una trastada e intenta disimular ante sus padres.

Me sorprendió que Lange no me echase una reprimenda pero más aún el hecho de que me invitase a estar con mis compañeros ¿qué hacer?¿Seguía proporcionando ayuda externa o aceptaba la oferta?¿Y si era una trampa más? Estaba claro que me quería vivo con lo cual era absurdo pensar que me quisiese exponer ante tales peligros.

- En el fondo querida, preferiría seguir a su lado, ¿quién tiene tanta suerte como yo de poder estar aquí y presenciar todo de primera mano? - sonreí mientras seguía mirando a mi alrededor. Iba a aguantar un poco más en esta sala antes de intentar llevarla a otro lado.

Daniel se acercó al esbirro que estaba tendido en la nieve con una gran mancha roja que le ocultaba las heridas del craneo, comenzó a desabrocharle su chaqueta y de un tirón le arrancó un largo retal de su camiseta interior. Él ya no lo iba a necesitar, cogió el arma del esbirro y usándola a modo de palo la enrollo en la tela y apretó está contra su muslo haciendo que la hemorragía fuera mucho menor.

El problema del equipamiento roto tenía una fácil solución, Daniel montó en la moto del esbirro que había quedado parada cerca del cuerpo, el motor incluso aún seguía encendido y se dirigió motorizadamente tras las huellas de los esquís de Eva, eso sí, teniendo cuidado de no comerse otro Gilberto por el camino.

Me acerco por la espalda del segurata, con sigilo, despacio, haciéndolo bien... como hago todas las cosas.

Una vez atrás suya rodeo su cuello con mi brazo y haciendo pinza con mi antebrazo comienzo a asfixiarlo hasta que pierda el conocimiento, para después dejarlo caer.

Me fijo entonces en la escotilla.

Fácil, demasiado fácil.

Pienso. Mis ojos se clavan en Alec y dudo por un momento.

Encárgate tú del submarino.

Le indico, no me gusta confiar en Spectra, no me gusta confiar en mi enemigo. Me gusta confiar en mis compañeros. Pero son demasiados... y sólo quizá haya una oportunidad de que todo salga mal. De modo que vuelvo un momento para observar, desde la distancia, cómo se está desarrollando la escena.

Ninguno de sus compañeros parecía dispuesto a dar el siguiente paso. Los tres estaban mirando a su alrededor, tratando de comprender toda la situación. Sean parecía satisfecho con soltar algunas frases hechas y Tim permanecía en silencio. Tenían que hacer algo y cada vez era más urgente reaccionar. Sean había dicho algo sobre que Pierce estaba llegando allí también, pero no estaba seguro de que pudieran tener tiempo de esperarle. Había oído aquel pitido de alarma, las compuertas se abrían dejando paso a más agua, y en el lugar había algunos submarinos.

-¡Si seguimos aquí mucho tiempo más mirando para todos lados como pasmarotes, acabaremos ahogados! ¡O volvemos por donde hemos venido, o entramos en algún submarino, yo opto por la segunda opción!

Miró a sus dos compañeros, esperando que tomaran rápido una decisión.

Las compuertas resonaban como si de un redoble de campanas se tratará, anunciando lo que se les venía encima en forma de toneladas de fría agua.

Tim terminó de recoger la información que pudo, había que salir de allí como fuera. No le gustaba la idea de meterse en un submarino, pues pocas cosas se parecían tanto a una ratonera. Pero no estaba dispuesto a discutir, eran tres agentes 007 y sin duda estarían a la altura de la situación.

Esta bien vayamos por uno.

Sin más dilación Tim inicio la marcha apuntando con la pistola en pos de sí, Sean cerraría la comitiva y sin duda sus explosivos serían más efectivos que su desviada puntería a la hora de cortar el camino a sus perseguidores.

Timothy había conseguido obtener algo de aquellos ficheros, lo que a priori parecía parecía un simple fichero metalizado, se trataba en realidad de una hoja de ruta, concretamente de la que se había elaborado para conducir a los submarinos entre el canal de aguas subterráneas que Lange había construido para facilitar sus movimientos sin llamar la atención... había que reconocer que tenía su lógica, ¿Quién podría pararse a pensar que podía haber una red de submarinos bajo los alpes suizos?

De una cosa no cabía duda... los enemigos del MI6 estaban podridos de dinero, era odbio que se aburrían en casa y estaban locos...

Además el cuarto Bond se dió cuenta de que había otras cartas de navegación pertenecientes a otras bases submarinos que Lange tenía en EEUU... Interesante...