Partida Rol por web

Eva respondió al beso de tornillo de Daniel, estaba claro que le gustaba mucho, había franqueza en sus gestos y su entrega, un sentimiento muy profundo que la hacía seguirlo y querer estar a su lado, como si temiese perderlo, sin embargo el actual Bond no le había respondido a su pregunta, por lo que se le quedó mirando de manera penetrante. Eva Había captado que sabía mucho más de lo que estaba dispuesto a decirle y eso en un principio le molestó. No era una muñeca, era mucho más y necesitaba respuestas.

- Ahora mismo no se que quiero ser, pero te aseguro que lo voy a saber- le contestó alejándose de él, dolida caminando hacia otro lado. En esas estaba Eva escrutando el horizonte con el ceño fruncido cuando la chica cambió de gesto y le indicó a Daniel que se acercara.

- ¿Es ahí?- observó señalando una estación de esquí que no parecía estar muy lejos.

Antes de que el rey les diera aquella cálida bienvenida, George pudo ver como las manos de Sean le transmitía una serie de tres números, 5 1 y 3

En el momento que la chica se sentó no dudé en brindar con ella y mostrarle la mejor de mis sonrisas.

Ahora había llegado el momento del primero de los dos experimentos que tenía en mente:

- Gracias querida por aceptar, estoy seguro que estarás cansada de la servidumbre, de no tomar tus propias decisiones aunque intuyo que tu sueldo será excelente - comencé a beber.

- Sin embargo, estoy en una situación complicada, estoy aquí en contra de mi voluntad y no soy una mala persona - intenté acariciarle la mano con delicadeza.

- Tengo una misión importante de cuyo éxito dependen muchas vidas... ¿podrías ayudarme? no quiero que te involucres físicamente, no dejaría que un cuerpo tan bonito sufriese ningún daño, pero es imprescindible que sepa como poder salir de aquí - mi tono de voz bajó hasta el punto de parecer casi un susurro.

- Si no me puedes ayudar lo entenderé, no voy a forzarte ni mucho menos -

Tim siguió al extraño hombre a una distancia lo suficientemente lejana para que no se diera cuenta y lo suficientemente cercana par no perderlo. Tras unos cuantos giros parecieron llegar a una zona de conferencias, el hombre se paro ante un panel de madera que parecía esconder algún tipo de consola, Tim no pudo ver lo que marcaba para poder entrar pero sin duda no sería la lavandería.

Una vez Tim se quedo solo se acerco al panel para examinarlo mejor y ver que podía hacer.

Daniel vió como airada Eva se alejaba de él... Bravo lumbrera! Se dijo a sí mismo. Se acercó por detrás a Eva para ofrecerle un cariñoso abrazo que tal vez la reconfortara y le hiciera ignorar la torpe contestación de hace un momento, e incluso si la situación se ponía suficientemente peligrosa, hasta pudiera ser capaz de entonar un.. Lo siento.

Sin embargo Eva le hizo una pregunta acerca de una edificación que podía percibirse en la lejanía, Daniel tenía una excelente visión, pero el calor desprendido del beso a Eva le había empañado las lentillas...y no veía un pimiento, Sí!, Daniel usaba lentillas!, pero solo cuando iba a esquiar....

Mi mente hace clic ante un detalle. ¿No había entrado un masajista chino?* Me pregunto.

Sí, algunas cosas no cambian...

Y sin pensarlo dos veces me pongo en pie para salir, tomando la pluma que nos dieron en primer lugar por si hubiese algún problema.

Sean suspiró mentalmente. por un momento había creído que el rey se iba a apuntar el tanto del autógrafo pero solo quería un poco de atención. Con la mejor de sus sonrisas, el mejor Bond del mundo hizo un gesto diciendo que se acercaría en breve

–Oh...casualmente llevo un cuaderno de notas...Espere...¡jajajaja! Como somos muy ingeniosos pondré en la hoja "tus hijos se fueron a Suiza y solo te han traído el autógrafo de..."

Entre risas y codazos con su hermano, el increiblemente inteligente, astuto, elegante y maravilloso Sean, sacó el cuadernito y escribió lo que había dicho... acompañado por algo de información extra.

–Como le he dicho, ha sido un placer. Ahora tenemos que irnos. Parece que nuestro amigo requiere nuestra compañía...

La muchacha se quedó mirando a Roger al principio sin comprender, pero a medida que el tercer Bond iba explicando su situación la muchacha pareció entender.

- No, usted no me parece una mala persona señor...- le susurró mientras simulaba atenderlo, no sabía su nombre- y me he dado cuenta de que esta planta ha sido clausurada desde su llegada- la chica le llenó la copa de agua para decirle algo más- aunque no las vea hay cámaras por varios sitios, incluída su habitación... estuve ayudando a la señorita Lange a cuidar de usted...- le susurró hasta que de repente se levantó y comenzó a servirle el postre mientras hablaba en tono normal- Todas las peliculas de espías son iguales... un chico guapo que sabe mucho, una chica tonta y atractiva que lo ayuda...- volvió a susurrar- aquí nada es lo que parece-tono normal- ¿sabe usted? se parece mucho a Templar, era uno de los heroes de mi madre- disimuladamente le dejó algo bajo la servilleta... un objeto que Roger no tardó en reconocer. Al mirar a la chica la muchacha se señaló el lugar exacto de la herida del tercer Bond.

Tim encontró tras accionar un mecanismo oculto tras un falso panel de madera una especie de consola con números, si quería acceder a donde quiera que hubiese ido el de las gafas debía dar con el código secreto. El cuarto Bond sopesó las posibilidades, podía tratar de averiguar la secuencia utilizando alguno de los gadgets que llevaba o tal vez podría llamar a Q. Debía pensar con celeridad, el tiempo apremiaba.

Eva terminó por sonreir a Daniel, divertida por lo que acaba de darse cuenta... Ella SI sabía que llevaba lentillas y por lo visto se le habían empañado.

-Vaya, señor Bond... parece que su vista no es tan aguda como debería- le sostuvo el mentón con los dedos acercándole el rostro a su cara y con un susurro le dijo- mira allí... ¿no te parecen curiosas esas telesillas? Le comentó con una ligera caricia y una e sus miradas, la dama encontraba realmente estimulante superar a Daniel en cualquier cosa. El lugar indicado en cuestión contaba con unas instalaciones algo antiguas pero funcionales de telesillas utilizadas para los turistas, sólo que desde aquella posición no podía saber si seguían en uso o estaba restringido.

Sin un rumbro claro que seguir, Silva se vistió para salir de la sala de SPA, al hacerlo vió doblando la esquina una figura que le resultó familiar. Se trataba de Tim, el cuarto Bond, por su cautela y forma de andar, apresurada pero silenciosa, debía de estar siguiedo a alguien.

Tras el numerito con Pierce, Sean  George decidieron acompañar al rey a donde fuese que los quisiera llevar. El monarca español estaba muy sonriente y satisfecho con el trueque que habían realizado, y como a don Juan Carlos le gustaba ser amigo de sus amigos, decidió pagarles de la manera que mejor sabía... para ello los condujo a un edificio situado a unos metros de la estación de esquí donde se encontraban, se trataba de una construcción bastante nueva donde se ubicaba una sección de caftería restaurante y otra de seguridad y oficinas.

Al acceder al edificio se percataron de que era la zona más selectiva de todo aquel sitio y que sólo se les permitía el acceso por estar en compañia del rey, que parecía tener amigos en todo el mundo, pues no fueron pocos los que lo recibieron con una calurosa sonrisa.

- ¿Cómo les está yendo?- se interesó mientras caminaban por un elegante pasillo con paredes de cristal, desde donde se podía apreciar unas vistas extraordinarias- Cuando tenía treinta años menos, solía pasear mucho en moto. Recorrer los caminos rurales de mi país cuando nadie sabía podía reconocerme era uno de mis pasatiempos preferidos- comentó con su toque campechano- Hay tantas cosas que me gustaría hacer... pero tampoco me puedo quejar, me encuentro realmente bien- sonrió tocándose la cadera con una mano- Por ello les estoy muy agradecido y quiero compensarles.

Sonreí a la chica con encanto, no era la "chica bonita tonta", eso estaba claro.

- Seguro que ese tal Sr. Templar era todo un Santo para su madre - finalicé mientras comprobaba lo que había bajo la servilleta. La bala dorada de Scaramanga... y después mi herida... ¿a caso mi archienemigo estaba jugando un doble juego?¿es un aliado más de Lange? Aún estaba confuso por todo lo que había sucedido... y el hecho de que estuviese vigilado al 100% por las cámaras no me hacía obtener mucho margen de maniobra.

Ahora tan solo necesitaba hacer una prueba final, comprobar si todo era un sueño o no. Cogí la bala de Scaramanga y la rocé sobre mi herida, necesitaba comprobar si el dolor era real o no.

¿Obtendré más respuestas así?

Un agudo dolor le recorrió el costado al tocarse la herida con la bala. El dolor era muy real.

- Tsk - chasqueé casi en silencio mientras notaba el dolor punzante...

Bueno, bueno. Aquello cambiaba las cosas y por fin estaba en un lugar acorde a su nivel. ¿Quién le iba a decir que, con lo cutre que era el país de JuanCar podía permitirse semejantes lujos? Bueno, quizás por eso fuese tan cutre. El problema era que estaba allí por motivos laborales, no de placer, pero siempre podía intentar combinar ambos aspectos, como siempre había hecho. Además, se merecía un respiro y una copa. Había averiguado e informado al resto de donde estaba el resto de los Bond. Era un crac. En un momento había hecho más que nadie.

–Sí, algo oí en uno de mis viajes a su país para un negocio... Un hombre mayor decía que le había ayudado cuando se le estropeó el coche. Eso dice mucho de usted–dijo zalamero el Bond.– Por cierto, me alegro mucho de su mejoría. Y también tenemos buenas noticias. El caso avanza a la perfección ¿me permite?

Sean sacó un cigarro y ofreció uno a cada acompañante antes de continuar.

–Hemos localizado a nuestro objetivo principal. C.Lange. Nuestros compañeros están ya al corriente, pero sería convenienteque usted, teniendo en cuenta las buenas relaciones que tiene y lo bien que se lleva con todo el mundo organizase algo para que los civiles salgan de aquí. Se me ocurre que podría montar un pequeño evento donde reunir a todos los que, sin duda, querran conocerle.

Al sostener la bala sobre su mano, Roger se dió cuenta de que aquella bala sólo podía pertenecer a Scaramanga, su manufactura, su tamaño... pero había algo que estaba mal con su peso, para ser de oro era más ligera de lo que recordaba, quizás era que el tiempo le había hecho cambiar la percepción de las cosas, pero... su instinto le decía otra cosa, aquella bala era especial, debía examinarla con más detenimiento.

- Además de Santo, era un ídolo para mi madre- le sonrió la muchacha- y bueno, algo más- amplió la sonrisa- conserva un poster enmarcado de él decorando el comedor y tiene la colección entera de la serie en dvd... de verdad usted se parece mucho a él, ¿es usted su nieto?

En ese momento, el tercer Bond se dió cuenta de algo más, había un espejo situado a su derecha, desde el cual se reflejaba toda la habitación.

El rey condujo a los dos Bond al salón presidencial, donde se encontraba dispuesta el mejor menú de la casa para cuatro. Juan Carlos aceptó de buen grado el tabaco ofrecido por Sean aunque antes de cogerlo tuvo que hacer una seña a sus guardaespaldas para que le dejaran, parecía ser que el monarca si confiaba en ellos.

- Me siento muy honrado por sus comentarios señor Connery- sonrió campechanamente- la verdad es que ayudé a arrancar una moto, hice de taxista y hasta abastecí de gasolina a un coche, pero no recuerdo sus caras- se sinceró.

Los camareros comenzaron a servir una especie de copa de espera.

- C. Lange- dijo- es la señora que vinieron a buscar ¿verdad?- ordenó que encendieran los cigarros con una simple mirada, primero el suyo y luego el de ambos Bond- Un evento...- volvió a sonreir con picardía- me gusta, ¿Qué es lo que tiene en mente? Personalmente no tengo el privilegio de conocer a la dama, pero quizás pueda hacer algo si me habla un poco de ella, para poder establecer en que círculos se mueve- el rey miró a los ojos a Sean, unos ojos más inteligentes de lo que parecía a primera vista.

Juan Carlos había decidido llevarlos a un lugar más apartado para hablar tranquilamente. El lugar, lujoso y ligeramente apartado para no ser molestados por otros clientes de las instalaciones, no le resultó extraño. Es más, le traía viejas sensaciones de antiguas misiones. Y por lo que pudo observar, Sean debía tener las mismas sensaciones que él.

Sean, que no puede evitar ser el gallo más grande del lugar, decide tomar la voz cantante y proponerle al monarca una maniobra de distracción para mover al resto de civiles que puedan ocupar las instalaciones para evitar daños colaterales y quitarnos estorbos del medio.

-En realidad, majestad, creo que recibir más información sobre la señorita Lange no es estrictamente necesario. Incluso diría que, por su seguridad, cuanto menos sepa de ella, mejor.-George confiaba en que no sentaran mal sus palabras evasivas a aquel hombre cuya fama de campechano le precedía.-Lo importante es encontrar una temática para el evento que pueda resultar interesante para la mayoría de los presentes aquí en la estación. Pero me imagino que mi talentoso compañero ya tenía en mente alguna idea más concreta sobre el tipo de evento que deberíamos recrear, ¿no es así?

George se quedó mirando a Sean tras decir estas palabras. Ya que la idea había sido del escocés, esperaba que terminara de darle forma por su cuenta.

Sonreí de nuevo a la chica mientras palpaba la bala que curiosamente no era tan pesada como la recordaba ¿y si había algo en su interior en vez de pólvora?

- Si ese "Santo" era muy apuesto y atractivo seguramente tendré parecido con él - reí.

- Por cierto, no me había dado cuenta, bonito espejo - miré al espejo pensando que igual me están observando detrás como en las salas de interrogatorio. Saludé de manera infantil pensando que si Lange me estaba observando supiese que era consciente de todo.