Partida Rol por web

- De iure, que no de facto.-remarqué, indicando que actualmente no eran territorios de los elfos, además de con clara intención de defender las actuaciones de los enanos, que no tenían muy buen recuerdo de lo que los elfos habían conseguido en aquella guerra, y de los territorios que habían perdido-. De todos modos, y volviendo a lo actual, es algo injusto hablar de algo que los enanos de ahora no vivieron, y sin embargo, están haciendo por evitar, y exponiéndolo aquí. No podemos pedir explicaciones a los muertos, pero los vivos están hablando por mi boca. -expresé con cierto deseo de remarcar que, por muchas diferencias que hubiera en el pasado, ahora estábamos para decidir el destino del artefacto, y que era para los de ahora, y el pasado aunque afectaba, no era lo más importante.-Si bien es cierto que lo pensamos cómo defensa, es porque sabemos lo que en esas guerras se puede perder, y se llegó a perder. Por tanto, reitero: Si ese poder fuera compatible, nuestra idea está sobre la mesa. Me gustaría saber si podría serlo, druida Opilaf, por eso pedí que un artesano pudiera verlo. 

Respondo inmediatamente -Vitûr de Anelûk, veo que no le ha quedado claro nuestro deseo de no mostrar a nadie más el objeto. Rogaría que no siguiera insistiendo en algo que ya hemos decidido-

-De hecho, aconsejaría que intentemos llegar a un acuerdo y no se convierta este cónclave en víctima de una serie de estrategias políticas para desprestigiar al otro. Todos debemos ser claros en nuestros planes, y nosotras debemos confiar en lo que propongan, porque les recuerdo, que nosotras tenemos un voto, y será el decisivo-

Hago una pausa y me acerco a Opilaf – Como bien dijo antes la Guardiana de Beory, ninguno de los motivos me parecen suficientemente relevantes, ni bien elaborados como para ser portadores. Por eso, desearía proponer una nueva opción- hago una pausa y me coloco al lado del maestro de ceremonias – Propongo que sean los druidas quienes tengan el privilegio del artefacto-

Tras la propuesta de Militsa, el druida Opilaf, que parecía estar ausente del Cónclave y ajeno a las disputas de unos y otros, aparta la pipa de sus labios porque súbitamente le asalta un ataque de tos. Mientras tose no puede ocultar su sorpresa, mirando a la Sacerdotisa con ojos muy abiertos y también algo llorosos por la tos. Se diría que los humos de hierbas que inhala le acaban de sentar mal o se le han atragantado ante tal opción. No queda claro si está a favor o en contra, ni tampoco dice nada. Cuando se recupera vuelve a su asiento y continúa atento el desarrollo de la negociación. Debe permanecer neutral, como mero moderador, su posición es la de Maestro de Ceremonias, y no debe pronunciarse.

Acepto, con el gesto, la reconvención de Militsa. Seguiría insistiendo, de otras maneras, en aquel detalle, porque era vital para saber si el plan era viable, o no. A priori, me parecía que lo era, e insistiría en él. Estaba remarcando que era importante saber si lo era para poder incluso dejarlo de lado. Sin embargo, la Elegida estaba planteando que se lo quedaran los druidas. 

- Yo he sido claro en mis planteamientos, y hasta en mis ofrecimientos. Que no sean merecedores de su voto, lo entiendo. Lamento la cuestión política y que queden inmiscuídas, pero no se si los druidas aceptarían la joya. El sabio druida Opilaf sabe que no me opondría, líbrenme los dioses, de que sea él quien maneje el artefacto. Pero ellos tendrían que tener un plan, y lo pondríamos en consideración. Y no se si está de acuerdo o no. Si Opilaf lo desea, puede comentarnoslo, y con su propuesta o sin ella, propongo una votación primera. 

—Comparto las palabras de la Sacerdotisa. Si vuestras facciones no son capaces de empezar a ceder en sus privacidades y hablar de forma directa o de sopesar al menos de si el plan de los demás puede ser más acertado que el propio, nuestro voto no irá para ninguna de ellas. Esto no debería ser una competición en la que sus representantes luchen para demostrar que su facción es la mejor, si no en buscar el mejor uso posible para la gema. 

Como Militsa yo también me empiezo a replantear que dársela a alguno de ellos sea la mejor opción. Si la Diosa Madre nos había elegido a nosotras era por algo y en parte de ahí que también contase nuestro voto. Mientras que ellos parecían estar peleando por, dicho de mala forma, quien tiene la espada más grande.

—Sois el que más exigís Vitûr Rupert Aedo de Anelûk, incluso cuando ya se os ha negado en varias ocasiones. Pero ya hemos escuchado lo que el pueblo enano planea hacer con la gema, dentro del desconocimiento de que esta pueda servir o el número de sus creaciones sea el suficiente como para contener al Kaos.

Tras él miro al representante de Abatis.

—El Altísimo Consejero ha hablado también de su magia, de sus curaciones y de sus paladines enfrentándose contra el Kaos. Lo que haría que sus hombres y mujeres tuvieran que viajar para luchar contra el enemigo común en unas tierras que no son las suyas. ¿Están dispuestos a ese sacrificio?

Y por último me fijo en la Tenebrïs.

—En cambio todavía no me ha quedado claro lo que planea hacer Anodiräs en caso de hacerse con la gema. Habéis dicho que lo usaríais para detener las fuerzas del Kaos, ¿pero cómo lo haríais exactamente?

- ¡ Por supuesto, guardiana!  ¡ A eso me refería!- respondo entusiasmado a Skadi- ¡Estoy convencido de que nuestras huestes se sentirían honradas de poder luchar contra la oscuridad allí donde sea necesario!- hago una pausa y bajo el tono de entusiasmo inicial- y por supuesto... donde sean bienvenidos. Pensaba que esto quedaba claro con mis palabras anteriormente, discúlpenme si no me he explicado con claridad.

Callo y espero la respuesta de la Tenebris a la pregunta directa de la Guardiana. 

—Guardiana de Beory, como bien sabe, el Barón es un archibrujo con un conocimiento amplio de la magia y de los artefactos. Son incontables los años de esfuerzo y sacrificio dedicados al estudio con el objetivo de descrifrar los misterios que guarda el Continente y poder usarlos para garantizar la paz de su Reino. Por lo tanto, canalizaría la magia que produce el Artefacto con el fin de emplearla para potenciar sus hechizos y conseguir contener y diezmar hasta hacer desaparecer a su único enemigo: las tropas del Kaos —expliqué—. Sin embargo, antes se debe estudiar en profundidad las posibilidades del Artefacto, y ver de cuánto poder estamos hablando...

Aunque si es el objeto elegido por la diosa Beory, quien acertadamente decidió poner en vuestras manos, no me cabe la menor duda de contará con el suficiente como para plantar cara al Kaos.

A pesar de mis palabras, volví a mirar a los representantes...

—En cualquier caso, vuelvo a reiterar: aunque sea elegido el Barón como poseedor del Artefacto, abrirá sus brazos a aquéllos que realmente quieran aportar ideas para vencer al Príncipe del Kaos. El Barón es consciente de que si los tres Reinos se unen de nuevo, como representan estas Tres Espadas que podemos contemplar orgullosos hoy, las posibilidades de exterminar al Kaos crecerán exponencialmente...

Me quedo callado. Aquello no me lo esperaba, y realmente era una pérdida de posiciones respecto al comienzo. No hice ningún gesto que mostrase mi disconformidad con lo que decían las Elegidas, en especial Skaði, que en este momento estaban pensando que era un repetitivo cansino enviado de los enanos tozudos. 

En enviado de Abatis hablaba de que serían sus tropas las que combatirían, ayudadas por el poder de la joya. La Tenebrïs, después de todo lo que se había dicho de la estrategia "defensiva" de los enanos, hablaba de "contener y diezmar", pero no de eliminar. Eso no era "ofensivo", si no defensivo, cómo deseaba la Elegida Skaði.

Y encima, me ponía a pensar, para mi y con cierto enfado que intentaba no reflejar (aunque debía verse en algunos destellos de mi mirada), que parecía que los problemas venían sólo si Anelûk tenía unas creaciones que podían perder el control, no si Abatis y su "pureza" tenían tropas en el resto de reinos en forma de ocupación, o si todo el poder se le daba a un único ser, con el riesgo de corrupción y descontrolarse que eso tenía sin nadie que le hiciera frente. Pero parecía que eso no se veía. Y él no iba a decirlo ahora. Que hablaran y se descubrieran. 

Han pasado ya varias horas desde que Opilaf dio comienzo al Cónclave. Ya es la hora del almuerzo y puede ser un buen momento para terminar esta sesión. Mucho se ha dicho, y nada o poco se ha decidido. El druida mantiene su curiosidad por la cuarta propuesta de las Elegidas, pero ve claramente que son cuatro votos para cuatro propuestas, sin solución posible para esta ecuación. Es el momento de reflexionar.

- Ogo dececinado ke sejís dado vetas Koff! abado delo mimo una yota vez, Koff! en cículos Koff! vanos sin setido. Ago sacarado, sí, pero Koff! no teminas dabar con caridad y tapareci. Koff! Sé ke cada uno se votará sí mimo, Koff! yeto no cabirá las cosas Koff! para con la Gema Mágica Koff! de Bery. Como Meto de Ceremonis Koff! Koff! etoy en mi derexo Koff! de cabar el modo de votacón. Koff! Lútima vez ke sizo fe ace años, Koff! Koff! pero oy cro kes necesari, por veta Koff! icapacidad Koff! decotar putos comunes Koff! y veta fata de fexibilidad. Koff! Koff! Pedo ver con caridad kel camino ke etamos tomado Koff! no tene salida. Koff! La cata popeta de las Elegidas, ake la cro acetada Koff! yes totamete legítima, Koff! nace más ke dividir ún más las posibilidades de cofecia de vetas voces. Koff! Por tato, ejecedo Koff! el derexo ke motoga el Pato dÛdatär Koff! como Meto de Ceremonis, veto a los pesetes el voto a sí mimos. Koff! Koff! La votacón sará mañana, Koff! y cada uno deberá votar en seceto, Koff! una de las popetas ditita a la suya popi, Koff! por el ben de la Paz dÛdatär Koff! Koff! y sus getes. La decisón sará tabén por mayorí sipe, ¡eto es my ipotate! Dixo eto Koff! doy por teminada la sesón doy. Koff! Muxo tenés ke pesar Koff! y meditar, muxo camino os keda por delate. Koff! Koff! Koff! Teminamos, por oy. Y ara... ¡A comer! Koff! Koff! 

Me mantengo callado ante lo que comenta Opilaf. Contrasta mi silencio actual con mi torrente verbal anterior. Estoy meditando cómo actuar, y las palabras del druida tienen mucha razón, y realmente no se ha decidido nada, las propuestas no terminan de ser concluyentes. Mi oferta de hasta retirar mi propuesta no la puedo poner encima de la mesa hasta no saber si realmente la joya no puede servir a los enanos. El procedimiento de votación me parece adecuado, pero ahora quedaba la política, y realmente no me apetecía acercarme a Alantar, y las Elegidas no estaban muy de acuerdo con mi propia actuación. Eso dejaba a la Tenebrïs como primera opción... pero los elfos eran los ancestrales enemigos de los enanos. Así que... estaba en un mar de dudas. 

Opilaf ordenó un receso, y me quedé unos segundos sentado, sin reaccionar. El duro duelo dialéctico hacía mella en mi, teniendo en cuenta que en ocasiones tenía aquellos recuerdos, y más con Opilaf delante, del tiempo feliz que había tenido con él. Me decidí entonces. Quería presentarle mis respetos. Más bien, quería saludarle. Tímidamente, me levanté y me dirigí hacia el anciano druída, como un alumno con su maestro, con cierta vergüenza que daba el acercarse a la mesa de los mayores. Parecía otro distinto al Vitûr, ahora era Rupert, sólamente, otra vez. 

- Ho... hola, señor...druída, Opilaf... - Sonreía, muy contento. 

La Tenebrïs se acerca a las Elegidas para hablar con ellas antes de salir del Túmulo.

El Vitûr se acerca al druida, a quien saluda con amabilidad.

- Koff! ¡Ola Ruper! Koff! ¡Ke alegí Koff! me da vete! Cadol Meto Rúniko Koff! me comunicó ke vedís tú Koff! Koff! malegé batate. ¡Jejejeoff! Koff! Koff! KOFF!!

—Mi campamento seguirá abierto para que podáis comer y descansar todo cuanto gustéis —les dije a las Enviadas—. En cualquier caso, decidáis o no descansar en la seguridad que os ofrezco, os ruego que custodiéis el Artefacto con el cuidado y la vehemencia que tan acertadamente habéis demostrado hasta el momento. Os ruego, además, que en las próximas horas evitéis separaros de las guardianas que el Barón os ha ofrecido...

Hice una reverencia y, si las Enviadas no tenían nada que contestar, emprendería mi marcha.

Para mi, se desvaneció el resto de cosas, y estaba en medio de aquel bosque, en medio de aquel río, en aquella extraña torre. Sonreí, me relajé, y hablé: 

-Yo no sabía que estaría aquí, Opilaf. - De pronto, me aceleré de nuevo, y comencé a hablarle rápido, nervioso, encantado - No se, me he puesto nervioso, quizás he tenido alguna salida de tono, no se, lo siento. Intento hacerlo lo mejor posible. ¿Qué tal Trea? ¿Cómo está? ¿Ha venido o va a venir? ¿Y Berod? Hace unos meses que no contacto con él, he estado ocupado, mucho, para bien, espero, pero no me olvido de él, ¿sabe algo de cómo le va? Que alegría, que alegría, ¿cómo está Adalas? ¿Y Dísi y los Hebez? Bueno, y Noco, que vive con ellos ahora ¿Joymer y su padre el de la Guardia? ¿Y Enar? ¿Y el bueno de Drake? - Casi no había respirado mientras lo decía, mirando ansioso a Opilaf... en ese momento, me había olvidado por un momento de todo lo que me había llevado hasta allí. 

- Agradecemos tu ofrecimiento y tus consejos- respondo cordialmente a Anwië

Tras agradecer a La Tenebris, por delante y por dentro desconfiar aún más de "sus consejos", bajo la escalinata en busca de los otros tres druidas para hablar con ellos.

- ¡JajajakjakffkoffkoffkoffKOFF! Takilo Ruper, repira, toma are jajaffkoff! Koff! Todos etán ben, Tra es una dida podigosa, y sije ayí, en veta cabaña del boke. Berod debetar nAbatis, ace muxo ke no le visito. Y los demás dAdalas... ben, todos ben, tabén los Hébez. Pero ven, ven akí y ¡damun abazo!

Sin esperar Opilaf se abañanza sobre ti para abrazarte. Se nota que te tiene mucho cariño.