Partida Rol por web

Desmond queda arrodillado en el saliente oskuro, con sus ojos irradiando puro Kaos, korrompido hasta la médula. Su rostro muestra sufrimiento, y lokura, torturado por el maligno espíritu que le ha poseído durante demasiado tiempo. Rupert se escabulle por una de las cientos de bocas que se abren hacia el interior de la gran roca que alberga la Fuente. De ellas manan vapores, brotan ríos de sangre y salen rayos de luz de múltiples colores. El enorme poder que alberga este lugar es inconmensurable, incomprensible para mentes mortales como las vuestras.

Lomo Plateado no se separa de vosotros, siguiendo los pasos de Eranor, el Batidor del Yermo, capaz de moverse por estos oskuros y traicioneros túneles con agilidad y soltura, encontrando siempre un camino, un paso. Militsa avanza tratando de imaginar qué van a encontrarse en el interior, en el corazón de la Fuente. Algo para lo que ninguno de sus maestros druidas ha podido prepararla.

No hay rastro de Bòlcs. Tu amigo grifo no ha aparecido desde que emprendió el vuelo al llegar a este lugar. Ahora que os adentráis en estos túneles, por estas galerías, es imposible que le veas. Su corpulencia no le permitiría acceder a estos lugares, aunque de tanto en tanto os encontráis con espaciosas y descomunales cavernas que albergan lagos de sangre y ríos de magia que se pierden por torbellinos o grietas. A veces os encontráis con algún esqueleto fosilizado, encadenado a las rocas desde hace siglos, con rasgos de squálido. Este laberíntico lugar está muerto.

Este lugar está completamente muerto. Quizá el poder que imbuye las rocas y el mismo aire sea insoportable por la vida. Quizás la Korrupción y el Kaos son demasiado fuertes aquí. No hay plantas ni animales. Sólo huesos de aventureros extraviados, de cadáveres fosilizados, algunos encadenados a las paredes de roca. Algunos de ellos con rasgos de squálido. Los ríos de sangre y magia discurren en cascadas y torbellinos, llenando profundas fosas, y cayendo sobre vosotros como lluvia goteante desde los techos de piedra sobre vuestras cabezas. A veces cruzáis espaciosas cavernas. Otras, angostos túneles. Sin la compañía de Eranor te perderías fácilmente en este laberíntico lugar.

Realmente es desolador ver este lugar, lo que queda y en lo que se ha convertido.

Los rastros de otros seres que trataron de vencer al kaos nos acompañan a cada paso, perdieron en su lucha, le robaron su vida y ahora su sangre cae sobre nosotros. Trato de mantener la entereza dejando a un lado mi imaginación y concentrarme en mis pasos, en seguir a mi compañero, pienso en cómo me reconforta tenerlo a mi lado y decido decírselo ahora que tengo la oportunidad -Eranor, quiero que sepa que sin su sabiduría para encontrar siempre el camino correcto, estaría perdida y no habría esperanzas para esta guerra. Valoro y agradezco su implicación y buen hacer, su familia se sentirá muy orgullosa de usted- digo con satisfacción.

Mientras seguimos caminando tomo unas hierbas de mi bolsa para masticar mientras llegamos a donde sea que lleguen estos laberintos.

Todo parecía indicar que Desmond había caído por completo bajo la korrupción y el kaos, el demonio que le poseía estaba acabando con la poca cordura que aun pudiera quedarle. Era una pena dejarle así, pero no tenían más remedio, seguramente ya nada podrían hacer por el Desmond que conoció, ese se habría perdido para siempre. 

El camino hacia la fuente podría ser muy complicado y largo, se fueron internando en aquella especie de laberinto de sangre, magia y locura. Y con pena se dio cuenta que por aquellas estrechas galerias que tenían que tomar en muchas ocasiones, no podría pasar su amigo Bòlcs. Era una pena, no podrían contar con su mayor aliado, el más fuerte había quedado fuera. Esto le haría ir con más precaución Desmond, quedaba atrás, pero Rupert podría aparecer en cualquier momento, y estaba claro que el también estaba bajo el influjo de aquel ser oskuro.

Ante las palabras de Militsa tan solo pudo sentir gratitud:-Muchas gracias Militsa, por sus amables palabras. Para mi también ha sido muy importante haber contado con alguien familiarizado con la magia como usted. Ser guía y encontrar caminos es mi especialidad, pero no se que pueda hacer cuando lleguemos a la fuente, más allá de tratar de protegerla a usted. Cada uno jugamos nuestro papel en este combate, y es una pena haber perdido a Alantar, y más aun que haya sido a manos de quien habíamos tomado por aliado. Ahora tenemos claro que solo el uno en el otro podemos confiar para conseguir el éxito en nuestra misión. Si volvemos a encontrarnos con Rupert habrá que ir con mucho cuidado, esta claro que sus objetivos no son los nuestros.-Y continuaron internándose en aquel absurdo laberinto, acercándose a la fuente y a su destino con cada paso que daban. 

El aire se vuelve más y más sofocante a medida que os adentráis por los túneles. El resplandor de la magia se acentúa, y al mismo tiempo la sangre de coagula, se condensa, hasta formar un líquido más viscoso que la miel, que avanza hacia el interior, rompiendo las leyes de la lógica, moviéndose incluso en sentido ascendente, como atraído por una fuerza más poderosa que la gravedad.

En la lejanía resuenan unas voces oskuras, inkomprensibles, que entonan unos kántikos errátikos y asínkronos. Los sonidos son horripilantes, llegando a erizaros el vello y helaros la sangre. El frío y el calor se alternan de una sala a otra. El aire es irrespirable en algunos fosos.

Estáis muy cerca. Lo sabes. Los túneles cada vez se bifurcan con menos frecuencia. Las corrientes de aire y de sangre se mueven en una sola dirección. Estáis a punto de llegar al corazón de la Fuente.

Estáis muy cerca. Las voces entonan salmos de invocación, en una lengua extraña. La magia es cada vez más densa, más compacta, y más inestable. Como una energía a punto de estallar, sin ningún control ni orden que pueda detenerla.

El avance había resultado muy duro y difícil, amenazaba con acabar con las fuerzas que les quedaban. Cuando en realidad se estaban acercando al lugar y momento donde todo iba a ser decidido. Podían escuchar extraños y horribles cánticos, que les indicaban que no estaban solos, no veían a Desmond no Rupert, ni a las criaturas que estaban cantando. Tenían que planificar bien sus próximos pasos o podían ser los últimos, y sin lograr cambiar las cosas. Se detuvo y se acerco a Militsa, y en voz baja le dijo:-Militsa, estamos muy cerca de la fuente, y además de Rupert y de Desmond, parece que alguien más ya esta aquí, los que están realizando esos cantos. Solo somos dos, y tenemos que pensar bien en nuestros siguientes movimientos. Supongo que será necesario ir hasta la fuente, para poder cambiar el equilibrio, pero antes de llegar es mejor ir bien preparados, acercarnos en silencio y tratar de sorprender a quien allí nos encontremos. Tal vez necesites hacer algún preparativo para agilizar luego lo que puedas hacer en la fuente. Yo tan solo ir con cuidado y sorprender a quienes allí se encuentren.-Lo siguiente que quería contarle, era duro, difícil de asimilar, pero inevitable. El no era bueno con las palabras, y tras un breve descanso, trato de hacerlo lo mejor que pudo.-Una vez alcancemos la fuente, no habrá vuelta atrás, tendremos que tratar de cumplir nuestro cometido, y no vamos a tener aliados, de hecho, es posible que seamos muy inferiores a nuestros enemigos. Yo lucharé hasta el final de mis fuerzas, para darte el tiempo suficiente para cambiar el equilibrio de la fuente. Pero no sabemos a que nos vamos a enfrentar, así que mejor ir pensando en un viaje de no retorno, en el que lo importante es cambiar las cosas para nuestro mundo, nuestras vidas son un justo pago si logramos un fin tan noble, una nueva oportunidad para todos los que quedaron en casa.-Bueno pues ya estaba, ya había dicho lo que pensaba, se preparó para el inminente combate, repaso sus escasos pertrechos, las flechas de su carcaj, y el estado de su arco. Y esperó a que la sacerdotisa estuviera lista, o al menos lo mejor preparada posible para lo que les esperaba. No dejo pasar la oportunidad de agacharse y acariciar a su querido amigo, quien sabe si sería la última oportunidad para despedirse de Lomo Plateado. 

Ver los ríos de sangre en sentido ascendente me dejaron sin el aliento que apenas podía tomar por lo cargado que se hacía la atmósfera en el interior, una sensación que pesaba sobre nosotros.

El miedo recorrió todo mi cuerpo al escuchar una especie de cántico, ya habíamos llegado.

Aprecié la sinceridad en las palabras de Eranor, sabía que era un hombre de pocas palabras – Soy consciente de mi cometido desde que la Diosa Beory me eligió, entiendo y acepto que la vida y la muerte son lo mismo, forman parte de equilibrio necesario y yo debo velar porque se mantenga, incluso si debo sacrificar mi vida para ello- respondí en tono tranquilizador.

Ante la sugerencia de mi compañero de tomar un segundo para prepararnos, acepté. Primero, tomé de un trago el frasco que me regaló la druida del agua. A continuación, saqué varias hierbas e hice dos pequeños paquetillos, uno se lo entregué a él -Eranor, mantenga esto en su boca pero vaya masticándolo poco a poco, le aportará vigor en la pelea- dije mientras le tenía el atadillo. El otro me lo introduje en la boca, para proceder de igual manera que le había dicho.

Seguidamente, en mi mortero, mezclé un poco de agua de mi odre con unas semillas y otra hierba e hice un ungüento, cuando lo tuve preparado, le expliqué a mi compañero tendiéndole mi mortero - Unte sus flechas con esto y aumentará el daño que hagan-

Por último, recogí uno de los huesos del suelo, me corté un trozo de tela de la falda y la lié alrededor de la parte superior de éste y comencé el conjuro.

{Druida del fuego guíame dentro de esta oscuridad,

Otórgame la llama que ilumine este interior,

Que la combustión sea el principio y las cenizas el fin}

Cuando apareció la lumbre en la antorcha improvisada en tono firme y seguro le dije a Eranor -Ya estoy preparada, que la Diosa Beory nos guíe-

El lobo reacciona a la caricia de su amo y amigo. Su mirada es profunda, e incluso parece ser consciente de la tensión del momento que está viviendo. Se muestra tranquilo y preparado, lamiendo la mano de Eranor y resoplando con aplomo.

-¡Muchas gracias Militsa! Tenemos que ser fuertes y luchar con fuerzas por salvar nuestro mundo. Ha sido todo un honor conocerte, eres una gran persona y nuestro mundo estará en deuda contigo.-Y unto cuatro de sus flechas del alba. De momento no mastico las hierbas, el prefería usar su arco contra los enemigos, con el era mucho más diestro que en el combate cuerpo a cuerpo.

Bien pertrechados, seguís avanzando por los tortuosos túneles, siguiendo el camino que Eranor define. Siguiendo el aire viciado, korrupto, hasta dar a la boca de uno de ellos. Una boca que asoma sobre una gran caverna abovedada. Un balcón tallado en la piedra, ricamente ornamentado, como tantos otros cientos que rodean en espiral el descomunal espacio central.

Desde ahí abajo los kántikos kaótikos se alzan, cientos de voces entonan, no al unísono, un makabro y oskuro ritual, una plegaria, goethiäs. Aquí se vierten corrientes de sangre y magia por igual, traídas por el poder oskuro de estos kultistas. El lugar, hace siglos hermosísimo, plagado de estatuas de ancianos squálidos ataviados con túnicas, ancestros de los que os cruzárais al llegar a Nuanta, es ahora un nido de ponzoña, hedor y korrupción. Okupado por el Kaos y sus adeptos, usurpado a sus legítimos señores. Docenas de hechiceros, korruptas kriaturas y extraños seres, todos con sus rostros cubiertos con máscaras de plata, kantan a su señor, que yace en el centro del espacio ritual, bajo la inalcanzable clave de la bóveda.

El oskuro ritual revierte el sentido de las corrientes de magia, atrae la sangre, y las almas que ésta arrastra, segadas en cientos de mundos, traídas todas ellas aquí con un único fin, un úniko propósito: invocar, liberar, despertar, al Dios del Kaos Azatöth. El ritual rompe las ataduras mágicas que durante milenios le han recluido, desde el fin de la Guerra del Kaos, en las profundidades de Nuanta. Una prisión concebida por los héroes y poderosos magos del pasado. Una prisión olvidada y desatendida. En torno a él distinguís, encadenados, en frenesí, a cientos de cuerpos aún con vida, de squálidos, humanos y otras especies, dispuestos a ser sakrifikados a la deidad en una depravada ceremonia que dura siglos.

En el centro del ritual, venerado e invocado por docenas de sus seguidores, el descomunal Azatöth despierta, recobrando su materialidad, kaótika, korrupta, amorfa y obscena, pero cada vez más poderosa. Devorando toda Luz que es traída aquí, toda alma inocente, toda vida mancillada y korrompida, toda magia, de todo color. Azatöth se hace fuerte, engullendo sin fin la energía y devorando el conjunto del tejido de la realidad, rodeado por sus más poderosos hechiceros.

En una lengua oskura, que entiendes sin saber por qué, una voz, un rostro conocido, te habla:

Ya estás akí, druida.

Has llegado al final de tu kamino.

Entrégate nosotros, entrégate en voluntad.

Entrégate al Kaos, entrégate a Azatöth.

Él te hará la más poderosa, él te hará invencible.

Aquello sencillamente superaba lo que Eranor había temido encontrar, nada menos que Azatöth señor del Kaos, con algunos de sus más poderosos magos. Tenía serias dudas de que pudieran tener alguna oportunidad, eran poco mas que insectos que habían llegado hasta un lugar donde podían ser aplastados en un instante, sin casi esfuerzo por parte de sus adversarios. Trato de serenarse un poco, y busco un lugar desde el que ocultos, pudiesen hacerse una idea del lugar y de los enemigos. Tal vez hubiese algún punto débil que pudiesen utilizar, el estudio detallado de la situación, podría ayudarles a pensar en como afrontarla. Escondidos estudiaron el lugar y a los que allí estaban, a la espera de encontrar un punto de flaqueza que poder usar, o de la llegada de alguna idea de como abordar aquella desesperada situación, sin que de un triste suicidio se tratase. Tenían que pensar con frialdad y sopesar bien sus siguientes pasos, que cada vez tenían más pinta de ser los últimos, pero al menos esperaba en el fondo de su corazón que no fuesen vanos, y que su muerte sirviese para algo. 

El espectáculo era espeluznante, y sólo trataba de pensar la mejor manera de actuar para detener lo que teníamos ante nuestros ojos.

Tras una mirada cómplice, le susurré a mi compañero -Alguien me ha hablado, ya saben que estamos aquí. Creo que lo que primero debemos tratar de hacer es detener que el monstruo siga consumiendo energía, primero de las víctimas y después de los rostros de plata. Espero que Beory no me abandone- dije con esperanzas.

Comencé mi ritual:

{Diosa de la vida que fluye a través del agua pura que brota y se hace inmensa,

Concédeme la gracia de crear agua capaz de cubrir los cuerpos de estas pobres almas de luz,

Que emane y riegue su sufrir}

Repito esta estrofa tres veces

{Madre Beory, ayúdame a detener el fluir,

Otórgame la fuerza para congelar el agua,

Que un bloque de hielo cubra a los encadenados y que la sangre no circule}

Repito esta estrofa tres veces

Aprieto con fuerza la antorcha y concentrándome en el fuego que arde en ella, comienzo:

{Druida del triángulo de la vida,

Permíteme crear un círculo de fuego purificador,

Que abrase la plata que cubre los rostros,

Que arda la piel bajo las máscaras}

Repito esta estrofa cuatro veces

{Madre Beory, ayúdame a detener el fluir,

Otórgame la fuerza para congelar el agua,

Que un bloque de hielo cubra a los encadenados y que la sangre no circule}

Repito esta estrofa tres veces

Aprieto con fuerza la antorcha y concentrándome en el fuego que arde en ella, comienzo:

{Druida del triángulo de la vida,

Permíteme crear un círculo de fuego purificador,

Que abrase la plata que cubre los rostros,

Que arda la piel bajo las máscaras}

Repito esta estrofa cuatro veces

Allá abajo docenas de hechiceros y seres oskuros se congregan en torno al cuerpo disforme del Dios del Kaos. Su ritual le trae poco a poco de vuelta, le despierta y le otorga poder y energía con la que romper sus ataduras y regresar del exilio al que fue condenado. Detener el ritual, o cortar o revertir las corrientes de sangre y magia, podría debilitar al inminente Kaos.

Allá abajo no sólo hay hechiceros kultistas con rostros de plata, también hay engendros del Kaos, criaturas korrompidas hasta el extremo, deformidades, brutalidades, spektros y sombras. También hay siervos, humanos y de otras razas, atados por sus mentes, con su voluntad anulada, korrompida, que danzan como títeres en torno al obsceno cuerpo de Azatöth. Y también hay humanos, squálidos y otros seres exóticos y animales, no doblegados, pero encadenados, esclavizados, tratados como ganado listo para ser sakrificado al oskuro dios. Algunos forcejean, otros lloran, invadidos por el miedo, otros esperan pacientes su momento para intentar escapar. Las cadenas no parecen ser demasiado fuertes, están oxidadas, son muy antiguas, y están deterioradas. Los kultistas parecen estar muy seguros de su superioridad y del poder que les otorga su dios.

Ahora sois sólo dos, tres contando a Lomo Plateado, pero con la ayuda de aquéllos que resisten, de aquéllos cuya mente no ha sido korrompida o quebrada, podríais tener una oportunidad.

Eranor salta hacia un saliente cercano, poniéndose a cubierto de las posibles miradas, agazapándose entre las sombras, ocultándose y haciéndose invisible, para observar con detenimiento al enemigo, muy superior. Para ganar tiempo, y ventaja. Para analizar con detenimiento la situación.

Militsa por su parte se lanza a pronunciar un ritual. Elevando las palabras en idioma druídico, invocando los poderes de la Diosa Madre, solapándolas a aquéllas en lengua negra que resuenan en la bóveda en torno al dios que lentamente despierta. Ante la atónita mirada tanto de los esclavos encadenados como de los hechiceros argénteos, la druida alza sus brazos y pronuncia sin cesar las palabras.

Del suelo comienza a emerger un agua cristalina, de las paredes de roca brotan fuentes, que se mezclan con la sangre que ya corre por ellas. Poco a poco, el nivel del agua cubre los pies de los allí congregados, mojando las garras y zarpas de los engendros demoníakos, humedeciendo en su base la disformidad de Azatöth.

De inmediato, algunos de los kultistas abandonan el círculo en torno al dios del Kaos, abandonando sus kántikos, y afanándose por konjurar sombras y spektros que lanzan hacia la cornisa en la que se encuentra la druida del Triángulo de la Vida.

Desde las alturas, ambos podéis distinguir media docena de Sombräs, inquietantes entidades menores que se arrastran sin forma ni materia sobre las paredes, a gran velocidad, hacia Militsa. Un Spektro las encabeza, más fuerte, más poderoso que ellas, sujetando una guadaña oxidada. Los seres sin rostro, sin luz, sin alma, se acercan a Militsa azuzados por sus amos con un único cometido: detenerla.