Partida Rol por web

Han pasado dos semanas desde que volvisteis de las tierras Cangrejo de buscar aquellas plantas y destruir aquella secta de adoradores del Oscuro.

Semanas que han sido relativamente tranquilas, exceptuando uno o dos incidentes, y como cada mañana, Otomo Fujimaki había pedido vuestra presencia, y había encomendado tareas a cada miembro de sus trabajadores.

Kuni Kiru san debía de encargarse de ir a buscar una plantas medicinales que un curandero Dragón, escasos en los tiempos que corrían vende no muy lejos de la casa del señor, en la posada Te y Flores.

Bayushi Kusanagi san, debía de ser su escolta y Yojimbo. Algo extraño, pues el barrio no era peligroso, y Kuni san no era precisamente una victima fácil.

Sin embargo esa era vuestra tarea para el día de hoy, así que salís temprano para hacer el recado.
Ya fuera de la finca, y en camino, podéis hablar tranquilos sobre lo que os depara el día.

Aquella misma mañana, antes de que Hideki despertara a todo el mundo, había colado una nota por debajo de la puerta de tu habitación. En ella, del puño y letra del mismo Otomo Fujimaki sama, podías leer.

Tu clan siempre ha estado relacionado con ciertas sustancias toxicas para la salud natural de un hombre. Hoy harás una tarea, y quiero que compruebes que lo que adquiero no está mancillado con esas sustancias.

La carta te dejo intranquilo. Porque como podías explicarle a tu señor, que a pesar de ser un Escorpión, jamás habías aprendido nada sobre venenos o sus usos.
Como pensaba el que podrías detectarlos, es más, como lo harías.

No podías fallar en tu misión. Debías hacer lo que fuera preciso, pues así te habían enseñado.

Aunque el destino no está lejos, voy armado y montado en mi nuevo pony*, (el antiguo fue utilizado en un ritual maho y no salió muy bien parado). Sigo un trote tranquilo que me permite sumirme en mis oraciones matutinas que he decidido dejar para el camino.

Una vez finalizo mis oraciones, miro de reojo al escorpión. Se que no fue destinado por Otomo Sama a la misión en tierras zorro por algo sucedido durante los preparativos del festival del cerezo, pero aunque ha pasado tiempo desde ese incidente, aún no he sabido que fué lo que hizo mal el escorpión, aunque teniendo en cuenta del clan del que proviene, no sería nada bueno.

No comento nada tras esa furtiva mirada, centrando mis sentidos en el entorno y dirigiendo mi mirada a los transeuntes que me encuentro por el camino. No parece una situación peligrosa, pero las fortunas se muestras caprichosas a veces y no hay que bajar la guardia en ningún momento, aunque la misión encomendada sea aparentemente sencilla, no siempre se puede encontrar uno ocioso en la ocupada vida de un samurai.

Tras vestirme con mis prendas samuráis y mis armas me subo en el pony y esperando a que Kuni san se adelante en el camino para seguirlo de cerca,

- Otomo sama cada vez esta más cabreado conmigo, como he pasado a ser un samurai de un hombre importante a un samurai de un hombre tan...

me mira  de reojo el Kuni y yo a él pero más descaradamente

-...¿Poco honorable?

Sacudo la cabeza para dejar de pensar en la situación tan frustrante en la que estaba y empiezo a pensar en la misión y en lo que ponía en la nota.

-"Tu clan siempre ha estado relacionado con ciertas sustancias toxicas para la salud natural de un hombre. Hoy harás una tarea, y quiero que compruebes que lo que adquiero no está mancillado con esas sustancias." Como se supone que voy a hacer la misión.

Agacho la cabeza, indignado.

-Por qué a mi shichi fukujin, por que me abandonáis

La levanto y sigo con poca fe de que esta misión pueda salir bien.

Quizás influenciados por el Moto, los dos hombres de Otomo sama parten temprano montados en sus monturas. El Cangrejo, tiene una nueva, que no es como la anterior, esta parece de menor calidad, pero jamás se atrevería a decirlo en voz alta, y menos delante de un Moto.

En Otosan Uchi, la norma social es viajar a pie. Es más civilizado, pero no parece importaros eso cuando os ponéis en camino a la posada del Té y Flores.

Vais en silencio y concentrados, buena parte del camino. Mientras la ciudad empieza  a bullir en vida, y veis como se termina de despertar del sopor de la noche, el calor va haciendo mella en vosotros, pues esta siendo una primavera muy cálida. Escasa en lluvias, al menos por el momento.

Después de varias miradas sin palabras, intento dar pie para una conversación, aunque primero reflexiono si es buena idea.

- No se si hablar con este, como fue tan seco con el akodo. Seguramente por las miradas, deduzco que no querrá hablar. Bueno, lo intentaré pero...¿y de que le hablo?.

Sigo mi camino, mirando las mariposas revolotear entre las flores que parecen un manto de colores que se extiende por las paralelas del camino, y con un olor intenso a lavanda. Sonrío, pues el día, aunque caluroso es muy bello.

-Claaaro, de la primavera, a lo mejor se anima a hablar...

-Muy cálida esta primavera que nos regalan los kamis ¿verdad, Kuni san?

Casi me he olvidado de la presencia de mi compañero mientras mis pensamientos viajan a las lejanas tierras de mis ancestros, soñaba despierto con volver a recuperarlas y, quizás, Otomo Sama puede servirme de ayuda en el futuro si cumplo bien con mi trabajo.

De repente salgo de mi ensoñación cuando el Escorpión hace un comentario banal sobre el tiempo y la primavera. -Si, los kamis son muy sabios- respondo al comentario sin intención de profundizar más.ç

-Con los escorpiones no es bueno hablar mucho, pues de una pequeña conversación pueden sacar información que pueden volver contra tí- me digo con una convicción grabada a fuego por años de prejuicios. -Aún así creo que debiera hablar algo con él, puede que así al menos no me quede dormido encima del caballo-

-El camino, aunque parece corto se me está haciendo eterno, podría, si lo tiene a bien, contarme sus hazañas durante el tiempo que estuvimos el resto en tierras cangrejo...- hago una pausa de un segundo -...Bayushi San- Intento utilizar un lenguaje adecuado y no parecer ofensivo, pienso que así me enteraré de algo y no estaré aburrido.

La zona donde se encuentra la posada, la teneis delante. No os costara mucho localizarla en aquella pequeña plaza. Debia de ser alguna de las que bordeaba la zona.

Sin embargo, despues de mucho silencio. Os atreveis a hablar, y aunque la primavera no es precisamente el mejor tema de conversacion entre vosotros. Surge algo de lo que hablar.

-Mmm....

-¿Y qué le cuento yo a este...?

-Si bueno, me mandó a una misión secreta que no te puedo decir por que es secreta.

saco pecho y miro hacia el frente.

-Este seguro que es un bobo que no se entera, no hay más que ver su cara.

-Solo te puedo decir que fue contra algo de las tierras sombrias. Pero no te puedo decir más, ¿Me comprendes no?, si te digo más Otomo es capaz de matarme,

Sigo mirando al frente y me percato del poblado.

-Aaa mira por allí está el poblado que nos mando otomo...

Dije para quitar hierro al asunto.

-...Aunqueeee.... no veo la posada.

-Osea que te enfrentaste a algo de las tierras sombrías, tan alejado como está este lugar de las propias tierras sombrías, en una misión secreta que no puedes contar porque si no Otomo Sama te mata- digo arquenado una ceja -Este se cree que yo me chupo el dedo, es la mentira más mala que he escuchado en mi vida, mira que para ser escorpión lo mal que miente- -Me apena mucho que Otomo Sama ande con secretos en lo que respecta a la lucha contra las tierras sombrias, ahora estamos en confianza...- -Si claro - -...pero intenta no relacionar a Otomo con ciertos temas cuando nos encontremos en presencia de extreaños- - No sea que Otomo te mate de verdad- Miro al rededor dejando por zanjado el tema, está claro que no quiere contarme lo sucedido, pero tampoco es algo que me sorprenda.

Miro al frente cuando el Bayushi señala el pueblo -Yo creo que si la veo, creo que es aquel edificio- digo mientras me dirijo en la dirección que creo adecuada.

Un letrero con unos Kanjis bien grandes, os indica donde está la Casa de Te, Te y Flores.
Es un local de dos plantas, en la primera hay una habitación donde se sirve el Te para los clientes normales. Mientras que en la planta superior suelen hacerse reuniones privadas.

No tenéis claro quién puede ser el que venda la mercancía, así que no tendréis más opción que preguntar. El posadero, es un hombre mayor, casi ciego, que no ve demasiado, pero que tiene muy buen oído.

.

Bajo del caballo y me acerco a la entrada buscando a al encargado de las cuadras*, dejándole al animal para que lo cuide.

Entro en la posada y miro a mi alrededor en busca de algún dragón y aunque desconozco el aspecto del mismo, me lo imagino como un anciano de aspecto erudito.

-Mira a ver si ve al dragón Bayushi San- le digo al dragón mientras sigo oteando la posada.

al llegar junto a kuni kiru dejo mi pony y me dedico a seguirlo

cuando me dice"Mira a ver si ve al dragón Bayushi San" yo solamente me quedo mirandole un rato y le respondo,

-¿Y que aspecto tiene?

y directamente me pongo a mirar las caras de todos los  allí presentes.

Entráis a la Casa de Té, y dentro hay un grupo de personas hablando entre ellos. Pero a simple vista, no distinguís que nadie porte un Mon del clan dragón. Que aunque no es precisamente que hayáis visto muchos, y más en los últimos años,  imagináis que tendrá algún dibujo de un dragón.

Cuando lleváis un par de minutos ya por allí se os acerca el posadero.

Buenas días nobles samuráis, puedo ofreceros una mesa, y un té caliente de especias que esta delicioso. Por favor, tomad asiento.

El señor, un hombre menudo y con los ojos muy pequeños, os hace gestos para que escojáis una de las mesas libres que quedan y toméis asiento. Parece estar ansioso por tener más clientes, a pesar de que ya hay varias personas más en el local.

-No lo sé, tendrá mon dragón o puede que tenga aspecto de monje- respondo al escorpión sin mucha convicción mientras no aparto la mirada del interior de la habitación, buscando al esquivo curandero.

-Si, si, traigame algo de ese té tán delicioso. ¿Por cierto, ha entrado algún dragón en la posada?- pregunto al posadero mientras me siento junto a una mesa cercana a la puerta, en un lugar que me permita mirar a esta.

Tras la respuesta del kuni y la pregunta del *posadero...

-mmmm bueno, si dejame un té a mi también

Me siento en el asiento que nos proporciona el posadero,y miro a los demás de arriba  a abajo sin ser descarado, esperando ver un mon de un dragón por algún lado de la ropa o piel de las personas allí presentes.

Estáis un rato sentados, el suficiente para que os traigan unas tazas de Té deliciosas. Pero no dais con ningún dragón. O eso pensabais.
Un hombre, que viste con unas sencillas ropas marrones, sin distintivo alguno, y que tiene la cabeza afeitada, con un tatuaje, aunque no sabéis de que exactamente parece preguntar al dependiente algo. Y tras el cruce de palabras el dependiente os señala y el tipo se acerca a vosotros.

Buenos días, nobles samuráis, puede ser que estéis buscando compañía.

-¿Compañía? ¿nos estará diciendo que si queremos geishas?

me quedo mirando al kuni a que hable él ,

-No quiero tener problemas con otomo otra vez, sé que el kuni es muy fiestero y le gusta mucho el sake y eso, pero espero que lleve él la voz cantante, pues otomo me a mandado a que yo sea el samurai de él y no el mi samurai.

Miro al anciano unos segundos -tiene aspecto de monje puede que sea él-

-buenos días, siempre es agradable algo de compañía- digo señalando a uno de los sitios libres de nuestra mesa. -estamos esperando a un buen amigo de mi señor, ¿no habrá visto a algún curandero dragón por la zona?- digo con tono tranquilo esperando que este sea el hombre que buscamos