Partida Rol por web

Me encojo de hombros. Bien, vale, te acompañaremos, pero que conste que esto no entra en nuestro contrato. Suspiro. Pensaba que los rebeldes teníais más medios.

-Bien, el plan será el siguiente. Ora, Eva y yo iremos con el tal Labria a donde nos lleve. El tipo estaba tan borracho que no creo que se de cuenta de que Eva no venía antes, en lugar de Amiya. Iremos a pie, realmente no sabemos si será necesario un vehículo, pero si lo es haremos que Labria lo consiga. El resto irá a por el deslizador que alquilamos ayer. Amiya sabe donde es.

Yo estaré enviando en todo momento la señal de nuestra posición por el comunicador, y vosotros nos seguiréis en el deslizador, pilotado por Amiya. Nos seguiréis la menor distancia posible sin entrar en línea de visión.

Una vez en la reunión actuaréis solo si nos encontramos en peligro. ¿De acuerdo?

Hecho el plan os ponéis en movimiento cada uno con su misión clara. Eva Ora y Kotar se dirigen al hotel, donde les espera Labria un poco menos borracho. Va en un deslizador destartalado, y continúa borracho como una cuba. Os dice que subáis que hay que ir afuera de la ciudad, y Kotar activa su posición en el comunicador.

El grupo de apoyo se pone en movimiento, y Amiya dirige el deslizador siguiendo la posición de Kotar, sin entablar contacto visual en ningún momento.

Pronto veis el lugar de destino, es un risco con una torre con lo que parece ser una antena de transmisión subespacial, aunque totalmente en ruinas. Debajo de ella se encuentra un silo de almacenamiento de agua, contruido sobre el risco arenoso, que destaca sobre el desierto.

Durante el viaje Labria explica que Slag Fats es una ithoriana exiliada, una vieja hembra cabeza martillo que llegó a este mundo desierto en la nave colonizadora original. Se ha creado un lugar muy importante en los bajos fondos, pero no lo suficiente como para molestar a Jabba el Hutt, quien la tolera.

-Ella os puede explicar donde econtrar a ese Tallon. Y solo concede audiencias en el silo.

Cuando llegáis Labria os informa de que él no puede seguir más adelante, y os dice que os espera fuera, ya que su presencia irritaría a Slaf Fats. Eso hace que sospechéis aún más de lo que lo hacíais antes, por lo que actuáis con sumo cuidado.

Las ruinas oxidadas de la torre de transmisión proyectan una sombra sobre el complejo del risco. El propio silo descansa sobre un edificio metálico cuadrado, con puertas dobles a un lado. La puerta se encuentra abierta a la brisa del anochecer. Un viejo deslizador se encuentra aparcado detrás del silo y hay una caja de control unida a una pared lateral.

Cogéis vuestras armas y entráis en el silo, El oscuro interior del silo está quieto y tranquilo.
Vuestros pasos resuenan con fuerza en la cámara de metal. Entonces veis unas formas sobre el suelo, al lado de unos muebles caídos. Tres humanos y un pesado alienígena de piel blanca están estirados, unas claras quemaduras de blaster decoran sus cuerpos. Una ithoriana, presumiblemente Slag Flats, se encuentra hundida en su silla, con su gran cabeza en forma de martillo extendida sobre el despacho.

Un examen rápido os rebela un dardo sobresaliendo del cuello de Slag Fats. Ha sido envenenada. En su mano hay un registrador de información con un solo mensaje: Arno es el siguiente.

Estáis alerta a lo que pueda suceder, pero no os esperáis lo que pasa. Las puertas del silo se cierran de golpe atrapandoos dentro de la estructura metálica

Desde fuera, el grupo de vigilancia ve como varias motos deslizadoras se alejan saliendo detrás de una duna cercana al risco. Están a punto de seguirlos cuando se dan cuenta de que sus compañeros están dentro, y a enemigo que huye puente de plata.

El grupo de apoyo dirige el deslizador hasta el silo, y escuchan unos ruidos por la parte trasera. Van hacia allí y encuentran a dos tipos con armaduras de cazarrecompensas manipulando la caja de control. Un ruido terrible comienza a escucharse, como de un pesado mecanismo moviendose. Dentro del silo empieza a caer agua de una manera brutal.

Fuera Tixani y el resto abren fuego contra los dos desprevenidos cazarrecompensas, que son abatidos sin mayor problema. Amiya acciona de nuevo el panel de control, revirtiendo la acción de los enemigos, y el agua deja de caer en el interior.

Era una trampa!!!

Kotar, Ora y Eva se han salvado de milagro, y solo tienen algunas contusiones al ser revoleados por la violencia del agua, pero no son más que magulladuras. En esta ocasión, el ser precavidos ha hecho que salven la vida.

Por supuesto no hay rastro de Labria. Y cuando conseguís abrir as puertas para que salgan vuestros compañeros, os encontráis totalmente solos en mitad del risco.

Os hacéis con el deslizador viejo de la puerta y el vuestro, duplicado la flota de vehículos por la cara y os disponéis a volver camino a Mos Eisley. Ha sido un contratiempo, y cualquier información que tuviera Slag Fats, es muy probable que ahora la tenga el enemigo. Ese enemigo que mata con dardos envenenados.

Arno es el siguiente, es lo está escrito en el registrador de datos, pero... quien es Arno?

Estáis arrancando los motores cuando veis un deslizador de hace al menos tres décadas, totalmente cochambroso, que se dirige al risco. Os parapetáis y sacáis las armas para ver como llega un hombre, barbudo y desaliñado, de unos cincuenta largos años de edad y armado con una carabina bláster al hombro, pero sin hacer uso de ella.

Al veros os dice:

-Eh... hola, soy Arno. He quedado aquí con Slag Fats. ¿Sois hombres suyos?

Al fin un golpe de suerte.

- Slag Fats está muerta, y nosotros por poco lo estamos. Alguien la ha matado, y seguramente tú seas el siguiente ya que tu nombre ha sonado ahí dentro -digo señalando la entrada del silo recién abandonado-. Si quieres vivir más, vendrás con nosotros, y si no, también. Tienes información de un tal Tallon, o tienes algo que ver. Así que ve hablando, amigo Arno.

Aún me duele el cuerpo por los golpes, las volteretas y demás piruetas dentro de la supuesta trampa. Todo va mal, y ahora no sé ni con quién voy, pudiendo existir traidores en cualquier lugar ya que no nos conocemos.

” Mierda, mierda, mierda, mierda” era lo único que pasaba por su mente, pero en qué más se puede pensar mientras desesperadamente una intenta mantenerse a flote, cuando mires a donde mires hay agua y ni una posible salida. Aun así atrás, y por suerte, ya solo quedaba la ropa mojada que no tardaría en secar, el susto, y varios cardenales como molestos recuerdos.

Al llegar el tal Arno dejó hablar a Kotar que ya se había definido como oficial al cargo rebelde.  No interrumpiría, le interesaba ver cómo se las apañaba aquel que había llegado al lugar de reunión lleno de preguntas y con prácticamente ninguna respuesta. Mientras él charlaba Eva no apartaba la vista del recién llegado y aferraba cada vez con mayor fuerza el rifle láser que de nada le había servido cuando a punto habían estado de morir ahogados.

Me mantengo a los mandos del deslizador aún con los motores encendidos, visto lo visto cualquier precaución es poca y puede que tengamos que salir de allí cagando leches...

Sería mejor que debatieramos estas cosas en un lugar seguro, y este no lo es... así que si no le importa señor Arno, Kotar y todos los demás, vamonos de aquí, cuando el enemigo se entere que hemos escapado a su trampa moveran a todos sus efectivos...

Cual pato mojado, la mujer observa con su habitual mutismo la conversación,tensa y algo enfadada por la situación no retira en ningún momento la mano del rifle, escuchando la conversación. Cuando Amiya habla, asiente, indicandole a Kotar con la mirada que irá la última.

Arno reacciona ante vuestras palabras con la capacidad de un hombre que está acostumbrado a los reveses de la vida. Pronto os alejáis con los tres deslizadores. Al llegar a la ciudad realizáis una maniobra de distracción acordada con Arno, y un grupo va hacia el lugar donde descansaba el deslizador que tomasteis prestado del otro grupo, dejándoselo allí para que puedan hacer uso de él por la mañana.

El resto se divide para comprobar si alguien os sigue, el cual parece no ser el caso. Al final todos coincidís en el refugio, donde Arno comienza a explicaros algunas cosas que os resultan muy interesantes.

Así os cuenta que hace mucho tiempo llegaron a Tatooine una nave con colonos, de los cuales solo quedaban vivos Heff, un tendero que al parecer también ha sido asesinado con un dardo en el cuello, Slag Fats, cuyo cadáver acabáis de ver, y Arno, que es el viejo explorador que tenéis delante.

Me imagino que Slag y Heff fueron asesinados porque alguien pensó que sabían algo sobre ese tal Adar
Tallon, viendo que éramos los únicos que estábamos en el planeta desde hace tanto tiempo. Malditos hijos de puta, esta me la pagarán, aunque tenga que perseguirlos por todo el desierto.

Os dice Arno, quien no parece difícil de convencer para unirse a vuestra causa. Pronto comenzáis a preguntarle si sabe algo de Tallon, y os contesta:

Me parece que llegó un grupo de personas por la época de la muerte de ese comandante. Se instalaron en los Páramos, comprando alguna granja desierta. Empezaremos por allí cuando llegue la mañana. Comprobaremos los sitios y veremos qué podemos descubrir. La granja de Lank, el Fuerte Colmilludo y la finca en el desierto de Sedi Fisk. Sí, será un día interesante.

Con esas pocas palabras os dice lo que queríais oir. Tenéis lugares para empezar a buscar, sólo falta conseguir llegar antes el enemigo. ¿Qué información tendrán ellos?

Pasáis la noche haciendo las guardias pertinentes, y la mañana os saca de la cama entre sudores, pues el calor de los dos soles se hace patente desde primera hora.

Es muy temprano, ahora solo falta decidir.

-Bien chicos. Vamos todos en mi esquife, o queréis traer ese trasto también? Y decidme a donde queréis ir primero de los lugares que he dicho: ¿La granja de Lank, Fuerte Colmilludo o la finca de Sedi Fisk?

Yo creo que lo mejor es llamar lo mínimo la atención, aunque está claro que si los mercenarios han salido de la ciudad, o van a salir, no se va a notar demasiado, mejor sería dejar aquí el deslizador. ¿Qué granja está más cerca de aquí?

-Pues yo sin duda creo que con todos los que somos, sería conveniente que parte del grupo fuera en el deslizador de Arno y la otra en el nuestro sirviendo de apoyo y siguiendo a los otros a cierta distancia, nunca se sabe cuando vas a necesitar un deslizador en medio del desierto...- digo desde la distancia sentada en una silla- Respecto a la granja me es indiferente pero vamos a darnos prisa si no queremos que se nos adelanten.

- Llevaremos el deslizador por si lo necesitamos. Empecemos con la granja de Lank, y pronto. Estoy harto de este planeta, de la tierra que tiene y sus jodidos desiertos. Antes han estado a punto de ahogarme, y no estoy de humor.

Mi humor no es el mejor, desde luego. Gruño como un animal enfadado y me muevo sacudiendo los brazos para secarme aún más del agua que por poco se convierte en mi tumba.

Ora asiente a Kotar, y, algo raro en ella, pone su mano en su hombro, tratando de calmarle. Mira al viejo y asiente, agradeciendole con ese simple gesto la ayuda que va a prestarles. Tras esto, se aleja de todos y vuelve a su pasividad habitual, sentándose en un rincón, con el rifle en sus manos.

Os pongo las características de vuestro vehículo:

Deslizador antiguo y destartalado de Ubikvitariaan

Tripulación: 1 Piloto
Pasajeros: 6
Velocidad máxima: 250 km/h
Techo de vuelo: 2 m
Armamento: no
Capacidad de peso: 1000 kilos, pasajeros incluidos
Codigo de velocidad: 1D+2
Maniobrabilidad: 2D
Fuerza estructural: 2D

-A la granja Lank, ¿eh? Sí, conozco una buena ruta, estaremos allí antes del mediodía de mañana. Además el camino pasa cerca de la finca de Sedi Fisk, Pasaremos por allí antes, de esta noche y quizás encontremos allí a vuestro hombre.

Esta brillante y cálida mañana hay algo diferente en el espaciopuerto. Algo ha cambiado. Las calles de Mos Eisley están tranquilas y menos abarrotadas, los ciudadanos van a la suya con una facilidad y un alivio bastante obvios. El Viejo Arno para delante del almacén general, saludando a Tar Lup. «Hola Tar. ¿Cómo es que en nuestro pueblecito se puede respirar tranquilamente esta mañana tan bonita?» pregunta Arno. «¿No te das cuenta, Arno? Se han ido,» sonríe Tar, «los caza-recompensas se han ido. Todos se han levantado antes de la Primera Alba y se han dirigido hacia el desierto.»

El Viejo Arno maniobra su esquife por las calles más anchas, sin girarse nunca para ver si le seguís. Cuando llega al límite de la ciudad, le da al máximo al motor y el esquife sale disparado hacia el desierto. En poco tiempo Mos Eisley queda lejos, sólo una pequeña mancha en el horizonte chamuscado.

Circuláis por el desierto a toda la velocidad que os permiten vuestros maltrechos deslizadores y sorteando dunas, riscos y algunas formaciones montañosas, siguiendo siempre a Arno que se mueve con mucha soltura. Lo cierto es que ha sido una gran suerte contar con él. Es raro que los cazarrecompensas puedan encontrar rutas como lo hace el explorador, por lo que estáis casi seguro de que les estáis ganando terreno.

Al caer la tarde, tras todo el día de viaje en el que solo habéis parado una vez, para comer y hacer cambio de líquidos, os adentráis en un cañón rocoso, rodeado y protegido por altas paredes de piedra. Allí veis una finca amplia, rodeada de reresidencias más pequeñas que forman una pequeña comunidad en los páramos.

El cañón está tranquilo y no se mueve nada expceto la templada brisa que se va enfriando conforme cae la tarde y que sopla sin osbrutrcciones alrededor de los edificios. Conforme os vais acercando veis que tanto la finca como las residencias están en ruinas. Y fuese lo que fuese que pasó aquí, sucedió jace mucho tiempo. Parece que Sedi Fisk ya no vive en esta minúscula comunidad. De hecho parece que nadie lo hace.

Estacionáis vuestros deslizadores y tomáis tierra, agradecidos por detener el pesado viaje durante unos momentos, los cuales aprovecháis para husmear un poco por el asentamiento en ruinas. Notáis que las ruinas tienen al menos un año, y encontráis algunos palos gaffi y excrementos de animales, algunos muy recientes.

Las sombras se alargan cada vez, y una de ellas comienza a desaparecer, ya que Tatoo I se está poniendo. Escucháis algunos ruidos entre los escombros y las ruinas en las que os encontráis, y, entonces, sin aviso, una sombra se desengancha de un muro desmoronado y se precipita en vuestra dirección.

-Cuidado, son ratas Womp!!

Dice Arno cuando identifica a uno de esos animales de casi dos metros de largo y afilados dientes. Una de ellas corre hacia vosotros, pero notáis que hay más, muchas más, pues se oyen ruidos por todos lados.

Rapido! disparad! digo mientras saco mi blaster y apunto a la rata womp mas cercana

Saco mi blaster, apuntando con cuidado a cualquier cosa que se mueva. Esto sí que es una bienvenida en toda regla. Comento con un ligero sarcasmo.