Partida Rol por web

Renan le devuelve el apretón de manos a Joseph. —Gracias por salvar mi pelo, amigo —. Añade con una gran sonrisa. —Pues sí, parece que habéis tenido algo de "diversión" por aquí.  Qué pena haber llegado tarde —suspira.

Poco a poco va conociendo al resto del grupo: Una chica con el pelo blanco llamada Sigyn se presenta también. Eso hace que el chico se de cuenta de algo —Uh... oh, perdón ¿Dónde están mis modales? —. Levanta la cabeza y alza un poco más la voz, dirigiéndose a todos los allí presentes. —Me llamo Renan, ¡Encantado de conoceros! Yo también espero que me pongáis al día con lo aquí sucedido... —Vuelve a echarle una mirada a los alrededores. —Pensaba que esto no iba a pasar de funeral deprimente pero veo que la cosa se ha animado —pronuncia esta última palabra con un tono algo divertido.

Parece que la peliblanca tampoco ha llegado a tiempo al funeral, por lo que el ifrit decide aceptar su propuesta - Claro, me encantaría decirle adiós al viejo Lorrimor. 

"Pa' la tumba'l vieju Profesor, tonses? Siganme amigus, a ver si ustés estudiosus puén ase algu al respectu..." — dice con consternación el sepulturero Biggs. Encabezando la marcha, os guía a través de las nieblas del camposanto, iluminando el camino con un decrépito farol.

Llegando de nuevo a la colina donde distéis vuestros últimos adioses al anciano profesor, podéis observar el gran árbol marchito cerca del cual yacía su lápida y una sensación de congoja os asalta. Desde aquí podéis divisar el resto del cementerio, los árboles raquíticos, la niebla, los mausoleos...

"Aquístamus, caballerus... Y señoritas." — añade con una inclinación de su sombrero — "Pa' servilles..." — dice antes de caer en un silencio meditativo.

La inquisidora asintió al joven, le parecía un monje y el cabello ardiente era muy llamativo. - Bienvenido, somos todos amigos de Lorrimor, yo llegué hace una hora encontrando también esta inesperada situación, la del fallecimiento. - Le explicó desviando después su vista para aproximarse hasta la tumba que el vigilante les marcaba.

- Gracias por traernos - dijo con una leve inclinación respondiendo a la suya - es usted muy amable. Hay muchas cosas buenas de él que quiero rememorar.

Se agachó poniéndose de cuchlillas, a Sigyn le gustaría que Biggs se marchara de allí pero no le parecía un hombre con prisa, le pondría a prueba manteniendo unos minutos de silencio.

- Me enseñó tanto sobre antiguas leyendas, sobre la naturaleza de muchos seres esquivos. - Refiriéndose en realidad a monstruos de los que más tarde tendría que cazar. - Gracias a todos por haberme acompañado, me quedaré aquí un rato, después de presentar debidamente mis respetos iré a la mansión.

Deloi seguía desconcertado, pero esta vez por diversión. Tener un pelo llameante... ¡ni antorchas, ni pedernal! Tiene que ser muy útil eso. 

Al llegar a la tumba y ver como Sigyn mostraba sus respetos a la tumba del señor Lorrimor, se digirió al sepulturero: "Señó'mio, creo qu'sta gente querrá presentar sus respetus de forma más privá. Si pudiera usté dejarnus a solas un'momentu, yo mesmo le haré saber cuandu nos marchamus."

Tenía la sensación de que el Sepulturero corría peligro si seguíamos juntos. Y el era un hombre que no podía hacer nada por ayudar. 

Biggs asiente cabizbajo, y toma su sombrero con una mano, llevándoselo al pecho con mirada de circunstancias:

"Po' supuestu amigus, delle ustés sus buenos recuerdo' al vieju profeso'. Si necesitan algu 'taré enla casetal 'lao de la entrá del camposantu..." — dice mientras empieza a retirarse.

Sigyn, al irse el sepulturero, te das cuenta de algo muy extraño. La tierra de la tumba del profesor Lorrimor ha sido removida, muy similar a cómo se mostraba la de las otras tumbas en las que os enfrentásteis a los zombies.

Sigyn dedicó unos segundos a rezar a su diosa, no era algo que tuviera sentido pues la señora empírea no tenía especial relación con los varones fallecidos, ni siquiera por los vivos, pero era la forma de ganar algo de tiempo hasta que el sepulturero tuvo a bien alejarse. Dejó pasar algunos segundos más para asegurarse de que quedaban solos y podían charlar otra vez. Estando agachada ante la tumba su semblante se había ensombrecido, así que agradeció que pudiera hablar con los demás para comentarles el descubrimiento que había hecho.

- Os tengo que dar una mala noticia... la tumba del profesor parece que ha sido removida también.

Señaló con el dedo índice las marcas que había creído ver, esperaba estar equivocada, notó un pequeño escalofrío recorriendo su cuerpo tan solo al pensar que habían profanado al buen profesor, no merecía algo como eso.

- No se ha levantado su cuerpo así que a saber lo que la vía susurrante ha hecho con él.

Miró un instante al monje de cabello ígneo, que no tendría ni idea de a quiénes se estaba refiriendo.

-Yo me llamo Audrey.- respondió la encapuchada ante la presentación de Renan.

Una vez están en la tumba y el sepultero se retira para darles algo de espacio, ella inspira profundamente. Suspira con pesadez, intentando finalmente relajarse un poco de toda la tensión acumulada anteriormente, cuando los zombies estuvieron a punto de comerselos. Bueno, no, quizás no estuvieron TAN cerca... Pero ella lo sintió como que sí.

-Qué nervios... ¿Todos esos de antes eran... no muertos, de verdad?-  pregunta, que aún no se recuperó del todo de aquél susto... El cual empeoró cuando Siegyn habló de lo removida que se veía la tumba del profesor.

-¿E-en serio? Pero... Pero nos hemos ido hace tan solo unas horas... ¿Cómo es que el sepulturero no se dio cuenta...?- y entonces cae en que quizás está viejo y un poco cegato.

Su cuervo le suelta un CAW al oído y ella se frota la oreja. Se gira a mirar a Renan, dudando sobre cómo preguntarle cuanto sabe él sobre so de la Vía... ¿Quizás el profesor también lo envió a llamar a él, como a los demás? Sabiendo que todos los que han llegado a pedido del profesor para investigar y hacer algo al respecto son extranjeros muy variopintos como ella, o... Bueno, todo el presente grupo...

Renan agradece el pequeño momento de silencio que se crea delante de la tumba del profesor.  —Gracias por todo, viejo — le dedica un pensamiento a modo de despido.

En cuanto el raquítico sepulturero se aleja, Sigyn comenta algo fuera de lo esperado. El chico, visiblemente confundido, no consigue expresarse más allá de un simple —¿¡Eh!?

¿La tumba del profesor removida?, ¿Apariciones de no muertos?, ¿La vía susurrante? Renan está atónito y no sabe de lo que hablan. Y si alguna vez, fuera casualidad, que hubiese escuchado nombrar eso que llaman "vía susurrante", no tiene ni la más remota idea de lo que podría ser. Eso sí, la cosa se pone interesante. —¿Alguien de aquí me puede explicar qué me he perdido? Francamente, no entiendo nada.

Audrey duda en responder. Se siente un poco cohibida: No le conoce de nada, pero... Era amigo del Profesor, y el Profesor le invitó... ¿Significará eso que está en la misma situación que ellos? Aún así, no se atreve a hablar. Entonces su cuervo, harto de perder tiempo, le da un aletazo en la cara a Audrey luego le pica la oreja, tirando.

-¡Ay, ay! ¡E-está bien, está bien, ya voy, perdón, ya voy!-

El cuervo le suelta la oreja y se acomoda en su cabeza, como si fuese un nido.

-Esto... Uhm...-

-V-verás... El Profesor nos ha pedido un favor, en su herencia... E-en resumen, hay una gente mala que está haciendo cosas con nigromancia... Se llaman Vía Susurrante, y... Bueno, estamos aquí porque... Hay un sitio al que debemos ir, que tiene que ver con esa Vía Susurrante, y resulta que... Esto... _{El Profesor preparó herramientas, y decía que las dejó en una cripta, una cripta que, supongo, estaría en el cementerio, como... Como todas las criptas... Y vamos a ir a ese sitio, que creo que era como... No sé, unas ruinas, o un sitio abandonado, o algo así y... Vamos a ir. Pero... Luego de... Herramientas... Y eso...-}

Mientras más habla, más nerviosa se pone, más se tropieza con sus propias palabras, más roja se le pone la cara, más se oculta bajo su capucha, y más baja su volumen.

Poco a poco ponéis al día a Renan sobre los sucesos que están aconteciendo en Ravengro, a pesar de las palabras de Audrey que son puntualizadas por el profesor Martell con una mirada que le advierte del peligro que se cierne.

Con el peligro pasado y el viejo Biggs fuera de escena, los ánimos se calman y poco a poco el silencio y la neblina regresan a las Tierras del Reposo. Pese a la sentida plegaria de Sigyn ante su viejo amigo, el tiempo no es abundante, y pronto emprendéis de nuevo el camino.

Son pocas las criptas que puntúan este lúgubre lugar de descanso, y lo que os da la pista respecto al lugar es que sólo una de ellas se encuentra junto a una intersección de caminos. Acercándoos temerosamente podéis observar un pequeño mausoleo individual hecho de granito, con su tejado otrora decorado con sendas gárgolas amenazadoras, ahora sólo una de ellas resta en pie.

Una verja oxidada chirría levemente, aferrada al dosel de piedra con una cadena maltratada por los años y un pesado y burdo cerrojo. Más allá de ella, unas escaleras de piedra se internan en la oscuridad. El profesor se acerca ligeramente a la puerta, examinandola con la mirada y se gira hacia vosotros mientras señala un pequeño símbolo de espiral grabado en uno de los pilares de piedra que flanquean la entrada.

"Parece que es aquí." — dice antes de aspirar intensamente de su pipa.

Observó a Audrey dar aquella explicación que iba perdiéndose junto a su tono de voz, la joven inquisidora sonrió un instante, el que pudo abstraerse del detalle de haber encontrado la tumba del profesor Lorrimor en mal estado.

"Estoy segura de que miraron el interior, espero que no se hayan llevado el cuerpo."

No podían hacer ninguna comprobación por lo que debían seguir camino y con el vigía fuera de la vista pudieron avanzar en busca de aquella intersección que decían las notas, la cripta donde estaban los objetos que guardaron Lorrimor y su ayudante.

- Renan, te explico lo poco que yo sé. El profesor investigaba las ruinas de Piedra Atormentada, lo que era una antigua prisión que quedó destruida por un incendio. Había hecho algún descubrimiento, algo que afecta a la Vía Susurrante, que es una organización de nigromantes. Al entrar en el cementerio nos asaltaron unos zombies que pienso fueron obra de esos locos.

La mujer se acercó a la cripta para ver si la puerta estaba en buenas condiciones, no se podía fiar de que hubieran salvaguardas colocadas allí por el profesor o por sus oponentes.

- Estamos continuando con sus investigaciones porque pensamos que todo el pueblo está en peligro. Una amenaza se cierne sobre todos y somos los únicos a los que ha avisado, porque solo confiaba en nosotros. ¿Nos ayudarás en esta búsqueda, Renan?

Miró hacia el que creía era un monje.

Renan se queda algo confundido ante las explicaciones de Audrey, pero capta lo de la organización de los nigromantes. Gracias a Sigyn acaba de entender de qué va el asunto. —Gracias, chicas —. Comenta con una sonrisa, mientras se cruza los brazos en el pecho y adopta un semblante pensativo.

La verdad, todo la cuestión le parece interesante; no se imaginaba que el profesor pudiera estar metido en ese tipo de investigaciones. —Hum... Puedo entender porqué me avisaría el profesor —Descruza los brazos y hace chocar su puño derecho contra la palma abierta de su mano izquierda. Al hacerlo, sale una llamarada y se le dibuja una sonrisa en el rostro. Al chico le sobra confianza —¡Por supuesto que me uno a la búsqueda! —Ni lo duda.

Mientras se acercan a la cripta que ha indicado el señor de pocas palabras, Renan se pregunta qué tipo de herramientas podrían haber allí. 

Audrey se relajó cuando, afortunadamente, Siegyn le echó un cable con eso de explicar cosas. La pobre toma aire luego suspira, algo avergonzada de ser tan mala con eso de 'hablar con la gente'. Solía hacerlo bien, antes... Al menos ahora Renan estaba más o menos al día, ¡y les ayudaría! Buenas noticias, buenas noticias; buenas noticias por todos lados. Excepto bajo la tierra: Ahí solo hay malas noticias.

Cuando la troupe llegó a la cripta, ella se armó de valor y asintió. -Entonces... Entremos y... Busquemos esas herramientas... ¿No?-

Ella se baja la capucha y empieza a descender: Es una mujer joven de cabellos castaños y aspecto de pueblerina, sin mucho que resalte a simple vista.

-¿Creeis que habrán... Monstruos de esos aquí abajo, también...?

En el suelo de la cripta, al pie de las escaleras que descienden desde la puerta, entre la oscuridad podéis distinguir una mancha de sangre reseca, y lo que parece ser la pierna de un hombre con una túnica morada y botas de viaje.

Joseph se había entretenido con Penton mientras los demás ponían al día al extravagante nuevo miembro del grupo.

El mago miró de reojo lo que parecía ser la entrada de la cripta, pero no podía discernir nada entre la oscuridad que emanaba del interior. "Es más que probable. De hecho ya vamos por detrás de ellos, no sería raro que nos hubieran dejado alguna que otra trampa más." Hizo una pausa. "Sea lo que sea, no creo que encontremos nada si vamos a oscuras. Dejadme solucionar el problema, dadme un momento..."

Buscó por el suelo una pequeña ramita caída de algún ciprés, lo cual no fue difícil en absoluto. "Puedo prender esta rama con magia para hacer luz, pero no sería sensato hacerlo aquí fuera. Suficiente atención innecesaria hemos tenido ya."

Las palabras de Joseph no calmaron los nervios de Audrey, precisamente, pero antes de que se disponga a comentar o reaccionar, ella alza un poco la mano para señalizar a Joseph de que no la active aún. La joven entonces entrecierra la mirada, ojos fijos en la penumbra.

-... Hay alguien en el suelo... Y... Sangre... ¿Seca?-

Ella se cubre la nariz. -C-creo... Que lo han matado...-

Se queda pensando y mirando hacia ese punto oscuro... "¿Dónde he visto eso antes...?" piensa para sí misma. Unos instantes después, una memoria fugazmente cruza su mente y ella se cubre la boca con ambas manos. No avanza más y deja que el resto del grupo investigue.

Sonrió escuetamente a Renan, asintiendo encontrando buena señal que se les uniera. Esa Vía Susurrante parecía un enemigo poderoso.

Un poco descolocada porque abajo parecía haber un cuerpo se detuvo.

- Debe haber una trampa. ¿Alguien es experto en ellas? Si no bajemos con cuidado atentos a todo.

Dijo adoptando un tono prudente. Tampoco les debía detener pues la joven podría sanar las heridas que no resultaran mortales.

Aspirando profundamente de su pipa, el hombre soltó una densa nube de humo negro, cuyo olor recordaba al azufre. Aguantando la pipa con la boca, comenzó a colocarse un par de guantes de trabajo mientras se subía las mangas.

"Debo reconocer que hace mucho tiempo que no hago esto, pero me hallo capacitado. Apártense, por su propia seguridad." — dijo mientras empezaba a trastear con un instrumento metálico en la cerradura.

Un leve sonido emitió a medida que el profesor fundía las cadenas que aferraban al cerrojo con un cuidadoso vertido de ácido alquímico, aguantando la cerradura con un virote de metal. Removió el pesado implemento de metal oxidado, dejándolo a un lado y la verja chirrió, abriéndose casi como por arte de magia con una ráfaga de viento.

"Adelante, por favor." — dijo recuperando su pipa para seguir fumando. Sus ojos escudriñaron la oscuridad más allá del umbral mientras reseguía las escaleras con la mirada. Se paró unos instantes — "Procedan con cuidado. Parece ser que no hemos sido los únicos que han llegado recientemente. Hay rastros de las pisadas de dos hombres. Uno de ellos cojeaba de la pierna derecha. Ah, y cuidado con la gárgola de la izquierda, justo al bajar."

No terminaba de saber lo que sucedía, creyó haber visto el pie de alguien pero el profesor no lo mentaba, eso le hizo pensar que había alguien allí abajo o faltaba luz. La joven iluminó su lanza larga tras colocar la palma de la mano en el filo y orar a su semidiosa. Mentalmente pidió suerte para todos en aquél enfrentamiento contra nigromantes y solo entonces inició la bajada, con el arma hacia delante presta a investigar la sala bajo las oscuras escaleras. Morrimor, porqué no nos puso al corriente antes. Pudo haber buscado a sus aliados desde el principio.

- Bajo a explorar.

Informó mientras tomaba la delantera, era una mujer dispuesta a todo por salvar a aquél pueblo de algo peor que la muerte.