Partida Rol por web

Monasterio de San Vardishal - Fireday 8 de Sarenith 4719 A.R.???

Todo ocurrió demasiado deprisa, la lucha contra el gnoll estaba yendo bien, estabais ganando después de que la poderosa magia de Elnara dejase atontado al gnoll chamán que estaba realizando el oscuro ritual en las catacumbas del monasterio y pese a lo persistente de sus sirvientes no muertos, la batalla se tornaba en vuestro favor hasta que de repente... Una fractura en el suelo, justo en el centro de la sala, seccionando en dos el suelo. Intentasteis agarraros al suelo, mientras Roxie volaba entre los escombros que caían del techo, y viste como un fragmento iba a caer directo hacia Keylissa, saltando en medio del aire para salvarla de una muerte segura aplastada, cuando el fragmento te impactó y perdiste la conciencia.

Cuando te recuperas, te encuentras magullado y probablemente con algún que otro hueso roto, tumbado a solas en una oscura caverna. Tu visión no tarda en ajustarse a la oscuridad, tu linaje orco no tarda en manifestarse y puedes observar las siluetas que conforman esta caverna. A tu alrededor yacen fragmentos de masonería y vigas destruidos por la caída, fragmentos de hueso inertes y alguna que otra arma oxidada. Un brazo raquítico sale de debajo de uno de los trozos más grandes, aplastado sin piedad, aguantando un profano símbolo de Lamashtu. El gnoll ha sufrido un destino mucho peor que el tuyo, sin duda. Por encima tuyo, varias decenas de pies, se observan los restos del monasterio donde antes os encontrábais. Más allá, perdiéndose en el silencio de la oscuridad, un camino parece avanzar hacia lo desconocido.

Por más que buscas, no encuentras rastro alguno de tus compañeros, parecen haberse esfumado como llamas en el viento, ni siquiera bajo los escombros hay rastro alguno, excepto el cristal sagrado de Keylissa, que yace abandonado a tus pies. Por magullado que te encuentras, alguien parece haber sanado tus heridas, ¿habrá sido ella?

Dolorido, decido tomarme mi tiempo antes de levantarme.
No se cuanto tiempo llevo inconsciente. Aunque se que mi hambre, o la falta de la misma, me dirán si han sido algunos minutos, muchas horas o incluso dias.

Mi primer pensamiento va para mis compañeros ¿Edriel? ¿Kei? ¿Elnara? Incluso el farfullón de Guijarro, que juraría que podría ser medio hermano del viejo diablo que es Dashki.
Pero no los veo. Tan sólo el santo cristal de Keilissa ¡Y ella no se separaría de él ni ante la mayor de las amenazas!

Respiro hondo, y lo primero, antes de levantarme siquiera, es comprobar cómo me encuentro. Y recuerdo un mantra:

"Tierra. Mis huesos" comienzo con el mantra que me enseñaron "Mis huesos son la Tierra del cuerpo. no puedo alzarme si estan rotos".
Y tras esto, empiezo a golpearme un poco, en fémures, en tibias, en radios y en el costillar. Luego, con más delicadeza, voy tocando la cadera, la columna, el cuello y el craneo.

"Aire, mis órganos" continuo "Sin aire, la vida no puede continuar"
Ahora procedo a respirar. Profundamente. Y a masticar, y a intentar tragar algo, aunque sea la saliva de mi propia boca. Comprobar que mis pulmones están bien, y que no tengo un sabor extraño en la garganta -esto puede ser enfermedad o intoxicamiento-. Así pues, compruebo que mi visión -mi infravisión orca- no me haya abandonado en ambos ojos.

"Agua, mi carne y sangre" digo en el penúltimo paso "El agua ha de fluir sin derramarse"
Primero compruebo que no estoy sangrando, Y luego hago movimientos ligeros. Compruebo que no tenga desgarros ni hernias.

Finalmente "Fuego. La prueba de fuego"
Me levanto, y doy un par de golpes al aire.
Si lo he conseguido todo, estoy en forma

Tus sentidos se desentumecen a medida que te vas estirando y compruebas que, más allá de algunas magulladuras leves, no presentas heridas graves. Tu estómago gruñe un poco con hambre, indicando que algunas horas han pasado desde los acontecimientos, y a medida que recitas tu mantra la energía vuelve a ti.

Aún no has perdido el instinto del gladiador. Bajo la calma apariencia una bestia ruge en tu interior lista para ser desatada. Tu boca sabe a polvo, probablemente inhalado durante la caída, pero más allá de lo superficial, has sobrevivido sorprendentemente ileso.

Es en ese momento que notas una leve presencia en tu mente. No es ninguna voz, ni nada similar, pero casi como una brisa de aire fresco te envuelve, con un sentido de urgencia. Las Ataduras de la Tempestad se están comunicando contigo, casi como si quisieran enviarte un mensaje, a través de tus instintos más primarios.

Peligro​​​​​​. Algo terrible mora aquí. Un leve sentido de alerta que te llena con un miedo primal.

Con decisión y premura, tomo el cristal de Keilyssa. "Te lo devolveré, amiga" pienso "En esta vida, o en la otra".

Las enseñanzas de tantos maestros en la arena me han servido bien, y me alzo en guardia, como una fiera salvaje, agazapado en la oscuridad.
"Tempestad. Viento del Norte. Mi querido compañero" le rezo al arma sagrada. Y le rezo sobre todo, como se le reza a un arma como esta: Apretando los puños y poniendome en guardia contra cualquier enemigo que esté hacechando "¿Hacia donde vamos, amigo mio?"

Echas un vistazo arriba y, varias decenas de pies más arriba, puedes ver los restos destrozados de la sala donde habíais luchado contra el gnoll, ahora desprovista de suelo. Podrías intentar trepar a través de los restos de la pared, pero una caída desde dicha altura podría resultar peligrosa. Una leve corriente de viento, no obstante, parece filtrarse a través de una de las paredes de la caverna, proviniendo de la entrada que hay al norte. De la oscuridad que allí mora proviene un aire frío y amenazador, para nada similar al de las Ataduras de la Tempestad.

Quizá el mismo Irori podría trepar este escabroso agujero. Pero igualmente, prefiero enfrentarme a un peligro al que pueda batirme mano a mano.

Y si por una broma macabra del destino me aferrase a una roca más suelta que firme, y me cayese ¿Quien ayudaría a mi familia? ¿Quien haría que los involuntarios Fugitivus de la casa del lanista Stilts ya no tuvieran que estar huyendo de la ley?

Resuelto, tan sólo me aseguro de si mi Rudis sigue conmigo, intacta.
Y entonces me encamino hacia el norte, con cuidado. Alerta a una posible -e inenivable- emboscada, o trampas.

A medida que avanzas por el pasillo, sientes la dureza de la rudis en tu mano, un símbolo de tu libertad. La oscuridad te rodea, no una mera oscuridad como ausencia de luz sino, con cada paso que das, un miasma oscuro te rodea, una presencia amenazadora. Tu visión casi empieza a traicionarte y apenas puedes ver más allá de unos cuantos palmos de tí, siguiendo las asperezas de las paredes de la caverna, hasta que finalmente, oyes un ruido. Agua... Un lento goteo sobre una superficie acuática, resonando a través de las paredes de la caverna, como un reloj contando los segundos.

Ante esta señal, me acelero.

Ya se por que existe el jardín frondoso que tanto me maravillaba, y por qué construyeron aquí el templo ¡Un rio subterraneo! El agua es vida, y en Katapesh esto se aplica muchisimo más.

Pero la fuerza de un rio subterraneo al desbordarse podría destrozar incluso a un ogro ¡Y yo no soy un ogro, sino apenas un adolescente! Para colmo, mi visión en la oscuridad me está fallando, y esto no habia sucedido jamás. Incluso en las noches sin luna, o en las mazmorras sin ventanas del Mercado de Batalla, siempre pude ver que me rodeaba.

Alarmado, pues el tiempo se acaba, desenfundo mi preciada Rudis y trato de usasrla como palo de ciego para guiarme. Un uso realmente denigrante, pero mejor que sea el palo de un ciego que el insignificange tesoro de un muerto.

Usas la oscura madera de tu rudis para guiarte en la densa oscuridad que te rodea. Siguiendo los recovecos de la rocosa pared hasta que eventualmente, el sinuoso pasillo parece abrirse a una gran caverna. No puedes ver mucho más allá, pero en el centro de esta cavidad, parece intuirse la forma de un lago subterráneo.

Una pequeña pasarela de madera reposa allá, y meciéndose en las oscuras aguas, un ajado bote de madera. Parece que pudiese continuarse el camino a derecha e izquierda del lago, no obstante, la pared de roca sigue en ambas direcciones, abriéndose en una gran cavidad.

Las Ataduras de la Tempestad te rodean con un cálido viento, tan diferente a la fría oscuridad que aquí os rodea, otorgándote una sensación de calma y tranquilidad, pero a su vez de alerta. La fuente del mal está cerca, algo en tu mente intuye eso.

"Calma, Tempestad" le susurro a las ataduras de mis brazos "Va en serio. En este momento necesito que te calmes durante uno o dos segundos"

Si consigo que mi compañero remita el viento, me chupo un poco el dedo hasta que esté bien humedo, y entonces lo alzo sobre mi cabeza.
Entonces espero. Dejo que las corrientes de viento del interior funcionen. Y finalmente de esta forma poder saber el sentido de las corrientes de aire.

"Si el viento viene de por aquí, y sale por ahí... Pues la salida sólo puede ser por donde corre el viento, desde luego."
"Gracias, Tempestad. Tan sólo estando conmigo, y ya me das muy buenas ideas para sobrevivir. Te juro que escucharé siempre lo que tengas que decir, compañero. De ahora en adelante, y mientras estemos juntos." No se que es este compañero, pero estando con Tempestad, siento que podría librar a toda mi familia. ¿Quien sabe? Lo mismo podría incluso montar una villa para que todos los esclavos de Katapesh puedan vivir como libertos!

El viento resuena a través de la caverna y parece venir de ambos lados, casi como rodeando el lago cristalino que domina la estancia. Tempestad se arremolina a tu alrededor rebajando su intensidad, pero aún transmite ese mismo sentimiento de inquietud. Las olas del lago parecen ser leves, lamiendo las orillas inertes de esta caverna, que casi parece atrapada en un instante de inquietud eterna. Incluso por el sonido parece que, más allá en la oscuridad, alguna estalactita gotea hacia el lago.

"Está visto. Ninguna pista, nada que me guie hacia un lugar. Pero el lago parece relajado. Tranquilo"
"Y que demonios, esto es un desierto. EL AGUA ES VIDA EN EL DESIERTO"

"Y nunca he visto una barca si no es en un dibujo"

Así pues, la curiosidad me hace ir hacia el pequeño embarcadero, hacia la misteriosa embarcación, y hacia un cuerpo de agua como nunca he visto uno. Un lago, descomunal frente a las pequeñas fosas y pequeñas cisternas y los pozos.

Tus pasos te guían a través del extraño muelle de madera. Tus ojos se han acostumbrado a la oscuridad a estas alturas, pero sigues sin poder ver apenas más allá de dos palmos de donde te encuentras. La madera se siente sólida bajo tus pies y a medida que avanzas puedes observar justo al borde del muelle, uno de los postes que lo aguantan es singularmente alto y de él cuelga una linterna de mano apagada, cuya parte superior está ornada para asemejarse a algún tipo de pájaro.

El bote en sí es pequeño pero en buenas condiciones, tiene dos remos en su interior y probándolo con el pie no parece hundirse. Adentrarse en el lago sería tan sencillo como soltar la cuerda que lo amarra al muelle... Es hasta tentador. El agua emite un leve rumor a tu alrededor, suave y ligero. Casi podrías deslizar tu mano por su superficie de un negro completamente mate. Quizás sea por la oscuridad que te rodea, pero... Tienes la inquietante sensación de que esta no es agua normal por unos instantes.

Las Ataduras de la Tempestad están altamente inquietas ante dicha posibilidad. Algo medra más allá del lago. Algo peligroso...

En un momento, se me ocurre un par de ideas.

En primer lugar, tomo la vieja lámpara. Aun mis sentidos orcos están fallandome en esta oscuridad tan profunda, y eso no es nada normal. Usando yesca y pedernal, trato de encenderla.

Y entonces. acerco la luz al agua. No tengo experiencia usando barcas y seguro que acabaría nadando. así que será mejor hacer caso al instinto y a la adventencia de Tempestad.
Pero tratando de acercar esa luz, intento ver mas allá de lo evidente en estas aguas. Si hay una sorpresa. Una hostil sorpresa.

La lámpara prende al cabo de unos intentos y una cálida luz irradia de ella rompiendo la oscuridad durante una corta distancia. Al acercarla al agua, varias cosas extrañas suceden. Para empezar, lo que antes parecía agua, ahora que la observas más de cerca parece tener una consistencia más similar a un fluido gelatinoso, y es de un intenso color negro que no te deja escudriñar las profundidades. Pero más sorprendentemente aún, este misterioso fluido parece ser repelido por la luz de la linterna en su cercanía, ondulando violentamente casi como si tratara de evitarla.

"Fue buena idea no montarme en la barca!"

Si algo es tan grande, que está vivo y demás, me preocupa que los mestizos semiorcos seamos parte de su dieta

"No amigo. No. Yo no estoy en el menú. Otro dia tal vez"
Y dicho esto, decido que mejor tiro hacia la izquierda. al fin y al cabo, se escribe de derecha a izquierda ¿No?

Tus pies empiezan a andar rodeando el lago por la izquierda. La pared de piedra es irregular, pero circular en forma, casi como si recorriera el lago por un lateral. La forma circular de la orilla del lago se dibuja a tu alrededor, y los vientos de la Tempestad te acompañan, como una suave brisa que te rodea y protege. Un suave rugido gutural se puede oir retumbar en la lejanía, como si la respiración de una bestia durmiente.