Partida Rol por web

Estando lejos de los ojos de los guardias, sin estar para nada lejos del campamento, se giro de nuevo para mirar al hombre que le seguía.

El heredero Crogall debía sin duda parecerse a su madre, en lo físico y lo mental. Pues no hallaba muchas veces parecido con el viejo Lord.

Tengo que ser franco con vos. Me da envidia que tengáis la oportunidad de defender el escudo de vuestra casa.

Pero tras estas palabras, no os equivoquéis, siento que es mi fallo, porque yo no os veo preparado.

Lo miro fijamente a los ojos. Debatiéndose entre decir lo que pensaba y lo que debía.

Os seré siempre fiel, y espero que mi franqueza no vuelva nuestra relación más agria. Pero os falta algo importante. Y no me refiero al entrenamiento.

Está claro que no sois el mejor guerrero, pero yo mismo tampoco lo soy. Eso no es lo que me preocupa. Es vuestra cabeza.

Se planto delante del joven, a menos de un metro, y coloco sus piernas a la altura de los hombros.

Tenéis por costumbre pensar, en vez de actuar. Lo he visto en todos estos años de entrenamiento. Y nunca me ha preocupado, porque os considero un gran pensador, un hombre de verdad ilustrado. Pero los hombres a los que os enfrentéis, no tendrán miramientos, ni siquiera se pararan a pensar.

Y en el caso que nos ocupa. Un torneo en Desembarco, frente a las familias más importantes de todo Poniente. Pensar, pararse a pensar, aunque sea una milésima de segundo puede ser la perdición.

Os voy a pedir algo. No sé si os gustan mis métodos, o si deseáis pasar esta prueba que pongo ante vos, pero yo la creo necesaria.

Y levantando las cejas al tiempo que los hombros añade.

Y más dado el día tan curioso que habéis tenido.

Dejo que todo el día pasara por la mente del joven Whalen Crogall. Habían salido de sus tierras, y ya estaba enfrentado a su mujer, pero aun así, quería sentirse útil. Y si tenían que ganar el torneo, o al menos quedar bien posicionado el debía saber cuáles eran sus desventajas.

Esto es lo que quiero que hagáis, golpeadme con el puño. Un solo golpe. Pero focalizar vuestras energías, vuestros miedos, y vuestras ilusiones, en ese golpe. Tenéis que comprender, que todo lo que tenéis dentro, no es nada si no lo aplicáis a vuestro entrenamiento.

Quiero que me tumbéis de un solo golpe, olvidaros de si me hago daño, o si os hacéis daño vos mismo. Descargad todo lo que tengáis dentro.

Solo si lo hacéis, obtendréis la llave para vuestro éxito. Porque es eso lo que vamos a buscar a Desembarco no.

Tras sus palabras, guardo silencio, y espero con los brazos bajos, esperando que llegara ese golpe que lo hiciera tambalearse. 

Antes de que su amigo y compañero de armas tuviera tiempo de responder apareció el heredero de la casa junto a ellos y Ser Roshar se alejó un par de pasos al percatarse de que no se requería su presencia en aquella conversación. Siguió reculando con su aspecto distraído hasta alejarse de la escena, aprovechando que ellos también avanzaron en otra dirección.

Aprovechó y dio una vuelta de reconocimiento por el campamento. El resto de guardias se molestarían en vigilar el entorno para asegurar que no hubieran peligros externos. El trabajo del caballero era justo lo contrario, escrutar los rostros de todos los presentes para confirmar que ninguno supusiera un peligro interno. Y como bien sabía, aquellos eran los que mayor daño podían hacer, su trabajo era de vital importancia. 

Consiguió algo de comer durante su paseo y acabó bebiendo rodeado de unos pocos hombres. Discutiendo sobre temas banales y fanfarroneando de los logros que iban a conseguir todos ellos en el torneo. Aquello apoyaría la historia de la ofensa si al final Lord Crogall se decidía por ella, de momento él tenía que simular que participaría en el torneo, aunque no acabase siendo así. Muchos rieron cuando Ser Roshar aseguraba que demostraría su destreza con la espada, pero era poco más que una conversación relajada y amistosa con algo de alcohol de por medio. Nadie se tomaría nada muy en serio, pero lo suficiente para los intereses del caballero. 

Después de escuchar a galdrín lo sigue, solícito.

Querrá que entrenemos... Sí, por eso me lleva a un lugar apartado... Supongo que será con la espada. Con la lanza sería demasiado aparatoso, con caballos y todo eso... Pero no lleva las espadas negras de entrenamiento... Supongo que ahora pasaremos a buscarlas...

No deja de fijarse en Ser Roshar, que los observa con discreción desde la distancia. Le saluda con una inclinación cortés antes de desaparecer en pos del maestro de armas.

El heredero escucha las palabras de galdrín como siempre lo ha hecho. Con atención, sin interrumpirlo.

Siempre tan educado y discreto... Es como si le pesara en demasía eso de ser bastardo...

Lo escucha con los labios fruncidos, con atención. Siempre ha seguido las lecciones de Galdrín sin poner pegas, sin peros... Como aquel que sabe quetrata con alguien muy superior a él en ese campo. Ha sacado buen provecho de esas lecciones, y lo que quizás no sabe es que a veces ha practicado en secreto con los miembros más avezados de la guardia. Darlton y Ugor. Les había pedido que le guardaran el secreto, está convencido que así había sido. De no ser así habría recibido noticias de Galdrín o incluso de su padre.

Asiente a lo que va diciendo, algo triste.

Claro que apruebo tus métodos... Un torneo... He de ganar... Por todos nosotros... El día tan raro... ¿A Galdrín tampoco le emociona ir a la capital? Claro que no... Se sentirá inseguro, como si todos lo fueran a señalar por ser un bastardo... Quizás es eso... Él se siente seguro en nuestras tierras. Donde todo es conocido.

Entonces acaba de hablar el maestro de armas.

Tumbarte de un solo golpe... Y de un puñetazo... Mira qué fácil... Y con esa armadura... Y no quiero pegarle en la cara... ¿Qué efecto haría que volvieramos y él fuera con la cara marcada? Un momento... ¿Ha dicho puñetazo? Noooo...

Whalen cierra los ojos, suspira como si no fuera a ser capaz de hacerlo y en ese momento, sin previo aviso, descarga una patada a la entrepierna de Galdrín, contodas sus fuerzas. Allí los refuerzos de su armadura son menos y sólo tiene una oportunidad.

Escuchó con atención al maestre. Y tras asentir a sus palabras no puedo resistir el impulso de responder.

- Nunca lo había visto como un torneo de sabios, pero tiene cierto sentido. Sois de las personas más sabias que conozco - Seguramente la que más - Espero que las rencillas que puedan haber entre maestres se arreglen  y que encontréis más conocimiento, si cabe. - Le dedicó una sonrisa de complicidad, dando las gracias con su leve gesto de los afortunado que se sentía al tenerle en su casa como maestre.

Se acabó el vino mientras comentaba alguna cosa que otra más con él. Me apena haber dejado Heavy Bridge sin tu supervision pero también me alegra tenerte aquí. Lord Evan sabía que era de las pocas persona que podía traer calma a su vida.

Mientras se producía la conversación levantó varias veces la cabeza para otear alrededor suyo. Se paró un instante al ver a su esposa a través del fuego y creyó ver el reflejo rojizo en sus ojos. Estupenda.

También se fijó en como Ser Roshar estaba hablando con los hombres, desde allí podía escuchar las risotadas de las que el, en otra vida, había sido partícipe. Pudo ver al joven paje como contenía la timidez. Dos tímidos juntos, tiene cierta gracia.Se le escapó una pequeña sonrisa por la comisura de los labios. A su sobrino, a quien dedicó pequeño cabeceo de asentimiento.  Al cabo de un rato observó a su nuera. El futuro. Intentó, como hacía en la mayoría de ocasiones, despreocuparse de Whalen pero no puedo más que ver como se dirigía junto a Galdrin hacia la parte trasera de la tienda. ¿Dónde irán a estas horas? A saber, que se diviertan un poco.

Se agachó para coger un pequeño palo del suelo y removió un poco las brasas. Levantó la cabeza y miró de soslayo en un par de ocasiones hasta conseguir que su mirada se cruzace con la de Lady Varia.

Se mesó la pequeña barba y se irguió, pero no en exceso, no quería parecer presuntuoso. Con pausa comentó a Lady Scarlett.

- ¿Que tal se os ha dado el viaje? Espero que disculpéis la modestia de la casa Crogall. - Le comentó en el tono más cordial del que podía alguien de su carácter podía hacer gala. Era consciente de que venia de una costumbres y una vida menos austera que la de la gente del pantano. Ahora sois una Crogall y este es, de momento, nuestro sino - Es bueno hacer cosas en familia.

Scarlett sonrio a su suegro cuando este se acerco a hablar con ella. Le agradaba Lord Evan. Tenia un algo de caballero pasado de moda que despertaba una cierta ternura en ella. Quizas fuera la cojera pero se lo veia a la vez fuerte y vulnerable. Tenia un innegable atractivo para alguien de su edad.

- No os mentire. Echo de menos un buen carruaje. Esto de cabalgar esta bien para los soldados pero me temo que mi trasero es demasiado suave para la silla - dijo en un intento de crear complicidad.

-Pero, contestando a vuestra pregunta, quiero pensar que este viaje contribuira al crecimiento de nuestra casa, asi que bien vale unas rojeces y moratones.

Scarlett espero unos segundos a ver la reaccion del Lord.

Whalen sorprendió a Galdrin con un golpe bajo, y nunca mejor dicho: una patada directa a su entrepierna. No era algo muy ortodoxo, pero si lograba tumbar a Galdrin conseguiría su objetivo de igual manera. El maestro de armas vio las intenciones justo a tiempo para tratar de hacerse a un lado y evitar el golpe, había dicho que se dejaría dar ese golpe pero ningún hombre sensato se quedaría quieto al ver venir una patada directa a su mayor tesoro.

Al final, entre la protección de la parte baja de la armadura de cuero de Galdrin y su pequeña esquiva, la patada acertó en la cara interior del muslo de la pierna del maestro de armas salvado la parte delicada. El golpe llegó bastante atenuado y sin hacerle daño, más bien fue una leve molestia lo que Galdrin sintió.

Whalen observa como su golpe no llega con la potencia que debería. O bien se ha desviado, o bien se ha movido, o bien todo eso a la vez...

Un momento... Se ha movido? Todo está mas claro... Nuestros enemigos también hacen planes. He de actuar rápido... Dejarme llevar.

Toma al maestro por los hombros, delicadamente, asegurándose que Galdrín se encuentra bien.

Muchas gracias, Galdrín.

Le dice en tono bajo, confidente.

Se ha de hacer lo que sea necesario para tener éxito. No es por mí, es por la casa. La casa es lo primero. Actuaré para traer gloria a la casa. Así lo haré. Aprecio mucho vuestro consejo.

Tras el intercambio de frases acompañaré a Galdrín hasta volver al pabellón.

Galdrín tras ver que el golpe había escapado por poco, sencillamente se echo a reír. No podía dejar de reírse. El ataque del joven Crogall lo había pillado casi fuera de juego. Aquello era bueno, Whalen había aprovechado bien su oportunidad y de no ser por su entrenamiento habría sufrido un grave dolor.

Estupendo, me alegro de que quedarme sin descendencia, pero también me alegro de que aprovecharais la ocasión.

El maestro de armas estaba muy satisfecho. Y le agradaba ver como había trascurrido esos momentos.

Si os subestiman mejor que mejor, pero recordad también, que vamos a un torneo. Un fallo en el protocolo puede suponer gran vergüenza. Las reglas se pueden forzar pero no romper. Si prometéis un golpe en el mentón, no golpeéis…

No acabo la frase sino que señalo sus virtudes.

Pero estoy orgulloso de ti. Y creo que además de dar una clase magistral, también he hecho que olvidéis ciertas cosas del día uno momentos.

Recordad esto cuando os haga falta, cada ilusión o frustración es un impulso mas a cada uno de vuestros golpes.

Estaba orgulloso, se notaba la sangre Crogall por las venas de aquel joven. Y eso le hacía feliz, aunque fuera mucho más consciente de todos los peligros que representaba ir a Desembarco, y tuviera claro que daría la vida por aquel joven, le gustaba saber, que todos aquellos años los habían unido bajo el lema de la familia.

Paciente, Letal.

Camino de vuelta a la parte delantera del pabellón. 

El bastardo volvió a la delantera del pabellón, y a pesar de que solo un minuto antes se le había oído reír a pleno pulmón al llegar a su puesto de guardia estaba de nuevo serio.

Realizo una inclinación de cabeza ante el joven Heredero.

Si necesitáis otra vez de mis humildes servicios no dejéis de decírmelo.

No estaba muy bien lo que había pasado, pero por otro lado, se veía claramente que Whalen estaba algo más despejado.

Galdrín aprovecho para echar un vistazo dentro del pabellón y comprobar que todo estaba en orden. Y siguió en su puesto de guardia.  

Whalen volvió tras Galdrín, muy pegado a él, con expresión satisfecha. Tras sus palabras le palmeó los hombros, en gesto de franca camaradería.

Gracias una vez más, maestro.

Se sentía mucho mejor, iba a entrar en el pabellón, pero al ver que también lo hacía Galdrín se demoró un momento fuera, buscando a ser Roshar con la mirada, y cuando lo encontró le dedicó un saludo.

Tomó aire fresco y se introdujo en la gran tienda donde estaba su mujer, su padre y su madrastra.

Una buena noche. Muy agradable...

Dijo a modo de saludo. Se acercó al fuego y se calentó las manos en el fuego, mirando a todos los presentes con gesto afable.

La noche sucedió en completa tranquilidad y calma. Había hecho mucho calor aquel día en los pantanos, pero en las tierras adyacentes al Camino Real se notaba más el frescor de los campos, sobre todo por la noche. La noche había refrescado considerablemente con respecto al día y había dejado una temperatura muy agradable.

Se montaron guardias pero no ocurrió nada de relevancia durante toda la noche, el camino también estuvo tranquilo y no hubo ningún problema. Todo iba sobre lo planeado. La mañana siguiente amaneció con un sol radiante y levantaron el campamento para seguir la marcha. Y es que en tiempos de paz era seguro viajar por la mayoría de los lugares. Lo peor que uno se podría encontrar en el Camino Real era una pandilla de bandidos ansiosos y mal armados.

Aquel segundo día de viaje continuaron la marcha por el Camino Real, conocían la existencia de una posada en la que podrían descansar con mejores comodidades que a la intemperie, allí habían puesto la marca para finalizar la etapa de aquella jornada de viaje y se trataba de una posada de tamaño moderado a la vera del camino. Claro que también quedaba la posibilidad de seguir acampando en los bosques.

La mañana fue tranquila, marcada por el calor nuevamente. Al mediodía encontraron un lugar tranquilo donde el agua de un arrollo correteaba a unos metros del camino. Allí pudieron aliviar la sed, refrescarse y comer con calma mientras descansaban. El ungüento que les había dado el maestre había hecho que las picaduras dejaran de molestarles y como en aquella zona no había mosquitos, dejaron de ser acompañados por esas terribles molestias.

Avanzada la tarde seguían su trayecto por el camino Real acompañados por el ruido de las ramas agitadas suavemente por la brisa que se había levantado. Se dieron cuenta entonces del gran número de cuervos que estaban posados en los árboles que había un poco más adelante a mano izquierda. Casi de inmediato a eso, pudieron percibir un leve hedor a podredumbre. Según se iban acercando, pudieron darse cuenta que los árboles donde los cuervos se posaban no estaban muy lejos del camino.

Como de costumbre Lord Evan ya estaba despierto cuando despuntaba el alba. Notó como la agradable brisa de la mañana rodeaba la estancia. La noche no había sido tan cómoda como su gran cama en el hogar de los Crogall pero suficiente como para levantarse reconfortado tras un largo día de viaje.

Apartó la gruesa cortina, que a su vez hacía de puerta, y salió con paso decidido a afrontar un nuevo día. En apenas un instante entrecerró los ojos cuando los rayos de sol bañaron su rostro. Cuando se acostumbró esbozó una gran sonrisa al ver que hacía un día radiante y la temperatura era tan agradable que se sintió aliviado de estar fuera respirando aire fresco. Dio un paseo y fue a hablar con los hombres que habían hecho la guardia para darles los buenos días.

El viaje transcurrió sin incidentes, fué agradable y se el viaje se le hizo mucho menos pesado que la jornada anterior. Al llegar la tarde empezó a recordar ciertos lugares oscuros del pantano que recordaba de su juventud en la guardia del pantano. Y en seguida se dio cuenta de que estaban muy lejos de TearsSwamp. Dirigió su mirada hacia la izquierda y al alzar la vista vio los cuervos. Se irguió como un resorte que estaba esperando ser activado miró a su alrededor. Tranquilo, seguramente es algún animal muerto, no debes preocuparte. Dio el alto, estaba seguro de que lo hombres habían percibido lo mismo que el. Hizo unas señas a Galdrin y Ser Adrik para que le acompañaran a ver el origen de la podredumbre.

Whalen se despertó de buen humor aquella mañana y después de desayunar se puso en camino, cerca de la montura de su esposa, intentando mantener una conversación amigable, aunque la mayor parte del camino la pasó en silencio. Un sliencio alegre, pero silencio al fin y al cabo.

Durante el descanso de mediodía ordenó a su escudero que revisara las armas, así como las lanzas de torneo. No era por el hecho que esperara nada fuera de lugar, sino más bien para mantener al chico ocupado en algo y que se familiarizara con la rutina del mantenimiento del equipo de un caballero. Armas, armaduras, monturas, bridas, cinchas, silla...

Se acercó al arroyuelo y trajo un cubo de agua fresca y le ofreció tanto el agua como un paño a su mujer por si quería o necesitaba refrescarse después de la media jornada recorrida.

Después de comer, el camino se empezaba a hacer pesado y la perspectiva de descansar bajo techo y en una cama blanda hacía que las millas pasaran aún más lentamente. Entonces vio los cuervos en los árboles cercanos al camino y se quedó pensativo.

Algún animal muerto, seguramente... Lo habrán sacado del camino y se está pudriendo un poco más allá.

Avanzó hacia allí su padre junto a Galdrín y ser Adrik, por lo que Whalen se quedó junto al resto de la comitiva, atento a su alrededor. Mas pendiente del origen del olor y los cuervos que no por el hecho de temer una emboscada.

Durante toda la jornada de viaje, Ser Adrik se había mantenido en primera línea, abriendo el camino y marcando el ritmo junto con Galdrín para el resto de la comitiva. Hasta entonces todo había transcurrido con tranquilidad y no habían tenido ninguna sorpresa desagradable en el camino y el caballero rezaba para que siguiera así hasta llegar a Desembarco.

Como era habitual en él, se mantuvo bastante callado y silencioso durante todo el camino. Si se dirigía a alguien era para decir lo que tenía que decir a esa persona y no se andaba por las ramas, siempre era directo y breve. Salvo claro está, con su amigo Galdrin con el que se si que comentó alguna cosa, aunque el tema a tratar tenía que ver la mayoría de las veces con el camino y el ritmo que llevaban. Entre ambos habían preparado el viaje, y su intención era hacer el viaje en cuatro duras jornadas y tener la posibilidad de dormir en una posada. Aunque si veían que el ambiente no era el apropiado en la posada dormir a la intemperie. Pero de cualquier modo, tener ambas posibilidades al alcance.

Durante la comida del mediodía se refrescó en el arrollo mojándose la cabeza y comió algo, aunque rápidamente volvió a su puesto para montar guardia y vigilar que no hubiera ningún peligro cerca. Afortunadamente, hasta entonces no habían tenido ningún encuentro desafortunado.

A mitad de tarde, el calor se había relajado y una suave brisa soplaba refrescando agradablemente el ambiente. Ser Adrik se percató del olor a podredumbre y de los cuervos que se posaban en los árboles, miró incomodo hacía Lord Evan, quien también se había dado cuenta y que justo ordenaba el alto. Sus siguientes ordenes fueron que él y Galdrín le acompañaran a investigar lo que ocurría y Ser Adrik descabalgó de su caballo y recogió la espada y el escudo por si acaso. Cuando estuvo preparado simplemente asintió a Lord Evan.

La noche siguió con normalidad, ser Roshar haciendo migas con los hombres, Galdrín y Whalen haciendo un aparte y volviendo con mejor humor, Evan hablando con el maestre y con Scarlett. Una sonrisa afloró a los labios de Varya, la familia en armonía, esperaba que el heredero y su esposa se reconciliasen esa noche; entonces su mirada se posó en otro miembro de la familia, siempre tan callado..., estuvo por acercarse para decirle algo pero viendo lo atento que estaba a la seguridad del campamento decidió no importunarlo con una conversación y dejarlo para otra ocasión. Dió la vuelta al fuego, se despidió de todos y entró en su reservado, se preparó para no dormir demasiado, sabía que los recuerdos no le dejarían conciliar el sueño, esperaba que Evan no tardase en ocupar su lugar a su lado...

Oyó a su esposo levantarse y se sentó cansadamente, había conseguido domir algo pero no lo suficiente, en cuanto él salió Amelie entró para ayudarla a ponerse presentable. Después de desayunar montaron y siguieron por el Camino Real, la marcha era más rápida que la que habían llevado el día anterior, el camino era mejor. Durante la parada que hicieron para comer aprovechó para interesarse cómo iba el presente, una mirada le confirmó que Covern estaba echándole agua por encima con cubos que le traían del arroyo, mientras el animal permanecía quieto, como siempre.

Reanudaron la marcha y ella siguió al lado del lord, hablando de naderías y cayendo en silencios, cada uno con sus pensamientos, de pronto él se tensó y dió el alto a la comitiva, Lady Varya siguió la dirección de su mirada y vió muchos cuervos posados en las ramas de los árboles que había más adelante; enseguida le llegó un olor muy característico, el de algún cuerpo en descomposición, y abrió mucho los ojos mientras aspiraba aire rápidamente por la boca, sujetó las riendas cortas y posó la mano en el cuello de Avrya, cerca de donde estaban sus alforjas.

Lord Evan, acompañado de ser Adrik y Galdrín, se dirigieron hacia allí para ver qué había pasado; la dama, que al irse los hombres se había quedado en cabeza, hizo recular un poco a su yegua y se puso más a la altura del heredero y su esposa.

- Espero que esto no nos retrase mucho, - dijo intentando rebajar la tensión - me muero por una cama mullida para esta noche.

El comentario iba dirigido a la otra dama, como si de un chiste se tratase.

El maestro de armas ya llevaba más de un minuto mirando la zona con curiosidad. Pero no directamente a los cuervos, podía suponer que estaban haciendo.

Le preocupaba mas una emboscada, eran un grupo numeroso a pesar de los recortes de personal que habían hecho para ir mas ligeros, y había demasiada gente que no sabía portar un arma a su cargo.

No lo dudo, a viva voz dio orden de que los soldados hicieran un cerco alrededor de la comitiva. No pensaba dejarlos sin cobertura.

Los soldados sabían bien lo que hacían, y Galdrín cruzo la mirada con Ser Roshar. El también estaba atento a lo que pasaba.

Luego no se reunió con Ser Adrik y Lord Evan, sino que los adelanto, tomando la delantera. Si algo debía de pasar a alguien, seria a su persona antes que a cualquier miembro de la familia Crorall.

Desplazando el cuerpo sobre el caballo al sentido contrario del borde del camino donde se observaban los cuervos, previendo un posible ataque con arco, Galdrín se acerco a ver qué era lo que había en la zona.

Tenía la esperanza de que fueran bandidos colgados al borde del camino, y no hubiera nada más de interés. Pero tenía un mal presentimiento con aquello. 

Desde la retaguardia Ser Roshar fue de los últimos en percatarse, pero cuando los hombres que estaban a su alrededor reparaban en los cuervos el caballero ya había acelerado el paso para situarse a un lateral de la comitiva, disfrutando entonces de una mejor posición para cualquier eventualidad. 

Su aire despreocupado no se interrumpió ni siquiera cuando cruzó una mirada con su amigo Galdrin. Él intuiría que estaba atento, pero a vista de la mayoría no parecía dar demasiada importancia a la situación. 

- Un animal muerto.- dijo con una sonrisa, como si ya hubiera conseguido vislumbrar el cadáver. Aunque su mano se encontraba cautamente cerca de la espada mientras hacia girar su montura. - La presa de algún lobo. -

Oteó los alrededores con atención. Todos estaban en guardia y no repararían demasiado en él mientras no hiciera nada que llamara la atención. Aunque le preocupaba que Evan se adelantara, exponiéndose a cualquier ataque. Entonces, y en contra de su habitual actitud, espoleó a Pomposo para alcanzar a su señor. Pero a diferencia del resto, que mantenían su atención en la ubicación de los cuervos, Ser Roshar avanzó confiado mirando el resto de direcciones, suponiendo que de haber un peligro real llegaría desde cualquier otro lugar.

-Una cama me suena ahora mismo como la felicidad misma! 

El olor alcanzo a Scarlett como una bofetada. En seguida, la educada nariz de la dama se arrugo y saco un frasquito de su alforja. Mojo los dedos en su interior y se dio unos golpecitos bajo la nariz, sobre los labios.

- Por la doncella! Que es esa peste? Crei que habiamos dejado ya atras esos malditos cenagales!

El señor de la casa se adelantó junto con Galdrín y Ser Adrik para ver a que se debía aquel olor nauseabundo y la presencia de tantos cuervos cerca de los árboles a un lado del camino. Los tres hombres fueron a investigar y no tardó en seguirlos Ser Roshar, el caballero no había sido invitado pero consideró oportuno seguirles para vigilar las espaldas y evitar sorpresas desagradables.

El resto de la comitiva se quedó en el camino aguardando mientras los hombres que les acompañaban como escolta se posicionaron siguiendo las ordenes de Galdrin, por precaución. Vieron como los cuatro hombres salían del camino y se internaban entre la pequeña arbolada donde los cuervos graznaban, algunos apoyados en las ramas y otros volando en círculos sobre los árboles lanzándose picotazos los unos a los otros como si estuvieran reclamando cualquier despojo que hubiera bajo ellos como un derecho soberano.