Partida Rol por web

Lady Varya asintió con la cabeza sin importarle que nadie la viera o le hiciese caso; podía distinguir a los cuatro hombres saliendo de la espesura pero no apreciaba nada más, ni su estado ni sus expresiones, con su habitual máscara de superioridad no quitó ojo a Whalen mientras se acercaba, intentando saber por su reacción algo más y esperando a que los recién llegados dijeran algo.

Mi señor, tenemos demasiada carga, y sobre todo, es muy importante que todos lleguen en las mejores condiciones a Desembarco. 

Propongo notificar el lugar de estas alimañas a los propietarios de estas tierras, para que ellos le pongan solución. Y si han de perderse vidas acabando con la jauría que no sean Crogall. 

A Galdrín no le gustaba un pelo dejar a aquellas bestias allí, y que pudieran campar a su anchas, haciendo pedazos a los pobres que no podían defenderse. Seguramente esta acción le comería la moral durante mucho tiempo, pero era lo mas sensato. 

Si alguno de los miembros de la familia seria no solo malo, sino nefasto para los intereses de los Crogall en Desembarco. La ciudad era un lugar peligroso y no podían llegar mermados al torneo. 

Sin duda, era una decisión espeluznante, y aunque preferia cargar y matar a aquellas bestias, no estaba en su mano tomar esa decisión. 

-Mi señor.- Intervino el caballero. -Aunque valoro la opinión de mi compañero y sé que lo dice con la intención de proteger a los miembros de esta casa, no estoy de acuerdo. -Ser Adrik trató de mostrarse lo más respetuoso posible, no quería dejar en mal lugar a su amigo mostrándose abiertamente en contra de su opinión, y menos ante el señor de la casa. Pero creía que lo correcto era actuar de otra manera.

-No podemos dejar que esas alimañas se coman a esas pobres gentes para que después los cuervos se den un festín con sus restos. Son sólo media docena y tenemos buenos hombres con los que hacerles frente. Por el amor de los Siete, no sería correcto ni piadoso.

Apretaba los dientes con dureza. Escuchó las palabras de Ser Roshar y le dirigió una dura mirada. Cualquiera que no conociera a Lord Evan podría llegar a interpretar esa mirada como reproche, pero los dos caballeros llevaban el suficiente tiempo juntos en las tierras de los pantanos como para saber que no era así. Se dirigió con el resto hacia el final de la espesura y retomó el camino. Salió de la espesura altivo y con cara de muy pocos amigos, no hacía falta verle el rostro, su enfado podía olerse.

Era consciente de que toda su familia estaba allí mismo pero no se giraba para mirar a nadie en especial, avanzó firme hacia la carreta. Hasta que paró y giró su mirada hacia Lady Varya, hizo un leve gesto con la riendas y dirigió su montura hacia ella. Cuando estuvo a su altura se acercó y le susurró algo al oído.

Desmontó mientras escuchaba las palabras de de su sobrino. Lo miró y le agarró del hombro.

- ¿Has visto alguna vez un Lagarto tener miedo de un Lobo? - Lo soltó y se irguió. con un tono tajante dio una orden a su maestro de armas - Nos vamos de caza, quiero tres hombres aquí y que den la alerta si pasa alguna cosa. El resto que se preparen. - Sus palabras sonaron duras.

Mientras sacaba sus pertrechos del carro llamó a Covern. Cuando el hombre llegó ante él le hizo varias preguntas.

- ¿El presente puede pasar un rato sin su cuidador? - Cuando Covern respondió le hizo algunas preguntas más tras darle un breve descripción de lo que había más allá de la arboleda - ¿Sabes como acabar con ellos?

Cuando estuvo a la altura de Lady Varya se acercó a su oído y le susurró al oído:

- No te preocupes amor mio - Y le dirigió una mirada fugaz de complicidad, dándole entrever que contaba con ella como señora de la casa Crogall.

El heredero puso el caballo a la altura del de su padre y lo miró con el ceño fruncido.

¿Qué ocurre?

Inquirió, bajo la presión de Bella, que piafaba algo nerviosa al captar la tensión del ambiente.

Fue Ser Adrik quien respondió a la pregunta de su primo.

-Hay una manada de lobos devorando unos cadáveres humanos en la arboleda.- Explicó. El resto no sabía que había ocurrido y estaban algo desorientados con las ordenes que lanzaba Lord Evan a diestro y siniestro. Por sus palabras bien podría entenderse que el peligro podría ser mayor o diferente. - Cuando nos internamos entre los árboles les vimos y nos rodearon mientras nos gruñían para que nos fuéramos. Retrocedimos lentamente y no pasó nada, pero debemos eliminarlos, tanto por el peligro que pueden suponer para otras gentes como por compasión hacía los muertos.

Eso explicaba la gran concentración de cuervos, que estaban esperando a que los lobos terminaran para unirse al festín.

Whalen miró a su primo, sorprendido, y paseó la vista por la comitiva, en busca de confirmación.

¿Humanos? ¿Un grupo de campesinos saqueados y asesinados? Es eso?

Oh, dioses... Este hedor es por humanos muertos y pudriéndose... y encima son pasto de las alimañas!

Esos lobos son muy osados para plantar cara a un grupo de caballeros. Supongo que unas pocas flechas y algo de fuego sería suficiente para alejarlos.

Añade, intentando sonar convincente y sin mostrar debilidad.

Covern giró la cabeza hacía atrás para mirar la jaula del lagarto-león cuando Lord Evan le preguntó acerca y sonrío con su misteriosa sonrisa cargada de un humor que sólo él debía entender.

-Sí claro, no hay problema. Acaba de comer y ahora estará tranquilo un rato.

Después explicaron la situación que se habían encontrado en la arboleda y el cazador soltó un bufido despectivo y una de esas carcajadas suyas tan sonoras. -¿Lobos?- -Dijo medio incrédulo. -¿Acaso era muy numerosa la manada?. -Lo decía como si le costara creer que un grupo de caballeros bien armados hubiera dado media vuelta ante una manada de lobos para pedir refuerzos. Después se puso serio y escupió a un lado. -Bastará con cortar la cabeza al lobo alfa y el resto huirá, sólo se quedará el lobo que quiera aspirar al trono, si es que hay alguno, y un lobo por si solo no supone ningún problema para el filo de vuestras espadas.

Ser Roshar cerraba el pequeño grupo mientras se acercaba al resto de la comitiva. Se echó a un lado mientras Evan daba ordenes para empezar la caza y volvió a acercarse ligeramente al lugar en el que se habían internado. Los lobos seguirían alerta mientras se daban el festín, no eran el único peligro al que podrían enfrentarse y seguramente ya tenían que espantar a unos cuantos cuervos impacientes por hacerse con su parte. 

Comprobó la dirección del viento como su última actuación en el asunto de los lobos. Nadie podría alcanzarlos por sorpresa si su olor llegaba antes que él y era un factor relevante, favorecería no tener perdidas y solucionar el problema con rapidez. Echó una mirada a su amigo Galdrín y se chupo un dedo antes de alzarlo hacia arriba, queriendo indicarle que lo tuviera en cuenta. 

La vista del caballero no tardó en recorrer el resto del entorno. Ya lo había observado al avanzar hacia la posición de los cuervos, pero ahora lo estudiaba minuciosamente asegurándose de las posibilidades de una emboscada en aquel lugar. La mayoría de los hombres irían a cazar a los lobos y él tenía pensado quedarse, siempre defendía la retaguardia y los flancos más vulnerables. Algunos podrían tacharle de cobarde. La idea hizo surgir una sonrisa en su rostro. 

Acarició el lomo de Pomposo y lo guió alrededor de la carreta para poder contemplar todos los ángulos antes de detenerse cerca de las damas. Y allí se mantuvo en silencio. 

Galdrín se sintió extrañamente aliviado cuando el Lord había dado la orden de volver a ajusticiar a aquella manada de lobos. Pues le había costado mucho no emprender un ataque frontal contra el lobo alfa hacia un momento.

Pero por algún motivo, le parecía muy osado enfrentarse a ese peligro con toda aquella comitiva detrás.

Estaba claro que durante sus rondas por los pantanos, nunca llevaba mujeres y carros, o incluso Lagartos-Leones detrás, de los cuales tuviera que encargarse. Y tenerlos a todos allí, era como poco una responsabilidad, y le hacía desviar parte de su atención.

Pero no le costó mucho dilucidar que aquella sensación no tenía que ver con mujeres o carretas, sino con el peligro real de perder a algún miembro importante.

Unos lobos, tan cerca del camino real, era extraño. Osado. Casi como si alguien los hubiera puesto allí.

Era descabellado, tenía que parar de ver fantasmas donde no los había. Así que sacudió la cabeza al tiempo que sus pies tocaban el suelo, congio su espada y su escudo, y espero a que el resto de los soldados estuvieran listos.

Daria caza a aquel lobo enorme, y al resto de su manada, sin miedo, y con asombrosa indolencia. Pues no le preocupaba vivir o morir. El era un guerrero Crogall al fin y al cabo. 

Lady Varya los vió acercarse, cuando su mirada se encontró con la de su esposo por fin pudo soltar el aire que retenía en sus pulmones por la tensión, prestó atención a sus palabras y parpadeó rápidamente un par de veces.

¿De caza?, pensó ante sus palabras y después de la pregunta de Whalen por fin ser Adrik explicó qué pasaba, cadáveres en el suelo, no colgados como cabría esperar de bandoleros ajusticiados, qué extraño, se perdió en la explicación de Covern de cómo matarlos y sólo se tranquilizó cuando lo oyó decir "ningún problema".

- No tardéis demasiado, hay una posada que nos espera para descansar cómodamente.

No lo había dicho con palabras pero esperaba que Evan captase el mensaje, no le apetecía nada dormir al raso cerca de una manada de lobos. Cuando ser Roshar acabó por detenerse a escasa distancia de ella le dedicó una mirada rápida, parecía que esta vez se iba a quedar con ellos en la calzada.

-Lobos?- dijo Scarlett algo decepcionada. Que fastidio! Whalen, por favor, acaba con esas bestiezuelas cuanto antes! Lady Varya y yo estamos cansadas y ansiamos llegar a la posada! 

La joven dama se limito a desenredar las crines de su montura como si el acabar con una manada de lobos fuera tan facil y rapido como apartar una carreta del camino.

Whalen asiente a las palabras de su esposa, mirándola con emoción.

Por supuesto, mi señora. Acabaremos con esas bestias ahora mismo.

Luego dirige un corto saludo a lady Varya.

Señora...

Tras comprobar que ser Roshar está allí para velar por las damas, se dispone a unirse al grupo de su padre.

Willard se acercó a toda prisa a Whalen llevándole sus armas y su escudo. Ni siquiera hizo falta que su señor se lo indicara, la sola insinuación de que Whalen iría a dar muerte a los lobos fue el resorte necesario para que Willard reaccionara a toda prisa.

-Mi señor, sus armas.

Galdrín no se queda quieto, organiza a los soldados, van a ir en formación de rombo, con los soldados a los lados, y los caballeros distribuidos por el conjunto.

Así puede evitar que los  lobos vuelvan a cerrarles el paso, y ataques imprevistos desde la retaguardia.

No sabía muy bien que estrategia podían llegar a usar una manada de lobos, pero no podían ser mucho más peligrosos de abatir que un lagarto león.

No obstante, en número podía contar a su favor, así que había que estar atentos a todo.

Golpead pero no dejéis que os separen de la formación, o podríamos caer todos.

Después de las indicaciones, se puso en la parte de delante de la formación. Suponía que Lord Evan no pensaba ponerse en el centro, que querría encabezar la formación, pero hasta que lo expresara no iba a dejarle esa posición.

Su deber ante todo era salvaguardar las vidas de los Crogall.

Asintió a las palabras del cazador. Meditó un momento las decisiones que iba a tomar. Con el miedo que se cernia sobre el estado de los caballos temió por lo peor si estos no mantenian la compostura ante tales bestias.

- Iremos a pie. Una vez lleguemos al claro intentaremos hacer grupos de a dos para desplegar nos y abarcar más terreno. Al llegar atacaremos al macho líder en cuanto podamos. Los que portemos arcos lanzaremos una primera salva para intentar debilitar lo. Tened un ojo pendiente por si el resto de la manada intenta alguna cosa.

Lord Evan recogió su arco de caza y el carcaj. No había pensado tener que usarlo tan a menudo, su idea era hacer buen eso de el en alguna partida de caza que le permitiera establecer nuevos contactos en poniente con el resto de señores, pero así lo habían querido los siete y el no era quien para contradecirlos. Miro al maestro de armas para asegurarse de que tenía todo bajo control.

- Vamos -Haz que salgamos todos ilesos de este contratiempo. Rezó paras si y dijo en tono seguro - Y que nadie deshaga la formación - Repitiendo las palabras de Galdin, pero esta vez daba a entender que era más seguro ser pasto de los lobos que contradecirlo.

Toma el escudo y la lanza de caballería de Willard, con una ligera sonrisa aprobatoría, pero cuando su padre da las órdenes, le devuelve la lanza a su escudero y desmonta con cierta pesadez. Siempre se siente más seguro encima de Bella, pero lo que dice su padre tiene cierto sentido, y tampoco le gusta la idea de que su querida yegua sea acosada por un grupo de lobos.

Willard, toma las riendas de Bella, y mantente cerca de las damas, por si es necesario defenderlas. Obedece a lo que te diga ser Roshar.

Le indica a su escudero, mirando después a su mujer, a lady Varya y al caballero.

Tras esas palabras se une al grupo, saboreando la idea de derribar al macho líder y ganarse el respeto de su padre, aunque después vuelve a la realidad y se conforma con hacer un buen papel en la refriega que se avecina.

Ser Adrik se mostraba ansioso por terminar con esos lobos, mientras los demás se preparaban para coger armas, dejar los caballos y demás, él ya les aguardaba espada en mano y el escudo embrazado en la izquierda. Cuando Galdrin dio las ordenes se aseguró de colocarse a su lado, para después, cuando llegaran a la arboleda y se dividieran en parejas tal y como había ordenado Lord Evan poder ir con él.

Creía que estaban sobrestimando a su rival, a fin de cuentas no eran más que un grupo de chuchos sarnosos, pero toda precaución era poca, y no sería él quien dijera aquello en alto. No era tan arrogante.

-Vamos. - Miró a Galdrín y asintió con la cabeza cuando se pusieron en marcha.
 

Nuevamente el grupo partió hacía la arboleda donde los cuervos revoloteaban en círculos esperando hacerse con el botín de carne que los lobos tuvieran a bien dejarles cuando terminaran su banquete de carne humana. Esta vez, Ser Roshar se quedó con el resto de la comitiva y Whalen se sumó al grupo que pondría fin a los lobos. A este grupo se habían unido también Covern y tres soldados más, lo que formaba un total de ocho soldados para media docena de lobos.

El resto de la comitiva se quedó en el camino para proteger a las damas y desde allí podían ver como el grupo se internaba nuevamente en la arboleda hasta desaparecer de su vista. Willard se colocó cerca de Ser Roshar con las riendas de Bella tal y como le había ordenado su señor. En su imaginación infantil esperaba que de un momento a otro saliera un lobo de grotescas proporciones sediento de sangre a terminar con ellos.