Partida Rol por web

Hacer de recadero me cabreaba. Mucho. Y más si tenía que ser para una alimaña como Torch. Lo que nos había encomendado no eran misiones de la sociedad. Eran sus putos asuntos.

Así que tenía ganas de partir algunas cabezas. Quizá los ciendedos se resistían y podría desfogarse un poco...

Vamos a por los ciendedos y terminemos cuianto antes con esta mierda.

Dicho esto me giro haciendo volar las trenzas de mi barba, y comienzo a caminar, visiblemente enfadado.

Roto el empate con la opinión de Hothar os dirigís al que los locales denominan como callejón de los bandidos.

Dicho callejón está flanqueado por dos hileras de chabolas de madera en pésimo estado. El propio callejón casi más parece un riachuelo de mierda que un camino propiamente dicho.

Las puertas destrozadas hacen poco por dejar fuera de las chabolas a las alimañas o a los elementos, pero de igual modo, no creeis que haya mucho que robar aquí. Pocas de las chabolas exhiben más que una o dos sillas desvencijadas y esterillas tiradas en el suelo que sirven de improvisados catres a sus habitantes.

Mientras estáis observando el callejón, veis como hay otra persona en el mismo, es una mujer de aspecto garundi, lleva una cesta con viales en su interior y al veros se acerca.

Muy buenos días, señores. ¿Necesitan ungüentos, medicinas o pociones? Tengo varios que serían capaces de rivalizar con el elixir de la orquídea solar para renovar la salud y la vitalidad.

¿Qué les trae por aquí? No se ven extranjeros todos los días por estas zonas de Eto.

Mientras la mujer habla con vosotros os dais cuenta de que lleva un talisman de ambar con una especie de insecto en su interior.

- Venimos buscando a alguien. Nos han dicho que en esta zona hay un ... grupo de personas que lo controlan. Buscamos a su jefe para parlamentar con él. ¿Podrías indicarnos como encontrarle?

¿Podías ser un poco más específico? No soy de por aquí, pero llevo algún tiempo en la ciudad y quizá pueda echarte una mano. ¿A quién decías que estabas buscando?

Clarissa fue un poco más precisa.La mujer, una mercader, la sangre que hacía que la sociedad funcionara, se lo merecía. Para sus estándares, era casi sagrada. 

—Buscamos al líder de la banda de los ciendedos, por raro que pueda parecer. No sabemos si son gente agradable, pero sólo queremos parlamentar. 

—Por cierto, lleváis un hermoso colgante. ¿Podría preguntaros por él? No sabía que hubiera gemas con insectos dentro— dijo asombrada y maravillada. 

Lorik escuchaba a Clarissa, sin prestar demasiada atención. Lo que si le llamaba la atención eran los viales. Y si... La Madame semielfa Zelekhati, dueña del establecimiento llamado las Dunas Bailarinas, está más que experimentada en conseguir secretos, y necesito que descubráis como lo hace... ¿y si las historias estaban relacionadas? Quizás algo que tuviera esta mujer en la cesta podria servirles más adelante.

- ¿Qué es lo que vende, mujer?

William todavía no se creía que no fuesen a por el academico en aras de visitar al gremio de ladrones local. Por lo que fue refunfuñando todo el camino.
Aun así, estaban en un territorio hostil. Por lo que sus manos estaban en todo momento cerca de las armas, y ojo avizor a la gente oculta. Que habría muchas seguramente, pero esperaba que no todos quisieran emboscarles.

Son unos bichos esos Ciendedos... ¿Y por qué los buscáis si puede saberse?

Al escuchar una pregunta sobre sus ventas la mujer muestra sus frascos.

Pociones, ungüentos... ¿Tienes alguna necesidad al respecto, norteño?

- Pero a que sitios mas bonitos me traéis en estos últimos días, casas de baños y callejones. Es una aventura venir con vosotros.

Estaba claro que si los otros sitios eran buenos para morir, este podía ser de los mejores.

- Pues aun no conozco a esos Ciendedos, señora por eso les buscamos para poder hablar con ellos. 

- Señora venimos, sin ánimo belicoso alguno, para hacer de mensajeros entre su líder y nuestro ... contacto, Maese Torch. Al parecer hay un mensaje que desea hacerle llegar este caudillo de los Ciendedos a este conocido nuestro. Esperamos realizar nuestra tarea de manera discreta y civilizada. Intuyo que vos podeis ayudarnos. Pareceis poseer ojos perspicaces.

Ah... Quizá os pueda ayudar, si me decís donde vive vuestro contacto, puedo darle vuestro mensaje a los Ciendedos para que acudan allí cuanto antes. De ese modo sabrán que los buscáis.

Elfo, normalmente hablas de más... pero esto ha sido demasiado

Ethelnir percibió el ceño fruncido de Lorik.

¿Que ocurre? Sólo estamos indagando ... dando a conocer que no tenemos malas intenciones ... 

Pero ahí seguía ese enorme ceño que parecía crecer por momentos. Con cierta cautela, continuo hablando.

- Bueno, nuestro aliado cree que el lider de ese colectivo le quiere darle un mensaje. Tal vez lo más correcto para no involucraros en exceso sea que deis a conocer a vuestros contacto que deseeamos conocer a su lider y a el le transmitamos más información. Por vuestra propia seguridad, mi señora.

William no puede evitar darse un golpetazo en la frente en cuanto escucha al elfo.

Si logramos salir de aquí sin que nos ataquen va a ser un milagro de primer orden. Y hace tiempo que dejé de creer en esas cosas.

El guardabosques se pone más tenso aun si cabe y agarra las empuñaduras de sus espadas sin disimulo.

Sigue hablando, sigue.

Sabía que ir en compañía de un paladín y un clérigo significaba tener que lidiar con el lado bueno de la ley, pero las palabras del elfo eran demasiado. Si Torch nos había mandado a una trampa, todos los del callejón ya habían oído su nombre y podríamos tener problemas.

- Esto elfo, ¿juegas a las cartas?. Si es así quiero jugar contra ti, por mal que yo esconda las mías las tuyas las ven hasta los que no están en el local jugando.

Acerco lentamente las manos a la empuñadura del estoque...mientras niego con la cabeza, ante la sinceridad del elfo. Vive un dios que este no vuelve a hablar por el grupo.

Bien. Si veo a alguno de los Ciendedos, les diré que andáis por aquí. - dicho esto la mujer comienza a despedirse de vosotros cuando veis algo extraño en el borde de la calle...
 

Veis a dos hombres, con pinta de matones que están algo bebidos destrozando las chabolas.

Uno de ellos ha tirado algo en el extremo de la calle, puntiagudo y metálico... abrojos. Además algo les ocurre a estos matones porque su contorno parece desdibujado...

Al veros se fijan en vosotros y os miran con cara de pocos amigos...