Partida Rol por web

21:30 - 198-1097

Con los motores dañados y obligada a realizar maniobras evasivas, la Valkyria comienza a perder terreno frente a sus perseguidores. Mientras se intercambian disparos, las naves van ganando más y más terreno, enfiladas como una flecha hacia su objetivo. Mientras sigue avanzando hacia la zona de salto, Adriana observa cómo las dos Águilas (cazas ligeros, el orgullo de la flota de Drinax, y siempre asignados a los mejores pilotos) se colocan sobre ella: 800 kilómetros, 700, 500, en apenas unos minutos. Acciona el sistema automático de disparo y tanto el cañón de partículas como la torreta doble comienzan a disparar. 

Aproximadamente a 1.500 kilómetros del punto designado para saltar, Adriana se da cuenta de que las Águilas han comenzado a desplegarse a su alrededor, empezando una pelea de perros con su propia nave. Lo cual no es una buena noticia: los cazas son pequeños bastardos de apenas 10 toneladas, poco más que un motor con un cañón de pulso láser y una cabina. Bastaría un roce con cualquiera de sus armas para volatilizarlos, pero se mueven como moscas alrededor de su propia nave. Por muy aerodinámico que sea el Harrier, las 200 toneladas son difíciles de maniobrar en comparación con las de sus enemigos.

Aún así, Adriana presenta batalla. Presenta los mejores ángulos para ayudar a sus propias armas. Tiene pocas esperanzas puestas en el cañón de partículas; demasiado lento y pesado. Pero quizá si concentra el fuego en una de las naves con ambas armas logre impactarla.

Una de las Águilas se pone a su cola y dispara. Es un impacto directo que provoca una serie de explosiones. Cada una de ellas hace retumbar toda la nave y por un momento Adriana teme que el daño sea demasiado masivo y provoque una reacción en cadena. Desde el ordenador de a bordo llega información:

Brecha en el depósito de fuel, pérdida estimada de 7,5% del combustible a la hora.

Daño en motor, velocidad reducida al 66,00%

Integridad estructural del casco al 42,04%

Apretando los dientes, Adriana sigue adelante, tratando de alcanzar al menos a uno de los cazas. Está a punto de lograrlo con uno de ellos: como sospechaba, el cañón de partículas es muy lento, pero al menos lo distrae lo suficiente como para casi impactarlos con la torreta láser. Pero solo casi. 

La segunda nave, al fin, deja de esquivar sus disparos... y se coloca en la cola del Harrier. Solo un instante, pero lo suficiente como para conseguir un impacto directo en los motores. La iluminación del puente decae por un instante y Adriana ve aterrada cómo los controles holográficos desaparecen... por suerte solo durante un instante. 

Daño en motor, velocidad reducida al 50%

Daños en la computadora, recalibrando... 

Integridad estructural del casco al 31,81%

La nave estaba vibrando de un modo muy poco tranquilizador. Y las malditas Águilas la acechaban como dos aves de presa.

21:30 - 198-1097

La persecución de las Águilas prosigue durante cinco interminables minutos, mientras en las pantallas se puede observar cómo la distancia entre el Harrier y los cazas se acorta más y más. Primero a 800 kilómetros, luego a 700, a 500, a 300... las dos Águilas están disparando ráfagas que el piloto del incursor comercial está esquivando con habilidad, pero esto le está obligando a hacer maniobras que hacen que poco a poco las dos naves perseguidoras le den alcance.

A Control de Vuelo llega en esos momentos Malta. Le dejan pasar rápidamente y le indican que vaya junto a Gormanidi. En la sala hay una actividad frenética combinada por un silencio temeroso que solo interrumpe la voz de Roger Dans, el jefe indiscutible del astropuerto y las del operador que va narrando lo que ocurre.

- Tenemos telemetría avanzada enviada por las Águilas, la proyecto, señor. - Al instante, se puede ver una representación holográfica en la mesa central que Dans va ampliando. 

- Ya te tenemos, hija de puta. - masculla Dans. Están a más de 2.000 kilómetros del Palacio Flotante; si llega a 3.500, perderán la señal de radar simplemente por la curvatura del planeta. - Es una nave muy grande, ha cometido un error dejando que las águilas se acerquen tanto. Que disparen a los motores. - Casi inmediatamente, llegan datos del combate.

- Señor, Águila Dos ha logrado un impacto. Hay explosiones en cadena en la Blackmore. 

- ¡Que apunten a los motores, los motores! ¡No quiero que destruyan la nave, quiero que la derriben! - Dans se vuelve hacia Gormanidi - La computadora ha determinado que la petición de salida la realizó Adriana Scharhorst, Capitán. Proporcionó los códigos correctos, tenía los permisos adecuados y la voz es la suya en un 99 coma... ¡coma ni se sabe por ciento! ¡Es su piloto! ¿Qué cojones está haciendo? ¡Vuelva a ordenarla que detenga la nave, o la derribaremos!

Llegan más informaciones desde las pantallas: una de las Águilas casi ha sido alcanzada por los disparos del Harrier. El cañón de partículas es demasiado lento, pero la torreta láser doble no, y casi cualquier impacto volatilizará a una de las Águilas si la alcanza. Por el momento no lo ha conseguido, y Águila Uno consigue otro impacto en los motores. La nave de Gormanidi ha perdido velocidad de forma significativa, y los daños son considerables. Las estimaciones son que debe tener entre un 20% y 40% de integridad estructural. Un par de buenos disparos más y volará por los aires, si las Águilas no tienen cuidado con sus disparos.

Adriana deja que el empuje de la nave sea un mero planeto, para que ambas naves, con su enormve velocidad, tengan que pasarla, y al quedar ante ella, tengan el problema.

Desesperada le da a la orden al motor que incie el salto y que la mandoe donde la ciencia, la cinética y la suerte quieran.

Nos dedicamos a escapar y evitarles. Y si es posible, como antes, hacer una maniobra para que me adelanten, y así tengan que perder tiempo en maniobrar, para enfilar otra vez disparame.

21:30 - 198-1097

Malta se colocó discretamente cerca de Renzio, un poco por detrás de él, un gesto de deferencia.

Estaba claro que no saldrían a cazar a la Blackmore, como imaginaba. Solo cabía elucubrar los motivos de Adriana para lo que estaba haciendo, pero su comportamiento errático le hacía suponer que o bien estuviera siendo secuestrada a punta de pistola o bien que alguien abordo la hubiera intentado detener y de ahí el choque anterior. En cualquier caso, irrelevante de momento.

Solo podía esperar a que se detuviera (muy improbable) o que dañaran los motores sin destruir la nave (más probable, pero no seguro).  

No consigo ver el mapa. La más cercana del territorio ASLAN o el más cercano al Tercer Imperio. O sea, otra nación.

21:35 - 198-1097

Adriana comenzó a ascender en línea recta hacia el cielo, mientras esquivaba a las Águilas y realizaba los cálculos necesarios para dar el salto. Su objetivo, Khusai, un planeta en el espacio Aslan con mucho tráfico de mercancías. Allí podría encontrar a algún jerifalte de la Jerarquía Aslan y contarle el plan de Oleb.

Los cazas siguieron logrando impactos, pero parecía que la maniobra les había despistado, porque los disparos no fueron demasiado efectivos. La computadora informó de daños ligeros, aunque a estas alturas del cuento la nave ya estaba bastante tocada.

Blindaje reducido al 50%

Integridad estructural del casco al 20,45%

Adriana finalizó los cálculos con la ayuda de la computadora. Era un cálculo sencillo, lo más cercano posible al planeta, pero sin arriesgarse a aparecer muy cerca; no era necesario, solo necesitaba saltar y ninguna de las naves de la "armada" de Drinax podría seguirla. 

Renzio lanzó una mirada rápida a Malta al verlo llegar, una mirada que mezclaba desconcierto, sorpresa y también un punto de frustración.

Luego cogió el micrófono de manos de Dans y volvió a intentar convencer a Adriana:

-Adriana... por última vez, aterrice la nave antes de que sea demasiado tarde. Es una orden directa de su capitán. Repito, es una orden de su capitán. Esos cazas que les persiguen no cejarán hasta derribarles, y ya tienen la mitad del trabajo hecho. Aterrice de inmediato... ¡aterrice de una puñetera vez, maldición!

Mensaje de Renzio

Adriana... por última vez, aterrice la nave antes de que sea demasiado tarde. Es una orden directa de su capitán. Repito, es una orden de su capitán. Esos cazas que les persiguen no cejarán hasta derribarles, y ya tienen la mitad del trabajo hecho. Aterrice de inmediato... ¡aterrice de una puñetera vez, maldición!

Adriana aprieta los dientes y mira los indicadores de que la radio esté cerrada y de que le esté a puntito de hacer volar al hiperespacio. Ya no es que quisiera escapar, es que si el tipo le mirase a la cara le escupiría. En cuanto parpadeó el botón para crear la burbuja, ya con la mano encima, lo apretó sin demora. Además, la última maniobra estaba siendo un destrozo y si seguía forzando su cuerpo y la nave a muchas G's, no podría hacer nada más. Ni respirar.

21:35 - 198-1097

Nadie contesta desde el Harrier. Silencio absoluto de radio por su parte. Dans no dice nada, simplemente se queda observando la evolución de la batalla. Las Águilas siguen castigando a la nave de los corsarios y, aunque esta sigue disparando y esquivando los disparos de sus perseguidores, no consigue quitárselos de encima.

Entonces, de repente, con un tremendo acelerón, la nave enfila directamente hacia el cielo. Las Águilas la siguen de forma inmediata. La Valkyria está ascendiendo más y más, alejándose del planeta. - La nave está alejándose, señor. Las Águilas la siguen.

- Ya lo veo, ya lo veo. - Dans parece evaluar la situación. - No ha esperado a llegar al otro lado del planeta, vamos a poder seguirla. Morris. - El jefe de Control de Vuelo se dirige a una de las operadoras de la pantalla. - Analice su trayectoria, vamos a intentar determinar a donde salta. ¿Cuánto tiempo necesita para llegar a la zona de salto?

- Dos horas y treinta y cinco minutos, señor. - Respondió Morris. - Siempre que no intente saltar antes.

- No creo que esté tan loca. - dijo Dans. Pero luego se quedó pensativo. Miró a Gormanidi. - ¿Cree que está tan loca como para intentar saltar antes de llegar al punto de salto? - El punto seguro de salto de cualquier nave es a 100 diámetros de cualquier pozo gravitatorio potente. Hacerlo antes puede suponer un salto fallido, con consecuencias terribles. Uno de esos saltos le costó el puesto a Lorna Van Cliff, la anterior capitana.