Partida Rol por web

-No se preocupe, nos será útil de una manera u otra.-

Y despidiendose con un gesto fue presto a buscar al capitán.

Al oír las últimas palabras de Lope, me río y ladeo un poco la cabeza, pues creedme si os digo, señor, que verdaderamente sois un hombre afortunado... Me giro un segundo y hablo con un par de marineros, necesitará algo de ropa seca y limpia para cambiarse, id reuniendo algo por ahí y se lo dejais a mano, les animo con un gesto tratando de arrancarles de su asombro y desaparecen de cubierta sonriendo, después me vuelvo de nuevo hacia el recien llegado y añado, creo que nos está faltando lo más importante, de manera que habrá de disculparnos, señor, no estamos acostumbrados a tanta novedad... Mantengo su mirada durante unos segundos y añado: Bienvenido al Arcángel, señor, reafirmo mis palabras con gestos sencillos y mis ojos se desvían como si no pudieran evitarlo hacia los restos del naufragio que aún se pueden avistar sobre el mar.

La enorme cabeza calva de Ignacio aparece tras el cuerpo de Catalina; sonriendo le ofrece su mano -Venid, vayamos a la cocina, allí el calor es mayor por el fuego de la cazuela y podrá cambiar sus ropas sin miedo a coger una pulmonía ¿puede caminar solo? Apoyese en Catalina y en mi si es menester. Le voy a preparar una sopa caliente que le entone. ¡Avisad al Capitan que el naufrago será atendido en la cocina! Osea que cirujano...¡Bien bien bien! Buena cosa es esa, buena cosa es, sí señor. Verá como el capitán Don Rodrigo tiene mejor carácter que ese estirado de Don Fernando.

Leonardo havia disfrutado de la escena desde las proximidades, de pie y con los brazos cruzados observaba al hombre que habia traido el mar.
Al pasar cerca de el para llevarlo a la cocina lo mira muy atentamente, hasta que sus ojos se posan en los suyos, y los de el en ellos.

Se lo llevan dentro. Y la brisa y el olor a sal encrespan ligeramente el pelo del maestro de armas.

A pasos lentos se hacerca a los restos del naufragio y los mira con incredulidad.
Al cabo de unos minutos de escrutinio ve algo en el agua que le llama la atencion, y una ligenra sonrise se dibuja en su cara.

Se gira con un movimiento de talones, y ve a un par de marineros cuchicheando.

Vosotros, limpiad la cubierta. No podemos permitir que el capitan vea este navio en este estado. Rapido.

Los marineros titubean un par de segundos para ponerse en accion si mas conversacion.
Saben que el maestro de armas no es muy dado a dar ordenes a la tripulacion, pero cuando lo hace, no bromea.

Mientras escucha de nuevo trajin en la cubierta, y el sonido de las botas y las velas le describen el rumbo de su nueva vida, camina con esmero hasta la cocina del navio.
Algo se cuece esta mañana, y algo le dice que no dejara de haber sorpresas.

La luna comenzaba a alzarse en lo más alto, la oscuridad se abría paso por cada esquina, cada recobeco del barco y del puerto.

Una mujerr en cubierta... su pelo ondeante con la brisa del mar...

Un hombre en el puerto se acercaba... silencioso... ligero... presto... se acercó al barco y subía por la escalerilla mientras la mujer de espaldas a esta visión contemplaba el mar... la luna... la oscuridad...

Ella estaba apoyada junto a un barril y miraba al vacío... al sentir la presencia de alguien detrás se volvió y sus ojos se encontraron...

Leo?? hacia mucho que no se veían... pero nunca olvidaría aquellos ojos.

Isabel, buenas noches.

La mirada de el se perdia tambien en el mar detras de ella.
Puede que intentando no mirarla a los ojos.

No pareces sorprendido de verme...

Es por que tengo por costumbre informarme de quienes son los oficiales de los sitios en los que trabajo.

Leo parece algo distante, pero sin embargo Isabel nota que esta pensando en algo.

Vaya... veo que te alegras de verme... le guiña un ojo. Su corazón late a mil por hora... por fin le ha encontrado... no sabe si abofetearle o lanzarse a sus brazos... pero algo le dice que no está de humor para señales de amistad ni mucho menos de algo más...

Si, me alegro mucho.

Sus palabras suenan casi vacias, algo le esta enturbiando la mente, pero Isabel aun no sabe lo que es.

Al menos esta bien tener aqui una cara conocida.

Hace ademan de marcharse, pero no lo hace y finalmente se hacerca a la baranda y mira el mar.
Y queda mudo pensando en sus cosas.

Qué ocurre Leo??? fuimos amigos una vez... y espero que sigamos siendolo... se pone a su lado y de da un golpecito con su hombro para llamar su atención.

Vaya qué apuesto se ha vuelto...

El pelo largo que lleva, se revuelve con el viento.

Si, amigos.... pero somos compañeros Isabel, hay que trabajar duro. Y labrarnos un nombre. Asi que esfuerzate al maximo.

Lo dice con seriedad, como si algo se le rompiera por dentro, o eso crees, casi te cuesta saber que esta pasando por su cabeza, cuando hace años era algo intuitivo entre ustedes.

Tu siempre pensando en lo mismo Leonardo, apoya su espalda contra la de él... te he echado de menos...

Leo esta a punto de contestar. Pero se calla.
Asi en esa posicion pasan un par de minutos.

Creo que mejor vuelvo al trabajo. No puedo estar ocioso mucho tiempo.

como no... suspira y comienza a sollozar intentando ahogar el sonido de su llanto... se gira y vuelve a la postura inicial mirando al mar apoyada en el barril.

Que tengas una buena noche.

Si Leo se a dado cuenta de que esta llorando no lo demuestra, afortunadamente la noche cubre su rostro al darse la vuelta, sino se veria su mascara de dolor.

Camina lentametne hasta perderse dentro del navio
Y deja a Isabel con el frio manto de la noche.

Isabel no dice nada por miedo a delatarse en sus lágrimas de dolor...

mira la luna y recuerda cuando juntos esperaban que saliera para poder encontrarse ocultos a los ojos de los demás... qué lejos parecían aquellas noches!!!!!!