Partida Rol por web

La líder del Gimnasio Rocket era Jessie. La mujer había tomado fama como una vulgar ladrona que se dedicaba a viajar por el mundo con la intención de robar pokémon. Con lo fácil que era capturarlos, ella prefería que otros entrenadores los capturasen para después hacerse con su botín. Después de múltiples años huyendo de la justicia y dando esquinazo a la Agente Mara, Jessie terminó entre rejas junto a su compañero James. 

Tras pasar un largo tiempo en el calabozo, Jessie comprendió la vida tan absurda que había llevado y redimida de todo el mal que había hecho decidió empezar desde cero. Para eso tomó la decisión de convertirse en entrenadora pokémon, capturarlos por su propia cuenta y hacerse con un equipo de pokémons totalmente legal. Por el camino se encontró junto a su amigo James, pero a quien nunca más volvieron a ver fue al primer pokémon capaz de hablar, el Meowth del Team Rocket.

Al igual que su compañero siempre había sentido fascinanción por los pokémon de tipo planta y veneno, ella lo había hecho siempre con los de veneno y fantasma. En múltiples ocasiones había llevado pokémon de ambos tipos, pero al ser detenida tuvo que abandonarlos a todos, incluso aquellos que habían sido atrapados de forma legal.

Con el tiempo Jessie se hizo una reputada entrenadora e incluso se convirtió en Reina de Kalos. Finalmente tomó la decisión de retirarse y quedarse en un solo lugar. Con el dinero que había obtenido durante el viaje montó con ayuda de su socio James el  Gimnasio Rocket. Meses después ayudó a su compañero a montar el suyo propio separando así de una vez sus caminos.

Ahora Jessie era una persona que se había reinsertado en la ciudad, era dueña de su propio gimnasio y una auténtica experta en pokémon fantasmas.

Por eso, cuando el aspirante llegó a su gimnasio lo saludó de un humor más que apropiado para una mujer de tan alta posición. Bienvenido a mi gimnasio. Haz el favor de acompañarme por aquí. Le dijo mientras le llevaba a una pequeña sala de escasa iluminación. Como puedes ver en el gimnasio Rocket no hay mucha luz, algo que impedirá a los pokémon de tipo fantasma y siniestro ver con claridad. Así que, ten cuidado, o mis pokémon te derrotarán antes de que puedas verlos. 

Veo que ya posees cuatro medallas. ¿Qué te parece si desarrollamos un combate individual, si logras ver a tres de mis pokémon y derrotarles, entonces será tuya la medalla espectro, entendido? Esta vez tendrás un cambio permitido.

¡Adelante, Mimikyu!

El joven pelirrojo había oído hablar bastante sobre la líder del gimnasio fantasma, pero de todo lo que había oído, lo que más le asustaba, eran las historias que contaban en el centro pokemon los entrenadores que habían sido derrotados por ella. Así que el joven sabía que no iba a ser una batalla fácil y por ello estudió todo lo que pudo a los pokemon fantasma.

Tarako acompaño a Jessie y asintió ante su propuesta de combate. Al chico no le disgustó la idea de campo de batalla, pues disponía de dos pokemon que no estarían en desventaja, pero la alegría le duro poco, pues la aparición del pokemon de Jessie complicaba todo. Afortunadamente, Tarako lo conocía y rápidamente su cabeza ideó una estrategia, que aunque era un poco kamikaze, no ponía en desventaja a sus dos mejores opciones para este combate.

Sin perder más tiempo, con su imperturbable sonrisa, Tarako agarró la pokeball de Ptero y la lanzó al aire. El chico esperaba que su elección confundiera a Jessie al elegir un pokemon con desventaja en la batalla, así sería mayor su sorpresa al ver que esa desventaja no era tal.

El pelirrojo tenía clara su estrategia, confiaba en la velocidad de su Aerodactyl y tan sólo esperaba que fuera capaz de aguantar el primer ataque para ayudar a sus compañeros lo máximo posible. ¡Ptero sorpréndelos con tu Golpe Aereo! Ordenó Tarako a su fiel pokemon.

Jessie vio como su rival empezaba el combate con un Aerodactyl y como éste le ordenaba que ejecutara un movimiento muy rápido y veloz, pero lejos de ejecutarlo se quedó tan asustado al escuchar la voz de Mimikyu que no se sintió capaz de luchar.

Aquella ventaja fue la que el pokémon de Jessie necesitó para empezar el combate. Mimikyu, demuéstrale al aspirante que eres un pokémon muy cariñoso, hazle una carantoña. Y Mimikyu dio un gran salto para alcanzar a su rival y con la parte trasera de su disfraz le acarició el rostro para después golpearlo y estamparlo contra el suelo. A pesar de su cuerpo rocoso, Aerodactyl no era un pokémon muy defensivo y el golpe casi fue devastador, dándole una clara ventaja al pokémon de Jessie.

El joven no había contado con cómo podía afectar un pokemon como Mimikyu internamente a su Aerodactyl, habían sufrido un duro golpe, sin embargo, aún quedaba otro oportunidad. 

No pasa nada Ptero. Es raro, pero sólo es un pokemon más. Tarako intentó tranquilizar a su pokemon. ¡Vamos! ¡Tú puedes! ¡Golpéale con Golpe Aéreo! El pelirrojo volvió a ordenar el mismo ataque de antes, era primordial que su Aerodactyl consiguiera golpear a Mimikyu.

Tarako logró tranquilar a su Aerodactyl y por fin fue capaz de ejecutar el movimiento que le pidió. Con fuerte precisión y gran velocidad el pokémon volador se lanzó en picado contra el pokémon fantasma, que en cuanto lo golpeó sintió como si lo hubiera partido por la mitad.

La imagen resultaba bastante espeluznante pero la realidad era que Mimikyu siempre iba cubierto con un disfraz que le protegía del primer impacto que recibiese.

Jessie sonrió al ver que el golpe de Aerodactyl no había servido de nada y lo apuntó con el dedo para dar la orden a su pokémon: ¡Se acabó, Mimikyu, repite carantoña y acaba con él!: El pokémon dio otro gran salto y golpeó con la parte trasera de su disfraz haciendo que éste cayera al suelo y quedase completamente debilitado.

Ptero había cumplido su función y aunque el joven pelirrojo no se sintiera orgulloso de ello, ella necesario. Tarako devolvió a Aerodactyl a su pokeball y sonteniéndola en sus manos le susurró como si su pokemon pudiera escucharlo. Has hecho un gran trabajo amigo, perdóname. En el próximo combate tendrás tu momento de gloria en vez de tener que hacer el trabajo sucio. El chico, al que se le había apagado la sonrisa por un momento guardó la pokeball y cogió la de su siguiente pokemon, automáticamente su gran sonrisa volvió a su rostro. El joven abrió la pokeball sin florituras.

De la pokeball apareció un siniestro Gengar con la sonrisa más grande aún que la de su dueño, la imagen podía llegar a ser extraña, lo cual a Tarako le hacía aún más gracia. El joven pensó que aquello desconcentraría a Jessie.

Gengar era el último pokemon capturado del joven y esta era su primera batalla juntos. Tarako no tardó en ordenarle un ataque para ver de que pasta estaba hecho. ¡Chubby! ¡Sorpréndeles con tu Bola Sombra!

La aparición de Gengar pilló a Jessie por sorpresa. La líder se había confiado al saber que su Mimikyu aguantaría el primer golpe, pero lo que no se esperaba es que Tarako fuera a sacar a un pokémon fantasma y aún menos que éste fuera a ser tan sumamente rápido. 

Cuando vio como su pokémon caía se quedó pensando durante un breve tiempo con qué pokemon podría salir. Temía que Gengar fuera más rápido que cualquiera de los suyos y que ninguno fuera lo suficientemente fuerte como para resistir sus golpes. Tanteó cada una de sus pokéball hasta que se le ocurrió que con aquel pokémon, quizá tendría una oportunidad:

Si el aspecto de Gengar era aterrador, el de su Sableye lo era aún más.

La opción de Sableye era asombrosa y dejaba a Tarako entre la espada y la pared. Por un lado, Gengar era más veloz, pero el tipo siniestro de Sableye hacía que no fuera tan efectivo contra él, por otro, los ataques de Sableye si que eran efectivos contra Gengar, siempre que consiguiera atacar antes. 

La mente del joven pelirrojo funcionaba a mil por hora, había estudiado bien a los pokemon fantasma y las opciones de que el pokemon de Jessie atacara antes eran pocas, pero no lo habría sacado si no tuviera un as en la manga. Por lo que el chico decidió cambiar. ¡Vuelve Chubby! Dijo apuntándole con la pokeball para que regresara. ¡Es tu turno Bled! De la pokeball que sujetaba en la otra mano salió el Weavile de Tarako para poner las cosas más difíciles al Sableye de Jessie. 

Jessie no dudó en actuar contra Gengar. De pronto el pokémon se desvaneció entre las sombras del gimnasio para atacar por la espalda al pokémon fantasma. Había usado el movimiento juego sucio sin que Tarako hubiera escuchado lanzar la orden de Jessie.

La sorpresa para ambos fue cuando Gengar había sido devuelto a la pokéball y quien había parecido ante ellos no era otro que Weaville haciendo que el golpe no fuera tan efectivo como había supuesto. Aún así, el golpe fue bastante potente pues la resistencia del pokémon de hielo no era excesivamente alta y aquello le causó un gran dolor en su espalda poniendo contra las cuerdas al pokémon de Tarako.

La estrategia funcionó a Tarako de la forma esperada. Weavile estaba herido, pero aún estaba en condiciones para ofrecer batalla. No era el tipo de ataque que se esperaba, pero el joven pensó que incluso le beneficiaba respecto a sus cabilaciones.

¡Bien aguantado Bled! Ahora es nuestro turno. Tarako mostró su sonrisa justo antes de ordenar el ataque, quería que Jessie la viera y se pusiera nerviosa de la confianza que el joven demostraba. ¡Tajo Umbrío! De forma instantánea, como si de un resorte se tratara, Weavile salió disparado para atacar a Sableye.

El pokemon de Tarako dio un gran salto para abalanzarse sobre su rival y encajarle un duro golpe con sus afiladas garras, pero Sableye colocó las suyas en medio para que le sirvieran de escudo y protegerse así del impacto. El pokémon, gracias a su naturaleza también siniestra, logró aguantar el golpe y aprovechó para contraatacar encajando un puñetazo ígneo sobre el cuerpo de hielo de su rival. El pokémon fue enviado varios metros más allá y lo dejó totalmente debilitado. 

Tarako se quedó helado cuando vio el ataque de Sableye, era lo último que se esperaba. Tenía la esperanza de que Weavile pudiera aguantar otro ataque, pero con el fuego era imposible. 

Bien hecho Bled. ¡Vuelve! Dijo el joven apuntando la pokeball hacia el malherido Weavile.

La mente del pelirrojo no paraba de dar vueltas pensando que pokemon sacar, las opciones no eran halagüeñas y al final de sus cabilaciones siempre llegaba a la misma conclusión... Gengar... la velocidad de Chubby era su mejor arma para este combate. Espero que sea suficiente. Pensó el muchacho mientras devolvía al campo de batalla a su pokemon fantasma.

¡Chubby Bola sombra! Ordenó Tarako sin perder ni un segundo.

Jessie vio aparecer de nuevo en el campo de batalla al pokémon que antes había intercambiado Tarako. Había sacado de nuevo a Gengar confiando en su velocidad pero había cometido un gran error. No deberías haber sacado a Gengar. Sableye es un pokémon de tipo siniestro y ...

¡Ataca como tú sabes! le ordenó a su pokémon ¡usa golpe bajo!

En ese momento, Gengar lanzó su bola sombra sobre el pokémon de Jessie, pero éste desapareció ante sus narices y le atacó por la espalda con una de sus garras. El pokémon sintió la oscuridad del golpe entrar en su ser y cayó inconsciente en el momento. Sé que confiabas en la velocidad de Gengar, pero era un riesgo recurrir a un pokémon de tipo fantasma para enfentarse a Sableye. Dijo con una sonrisa debido a la victoria mientras se acercaba a Tarako a estrecharle la mano. Espero que tengas más suerte contra Monty, aunque te tengo que reconocer que es un entrenador aún más fuerte que yo.

El joven Tarako no pudo esconder su cara de decepción al ver caer a su Gengar. Después del primer ataque que usó al salir Weavile, no se esperaba un ataque tan veloz por parte de Sableye.

¡Bien hecho Chubby! Dijo el joven, que rápidamente fue a atenderlo y a devolverlo a su pokeball. Es evidente que aún tengo mucho que mejorar. Le dijo al pokemon a modo de disculpa.

A pesar de todo, Tarako recuperó su sonrisa para despedirse de Jessie. Ha sido un placer combatir contigo. Le dijo el joven alegre. Eso es algo que tengo que comprobar. Que le hablará de Monty y su fuerza era algo que sólo motivaba al joven pelirrojo. ¡Muchas gracias! ¡Hasta la próxima! El chico se despidió y tomó el camino de vuelta al centro pokemon, sus compañeros habían hecho un gran esfuerzo y necesitaban tratamiento de la enfermera Joy.

La líder del Gimnasio Rocket era Jessie. La mujer había tomado fama como una vulgar ladrona que se dedicaba a viajar por el mundo con la intención de robar pokémon. Con lo fácil que era capturarlos, ella prefería que otros entrenadores los capturasen para después hacerse con su botín. Después de múltiples años huyendo de la justicia y dando esquinazo a la Agente Mara, Jessie terminó entre rejas junto a su compañero James. 

Tras pasar un largo tiempo en el calabozo, Jessie comprendió la vida tan absurda que había llevado y redimida de todo el mal que había hecho decidió empezar desde cero. Para eso tomó la decisión de convertirse en entrenadora pokémon, capturarlos por su propia cuenta y hacerse con un equipo de pokémons totalmente legal. Por el camino se encontró junto a su amigo James, pero a quien nunca más volvieron a ver fue al primer pokémon capaz de hablar, el Meowth del Team Rocket.

Al igual que su compañero siempre había sentido fascinanción por los pokémon de tipo planta y veneno, ella lo había hecho siempre con los de veneno y fantasma. En múltiples ocasiones había llevado pokémon de ambos tipos, pero al ser detenida tuvo que abandonarlos a todos, incluso aquellos que habían sido atrapados de forma legal.

Con el tiempo Jessie se hizo una reputada entrenadora e incluso se convirtió en Reina de Kalos. Finalmente tomó la decisión de retirarse y quedarse en un solo lugar. Con el dinero que había obtenido durante el viaje montó con ayuda de su socio James el  Gimnasio Rocket. Meses después ayudó a su compañero a montar el suyo propio separando así de una vez sus caminos.

Ahora Jessie era una persona que se había reinsertado en la ciudad, era dueña de su propio gimnasio y una auténtica experta en pokémon fantasmas.

Por eso, cuando el aspirante llegó a su gimnasio lo saludó de un humor más que apropiado para una mujer de tan alta posición. Bienvenido a mi gimnasio. Haz el favor de acompañarme por aquí. Le dijo mientras le llevaba a una pequeña sala de escasa iluminación. Como puedes ver en el gimnasio Rocket no hay mucha luz, algo que impedirá a los pokémon de tipo fantasma y siniestro ver con claridad. Así que, ten cuidado, o mis pokémon te derrotarán antes de que puedas verlos. 

Veo que ya posees seis medallas. ¿Qué te parece si desarrollamos un combate individual, si logras vencer a tres de mis pokémon y derrotarles, entonces será tuya la medalla espectro, entendido? Esta vez tendrás un cambio permitido.

¡Adelante, Mimikyu!

Ryu acompañó a Jessie hasta el lugar del combate intentando mantener una conversación, Me suenas mucho, ¿no eras alguien famoso en Kanto o algo así? Preguntó con curiosidad.

Entiendo, supongo que será un problema con el que debo poder para convertirme en campeón.  sonrió el joven entrenador ante la perpectiva oscura del campo, Su primer pokemon también era digno de elogio, Como mola, es como un peluche, Dijo con cierta gracia, Yo comenzaré con Mienshao.

Mienshao! comienza con ida y vuelta, quitemosle ese disfraz a ver que hay debajo. Dijo el entrenador, dando a entender que conocía, o creía conocer la habilidad del fantasma.

Tras ello, puso la pokeball en posición para que su pokemon entrara tras el ataque.

Con la otra mano, sacó otra pokeball con la que intercambió ambos pokemon antes de continuar presentando a su segundo pokemon.

   Starmie, adelante, ¡demuestrales a todos de lo que eres capaz! dijo el entrenador tras sacar a su último pokemon capturado. Justo cuando encontré a este pequeñín es cuando me hablaron de tí, Misty dijo que te había ganado en el pasado y que debería enfrentarme a tí.

Era una pequeña broma, la primera de la liga, Ryu pensó que sería bueno para amenizar el oscuro combate, no le gustaban las situaciones demasiado serias.

Jessie parecía muchísimo más simpática de lo que su fama le precedía y mantuvo una conversación de lo más amena con Ryu contestando a todas sus preguntas y riéndose incluso de la broma que Misty le había hecho. ¡Sí, esa pequeña holgazana junto a su amigo Ash me dieron unas grandes palizas cuando era miembro del Team Rocket! Dijo recordando aquellos tiempos. Ahora ella era líder de gimnasio, igual que lo era Misty y Ash. Con un suspiro acarició la cabeza de peluche de su Mimikyu y se preparó para el combate.

¡Mimikyu hazle una suave carantoña de las tuyas! le dijo a su pokémon para que atacara a Mienshao. Su rival fue más rápido que él, pero la sala estaba tan sumamente oscura, así que Mimikyu hizo un giro sobre sí mismo y fue capaz de esquivar el golpe que iba a encajarle, para después lanzarse sobre él y de un fuerte golpe lo estampó contra uno de los extremos del campo de batalla.

El primer pokemon de Ryu había caído en un momento. Subestimaste a mi pokémon. Le dijo Jessie a Ryu. Ya no soy la entrenadora que era antes. Dijo con una sonrisa al ver como aún estaba el disfraz de su Mimikyu intacto y como ahora tenía la ventaja sobre aquel combate.

¿Otra derrota?, Pensaba Ryu mientras veía como Mienshao fallaba el Ida y vuelta, y literalmente le daba la vuelta a la estrategia del disfraz de Mimikyu.

Adelante Froslass! Lanza un bola Sombra!  Dijo el entrenador mientras intentaba lo que iba a ser la segunda y última estrategia de este combate, Intentaría aprovechar el objeto que le permitía usar la organización del torneo.

Dale con todo!

El pokémon de Ryu era bastante más rápido que Mimkyu así que se lanzó sobre él con una potente esfera de oscuridad que impactó en el disfraz que llegaba. El impacto fue algo sorprende para aquellos que nunca lo hubieran visto, pues lo que parecía ser la cabeza del pokémon quedó desencajada como si se hubiera roto el cuello. Jessie sonrió, Mimikyu poseía una habilidad conocida como disfraz que le liberaba del primer golpe que recibiera.

¡Adelante garra umbría sobre Frosslass! ¡Demuéstrale de qué pasta estás hecho!

El impacto de mimikyu fue devastador y su garra hizo que el pokémon fantasma se estremeciera y volviera de nuevo a su pokéball completamente desmoralizado y aterrorizado.

Ryu miró como tras dos de sus pokemon caídos frente a solo la habilidad del pokemon rival el combate se volvía en su contra.

Creo que es suficiente, parece que aún no estoy preparado para vencerte. Me alegra ver cómo te has convertido en una gran entrenadora pese a lo que dicen que hacías. 

Deberías coger algún aprendiz que se esté desviando del camino correcto para enseñarle que todo el mundo puede cambiar. 

Un placer haber combatido contra tí, pero no haré daño a mis pokemon sin motivo, y no puedo ganar. Ryu recogió a su fantasma y se fue volando sobre su dragón al centro pokemon donde elegiría algún combate que pudiera ganar.