Partida Rol por web

 Milo suspiró profundamente en cuanto vio llegar al entrenador que tenía frente a él. El joven de pelo verde se hallaba sentado en un campo de hierba junto a una cesta y un mantel de cuadros, mirando a la puerta por la que acababa de entrar. En lo alto del gimnasio se podía ver un hermoso cielo azul con un potente sol que calentaba la piel de todos los presentes.

Bienvenido a mi gimnasio, mi nombre es Millo y este es el gimnasio Gres. Veo que aún no tienes ninguna medalla, así que la Medalla Rama será la primera por la que optarás. Entendido. Dijo poniéndose en pie para prepararse para el combate. Lucharemos uno contra uno y el que derrote al otro pokémon vencerá. Dijo sonriente y con buen ánimo mientras se retiraba un pequeño palito de hierba seca. Después se agachó para tomar una botella de vino y servirse una copa para finalmente sacar una única pokéball y lanzarla al aire. 

¡Bien, Whimsicott! ¡Demuestra a este entrenador de lo que tú eres capaz!

Al entrar al gimnasio Akashi conoció al líder. Parecía un tipo relajado y amable, una lástima, pues no iba a tener mucho tiempo para comprobarlo. Aquel calor indicaba que el clima estaba a su favor, y eso era malo para el líder. Fue el peliverde el que liberó a su Pokémon en primer lugar, el cuál resultó ser un Whimsicott. No pudo evitar sonreír, esto sería fácil.

-Adelante Blaze.- dijo lanzando una Pokeball al aire. De ella salió un Pokémon con aspecto de dragón y color naranja. Con un rugido, lanzó un gran chorro de fuego al aire, era su habitual forma de entrar en escena.

-La batalla no pinta difícil, pero no te confíes. Acabemos esto rápido con Envite Ígneo.- ordenó Akashi a su compañero. El lagarto asintió y alzó rápidamente el vuelo. Su cuerpo se envolvió el llamas y se lanzó en picado contra el tipo planta.

Cuando Millo vio aparecer a Charizard chasqueó la lengua, sabía lo que iba a pasar desde el primer minuto. Ese sol tan brillante facilitaba los movimientos de u Whimsicott pero también potenciaba los golpes de Charizard. Por un momento Millo pensó que tendrían alguna oportunidad si comenzaban protegiéndose, pues gracias a la habilidad clorofila aumentaría su velocidad y por tanto las probabilidades de empezar golpeando. Así que, protegerse de cualquier lanzallamas de Charizard sería una buena idea. Pero su sorpresa vino cuando Charizard, en lugar de escupir fuego, calentó su cuerpo para terminar dando un fuerte golpe a Whimsicott que lo envió varios metros más allá del campo de batalla dejándolo en muy mal estado. 

¡Cielos! ¡Qué desgracia! Dijo recogiendo a su pokémon entre sus brazos. Toma, has venido a por esto, ¿no? Dijo entregándole la medalla Rama. Pues que te aproveche. Dijo muy disgustado antes de marcharse a llevar a su pokémon a un centro a que lo recuperaran.

 Milo suspiró profundamente en cuanto vio llegar al entrenador que tenía frente a él. El joven de pelo verde se hallaba sentado en un campo de hierba junto a una cesta y un mantel de cuadros, mirando a la puerta por la que acababa de entrar. En lo alto del gimnasio se podía ver un hermoso cielo azul con un potente sol que calentaba la piel de todos los presentes.

Bienvenido a mi gimnasio, mi nombre es Millo y este es el gimnasio Gres. Veo que aún no tienes ninguna medalla, así que la Medalla Rama será la primera por la que optarás. Entendido. Dijo poniéndose en pie para prepararse para el combate. Lucharemos uno contra uno y el que derrote al otro pokémon vencerá. Dijo sonriente y con buen ánimo mientras se retiraba un pequeño palito de hierba seca. Después se agachó para tomar una botella de vino y servirse una copa para finalmente sacar una única pokéball y lanzarla al aire. 

¡Bien, Whimsicott! ¡Demuestra a este entrenador de lo que tú eres capaz!

Después de un corto viaje, Saito llegó al gimnasio Gres. Para su sorpresa dentro del gimnasio estaba el líder en lo que parecía un picnic. El techo del gimnasio estaba abierto por lo que el sol brillaba como nunca antes.

-Hola Millo, yo me llamo Saito. Si gano será mi primera medalla, espero darte un buen combate, prepárate.- dijo entusiasmado. -Con que un Whimsicott, me habría venido bien entrenar a Hanzo con movimientos de tipo volador. Ya no se le puede hacer nada, debo plantar cara y ganar.- El joven metió la mano en su mochila y sacó una pokeball que boto al aire -¡Adelante Hanzo!- El Pokémon salió con ganas de victoria, parecía como si las derrotas no le importaran. Lo único que le importaba era que su entrenador se sintiera orgulloso de él. Saito al ver la actitud de su Pokémon se entusiasmo aun más -Venga, esta batalla la vamos a ganar. ¡No podemos perder!- Saito tenía una cosa clara en la cabeza, después de ver a su Pokémon darlo todo, combate tras combate, no podía dejarse caer en el pesimismo. Hanzo se merecía no salir herido por una vez. 

¡Hanzo usa Bola Sombra!

Encantado, Saito. Dijo Millo. ¿Estás preparado? Aquella pregunta iba para el aspirante, pues sabía que su Whimsicott ya estaba preparado para darlo todo. Bien, comencemos. ¿Qué te parece si empiezas con pantalla de luz, amigo?

El pokémon estaba preparado para defenderse de contrincantes que pudieran hacer movimientos especiales y por eso creó una pantalla de luz que reflejaría gran parte del daño causado. Pero Decidueye estaba vez estaba dispuesto a darlo todo en aquél combate y envió una esfera de oscuridad contra él. Por suerte para el líder y su pokémon, la barrera creada amortiguó parte del daño que hubiera sufrido.

El Pantalla de Luz reflejó parte del daño de Bola Sombra. -Vaya ese Pantalla de Luz ha evitado que sufriera todo el daño del Bola Sombra, ¡tenemos que atacar con más fuerza Hanzo!- Saito seguía concentrado en el combate, el poco daño causado debido a la Pantalla de Luz no le importaba. Su Pokémon tampoco parecía quedarse atrás, estaban más motivados que nunca. -¡No nos podemos dejar amedrentar!- gritó el joven entrenador.

¡Hanzo vuelve a usar Bola Sombra!

Buen trabajo, Whimsicott, ahora que ya hemos creado una barrera para protegernos, convoca todo el poder de la luna para acabar con él. Dijo animado confiando en su pokémon. 

Tal y como había dicho el aspirante, Whimsicott había manifestado el poder de la luna y con él golpeó al pokémon de Saito. El movimiento fue tan preciso que además de debilitar a Decidueye también lo dejó sin fuerza, y a pesar de que volvió a crear una bola de oscuridad, la pantalla reflejó parte del daño y no fue suficiente para debilitarlo.

Whimsicott repitió el mismo movimiento que antes, y ahora sí que terminó por debilitarlo. Decidueye había vuelto a quedar gravemente herido, y nuevamente Saito tendría que llevarlo al centro pokémon para poder sanarle.

Lo lamento. Dijo Millo acercándose a él y tendiéndole la mano. Hemos sido bastante afortunados. Por un momento pensé que me ganarías. Dijo con una sonrisa. Lamento no poder hacerte entrega de la medalla rama. Espero que tengas más suerte en tus futuros combates. Finalizó.

Una vez recibido el último ataque de Whimsicott, el herido Hanzo no pudo aguantar más y se debilito. -¡Hanzo, aguanta!- De nada sirvieron las palabras del joven entrenador, el Pokémon no podía aguantar más daño. Aun cuando perdió Saito notó su mejora en combate, había sido un combate ajustado. Odiaba perder pero por lo menos estaba mejorando. -No pasa nada Millo, ha sido un buen combate. He conseguido aprender mucho, tendré que entrenar más duro si quiero conseguir mi primera medalla.- Recogió su debilitado Pokémon y se despidió del líder de gimnasio. -Bueno Millo, espero que nos veamos de nuevo. ¡Adiós!- Saito hizo un gesto de despedida con la mano y se marchó a lo que ya consideraba su segunda casa, el centro Pokémon.

 Milo suspiró profundamente en cuanto vio llegar al entrenador que tenía frente a él. El joven de pelo verde se hallaba sentado en un campo de hierba junto a una cesta y un mantel de cuadros, mirando a la puerta por la que acababa de entrar. En lo alto del gimnasio se podía ver un hermoso cielo azul con un potente sol que calentaba la piel de todos los presentes.

Bienvenido a mi gimnasio, mi nombre es Millo y este es el gimnasio Gres. Veo que ya tienes una medalla, así que la Medalla Rama será la segunda por la que optarás. Entendido. Dijo poniéndose en pie para prepararse para el combate. Lucharemos dos contra dos y el que derrote a ambos pokémon vencerá. Dijo sonriente y con buen ánimo mientras se retiraba un pequeño palito de hierba seca. Después se agachó para tomar una botella de vino y servirse una copa para finalmente sacar un par de pokéballs y lanzarlas al aire. 

¡Bien, Whimsicott! ¡Demuestra a este entrenador de lo que tú eres capaz! ¡Tú, también, Serperior!

Vilke entró al gimnasio bastante desanimado, estaba pensando en sus ultimas derrotas y probablemente le salgan con un ataque que le hace más daño inesperado, pero cuando vio los Pokemon que saco Millo salto de la alegría.- ¡SIIIIIIIII! ¡Finalmente un combate donde puedo ganar!.- Gritó Vilke muy emocionado, sabía perfectamente que si hacia las cosas bien podía ganar quizás en uno o dos turno.

Así que no perdió tiempo y de una vez saco a sus dos Pokemon, a Gengod y Clyto.

-¡Gengod usa bomba lodo contra Serperior y Clyto usa Rayo Hielo contra Whimsicott!.- Gritó Vilke a sus Pokemon, quería asegurarse que en este o en el siguiente turno ganaría el combate.

Millo disfrutaba con los combates dobles, y aún más cuando su Serperior entraba en el campo de batalla. Instintivamente se agachó para acariciarle y después le susurró unas palabras al oído que Vilke no pudo escuchar. Después se puso firme y Serperior y Whimsicott le imitaron.

Defiende a Serperior, Whimsicott y protegeos como siempre con pantalla luz. Ordenó a su pokémon hada.

¡Ha llegado la hora del combate! ¡Confío en tu gran velocidad para ganar este combate, Serperior! Empieza usando tu Llueve hojas contra Cloyster.

El pokémon dio un gran salto y empezó a mover su cola. Una lluvia de hojas empezó a golpear a Cloyster que trató de refugiarse en su caparazón. A pesar de ello, el golpe fue recibido con tanta energía que Cloyster no fue capaz ya de salir de él, pues había quedado debilitando en un momento.

Después fue Gengar el último en actuar que lanzó una bomba de veneno sobre Serperior, por suerte la pantalla de luz de Whimsicott paró gran parte del daño provocado.

Será mejor que no cantes victoria tan pronto. Le dijo Millo a Vilke que se había confiado al ver a sus dos pokémon. Soy un experto en tipo planta, y sé aprovechar al máximos sus capacidades. Dijo sonriente mientras mandaba a sus pokémon ejecutar sendos movimientos que acabaron con Gengar en un instante.

Lo lamento. Dijo al ver el resultado final del combate. Espero que en los próximos combates tengas más suerte, y también te recomiendo que cuando combatas por parejas te centres en el enemigo más fuerte, si derrotas a un pokemon cuanto antes, evitarás que éste te haga más daño luego. Siempre es más fácil enfrentarse dos contra uno, que enfrentarse dos contra dos, aunque esos dos hayan sido debilitados. Dijo esperando que ese consejo le sirviera para algo a Vilke.

 Milo suspiró profundamente en cuanto vio llegar al entrenador que tenía frente a él. El joven de pelo verde se hallaba sentado en un campo de hierba junto a una cesta y un mantel de cuadros, mirando a la puerta por la que acababa de entrar. En lo alto del gimnasio se podía ver un hermoso cielo azul con un potente sol que calentaba la piel de todos los presentes.

Bienvenido a mi gimnasio, mi nombre es Millo y este es el gimnasio Gres. Veo que ya tienes una medalla, así que la Medalla Rama será la segunda por la que optarás. Entendido. Dijo poniéndose en pie para prepararse para el combate. Lucharemos dos contra dos y el que derrote a ambos pokémon vencerá. Dijo sonriente y con buen ánimo mientras se retiraba un pequeño palito de hierba seca. Después se agachó para tomar una botella de vino y servirse una copa para finalmente sacar un par de pokéballs y lanzarlas al aire. 

¡Bien, Whimsicott! ¡Demuestra a este entrenador de lo que tú eres capaz! ¡Tú, también, Serperior!

Este gimnasio no era tan bello como el anterior, pero igualmente se disfrutaba de la belleza del verde campo. Lo único de lo que Shiryu podría haberse quejado era de lo caluroso del sol. Pero por haber vivido la mayor parte de su vida en el desierto, ya estaba acostumbrado.

Una nueva batalla estaba por empezar. El líder del gimnasio ya había elegido a sus pokemones, y para sorpresa del joven, de nuevo se tendría que enfrentar a un adversario tipo hada. Sin dudas hacia aquel pokemon debía direccionar todos sus cañones en primera instancia para anularlo.

- Vamos chicos! – dijo soltando a sus compañeros al campo de batalla. – Tauros, utiliza Lanzallamas contra Whimsicott! Flygon ataca con Terremoto!

Esta batalla va a ser pan comido, dijo Millo confiado mientras daba un par de mordiscos a un panecillo que había sacado de la cesta de picnic que tenía a su lado. Whimsicott acaba con Flygon de un solo golpe, solo como tú sabes acabar con los dragones, usa fuerza lunar contra él. Serperior tú golpea a Tauros con tu Llueve hojas, pongamos fin a este combate cuanto antes. Tal y como Millo había indicado, la fuerza lunar con la que Whimisicott atacó a Flygon fue devastadora y provocó que el pokémon cayera en combate. Pero Tauros fue mucho más ágil que su compañero y pudo esquivar perfectamente las miles de hojas que Serperior le había enviado.

En ese momento Tauros aprovechó para contraatacar provocando un gran terremoto en el suelo y creó varias grietas provocando varios golpes a sus rivales, pero cuyo daño aún distaba mucho de ser definitivo.

El combate había comenzado y tras una primer ronda de ataques cruzados, la batalla se estaba decantando a favor del líder del gimnasio.
Flygon había sido debilitado y Tauros se encontraba en desventaja, dos contra uno pareciera una situación muy difícil de remontar. La única esperanza del joven entrenador era esperar que Tauros resista lo suficiente como para realizar un ataque de Llamarada a cada contrincante, y esperar que estos sean lo suficientemente efectivos como para derribar a los ya lastimados rivales.

Sin dudas, la situación no había sido culpa de sus compañeros. Shiryu había entrado desconcentrado a competir, movido por la ansiedad causada por haber perdido su combate anterior. Batallando de esta manera no voy a cambiar las cosas. El joven que se consideraba estratégico había pecado de confiado. Tranquilo, paso a paso, pensó.

Debía impactar dos veces, lo que lo ponía en posición de resistir por lo menos 3 ataques. Ellos eran demasiado rápidos.

• Vamos Tauros! Tu puedes! Ataca a Whimsicott con Llamarada – Llamarada, no Lanzallamas, recuerda eso para la próxima, pensó Shiryu. 

Millo se había confiado en aquel combate pensando que entre sus dos pokémon sería suficiente para acabar con Tauros. Por eso Whimsicott lanzó de nuevo su fuerza lunar que impactó de pleno contra Tauros. Al cuadrúpedo le temblaron sus patas y por poco estuvo de caer al suelo derrotado. En ese momento Serperior se preparó para dar el golpe de gracia a su rival, pero Shiryu ordenó a Tauros esquivar la infinidad de hojas que le lanzaron logrando así mantenerse en pie.

Entonces, del interior de Tauros salió una potente llamarada que pilló por sorpresa a Millo y a Whimsicott. El primero se tapó los ojos para no ver lo que estaba a punto de pasar, el segundo quedó totalmente debilitado por el impacto demoledor que había provocado Tauros

¿¡Qué!? Exclamó Millo al ver que tan solo quedaba su Serperior en el campo de batalla. ¡Será mejor que esta vez no falles! Le ordenó a su Serperior y así fue como puso fin a ese combate que estuvo tan ajustado. 

Lo siento, me temo que me lo has puesto duro, pero al final mis pokémon han podido con los tuyos. Ha sido un placer haber luchado contra ti, pero me temo que la medalla Rama no será tuya. Lo lamento.

 Milo suspiró profundamente en cuanto vio llegar al entrenador que tenía frente a él. El joven de pelo verde se hallaba sentado en un campo de hierba junto a una cesta y un mantel de cuadros, mirando a la puerta por la que acababa de entrar. En lo alto del gimnasio se podía ver un hermoso cielo azul con un potente sol que calentaba la piel de todos los presentes.

Bienvenido a mi gimnasio, mi nombre es Millo y este es el gimnasio Gres. Veo que aún no tienes ninguna medalla, así que la Medalla Rama será la primera por la que optarás. Entendido. Dijo poniéndose en pie para prepararse para el combate. Lucharemos uno contra uno y el que derrote al otro pokémon vencerá. Dijo sonriente y con buen ánimo mientras se retiraba un pequeño palito de hierba seca. Después se agachó para tomar una botella de vino y servirse una copa para finalmente sacar una única pokéball y lanzarla al aire. 

¡Bien, Whimsicott! ¡Demuestra a este entrenador de lo que tú eres capaz!