Partida Rol por web

El gimnasio Akala se encontraba en una isla muy remota y alejada. Para llegar era necesario dedicarle varias horas a un viaje que incluía varias horas andando y varias horas de barco. Sin duda, llegar hasta allí ya era un trabajo digno para un aspirante que quisiera hacerse con la medalla Cueva. 

El gimnasio Akala estaba en la entrada de la ciudad, era un edificio de paredes rocosas y oscuras pero su interior estaba compuesto de todo tipo de lujos y detalles. Parecía que su líder hubiera cuidado todo a la perfección y olía a flores.

No tardó en salir a recibir al entrenador una hermosa mujer, que a pesar de que parecía ser mayor, su rostro no tenía ni una sola arruga y su piel parecía bronceada por el sol de aquella isla.

Bienvenida. Mi nombre es Mayla y soy la líder de este gimnasio. La mujer dio un par de pasos para recibir al aspirante cuando se tropezó con sus tacones y se dio de bruces contra el suelo. No pudo empezar a reírse y se levantó sin necesidad de ayuda. Será mejor que empecemos el combate lo antes posible. No vaya a ser que muera en el intento. Dijo entre risas por el golpe que se acababa de meter.

Veo que es tu primera medalla. Dijo mientras acompañaba al entrenador a la sala donde sería el combate. Pues yo sacaré a mi Probopass y si lo vences, la medalla cueva será tuya. ¿Entendido?

Justo en ese momento llegaron a un campo de batalla cuyo suelo estaba cubierto de rocas por todas partes. Aquello haría que los pokemon que no pudieran volar o levitar, o que no fueran de tipo roca, se vieran muy ralentizados, y encima para colmo, Mayla chasqueó los dedos creando al instante una Tormenta de Arena que no parecía que fuera a detenerse hasta el final.

Agotada y casi sin aire llegó Lay a aquella isla dejada de la mano De Dios, en al que se encontraba el gimnasio Akala. No le resultó complicado encontrar el gimnasio, pues se veía a la entrada de la ciudad. Una vez se hubo arreglado, y renovado el aire, la pequeña de las hermanas Ricachilton abrió la puerta de aquel edificio, que parecía una construcción monolítica, y se adentró para descubrir un agradable olor a flores. -*Vaya, la verdad que no me esperaba que oliera tan bien.*- pensó, mientras dejaba la puerta atrás, ya en el interior del edificio.

En seguida, apareció la líder del gimnasio para recibirla. -Oh, encantada.- correspondió la chica con una reverencia. -Yo soy D'Lay... ¡Oh, por dios! ¡Está bien!- se estaba terminando de presentar cuando Mayla se cayó de bruces frente a ella, y se lanzó a echarle una mano, de la forma en que mejor supo. La tensión desapareció en cuanto la líder roca se echó a reír, haciendo burla de su propia metedura de pata. -De acuerdo.- le respondió D'Layla, mientras se preparaba mentalmente para otro combate.

Siguió a la mujer a través del edificio, mientras la escuchaba. -Así es...- respondió, revelando un manojo de nervios ante su primer combate de gimnasio. -Intentaré hacerlo lo mejor posible, srta. Mayla, necesito esa medalla.- le dijo, intentando demostrar que los nervios no se la jugarían esa vez. -Si no le parece mal, yo lo intentaré con Beldy, es mi compañero desde pequeña, y en quien más confío.- añadió, mientras cruzaba la puerta hacia la sala que revelaba el campo de batalla en el que se iban a enfrentar.

La chica se colocó en la posición que le fue indicada, y vio asombrada como se formaba la tormenta de arena que la líder había provocado. Justo después, llevó su mano al cinturón y descolgó la honor ball en la que descansaba Beldy. -¡Adelante Beldy, nos esforzaremos al máximo!- gritó mientras dejaba salir a su Metagross.

-¡No te dejes aturdir por la tormenta de arena Beldy, Puño Bala!- 

Probopass y Metagross, dos pokémon cuya velocidad no era su fuerte, aunque debido al terreno de batalla, sin duda, el segundo tenía más probabilidades de ser más lento. Ambas entrenadoras estaban dispuestas a darlo todo en aquel combate y lucharían con sus pokémon hasta el final. Fue entonces cuando empezó D'Layla pidiendo a su pokémon que golpeara con un movimiento de los que se anticipaban a su rival, aquello no dejaría claro ese turno, quién de lo dos era el más rápido.

Así que, Metagross lanzó uno de sus puñetazos que golpeó de lleno en la nariz de Probopass pero a pesar del golpe lo resistió sin ninguna dificultad. Fue entonces cuando el pokémon de Mayla pasó al contraataque con un movimiento de tipo tierra que provocó un gran temblor en el campo de batalla dejando muy malherido a su Metagross. El golpe había sido prácticamente fulminante, pero había logrado resistir.

-¡No, Beldy!- exclamó D'Layla en un amargo chillido al ver cómo el Puño Bala de su Metagross era casi inefectivo, y que el Tierra Viva de Probopass  era tan dañino. Lay siempre ha sido amante de los Pokémon, y no le gusta nada ver sufrir a su amigo. Sabe que es muy fuerte y que puede resistir bastante, pero siempre es plato de mal gusto ver cómo le dan semejante golpe a tu amigo. ​-¡Recupérate rápido Beldy!- animó la chica a su pokemon, mientras ideaba en su cabeza una nueva estrategia. 

-Bien, prepárate Probopass, si no sirve golpear primero... ¡Golpeémoslo todo!- decidió con el ceño fruncido la chica. Era evidente que no estaba muy dicha en eso de elaborar estrategias de combate, al igual que también era evidente que estaba dejándose el alma para ganar aquel combate. -¡No me rendiré! ¡Beldy usa Terremoto!- gritó Lay, antes de prepararse para el gran estruendo que, de seguro, su Metagross iba a causar.

D'Layla no sabía si su metagross sería más o menos rápido que su rival, pero lo que sí que sabía es que estaba dispuesta a darlo todo para poder luchar por su primera medalla. Y fue entonces cuando mandó a su pokémon generar un terremoto que sacudiera todo el campo de batalla. 

Pero cuando estuvo a punto de dar la orden, Mayla mandó a su Probopass ejecutar de nuevo pero no se adelantó al movimiento de la chica. Metagross generó un fuerte temblor que dañó la potente estructura del pokémon de Mayla y cuando se quiso dar cuenta éste yacía en el suelo gravemente debilitado.

Mayla se acercó a D'Layla para despedirse de ella cuando tropezó con una piedra del terreno de batalla y se volvió a dar de bruces contra el suelo. Volviéndose a partir de risa y esta vez sin levantarse se despidió de ella desde el suelo tendió la medalla cueva para que la muchacha pudiera recibirla. ¡Enhorabuena! Le dijo a la joven. Ha sido un placer combatir contra ti, y me alegro de que a pesar de la dificultad del terreno, Metagross fue más rápido que mi Probopass y pudiste ganar el combate. ¡Esta medalla es para ti! Dijo con una amplia sonrisa en la boca y contenta por la triunfada de la aspirante.

Entre el estruendo y la emoción, la joven chica no llegó a ver exactamente lo que pasó, ya que tuvo que taparse la cara con las manos. Cuando volvió a destaparla, Probopass estaba K.O., y su Metagross permanecía en pie. -¡Sí! ¡Lo has conseguido Beldy!- gritó, dejándose llevar por la emoción contradictoria que le producían los combates pokemon, y lanzándose a abrazar a su amigo. 

Se separó de su pokemon y le dejó volver a la poke ball para descansar, cuando vio que la líder del gimnasio que recientemente había derrotado se acercaba hacia ella. Se acicaló y arregló la ropa, y notó como la mandíbula se le desencajaba un poco cuando vio que Mayla volvía a besar suelo. -Cuidado, dicen que no hay dos sin tres.- se rió la chica, ahora más relajada al coger la medalla Cueva. Asintió a la mujer cuando le habló desde el suelo. -Muchas gracias, parece que el esfuerzo a dado sus frutos. Ya quiero conseguir la segunda- terminó para luego despedirse y salir del gimnasio, directa al centro pokémon. Por muy vencedor que resultara, su pokemon necesitaba algunos cuidados después de semejante paliza.

El gimnasio Akala se encontraba en una isla muy remota y alejada. Para llegar era necesario dedicarle varias horas a un viaje que incluía varias horas andando y varias horas de barco. Sin duda, llegar hasta allí ya era un trabajo digno para un aspirante que quisiera hacerse con la medalla Cueva. 

El gimnasio Akala estaba en la entrada de la ciudad, era un edificio de paredes rocosas y oscuras pero su interior estaba compuesto de todo tipo de lujos y detalles. Parecía que su líder hubiera cuidado todo a la perfección y olía a flores.

No tardó en salir a recibir al entrenador una hermosa mujer, que a pesar de que parecía ser mayor, su rostro no tenía ni una sola arruga y su piel parecía bronceada por el sol de aquella isla.

Bienvenida. Mi nombre es Mayla y soy la líder de este gimnasio. La mujer dio un par de pasos para recibir al aspirante cuando se tropezó con sus tacones y se dio de bruces contra el suelo. No pudo empezar a reírse y se levantó sin necesidad de ayuda. Será mejor que empecemos el combate lo antes posible. No vaya a ser que muera en el intento. Dijo entre risas por el golpe que se acababa de meter.

Veo que es tu segunda medalla. Dijo mientras acompañaba al entrenador a la sala donde sería el combate. Pues yo sacaré a mi Probopass y a mi Lycanroc si lo vences, la medalla cueva será tuya. ¿Entendido? 

Justo en ese momento llegaron a un campo de batalla cuyo suelo estaba cubierto de rocas por todas partes. Aquello haría que los pokemon que no pudieran volar o levitar, o que no fueran de tipo roca, se vieran muy ralentizados, y encima para colmo, Mayla chasqueó los dedos creando al instante una Tormenta de Arena que no parecía que fuera a detenerse hasta el final.

Saito tuvo que hacer un largo viaje para llegar al gimnasio de Mayla, pero todo el esfuerzo no era nada comparado a la determinación del joven por avanzar en su sueño de ser maestro Pokémon. Durante el viaje en barco no paraba de imaginarse que estrategia usaría contra la líder, no tenía muchas opciones en cuanto a pokemon porque aun tiene dos, pero quería usar los movimientos adecuados. Entre tanto reflexionar llegó a una conclusión, el iba a improvisar junto a sus Pokémon, tenía confianza plena en ellos.

Cuando atracaron en la isla no gasto tiempo, fue directo al gimnasio. Al entrar todo olía muy bien y el gimnasio estaba impecable, se notaba que la líder cuidaba muy bien de él. En un momento apareció la líder a recibirle. -¡Buenas!- dijó el chico mientras le saludaba con la mano. -Vengo a retar...- Estaba terminando la frase cuando Mayla se cayó al suelo, paró al instante de hablar y fue rápidamente a ayudarle. -¿Estás bien?- Le preguntó inocentemente el chico. Al ver que se lo tomó a broma no se preocupó más por la caída.

Siguió a la líder a través del gimnasio, mientras le prestaba atención a cada palabra que salía por su boca. -Así es, esta sería mi segunda medalla. Lo daré todo junto a mis Pokémon por conseguirla.- Le dijó el joven entrenador, estaba muy emocionado y motivado para el combate. -Yo usaré a mis únicos Pokémon, Hanzo y King.- la líder lo miró con cara de circunstancia. -Ah claro, supongo que no conoces a mis Pokémon por los motes que le he puesto jajaja, bueno ya los verás en el combate.-  Le terminaba de contar mientras cruzaban la puerta hacia la sala del campo de batalla.

Sin perder más tiempo se colocó en su sitio y vio como se formaba una enorme tormenta de arena, el chico se quedo impresionado. -Increíble, que pedazo de tormenta se ha formado en un momento.- En la cara se le veía que estaba motivado, con un gesto agarró sus pokeballs y las lanzó al campo de batalla. -¡Vamos chicos, a combatir!- gritó mientras dejó salir a Decidueye y Empoleon.  

-¡Hanzo usa Lluevehojas contra Probopass y King usa Foco Resplandor contra Lycanroc!-

La profesora sonrió al ver a los pokémon de Saito. ¿Vienes con pokémon de tipo agua y planta, y combinados con acero? Eres un tipo inteligente, de eso no hay duda. Pero he preparado a mis pokémon a conciencia para que sean capaces de defenderse de ellos.

Y antes de que Decidueye pudiera ver a Lycanroc, éste le encajó un duro mordisco de fuego en su espalda. A pesar de la capacidad rotatoria de la cabeza del pokémon de Saito, no lo vio venir y el golpe fue devastador. Lycanroc además de rápido también tenía unas mandíbulas muy potentes.

Por suerte, Empoleon fue más rápido que Probopass a pesar de que éste último tenía ventaja en aquel terreno. Pero el foco resplandor de Empoleon no fue suficientemente poderoso ya que la tormenta de arena mitigó gran parte del daño causado. Como Empoleon tenía las defensas bajas, Probopass aprovechó para hacer que la tierra de su alrededor cobrara vida y lo debilitara lo máximo posible.

El combate tenía mala pinta para Saito, había perdido a su primer pokémon y necesitaba que su Empoleon herido fuera capaz de debilitar a ambos pokémon de un solo golpe o era muy complicado que aguantase un envite más.

Una vez más contra las cuerdas, ya era una sensación familiar para Saito. Sabía como aguantar la presión, aprovecho su experiencia para pensar en una estrategia. Aun le quedaba una última oportunidad, era muy difícil ganar uno solo contra dos pero no se iba a dejar vencer así de fácil. Confiaba plenamente en que King le daría la victoria y puso toda su esperanza en su ataque.

- Es nuestra última oportunidad King, usa todo tu poder porque no habrá una segunda ocasión.

Ya tenía decidida su última jugada, iba a jugar la última carta de su mano. 

¡King usa Surf!

¡Vamos, Lycanroc, confío en ti! ¡Tú puedes poner el broche final a este combate! En ese momento el pokémon de Mayla se lanzó directo hacia Espoleon antes de que pudiera hacer ningún ataque o si acaso esquivarlo. Lycanroc clavó sus afilados colmillos eléctricos sobre una de las alas de Empoleon y éste sintió una terrible y dolorosa descarga. 

Empoleon cayó al suelo gravemente herido y Saito apunto estuvo de recogerlo cuando pudo ver como éste se levantaba y se ponía en pie para continuar con el combate. Entonces una gran ola se materializó bajo sus pies y surfeó por ella mientras inundaba todo el campo de batalla. 

Cuando la ola de despejó, Lycanroc y Probopass habían caído gravemente heridos, y fue ahora Mayla la que pensó que el combate había concluido. Pero igual que antes había hecho Empoleon, Probopass se alzó levitando junto a las narices flotantes. Su cuerpo estaba gravemente herido, pero aún estaba consciente y con fuerza suficiente para rematar aquel combate. La tormenta de arena había aumentado las defensas del pokémon y eso había provocado que consiguiera aguantar el golpe.

Mayla lo vio claro, Empoleon no aguantaría ya ningún golpe y decidió ser precisa en su orden provocando que todo el campo empezara a moverse, se tragase todo los restos de agua que aún hubiese y debilitando por completo a Empoleon.

¡Guau! Dijo Mayla acercándose a estrecharle la mano. ¡Ha sido un combate maravilloso! Le gritó impresionada. Entonces tropezó con uno de los pedruscos levantados y cayó de nuevo al suelo empapándose en un charco creado por el surf anterior. Mayla se empezó a reír, se limpió su vestido y se rascó la cabeza algo avergonzada. Siento no poder haberte dado la medalla, realmente has estado muy cerca. ¡Enhorabuena por este gran combate!

El gimnasio Akala se encontraba en una isla muy remota y alejada. Para llegar era necesario dedicarle varias horas a un viaje que incluía varias horas andando y varias horas de barco. Sin duda, llegar hasta allí ya era un trabajo digno para un aspirante que quisiera hacerse con la medalla Cueva. 

El gimnasio Akala estaba en la entrada de la ciudad, era un edificio de paredes rocosas y oscuras pero su interior estaba compuesto de todo tipo de lujos y detalles. Parecía que su líder hubiera cuidado todo a la perfección y olía a flores.

No tardó en salir a recibir al entrenador una hermosa mujer, que a pesar de que parecía ser mayor, su rostro no tenía ni una sola arruga y su piel parecía bronceada por el sol de aquella isla.

Bienvenida. Mi nombre es Mayla y soy la líder de este gimnasio. La mujer dio un par de pasos para recibir al aspirante cuando se tropezó con sus tacones y se dio de bruces contra el suelo. No pudo empezar a reírse y se levantó sin necesidad de ayuda. Será mejor que empecemos el combate lo antes posible. No vaya a ser que muera en el intento. Dijo entre risas por el golpe que se acababa de meter.

Veo que es tu segunda medalla. Dijo mientras acompañaba al entrenador a la sala donde sería el combate. Pues yo sacaré a mi Probopass y a mi Lycanroc si lo vences, la medalla cueva será tuya. ¿Entendido? 

Justo en ese momento llegaron a un campo de batalla cuyo suelo estaba cubierto de rocas por todas partes. Aquello haría que los pokemon que no pudieran volar o levitar, o que no fueran de tipo roca, se vieran muy ralentizados, y encima para colmo, Mayla chasqueó los dedos creando al instante una Tormenta de Arena que no parecía que fuera a detenerse hasta el final.

La región de Alola estaba nuevamente en el camino de Zakkai el cual no podía creer que estaba viajando al archipiélago nuevamente a combatir por otra medalla de gimnasio pero esta vez no estaba dispuesto a fracasar en su lucha estaba preparado para darlo todo por la victoria,el joven entrenador ya no tenía la necesidad de hacer turismo ya que anteriormente había tenido la oportunidad de hacerlo.

Aunque Zakkai pensaba que el gimnasio que era su destino podría encontrarse en el imponente volcán que había en la isla pero aunque algo desilusionado por la verdadera ubicación del gimnasio no dejaba de ser un lugar increíble para afrontar nuevos retos y darlo todo por una medalla,las manos del joven entrenador sudaban ante la idea de ver a quien fuera el líder del gimnasio de una isla con un volcán.

Realmente el joven entrenador se estaba llevando una sorpresa tras otra primero al ver el gimnasio en el que se encontraba y aun mas ver como su líder era una mujer bastante bella pero torpe,aun así no podía pensar que la batalla sería fácil ya había cometido ese error varias veces sufriendo las consecuencias de perder muchas batallas,la batalla dio inicio aún con ese anticlimático comienzo con dos pokemones uno grande y al parecer muy resistente y otro bastante intimidante.

El joven entrenador rápidamente arrojó sus Pokeballs al campo eligiendo a sus dos únicos Pokemons donde Zakki rápidamente indico sus ataques a sus compañeros para dar inicio a la batalla por la medalla -Iron Puño drenaje ,Knight Puño Incremento a Probopass- los pokemones que entraron al campo de batalla animados se abalanzaron a seguir las órdenes de su entrenador.

Con el clima a su favor, Mayla sonrió al ver a sus dos adversarios. Sabía que no iban a ser oponentes fáciles de vencer y tenía que intentarlo con todas sus fuerzas si quería defender la medalla cueva. Con mucha energía lanzó su primera orden sobre su Lycanrock que resultó mucho más rápido que cualquiera de los pokémon presentes.

¡Utiliza tu golpe cabeza para dañar al dragón! ¡Cabezazo zen! Lycanrock tomó carrerilla y convirtió su cuerpo en lo que parecía ser una bala para golpear con su cabeza a Kommo-o. Antes de que pudiera dar la orden a su siquiente pokémon, Kommoó dio un gran salto para golpear a Probopass con un fuerte puñetazo que lo dejó inconsciente al momento y además le drenó parte del golpe recuperando prácticamente todas sus energías.

Zakkai dio la orden a Aggron de golpear también a Probopass pero éste ya había sido eliminado por lo que se giró para golpear mejor a Lycanrock dejándole gravemente herido.

Mayla se llevó las manos a la boca preocupada por ambos pokémon y salió corriendo para comprobar su estado con tan mala suerte que volvió a caer al suelo esta vez cayéndosele también la medalla Cueva que rodó hasta los pies de Zakkai.

Cuando miró la medalla se puso en pie y devolvió a sus dos pokémon a sus respectivas pokéball. Será mejor que te la quedes, por mi parte ya resulta inútil que sigamos combatiendo. Te mereces clarísimamente esa medalla. ¡Enhorabuena!

Con el clima tan dificultoso que tenía el gimnasio el joven entrenador empezó a ver las posibles dificultades que podrían haber durante el combate en especial que sus pokemons parecían moverse con una mayor dificultad que los de la líder del gimnasio aun así para la sorpresa de los presentes Kommo-o logró soportar un poderoso impacto de Lycanrock y dar un poderoso golpe a Probopass drenando por completo su energía debilitandolo.

La batalla parecía progresar a favor de Zakkai ya que una vez debilitado Probopass Aggron tenía un nuevo objetivo para atacar con el fuerte puñetazo derribo al Lycanrock haciendo que la lider de gimnasio corriera a verificar el estado de su pokemon y aun así en un movimiento inesperado para el joven retador la líder cayó al suelo y la Medalla cueva rodó hasta sus pies y al verse en una situación clara la Líder le otorgó la victoria a Zakkai aunque realmente no hubiera sido de la forma que ella hubiera querido ya que no se había logrado finalizar en combate en paz.

Aun con ese final tan impredecible Zakkai tomó la medalla y regreso a sus compañeros a sus pokeball poco antes de agradecer a la líder antes de salir del lugar casi corriendo esperando que ahora esta ultima medalla significara el comienzo de una racha de victorias en los próximos gimnasios y lograr convertirse en un mejor entrenador de Dragones.

El gimnasio Akala se encontraba en una isla muy remota y alejada. Para llegar era necesario dedicarle varias horas a un viaje que incluía varias horas andando y varias horas de barco. Sin duda, llegar hasta allí ya era un trabajo digno para un aspirante que quisiera hacerse con la medalla Cueva. 

El gimnasio Akala estaba en la entrada de la ciudad, era un edificio de paredes rocosas y oscuras pero su interior estaba compuesto de todo tipo de lujos y detalles. Parecía que su líder hubiera cuidado todo a la perfección y olía a flores.

No tardó en salir a recibir al entrenador una hermosa mujer, que a pesar de que parecía ser mayor, su rostro no tenía ni una sola arruga y su piel parecía bronceada por el sol de aquella isla.

Bienvenida. Mi nombre es Mayla y soy la líder de este gimnasio. La mujer dio un par de pasos para recibir al aspirante cuando se tropezó con sus tacones y se dio de bruces contra el suelo. No pudo empezar a reírse y se levantó sin necesidad de ayuda. Será mejor que empecemos el combate lo antes posible. No vaya a ser que muera en el intento. Dijo entre risas por el golpe que se acababa de meter.

Veo que es tu segunda medalla. Dijo mientras acompañaba al entrenador a la sala donde sería el combate. Pues yo sacaré a mi Probopass y a mi Lycanroc si lo vences, la medalla cueva será tuya. ¿Entendido?

Justo en ese momento llegaron a un campo de batalla cuyo suelo estaba cubierto de rocas por todas partes. Aquello haría que los pokemon que no pudieran volar o levitar, o que no fueran de tipo roca, se vieran muy ralentizados, y encima para colmo, Mayla chasqueó los dedos creando al instante una Tormenta de Arena que no parecía que fuera a detenerse hasta el final.

Kenryu se quedo asombrado por la belleza de la lider, a pesar de parecer mayor, cuando ella se tropezo, salio de su trance pero no le dio tiempo de reaccionar, apenas pudo decir una frase incompleta cuando la mujer interrumpio con su risa y comentarios. ¡Ah! Esta bien her... Luego la mujer insto a proseguir con la batalla, con un leve sonrojo Kenryu le contesto, Eso seria una verdadera tragedia.

Al llegar al campo, Mayla establecio las condiciones de la batalla, Entendido señorita, En ese momento la lider activo una tormenta de arena permanente, Tormenta de arena, esto no es bueno.

Pero ya estamos aqui. ¡Vamos Meitsuki! ¡Adelante Konami!

¡Meisuki! ¡Contra Probopas!, ¡Konami usa sustituto!

La Gardevoir a pesar de la instruccion incompleta entendio perfectamente la señal de Kenryu, consentro su energia en forma de una esfera condensada y apunto a Probopas.

Konami, reunio su energia vital para crear un muñeco tras el cual refugiarse.

¡Es muy importante que nos centremos en uno! Gritó Mayla a sus compañeros para darlos ánimo. ¡Y ese Vaporeon es el que sin duda nos dará más problemas pues tiene ventaja sobre vosotros! ¡Así que, unid vuestras fuerzas y acabad con él!

¡Probopass, demuéstrale tu increíble fuerza y golpéale con las narices que flotan a tu alrededor! ¡Lycanroc, confió en la electricidad de tus colmillos! ¡Dadle con todas vuestras fuerzas!

Lycanroc obedeció las órdenes dadas y encajó un fuerte mordisco en el pokémon de agua dejándolo gravemente herido pero aún con fuerzas para seguir luchando. Después, Gardevoir contraatacó contra Probopass creando una esfera de energía de combate que golpeó al pokémon de tipo roca y acero, que a pesar de la tormenta que le protegía no lo aguantó y terminó por caer con tan solo un impacto.

Mayla se llevó las manos a la boca preocupada por el golpe devastador que acababa de recibir su adorable pokémon y lo devolvió a su pokéball con gran velocidad.

Después fue Vaporeon quien escuchó la orden de su entrenador y se quedó confundido. ¿Sustituto? Vaporeon sacudió su cabeza sin comprender, no sabía qué tenía que hacer.

Al ver lo sucedido, Kenryu se llevo una mano a la cara, Que tonto soy, como pude olvidar tus movimientos, lo siento Konami, ya no es momento de estar defensivos, ¡Inunda el campo, agua lodosa!

Meitsuki ¡Otra vez! ¡Vamos a demostrar nuestro talento a la hermosa señorita!

El combate de Kenryu pintaba muy mal para Mayla, pues a pesar del error que había cometido lo estaba remontando bastante bien dada la lentitud de los pokémon de su rival. La líder del gimnasio aprovechó al último pokémon que le quedaba para acabar con el pokémon de agua, que era el más peligroso de los dos. O eso era lo que pensaba, pues Gardevoir tenía una fuerza inconmensurable, y cuando Lycanrock se quiso dar cuenta, una esfera de energía de combate le golpeó por la espalda debilitándolo de un solo golpe.

¡Ay! Gritó Mayla. ¡Eso me ha dolido hasta a mi! Dijo devolviendo a su último pokémon a la pokéball. Es increíble lo bien que lo has hecho. Le dijo mientras se acercaba para hacer una caricia a su Gardevoir. Lo has entrenado muy bien y es muy poderoso, creo que te dará muchas victorias. Le dedicó una hermosa sonrisa y después buscó en su pantalón ajustado la medalla que iba a darle.

Tras un rato peleándose con el bolsillo y sin encontrar bien lo que buscaba, logró sacar la segunda medalla de Kenryu, la medalla Cueva.