Partida Rol por web

Pueblo paleta un lugar tranquilo y placido en donde la gente y los pokemon podian coexistir unos con otros en un remanso de paz y tranquilidad... O eso era hace 30 años, cuando el Legendario Maestro Pokemon Red inicio su aventura.

Ahora la reconocida Ciudad de la Leyenda: Pueblo Paleta, es reconocida por el lugar de nacimiento de este mismo idolo y ha crecido tanto desde que Red desaparecio que ya no se puede llamar Pueblo, pero por reconocimiento se le da el titulo de Pueblo. Nadie puede reconocer el pueblo que antaño era, salvo los que vivieron por aquella epoca.

Hoy comienzan los niños a reunirse entorno al cerco del famoso laboratorio del profesor Oak. Algunos con padres, otros con amigos, otros reconociendose al llegar. Pero todos y cada uno por el mismo objetivo: Comenzar al igual que Red hace 30 años su aventura y su objetivo, conseguir, por supuesto, su primer Pokemon.

Muchos niños vienen a traves de la Ruta 1 desde otros lugares de Kanto, otros desde la Ruta 21, y otros tantos desde pokemon o servicios de transporte que llegan a una gran estacion que conectaba con diferentes partes del mundo, conociendose como la Estacion del Comienzo en el limite de Pueblo Paleta.

Un lugar en donde el día de hoy se reunen muchos jovenes nuevos a recibir por primera vez su primer pokemon... Todos junto al recinto del laboratorio que del profesor Oak, al cual cualquiera te mostraría la indicación ya que si hubieran nuevos entrenadores lo verias desde lejos.

La pregunta es... ¿Por qué no había nuevos entrenadores cerca del laboratorio?

Bien podría ser que hubieras llegado demasiado temprano, pero si todo indicaba lo correcto, saliste a tiempo para poder relacionarte con los demás... El problema era todo el camino que había desde Ciudad Plateada hasta el lugar en el que te encontrabas, hecho que dió lugar a que llegaras tarde. Es más, casi podrías pensar que el mundo se te echaría encima al ver el laboratorio donde te darían a tu primer pokemon cerrado, cuando una figura de autoridad en el mundo pokemon te vió en la puerta de su propio laboratorio.

Este era el profesor Oak, el cual al verte se te acercó - ¿Que te pasa joven? - preguntó al verte solo y en la puerta - Oh... espera... Ahora que te veo mejor... ¿No eres tu uno de los niños que tendrían que recibir su pokemon hoy? - preguntó lo obvio, pero era normal, a su edad si bien la vista no le falló, no es que se pudiera decir que fuera rápido de pensamiento. - El laboratorio está cerrado así que no debería pero... Es mejor que nadie se quede sin su primer pokemon. Anda entra. - te permitió entonces acceder al lugar.

-Por cierto, se me ha olvidado presentarme. Soy el profesor Oak, el investigador pokemon más anciano y aclamado de Kanto. También por lo mismo el que te otorgará tu primer pokemon - por si desconocías quien era, el te lo aclaró, a su manera - ¿Cual es tu nombre? - Mencionaba mientras ya al entrar iba dirigiendose hacia su mesa. Allí en el laboratorio podías ver como habían muchas estanterías con libros en la entrada y trás ella un inmenso lugar con ayudantes trabajando y ciertas máquinas que si bien viste alguna vez en la guardería, cuando eras más joven, había otras que desconocías por completo.

Aquel día era realmente importante para Josh porque tenía la posibilidad de dar un gran paso hacia lo que siempre había deseado: ser un criador de Pokémon. Pero como todo en la vida, hay que comenzar desde un principio y para ello debía viajar hacia Ciudad Plateada para obtener el primero, lo cual de alguna manera lo convertiría en un entrenador. Por ello con su mochila cargada con una muda de ropa, comida, agua y su querido Skate, salió caminando a paso ligero porque tendría un largo viaje. 

Y menos mal que su hermano estuvo atento, así que las viandas que llevaba encima se las había preparado él con las sobras del restaurante. Al joven no le importaba aquello, para él la comida era comida y estaba contento de que Joniel tuvo ese detalle con él considerando lo odiado que estaba con el asunto y con su sueño. Así que dejando atrás por unos días su casa, decidió emprender esto solo lleno de anhelos, sueños y proyectos a cumplir. 

Llevaba su gorra gastada de entrenador y una pokeball que había tenido tiempos mejores. Su atuendo era bastante moderno, con el detalle del cinto, la camiseta y el pantalón. No era alguien que se fijaba en esas cosas, pero le gustaba lucir bien. Más allá de que con el trajín del viaje en si, todo aquello va cambiando radicalmente. Pero bueno, un poco en skate, otro poco a pie, finalmente Josh llegó a Pueblo Paleta.

Curiosamente se imaginó a un montón de entrenadores agolpados en la entrada del Laboratorio, pero nada de esto sucedía. Extrañado y con una manzana en la boca avanzó a paso tranquilo hasta que una voz de cerca lo forzó a darse la vuelta. 

—¡Oh! ¡Muchas gracias Profesor! —dijo sorprendido, pero más agradecido—. Mi nombre es Joshua, vengo de Ciudad Plateada. Encantado y la verdad, no tengo palabras... Estoy emocionado. Gracias, Señor. 

Siempre tan agradecido se mostró ante aquel hombre mientras avanzaron juntos por el interior del Laboratorio. Una vez llegaron a un lugar donde había muchísimos libros, tentado estuvo de ir a mirar, pero bueno las ansias de tener a su primer Pokémon estaban primero. No lo podía creer, había llegado el día. 

-Oh, vamos vamos, no hay nada que agradecer - mencionó moviendo la mano delante de su cara a modo de negativa, tratando quizás de restarle importancia a la situacción - Nunca se sabe cuando puede salir un gran entrenador como Red, o una buena criadora o investigadora como Crystal o hasta un famoso coordinador como Ruby. Por ello, ya soy más flexible ante entrenadores que llegan a última hora. Todos merecen iniciar su viaje Pokemon cuando están preparados - huelga decir que las espectativas del profesor Oak bien podrían ser exageradamente altas, pues hasta donde tu sabías, gracias a la televisión, revistas e internet, Red era el mejor entrenador de todos los tiempos, incluso lo llamaban "Maestro Pokemon". Crystal se hizo famosa primero en la región de Johto y luego en el resto del mundo, trabajando primero con el profesor Elm como investigadora y luego criando a pokemon. Mientras que Ruby era difícil no conocerlo, pues hasta había una marca de ropa bajo su nombre, pero era el mayor coordinador de todos los tiempo y que se inició en la región de Hoenn.

Desde luego, si hubiera un extandar muy alto que pudieras seguir para tu sueño, sin duda alguna sería Crystal, aunque lo compaginara con sus investigaciones.

-Pero bueno, no perdamos más el tiempo, dejame tu Pokenav y vayamos a lo importante. - Esperó que le entregaras tu Pokenav para luego el meterlo en una maquina y darle a una serie de botones. Esta máquina estaba en otra mesa distinta, pero mientras parecía como trabajaba la propia en tu dispositivo móvil, el profesor Oak volvió a su mesa rebuscando entre sus papeles - Joshua... Joshua... Aquí te tengo... - revisó con cuidado entonces lo que había escrito en aquellos papeles - Tienes una muy buena relación con la cuidadora de la guardería al sur de Ciudad Celeste ¿Eh? Estuve hablando con ella, al igual que con tu hermano para determinar un poco que Pokemon poder ofrecerte y se nota el aprecio que te tienen ambos - dicho eso, empezó a introducir datos en una máquina que podrias reconocer de la guardería, pues era un sistema de almacenamiento de pokemon, o como comúnmente lo conoce todo el mundo PC de Pokemon.

-Gracias a la ayuda de ambos pude reservarte estos pokemon, para que decidieras entre uno de estos tres, pero tranquilo, los que no escojas estarán bien y si te lamentas por no haberlos tomado, te diré que en un futuro podrás encontrar a los de su especie en estado salvaje - Tras decir aquello, llegó la primera pokeball la cual te tendió y mientras comprobabas que pokemon había dentro llegaban las otras dos, las cuales cogió el mismo profesor Oak.

Al abrir la pokeball salió:

-Bubaaaa - gruñió el pequeño pokemon a modo de bostezo antes de mirarte con curiosidad. - Este es Bulbasaur, un buen pokemon tipo Planta si me lo permites. Y en estas otras dos pokeball están: - empezó a decir antes de abrirlas

-Rio... - De forma seria el Riolu se te quedó mirando - Shinx - Al contrario, de forma alegre el Shinx te mostró una sonrisa.

-Y estos son Riolu, un pokemon tipo Lucha y Shinx, un pokemon tipo Electrico. Son muy queridos por mucha gente estos tres tipos de pokemon, pero me temo que solo podrás escoger a uno para iniciar tu viaje, así que escoge con tranquilidad quien será tu primer compañero. - Huelga decir que mientras estabas decidiendo el profesor Oak continuó sacando un par de cosas más, una de ellas una máquina roja que introdujo en la máquina junto a tu Pokenav

—Mi sueño es ser criador, pero sé que nunca se sabe...Estoy abierto a las posibilidades.

Muy entusiasmado se encontraba allí mientras el Profesor se dedicó a explicarle unas cuantas cuestiones, si bien de aquellas personas mencionadas Josh siempre soñó seguir el camino de Crystal porque ella era una criadora de pokemon y ese era el mayor sueño de aquel peliazul. No obstante, seguía agradecido por la predisposición de aquel hombre aunque abrió sus ojos de par en par cuando mencionó que había hablado con su hermano. Joniel siempre odió todo esto, pero jamás le ofrecía una respuesta o un motivo que sea la razón de tanta negación con ello. Aunque en este caso, le había ayudado con su sueño.

Por ello le alcanzó su pokenav que apenas tenía a su hermano y un amigo del instituto para que Oak haga lo apropiado, mientras recorrió con la mirada todo lo que sus ojos pudieron descubrir sin desaprovechar la opción de seguir continuando con la conversación.

—Me alegro por ello, a ambas personas quiero muchísimo—respondió con una sonrisa y al ver a los pokemon, supo que quería quedarse con todos—. Difícil decisión, soy consciente de ello y esta primera vez decidirá mi corazón.

Y así era siempre Josh, muy sensible, muy empático y ahora directamente se dedicó a observarlos mientras era consciente de que debía elegir a uno. Tan bonitos, tan perfectos, pero de repente cuando miró al tipo planta lo supo. Tenía que ser el primero, no había dudas.

—Me quedo con Bulbasaur, uno igual a él fue mi primer amigo en la guardería y es a quien más echo de menos—confesó emocionado—. Tiene que ser mi compañero de aventuras, incluso cuando me encanta la actitud de Riolu y lo simpático que parece Shinx. Ya está Profesor, cuando quiera.

No veía la hora tenerlo delante, mirarlo, conectar. Ya habrá tiempo de sobra y por ello es que luego de peinar con su mano aquel mechón azul, no dejó de sonreír. Ya estaba a minutos de tener su primer pokemon. ¡Que locura!

-Ser criador es una gran meta. Pero si estas abierto a todas las posibilidades, déjame que te recuerde que el primer gimnasio de la región de Kanto que da acceso a la Liga Añil, es el de Ciudad Plateada, igual que el primer recinto de concurso, por si tienes curiosidad por la coordinación, es el de Ciudad Celeste. Pero como bien has dicho hay una infinidad de posibilidades, y de seguro las conseguirás probar todas - dicho eso, y con una gran sonrisa tras ver la alegría que te daba tales noticias por parte del profesor Oak por la ayuda dada a el por tu hermano, tocaba la elección de tu primer pokemon.

Al elegir sin dudarlo al Bulbasaur, este con un gruñido se acercó a ti aún con la cabeza ladeada y te empujó de forma suave con su cabecita. Pareciera que estuviera esperando que le acariciaras o le dieras algún tipo de mimo.

-Je... es curioso. ¿Sabías que Bulbasaur es un pokemon que pocos escogen como primera opción? De hecho, el último que recuerdo fue hace ya mucho tiempo, varios años de hecho. Actualmente el hijo de ese Bulbasaur que entregué hace tanto, lo tiene mi hijo Green en recuerdo de su gran amigo Red - tras decir aquello y con una gran sonrisa al haber contado su anécdota, sin volver a meter al Bulbasaur en la pokeball pero si a Riolu y Shinx, fue a la maquina donde estaban tu Pokenav y la máquina roja. - La verdad, es que cuando son criados las naturalezas de los pokemon son tan increibles como ves, pero cuando son salvajes o criados de una manera negativa... Pueden ser verdaderos peligros en potencia. - camuflado con palabras que esperaba que sonaran bien, el profesor te estaba dando un consejo, uno que realmente no te hacía falta, pero siempre estaba bien recordarlo. Criar bien a los pokemon era mejor para hacerlos crecer correctamente.

-Pues esto está listo - se levantó entonces con tu PokeNav y la máquina roja, y te las tendió para que las cogieras - En el PokeNav te he incluido mi numero, por si necesitas ayuda, y también el de mi hijo, por si acaso. Llámanos a cualquiera de los dos en caso de que necesites algún tipo de asistencia. Te he registrado en el censo mundial de entrenadores pokemon lo cual te facilitará el acceso a algunos servicios que hay repartidos por el mundo, como el propio centro pokemon de forma gratuita durante tu peregrinaje. Al registrarte también se ha activado la función de la Prensa Pelipper así como la suscripción gratuita para entrenadores que realizan su aventura. Procura consultarlo a diario para estar al tanto de las nuevas noticias.

Cuando terminó de explicarte lo que había hecho con tu PokeNav, pasó a explicarte la RotomDex - En cuanto a esto, es una pokedex de última generación a la cual le hemos incluido un pokemon con inteligencia propia para que pueda ayudar a los entrenadores en su viaje. Se llama RotomDex, y es tuya única y personal. - dijo pues dandole un botón para que se encendiera y pudieras ver como parecía tener vida propia - Gracias a los datos del PokeNav, la RotomDex te identificará como entrenador, así como te apoyará en todo lo que necesites sobre el mundo de los pokemon. Por supuesto la biblioteca de datos que tiene la RotomDex es enorme, pero deberás buscar a los pokemon cuando toque, no gastes tiempo en buscar un pokemon que no ves, a menos que sepas cual estás buscando en concreto. Muchas veces parecerá que no, pero ya verás como la RotomDex te salvará en más de una ocasión 

Además de todo aquello, el profesor Oak añadió una cosa más - Por cierto, todos los entrenadores que empiezan su aventura solemos darle un pequeño empujón - Sacó pues de un armarito una pequeña maletita que te dió abriendola ante ti y mostrandote en su interior 5 Pokeballs, 10 Baya aranja, 5 Baya ziuela, 1 Almacenador de comida y 1 Vale por una incubadora - En tu caso, si vas a ser criador, creo que este kit te vendrá que ni al dedo. Las pokeballs están en todos los kit, las bayas aranjas nutren al pokemon para fortalecerlos*, la ziuelas les previene de enfermedades**, con el almacenador de comida te será más sencillo guardar toda la comida en un mismo espacio y el vale que ves ahí deberás canjearlo en una tienda, a cambio te darán una incubadora para cuando consigas tener un huevo pokemon. No es que sea demasiado, pero si algo perfecto para ir empezando ¿No? - mencionó entonces con una sonrisa el profesor de nuevo.

-Y esto es todo. Con esto comienza tu gran aventura pokemon. Mucho animo iniciando tu viaje y el camino a tu meta - diciendo pues al fin todo aquello, te dejó pues que ya emprendieras tu camino.

Aquellos datos le vinieron de perlas, necesitaba esa información para ir probando las diferentes posibilidades que tenía en su mano. Más allá de que en sus anhelos estaba solo la posibilidad de ser un criador, tal como siempre quiso desde que era muy pequeño y sus únicos amigos, eran aquellos Pokémon que le ayudaron a ver el mundo, superar sus situaciones de una forma totalmente diferente descubriendo que desde la conexión, desde la empatía, un mundo interior crece con fuerza. 

—Genial, Profesor. Le agradezco muchísimo, en este momento soy como una esponja, todo me sirve, todo voy a absorber. 

​​​​​​Era un chico sencillo, pero con buena memoria y más aún con lo que amaba, así que toda su atención estaba puesta en aquel hombre. Luego un tanto sorprendido por la anécdota, asintió con alegría y no puedo evitar el hecho de responder. 

—Es especial, me gusta y sé que haremos muchísimas cosas juntos. Sabe...—hizo una pausa, también tenía su anécdota—. El primer Pokémon que se me acercó, era un Bulbasaur cuando tenía unos 5 años y estaba en el orfanato, había sido la primera vez me que me atreví a visitar la guardería. Fue mirarnos, enseguida ponerme a jugar con él y descubrir un montón de cosas. Por eso es que lo elijo. 

Emocionado por ello y por el gruñido de su nuevo amigo. Sin dudarlo le dió un abrazo y una caricia en el morro, ya habían dado el primer paso, luego vendrían todos los demás. No obstante, escuchó el consejo de Oak. 

—Lo entiendo, puedo asegurar que con todo lo que he pasado, lo que menos quiero es generar más violencia. Mi sueño es criarlos en su esencia, siempre. 

Ya cuando los otros Pokémon se fueron,  vino otra lluvia de explicaciones dónde Josh simplemente asentía y trataba de procesar todo para no olvidarse nada. Aún con su pequeño amigo entre los brazos, incluso agradeció tener ese pequeño maletín para iniciar sus pasos como criador y tener la RotomDex para informarse. Todo parecía ir de maravillas, luego debería ir a algunos lugares para obtener más cosillas y estar en el registro de entrenadores le abriría muchísimas puertas. 

—¡Será maravilloso tener mi primer huevo! —no pudo evitar la emoción—. Bueno, lo tengo claro. Imagino que a mí querido amigo que lo llamaré Green, lo guardaré en la pokeball y ya tendremos un ratito para conocernos más. 

No sabía si podía llevarlo así, por ello le dió una caricia más en el morro y cogió su pokeball para que dejarlo allí. 

—Nos vemos luego Green, comenzamos la aventura juntos amigo. 

​​​​​​Y tras dejarlo en la misma, se despidió del Profesor Oak y abandonó el laboratorio lleno de ganas por compartir tiempo con su Bulbasaur. Aunque primero, tenía que guarde todo en su mochila. ¡Era un gran comienzo!

Con todo recibido, tanto los consejos del profesor, como la anecdota, así como tu primer pokemon y las nuevas tecnologías disponibles al alcance de tu mano, el profesor Oak te sonrió de aquella manera en la que un adulto se alegra por ver a un joven con ganas de lanzarse a la aventura. Tras ver entonces que guardabas tu pokemon en su correspondiente pokeball y empezaste a salir de allí, se despidió de ti con calma deseandote suerte en tu viaje.

Y no sabrías bien decir si era suerte lo que te deparaba o no, pero en el viaje inicial la ruta 1 era la opción única de todos los entrenadores que comenzaban su peregrinaje. Así pues al introducirte en la ruta verías un panorama que no era del todo muy bonito.

Para empezar a unos pasos más allá, verías un equipo de enfermeros del centro pokemon junto a unos cuantos policías en una zona acordonada. En el interior de dicha zona acordonada hay un montón Spearows, algunos siendo atendidos por los enfermeros y otros, menos debilitados tratando de recobrarse por si mismo.

Al mismo tiempo veías como había policías controlando que la gente que pasara por allí no se acercase, aunque eso no te impedía poder preguntar que había pasado. Sea como fuere, aún así en ese principio de la ruta 1 te harían pasar a la siguiente zona, ya preguntases que pasara o no.

Pasado esa zona podrías ver como había una chica un par de metros más allá que miraba hacia la zona que acababas de pasar y al verte y continuar por la ruta uno, alzó un poco la voz cuando parecías estar más cerca a donde se encontraba - Es una pena ¿Verdad?

A pesar de lo risueña que parecía simplemente con su personalidad natural, al fijarte un poco más en ella podías ver como tenía una ligera mueca - Pero bueno, supongo que todos los enfermeros se encargarán, cualquier otro le serviría de estorbo... - y entonces te miró a ti - ¿No crees? - Entonces fue que la pelirrosa se percató de su mala educación, tanto así porque no te conocía. - Oh, perdón, te habré pillado de sorpresa cuando ni me conoces. Me he debido quedar un poco atrasada porque quería ver los Spearows. ¿Te importa si vamos juntos hasta Ciudad Verde? Por cierto, me llamo Hitomi, encantada. - Independientemente de la entrenadora que allí veías, y enfocandote más en lo que restabas de ruta, podías ver como algunos pokemon estaban por allí haciendo su vida normal.*

Con ese sentimiento de felicidad abandonó aquel laboratorio con la intención de iniciar su viaje, si bien esto podía llevar un tiempo largo que lo enriquecerá en conocimiento y experiencias, era consciente de que no vería por un tiempo a su hermano así que se propuso así mismo enviar mensajes al menos una vez al día para avisarle que está bien y enterarse un poco de como se estaba. Ya con esos pensamientos, organizado en apariencia al alzar la mirada se encontró con toda una movida que le sorprendió en demasía. 

No dudó en acercarse, aunque esto le fuera totalmente inviable. Descubrió que había un montón de Spearows heridos y estaban allí siendo atendidos, lo cual le dio cierta sensación de tranquilidad aunque su instinto de proteccionista hizo que en su fuero interno se pregunto que diantres había pasado con ellos. Le dolía un poco verlos así, pero bueno mucho no podía hacer—no lo dejaban en sí—y por ello emprendió el camino que le indicaron. 

Y como obra del destino se encontró con una chica que le habló de inmediato, al principio como que la escuchó al pasar ya que estaba por subirse a su skate para emprender el camino por la ruta. Sólo que ella continúo hablándole y de esta forma Josh se detuvo para desviar la mirada hacia ella, sorprendido porque se veía bonita a simple vista y le dio la impresión de que podía ser maja. 

—Sí, una pena. ¿Sabes que ha sucedido?—preguntó de buenas a primeras y cayó en que no saludó, ni se presentó—. Hm, perdona. Soy Joshua, encantado.

Se presentó con una sonrisa, algo tímida pero que refleja buen rollo. 

—¡Claro! Me gustaría compartir viaje y tal vez experiencias, así que con gusto—comentó y sonrió como tonto, eso sí al ver que hay algún que otro pokémon en la zona le comentó—. Sabes, dame unos minutos que atrapo a este que tiene apariencia de conejo y salimos. ¡No te retrasaré mucho!

Ya sin dudarlo, coge una de sus pokeballs y la lanza sobre su objetivo, probando a ver que tal iba lo de la captura. ¡Quería tener uno por sus propios méritos!

-Algo... no mucho... La verdad es que no es que dieran demasiada información... - empezó a decir suspirando y cruzandose de brazos y echando su peso sobre un lado de su cuerpo - Por lo visto un idiota con un Growlithe le pareció buena idea amedrentar a los Spearow de la zona con Rugido... Así que los Spearow llamaron a sus familiares y empezaron a atacar a todo entrenador novato que pasara, hasta que un Jolteon los derribó a todo de un rayo - Se encogió entonces de hombros mirandote con una sonrisa - Cosas que pasan.

-Luego intenté pedir capturar a un Spearow para llevarlo al centro pokemon, pero la agente Mara tiene razón ¿Para que capturar un Spearow si no lo voy a criar yo. Así que simplemente pasé de largo y esperé a que pasaran más entrenadores por aquí - Y dicho eso entonces ya al fin desvió su mirada a ti y te analizó de arriba a abajo como mirandote con curiosidad - Por curiosidad... No te habrás encontrado a un chico así de alto - señela más o menos su altura -, con el pelo castaño y liso aunque un poco en punta y un capturador en la muñeca ¿Verdad? - Parecía estar buscando a alguien muy especifico, sobre todo al señalar el detalle del capturador que era un artilugio que solo tenían los Ranger

Tras presentaros cada uno la chica sonrió muy alegre y amablemente, casi como si pareciera una niña pequeña, y es que tan solo por su apariencia lo parecía. Y dirías que perfectamente podría tener cuatro o cinco años menos... ¿Aunque sería bueno juzgar un libro por la portada?

Sea como sea, dio un saltito de alegría acercandose a ti - GUACHI - igual si que era una niña - Así no me quedo la última de todos los nuevos que han salido, ni voy sola, que es un aburrimiento no compartir viaje. - Sin embargo se sorprendió cuando le pediste un momento para hacer lo que hiciste, acción ante la cual Hitomi se te quedó mirando con confusión y gran interes, casi como  si te estuviera escudriñando.

La pokeball impactó contra aquel Buneary, la cual capturó al pokemon en su interior... Sin embargo la pokeball empezó a vibrar con bastante fuerza, hasta que finalmente tras unos segundos, la pokeball se abrió liberando al Buneary y devolviendote la esfera. Huelga decir que ante este hecho, Hitomi se rió un poco, pero se acercó tratando de ser una buena amiga, mientras que Buneary se puso furioso mirandote y despotricando entre sus gruñidos

-¿Cuanto sabes de pokemon Joshua? - acabó preguntando Hitomi - No quiero sonar a mal, pero sabes que tratar de capturar a un pokemon sin que este quiera ir contigo voluntariamente o debilitarlo previamente, no suele salir bien ¿Verdad? - te preguntó pues a modo de buscar tu respuesta entre tu expresión, pero viendo que bien podría tener más razón por tu actuar previo, Hitomi te tomó de la mano y te hizo retroceder un par de pasos - Te ayudaré y te enseñaré. Mi madre me preparó mucho para cuando me tocara y la verdad no me importa transmitirte lo que se - entonces sonrió de forma calida. 

-Lo primero, decide como quieres capturar a los pokemon... Aunque ahora con Buneary calmado, o bien lo calmas, le pides perdón y tratas de hacerte su amigo, o bien peleas contra el. - Hitomi sacó una pokeball y la lanzó al aire - Vamos Kitty, necesito tu ayuda. - saliento entonces una Skitty de la propia pokeball - Si decides pelear contra Buneary - dijo espectante la pelirrosa - Nosotras pelearemos contra ese pokemon - dijo señalando a un Pidgey de la zona - Si decides no pelear y tratar de calmarlo, te daremos consejitos. - Y al tiempo que terminaba de decir eso, la Skitty de Hitomi gruño con alegría dispuesta a ayudar

Vaya, que lío se había montado todo por gente con malas intenciones. Aquello en verdad lo impulsó a fruncir un poquito el ceño y hacer un gesto que reflejó su disgusto por la situación. No obstante no dijo nada, prefería mantenerse callado con aquellas cosas que le daban muchísima impotencia o bronca. Además, era agradable observarla hablar y conocerla. 

—Cosas que pasan si. 

Aquello lo dijo con toda la carga emocional que tenía delante, incluso apreció en demasía como la joven había intentado ayudar de alguna manera. Pero como todo, debía tener su punto de coherencia y si ella no podía criarlo, no tenía sentido. Aunque si fuera por él, se llevaría a todos para curarlos. Después cuando le preguntó por un chico, negó con la cabeza. 

—Hm, la verdad que no. ¿Lo conoces?—preguntó un tanto curioso—. No he visto a nadie en todo el camino, es más fue bastante aburrido. 

Ya después cuando Hitomi se alegró por el hecho de hacer el viaje juntos, una sonrisa reveló y al poner ambas manos dentro de los bolsillos del pantalón se balanceó un poquito sin mirarla. Quizás un poco avergonzado pero orgulloso de haber dado ese paso. Eso sí, tras aquel instante le tocó capturar a su primer Pokémon y fue un fracaso total, así que se quedó pensativo en función de lo sucedido. Era todo un novato. 

Pero la chica comenzó a explicarle, ahí comprendió su falta de tacto y escuchó las opciones. 

—Hm, vale. Intentaré primero la vía más tranquila, me acercaré y le pediré perdón. Gracias por ayudarme. 

Y ya decidido a hacer, avanzó a paso firme con la intención de acercarse al Pokémon. Se sentó en el suelo a una distancia prudencial y lo miró a los ojos. 

—Lo siento mucho, he sido brusco contigo. ¿Te gustaría ser mi amigo? — ​​​​preguntó sincero—. Me gustaría conocerte, viajar juntos. Ser una familia. 

-Al menos el que tenía al Jolteon tan solo quería calmar a los Spearows, por eso no hay ninguno con daños tan graves como para requerir una emergencia mayor. - Finalmente y viendo que no opinabas, aunque más bien por aguantarte, Hitomi te mencionó, más detalladamente, lo que ocurrió al final para detener a los Spearows. - Así que en poco tiempo estarán bien

Sonriente, obviamente Hitomi te miró haciendote ver que a ella, aunque le afectara, sabía que todo acabaría como debía, de forma positiva y bien para los pokemon.

Al cambiar de tema hacia la persona que andaba buscando Hitomi, esta suspiró - Si obvio, por eso lo busco - estaba claro que de no conocerlo, quizás la expresión de Hitomi podría llegar a ser distinta, no obstante no fue hasta saber que tu no lo conocías, que puso aquella cara de melancolía y nostalgia. Sin duda debía ser alguien importante para ella, solo que no lo confirmó - Pero no te preocupes, no es nada urgente. Solo quería ver si coincidiamos el y yo para saludarle - ¿Pero realmente tendría tan poca importancia?

-Oh ¿no te encontraste con nadie más? Eso significa que entonces todos los entrenadores nuevo se han ido ya de Ciudad Paleta... Cachis, pues si que se me ha escapado - obviamente y hablando del mismo tema anterior, tenía que referirse a ese chico del que hablaba. No obstante agitó la cabeza y buscó el sonreirte - Bueno, mejor así. Además viendote pareces un gran compañero de viaje, simpático y amable. Aunque supongo que tendremos que conocernos mejor para confirmar eso - y dicho eso emprendisteis el camino por la ruta 1

Salvo por el hecho de capturar al Buneary.

Tras escuchar los consejos de Hitomi, decidiste hacer una aproximación más amable y pacifica, de tal forma que Hitomi se llevó una mano a la cadera mientras te miraba con curiosidad. Su Skitty miró a su entrenadora y luego hacia donde estaba mirando.

Por tu lado y frente a tu acercamiento, el Buneary empezó a hacer sus gruñidos aún enfadada y mostrando gestos ante ti sobre tu anterior acción. Podias ver como el pequeño pokemon conejo hacía un gesto como de comer tranquilamente y luego un golpe en la cabeza, antes de soltar alguna que otra lagrima de cocodrilo para denotar que pareció haberle dolido. Te señaló finalmente a ti he hizo una cruz con los brazos antes de señalar de nuevo el hecho de comer... Algo así traducido podría entre verse como que te estaba diciendo que no le dejaste comer tranquilamente al golpearla con algo que le dolió mucho. De hecho se estaba acariciando la cabecita un poco, parecía aún dolerle un poco.

No obstante el pequeño pokemon se sentó en el suelo y se cruzó de brazos... O al menos de uno, pues con el otro aún se seguía acariciando - Vas bien Joshua, sigue así - mencionaba Hitomi a modo de animos desde atrás.

—Oh vale, entiendo—comentó y agregó con respecto al halago, un poco avergonzado—. Hm, gracias. Tú también lo pareces aunque tendré que conocerte más. 

Y no dijo nada más con respecto a ello, está claro que a la chica le gusta quien tenía al Jolteon y no sabía Josh como tratar esos temas, al margen de que le había gustado el halago. ¡El primero que recibía de una chica! Aún así, seguro en el camino tal vez se lo encontraban y podían saludarse, además de tener la oportunidad de conocerlo en persona.

Sólo que el peliazul tenía un asunto pendiente ahora y era el futuro amigo que tenía delante, alguien al cual se quedó observando sus gestos y reacciones así podía aprender en el instante la forma de relacionarse con él. En sí no era tan diferente a lo que hacía en la Guardería, solo que aquellos estaban acostumbrados al trato con la gente y estos no. Eran salvajes, lo que le supuso al chico un desafío mayor. 

Así que ya sentado en el suelo, se enterneció con la actitud de aquel pokemon y tentado estuvo de ir a abrazarlo con fuerza. Pero no, en teoría lo había ofendido así que claramente está esperando unas disculpas ya que lo molestó mientras estaba alimentándose. Y justo por ello, más el apoyo de su compañera y se acordó que tenía algo de comida, así que sacó una baya y se la ofreció. 

—¿Me perdonas? Sé que estuve muy mal, toma. 

Y tras sonreír a Hitomi, esperó una reacción del pequeño. 

-Puedes preguntar lo que quieras - dijo entonces Hitomi con una gran y amplia sonrisa - Soy un libro abierto... Bueno con algunos secretillos - al añadir lo último sacó una lengua guiñando un ojo al mismo tiempo, clara obviedad de que esa parte no te lo diría pese a ser un libro abierto.

Frente al Buneary y con toda tu acción, consecuencia de lo que habias conseguido hasta ahora, el pokemon conejo te miró mientras sostenías aquella baya en tu mano, miró luego a la baya y luego otra vez a ti. Se acercó entonces, con cuidado y a leves brincos mientras que por el camino comenzó a oler la comida en la distancia y cuando estuvo lo suficientemente cerca, pero aún así, vigilandote, trató de arrebatarte la baya y apenas sin retroceder empezó a comersela sentado en el suelo.

Te podía sorprender un poco lo rápido que se lo estaba comiendo, tanto así que cuando ya iba por la mitad te alzó una de sus patas como pidiendo más, incluso gruñó un poco para remarcarlo - Ya lo tienes - mencionó Hitomi mientras devolvía a su pokemon a la pokeball. - Has encontrado su punto debil... Fijo que no te dirá que no si le ofreces comida como ahora - terminó de hablar y empezó a andar un poco de aquí para allá.

Buneary entonces insistió en señalarte y luego a su boca como pidiendo alimento obviamente. Ahora parecía que era el mejor momento para pedirle que fuera contigo.

—¿Preguntar lo que quiera? Interesante...—dijo al acariciar su perilla—. ¿Tienes novio?

Y lo preguntó, después se arrepintió de una forma muy descarada por ello y no supo donde meterse realmente. Pero era una duda genuina que nada tenía que ver, tampoco es que quería liarse con ella, era mera curiosidad y confirmar si tenía algo con ese otro entrenador al que quería ver. Más allá de esto, un poco rojo por sentir que había metido la pata, se centró en el conejo que al parecer había aceptado de buena fe su baya. 

—Gracias por el consejo, es lo que había pensado—respondió sonriendo—. Mira, tengo más pero para ello tenemos que hacer un pequeño trato. ¿Nos hacemos amigos y tienes más bayas?

La propuesta se la dejó en las manitas de aquel pokemon, incluso cuando le mostró la comida y también la pokeball. Estaba claro que una cosa no podía tener sin optar por la otra. Era una buena negociación, sólo que este tenía su carácter y a ver si lo podía convencer Josh con esto. Lo bueno es que si quería ser criador, tenía que aprender las diversas formas de conocer a cada especie, entenderlas y llegar a ellos. Todo instante servía para él. 

-Si, lo que quieras - respondió al principio antes de escuchar tu segunda pregunta, ante la cual respondió directa y sin perder sonrisa - No, no tengo. Ahora me toca a mi. ¿Tu tienes novia? - dijo ella aunque remarcando más una expresión traviesa - O novio, no soy quien para juzgar claro está. - y entonces rio por lo bajo. No pareciera que a Hitomi le afectara dicha pregunta, de hecho respondió de una forma que no podría llegar a pensar lo mismo que tu.

Mientras tanto por parte del pokemon conejo, este te miró inflando mofletes al ver que no le dabas la comida si no era bajo más condiciones, pero al ver las dos cosas que ponías ante el dichoso pokemon. Este te miró y señaló la comida un par de veces antes de señalar su boca y luego de buenas a primeras, pulsó el botón de la pokeball metiendose en ella con la baya a medio comer aún abrazada.

Huelga decir que fijo se comería la baya en tu pokeball cuando esta dejó de vibrar - Felicidades. - y entonces celebro Hitomi - Sin duda es genial que hayas atrapado a tu primer pokemon. ¿Tienes pensado ser un gran entrenador o un experto coordinador? A fin de cuentas Buneary es bueno en cuanto al combate, pero Lopunny, su evolución, es magistralmente preciosa para la coordinación - Parecía que Hitomi entendía de ambos sentidos

Luego de preguntarte acerca pues de tu meta, Hitomi llevó las manos atrás y miramos - ¿Tienes ganas de capturar algún otro pokemon o continuamos el camino? - Esperando pues a que tu decidieras

Nunca pensó que la pregunta le rebotaría, así que por un lado se alegró de forma inconsciente por el hecho de que la chica no tenía novio y se avergonzó de saber que debía responder a ello también. Es que para Josh el amor era algo lejano, siempre centrado en la supervivencia de su vida misma, con su hermano y los pocos ratos en libertad que tenía solía pasarlo con los pokémon de la guardería. No tenía momento para detenerse en ello, sólo que con el correr de los años y la misma adolescencia que llega sin más, las cosas cambian y es inevitable. 

—No, no tengo. Nunca se ha dado...

O nunca lo había buscado, que posiblemente era aquello y no lo admitiría de cara a todos. No obstante tenía un objetivo entre manos y cuando finalmente aquel conejo accedió a su negociación, no pudo evitar el sonreír lleno de alegría. Incluso se incorporó del suelo para abrazar con fuerza a la chica, había sido su primer captura y sin Hitomi, no hubiera logrado nada. Aunque claro, cuando se dio cuenta de ello rápidamente se alejó y se rascó la nuca nervios. 

—L-o siento... Pero gracias, lo he logrado y estoy feliz—confesó sincero—. La verdad, quiero ser criador así que mi objetivo está en ese punto. Aunque me ha llamado la atención este y quise capturarlo, de igual manera tus consejos serán siempre bien recibidos. 

Después cuando guardó su pokeball tras mirarla un breve instante, desvío la mirada hacia la chica y respondió:

—No, vamos que quiero comenzar el viaje. De paso, cuéntame de ti. ¿Hace mucho que eres entrenadora?

Estaba decidido, el camino era largo y momento para conversar tendrían a montones, al igual que pokemon. 

-Entonces estamos a la par - dijo con completo descuido Hitomi, pues al parecer no es aquel tema le afectada de lleno, es más parecería que llegaría a estar en la misma tesitura que tu - Supongo que es lo que tiene no encontrar a nadie que te guste - Sacó entonces las manos de su sudadera para llevarselas tras la nuca y tratar de dejar entonces así aparcado el tema del noviazgo, aunque había dicho algo claro e interesante para ti.

Pero por otro lado cuando la abrazaste, la chica se sorprendió antes de sonreir y al separarte de ella podías ver como reaccionó a tu sincera disculpa riendo por lo bajo - Tranquilo hombre, no pasa nada. Me gustan los abrazos, así que ha sido incluso cómodo, y entiendo la euforia de atrapar a tu primer pokemon - Sin embargo calló cuando empezaste a hablar de tu meta y de como reaccionaste al ver al Buneary, momento en el cual te miró a ti y luego a la pokeball - Oh... - Entonces se percató de que en un momento podría haber sido un tanto brusca - Entonces... ¿Es verdad que sabes poco de los pokemon? - preguntó mirandote directamente y con preocupación.

-P-perdón... Pensé que solo era error de novato. - y sin siquiera esperar respuesta alzó ellas sus disculpas hacia ti - Bueno, a ver, puedo darte consejos si... pero también puedo enseñarte como funciona este mundo, así no tendrás problemas de cara a un futuro - te ofreció incluso, esta vez más amistosa y más dispuesta a echarte una mano pero más amplia.

Ya entonces en camino luego de toda aquella experiencia, Hitomi te miró ante tu pregunta - Oh... que va. He empezado hoy igual que todos. Pero mi familia son entrenadores... Bueno, mi madre es entrenadora, aunque a veces un poco bruta... Y mi padre es coordinador y diseñador de moda. Así que bueno... tuve afluencia de ambos desde pequeña para aprender mucho de los pokemon, e incluso me dejaron hacer unos cuantos combates con sus pokemon. - mientras decía todo aquello empezaba a mirar al cielo y a hablar como si tuviera nostalgia en su voz, hasta que finalmente volvió a buscar tu mirada - Es por eso que se mucho de los pokemon y que te puedo dar esos consejos... Pero en cuanto a experiencia de viaje o como entrenadora real, tengo la misma que tu...

-Oh y bueno, no soy de aquí. Vengo de la región de Hoenn. Aunque creo que eso no llega a ser tan importante. - pensó durante un momento antes de decirtelo - Y bueno ¿Que hay de ti? Cuentame un poco tu vida, ya sabes. Tu familia, de donde vienes... Esas cosas - dijo sonriente ajena a todo lo que tenías por detrás.

Mientras tanto la ruta 1 se extendía a vuestro alrededor, recorriendola poco a poco pasando los minutos en ella. El camino por suerte era recto y sin obstaculos grandes y al fondo debería de verse en un buen rato la Ciudad Verde, aunque aún os quedaba para llegar hasta ella.

De alguna manera le gustó saber que no había ningún chico en la vida de Hitomi, era algo un poco tonto pero al fin de cuentas si iba a ser su compañera de viaje y aventura, al menos ambos estarían en las mismas condiciones. Más allá de que Josh era muy torpe con las chicas, estaba seguro de que iría aprendiendo a tratarlas con el correr de los días. No obstante en algo estaba de acuerdo, en el hecho de que era difícil encontrar alguien que te guste. 

—Te entiendo, sabes. 

Y no dijo mucho más, estos temas para él eran un mundo desconocido y no sabía como sobrellevarlos. Aún así, rojo quedó ante la reacción de la chica por el abrazo. Sin querer hizo algo que le ha gustado y sintió un vestigio de emoción que se instauró en el corazón. ¡Era un gran paso! Que claro, no significaba nada en sí, pero para él sí que tenía un sentido especial: estaba rompiendo sus propias barreras emocionales, abriéndose a los demás. Después ante la pregunta de la chica, asintió avergonzado y la escuchó. 

—Gracias por eso, la verdad es que mi único conocimiento con los pokemon es cuando estaba en el orfanato y me escapaba a estar con ellos—confesó sincero—. Aprendí a relacionarme con los que había ahí, que básicamente y por lo que he comprobado, estaban acostumbrados al trato humano. Así que desde pequeño, cuando quería escapar de ese lugar, me quedaba con ellos. 

Tenía un peso muy fuerte a nivel emocional el haber contado aquello, pero de alguna manera confiaba en Hitomi y abrirse un poquito más aún era lo que necesitaba. Al parecer la chica venía de una familia convencional lo cual, para Josh era algo muy bonito y se imaginó que habrá tenido una vida llena de alegrías. Muy diferente a lo que él mismo había vivido, en definitiva es con lo que le tocó lidiar. Pero no tenía rencor, al contrario lo asumió como tal. Más allá de esto, le respondió con una sonrisa algo apagada. 

—No tengo familia, solo mi hermano—dijo en un tono algo bajito—. Nos criamos en un Orfanato en Ciudad Plateada y hace ya unos años que vivimos solos en un piso que el alquila. Además no le gusta los pokemon, en sí porque nuestros padres cuando nos dejaron fue con esta gorra que llevo y esta pokeball vieja. De alguna manera él odia todo esto, lo entiendo. 

Hizo una pequeña pausa. 

—Pero yo no, me gusta y siento que de alguna manera, estoy unido a mis padres pese al abandono. 

Hitomi sonrió al ver que al menos en ese punto de la persona amada, compartíais empáticamente el mismo punto de vista, uno el cual sin duda pocos podrían entender al mismo nivel.

Quizás fue por ello que el abrazo no le importó, a fin de cuentas, aunque la entrenadora pelirrosa opinara aquello, se la veía mucho más cariñosa de lo que podría aparentar, pues aunque te enfocaras solo en tu parte de abrazo, ella trató de corresponderlo con el mayor impetu que le era posible, al menos antes de separaros de dicho abrazo.

-No tienes porque darlas. Somos entrenadores y, aunque pueda haber ciertas rivalidades entre unos y otros, lo principal es ayudarnos en el camino. - Luego escuchó tu historia, de como te escapabas con los pokemon del orfanato, lo cual le dió una idea a Hitomi de como fue tu pasado, en cuanto a la parte oscura de la vida. Mismo hecho llevó a la pelirrosa a bajar la voz y poner un tono de voz más triste - Oh... Yo... L-lo siento, no lo sabía - obviamente lo mencionó frente al tema de tu familia, concretamente lo de no tener padres, pues en cuanto al orfanato no quiso indagar ya que no le parecía correcto hacértelo recordar.

-Bueno... seguro que tu hermano podrá llegar a ver a los pokemon de otra manera... C-con el tiempo. Si tu los cuidas y se los vas presentando poco a poco como amigos... o incluso como un simil de familia, pues a fin de cuentas, al final los pokemon que vas atrapando se convierten en una pequeña familia para el entrenador. - dijo con un deje nostalgico en la voz, casi como si aquello hubiera despertado algo de su recuerdo.

-El trabajo de un criador no debe de ser fácil, pero seguro que si tienes tantas ganas de serlo, llegarás a ser uno de los mejores. Igual que yo me convertiré en campeona de las ligas pokemon y también la mejor coordinadora - al mencionarlo se llevó la mano a la nuca pensativa - Igual es una meta demasiado grande ambas cosas, pero quiero hacer sentirse orgulloso a mis padres, así que... relativamente tenemos un objetivo común si lo miras de una manera intrincada, o si estas dispuesto a hacer que tu hermano cambie de opinión frente a los pokemon - y dicho eso rió por lo bajo como una niña traviesa.

Los minutos fueron pasando, minutos que se volvieron horas de conversación ya fueran más banales o menos, y eso abrió lugar a que la Ruta 1 quedara atrás en vuestras espaldas y frente a vosotros se abriera la entrada a Ciudad Verde

-Guau... ¿Ya hemos andado tanto? - preguntó mirando hacia atrás la entrenadora donde ahora quedaba la Ruta 1 - Si no me equivoco, esta es la primera y última parada del recorrido de Kanto - te fue explicando poco a poco - Ciudad Verde, lugar de nacimiento de la famosa Yellow. - pero poco después de hablar sobre ello, el estomago de la pelirrosa rugió y contagiado por lo mismo el tuyo se unió al coro.

-U-uy... c-creo que ya es hora del almuerzo... ¿Vamos al centro pokemon a comer algo? - mencionó entonces señalandolo.

Ciudad Verde se encontraba llena de movimiento. Había unos cuantos entrenadores nuevos yendo de aquí para allá, a la tienda, al centro pokemon, unos pocos se metieron en una casa y otros tantos parecían continuar la ruta, pero ahora quizás tocaba pensar en las necesidades básicas primarias

Hitomi realmente es una chica muy agradable y de alguna manera estaba más que agradecido de haberla encontrado porque eso significó que compartieran muchísimo durante este viaje. Eso sí cuando le habló de su hermano, bajó la mirada ya que era un tema delicado y tenía fe Joshua de que en algún momento podrían limar esas asperezas al mostrar un mundo que también tenía lugar para él. Pero tiempo al tiempo como todo, era evidente que primero él debía recorrer este camino solo y aprender lo suficiente como para unirlo a ello y explicar lo que significa para él chico. 

—Descuida, estoy seguro de que se puede. Sólo hay que ser persistente y es algo que me enseñó justamente mi hermano. 

Y allí estaba, siempre presente en su corazón gracias a cada enseñanza que en acción pudo enseñarle por la vida misma y todo lo que tuvieron que pasar. No obstante el camino se hizo en verdad muy corto con tanta conversación y cuando quiso acordar ya estaban en otro pueblo. Un tanto ilusionado recorrió con la mirada cada rinconcito visible de los alrededores mientras el estómago le pedía un poco más. 

—Ni me di cuenta, sabes—dijo sonriendo—. Creo que serás mi compañera oficial de viaje, has logrado que camine mucho y no me entere de ello.

Aquello había sonado agradable y cuando la chica sugirió lo de ir a comer, rápidamente aceptó ya que tenía hambre. 

—¡Vamos! —indicó y se acordó de algo a los minutos—. También debo cambiar este vale en una tienda.