Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

3. Fuego de Campamento

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23/04/2018, 09:23
Kifel Robbarth

Aunque la marcha de Petrick los cogió a todos con el pie cambiado, Kifel se mostró relativamente sereno. Ya no iba a tener que controlarse y visto su expediente, era algo positivo. Entonces la conversación entre Corianne, Nekaua y tangencialmente Daha hizo que en su rostro se dibujara una expresión de incredulidad. Con una media sonrisa se inclinó hacia Iskal y le susurró.

¿Está pasando lo que creo que está pasando?

Como ni sabía, ni quería añadir nada a la conversación entre la pirata y la goliath, el guardia sancionado respondió a Daha.

Veiner nos encontró a los dos. Ayudamos a la guardia con un operativo anoche, ¿verdad Iskal?—dijo mientras le daba un amistoso golpe con el codo en el costado y le guiñaba un ojo al félido.

No había que ser un lince para detectar tanto en los gestos como en el tono de voz de Kifel que la ayuda a la guardia no había sido exactamente tal. Pero tampoco se esforzaba en ocultar la verdad, estaba siendo demasiado evidente. Sin duda sus palabras eran un eufemismo.

Tengo ganas de llegar a Bastión Celeste. Soy de allí pero hace ya dos años desde mi última visita. Que no os engañen, la cerveza de La Estrella Caída es la mejor de toda Rhovesia y dicen que la última cosecha de lúpulo y cebada fue excepcionalmente buena. Me muero de ganas por tomarme una buena jarra.

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23/04/2018, 23:13
Iskal

Iskal tenía la sensación de que se estaba hablando de cualquier cosa menos de ostras y salchichas pero como no sabía si era alguna extraña costumbre humana prefirió no saber lo que estaba pasando.

«¿Y por qué contestas por mí?»

Tampoco sabía si aquello formaba parte alguna especie de estrategia de cortejo humana así que decidió no abrir la boca.

—No exactamente—carraspeó el félido—. No es que Veiner diese conmigo, Kifel dio conmigo. Concretamente cuando estabe entretenido oyendo a dos pintorescos lugareños de Puerto del Amanecer que creo que andaban por allí buscando su sentido del humor. O su amabilidad. Pero desgraciadamente no habían encontrado ninguna de las dos.

Se rascó la barbilla como si en vez de estar hablando de algo supuestamente hiriente estuviese hablando de algo digno de estudio.

Confieso que la falta de imaginación de la gente es alarmante. Es decir, mis intentos de insulto favoritos son los que tienen que ver con ovillos de lana, pero empiezan a volverse monótonos a partir de la duodécima vez—murmuró con aire pensativo. De pronto pareció acordarse de algo—. ¡Ah, sí! Y Kifel me comentó lo de que la guardia necesitaba ayuda. Así que me apunté y a raiz de eso Veiner dio con los dos.

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25/04/2018, 00:33
Nekaua

Nekaua enarcó una ceja. Algo había en aquello que se le escapaba. Le había sucedido a menudo cuando empezó a vivir entre humanos y medianos, y tras años creyéndose parte de aquel mundo, al marcharse de la granja e involucrarse con otras gentes, en otros entornos, volvía a sentirse como una cabra que se hubiese acostado sobre una roca y despertado flotando en una ciénaga.

No puedes comerte un rebeco antes de cazarlo, respondió con prudencia. Y, aunque te agradezco la invitación, por mi experiencia con vuestros “manjares”, prefiero probarlo antes de aventurarme a darme un festín.

Había comprobado que las dietas de humanos y goliaths no eran muy diferentes. Pero las excepciones, ay, todavía le provocaban estremecimientos. Demasiadas noches tiritando por la fiebre, durmiendo intermitentemente con el jergón junto a la letrina.

Tras la marcha de Petrick, la conversación al otro lado del fuego había cambiado por completo de tono. Relajada y agradable le parecía. Y sin el subterfugio que todavía no conseguía descifrar en las palabras de Corianne.

¿No os preocupa lo que ha dicho el mago? preguntó. Bien estaba disfrutar, pero el asunto le parecía demasiado serio como para ignorarlo. No hace mucho que los humanos estabais en guerra, matándoos entre vosotros.

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25/04/2018, 20:57
Daha Phiatabel

A tener de la historia de Kifel e Iskal, pues si había entendido bien estaban allí casi por azar, la deserción de Petrick y a su parecer al menos, las extrañas elecciones de aquellas pintorescas damas, una pirata y una salvaje, Daha empezaba a creer que ni el propio Veiner se tomaba demasiado en serio aquella misión. La semielfa arrugó los labios y abrió los ojos de par en par un instante en señal de incredulidad.

¿Con quién se había juntado? Resultaría al final que se encontraba en una banda de maleantes. No le cuadraba demasiado su presencia entre ellos. Resultaba que la goliath era al final el miembro del grupo más alineada con el bien de todos sus compañeros. Casi no se podía creer lo que empezaba a deducir.

No obstante, un rayo de luz iluminó sus pensamientos negativos. Estaban buscando una sustancia prohibida alrededor de la cual se movían muchos y muy oscuros negocios sucios. ¿Quién mejor para dar con la droga que un grupo de delincuentes guiados por una sacerdotisa de Alcor y una contable con muy malas pulgas? Aún así no se veía en el puesto de líder que ella misma se acababa de atribuir.

- ¿A cuál de las mil necedades que ha dicho durante el viaje el bueno de Petrick te refieres, Nekaua? – Preguntó entonces la sacerdotisa. Lo cierto era que prefería entablar conversación con ella, pues de todos era la que tenía, al menos por lo que había visto hasta el momento, un sentido de la justicia más similar al suyo.

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25/04/2018, 22:06
Corianne

Corianne asintió en dirección a Nekaua. Con eso serviría, de momento.

La pirata agradeció no haber bebido agua: la habría escupido toda cuando habló Daha.

—¿Disculpa? ¿Ahora que Petrick se ha ido es una necedad? Cuando todavía estaba te parecía una buena idea —le recriminó Corianne—. Incluso se lo señalaste a Iskal.

Chasqueó la lengua varias veces.

—¿Mentir no es pecado en tu religión, hermana?

Miró a Nekaua. La verdad es que no le interesaba la respuesta de Daha.

—No sé, Nekaua. Por muy factible que me parezca la explicación de Petrick, me parece inventada. Yo creo que haríamos mejor en seguir el guión de Veiner. Investigar y, en base a ello, crearnos nuestras propias conclusiones. 

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25/04/2018, 22:16
Iskal

Iskal se cruzó de brazos y se encogió de hombros a la vez con sencillez.

Creo que Corianne tiene razón. Si mal no recuerdo se lo soltó a Veiner también, y éste no dijo nada al respecto—comentó—. Yo vine a Puerto del Amanecer para ayudar con los problemas que hubiera por aquí... pero no conozco Rhovesia así que no tengo ni idea de qué hablaba Petrick. Pero me fío del criterio del ministro que debe llevar su tiempo detrás de todo este asunto

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25/04/2018, 22:36
Clea Stenon

Diría que es una opción improbable—añadió Clea corroborando la opinión de Corianne e Iskal—. Supongo que por eso el ministro no le dio importancia. Los beneficios que puede dar un estimulante como el polvo de escorpión en una batalla son limitados y no determinantes. Para los oregs el consumo del polvo tiene un componente ritual.

La asistente se echó un mechón de pelo que le caía sobre la cara hacia atrás.

Y eso sin tener en cuenta de que no es fácil esconder un ejército en una región tan pequeña como Rhovesia. La Tribu del Martillo de Hueso sería el candidato más factible y no parece que Balaka esté al tanto. Además, si como todo parece indicar, el polvo se encuentra en Mena de Oro, Ark Durandor está demasiado lejos como para que haya una conexión.

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25/04/2018, 22:57
Balaka

Balaka, alejada del fuego, estaba comiendo un par de salchichas como buenamente podía con las manos atadas. Se mantenía al margen de la conversación al igual que había hecho durante todo el día. Excepto en el momento en el que Clea pronunció su nombre. La goliath alzó la cabeza y escuchó lo que decía la mujer, pero no tardó en perder el interés.

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01/05/2018, 01:02
Nekaua

No, la Tribu del Martillo de Hueso no podía tener nada que ver con aquello. Aunque el statu quo en el seno del clan goliath se había trastornado, Balaka había dicho que el gigante seguía al mando.Bajar de las montañas para atacar las tierras bajas, en masa, significaría su final. Harían daño al principio, hasta que los humanos organizaran un ejército y los barrieran de Rhovesia como si nunca hubieran habitado las ruinas enanas, ni las montañas.

Pero no era la tribu lo que la preocupaba. No en ese sentido, al menos. Las opiniones de los demás suponían un alivio. Pequeño, pues ni siquiera ellos estaban seguros de saber de lo que estaban hablando, pero el justo para aliviar su preocupación.

Ojalá estéis en lo cierto, dijo.

La mujer y el hombre que me acogieron me hablaron de vuestra guerra, confesó, torciendo el gesto. Si aquella fue para bien, para liberaros de los kurnitas, no creo que la siguiente lo sea.

No solo le habían hablado de esa guerra. Garo ya había vivido la que acabó con la dominación de la iglesia de Kurnah, dos décadas atrás. Y Doña Clavilda había participado en varias batallas, sirviendo a Beltegueuse. No deseaba que tuvieran que volver a coger las armas para luchar de nuevo contra otros humanos.

Madre y padre habían sido mercenarios antes de establecerse en las Zyfad; pero para ellos era diferente, ellos no hablaban de los humanos como si estuvieran hechos de la misma carne.

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01/05/2018, 01:08
Corianne

Corianne se descubrió a si misma bebiendo de las palabras de Nekaua como una chiquilla de pueblo enamoriscada del primer bardo que pasaba por su pueblo. Aquel pensamiento, esa sensación de debilidad, la hizo rebelarse por dentro. Le tiraría una piedra en la cabeza a la goliath si aquello no fuera rematadamente estúpido.

Ni siquiera había dicho algo inteligente.

Los dioses le conservaran los oídos, ¡ni siquiera era inteligente, sino que tendía más bien a la escasa longitud de entendederas! 

—Lo estoy —dijo con más brusquedad y frialdad de la que sentía—. Te preocupas demasiado, goliath. No hay ninguna guerra en ciernes. Esto se acaba en cuanto lleguemos a Mena de Oro. Tengo contactos allí. 

Hizo un gesto elocuente con la mano.

—Mi padre regenta una taberna...

...más bien una mancebía...

—... seguro que sabe algo. O conoce a alguien que ha oído algo. Confiad en mi. Descubriré lo que pasa aquí en un periquete.

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02/05/2018, 15:47
Daha Phiatabel

Sin duda las tabernas tenían oídos. En eso no se equivocaba la buena de Corianne. Aunque lo cierto era que mucho le extrañaría a Daha que fuera tan fácil dar con lo que buscaban. Preguntar a un simple posadero acerca del polvo de escorpión quizás y solo quizás les diera alguna pista de por dónde comenzar a buscar, pero ni mucho menos iba a solucionar el problema “en un periquete” como mantenía aquella mozuela.

- Sin duda alguna ya se le habrá ocurrido a la autoridades competentes el preguntar en tabernas y otros lugares de reunión de beodos y adictos… - Dejo caer la sacerdotisa sin dejar de centrar su mirada en la salchicha que estaba asando al fuego. – Te puedo asegurar Corianne, que si fuera tan fácil no nos habrían contratado para la misión. Al fin y al cabo, la Administración puede llegar a ser mucho más persuasiva que nosotros mismos. – Alzó la mirada y le dedicó una artificial sonrisa a su compañera. – Pero, vayamos a hablar con tu querido padre. Nada podemos perder más que el tiempo. ¿Verdad?

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02/05/2018, 17:05
Corianne

Corianne parpadeó. La que perdía el tiempo intentando meter algo de sensatez en aquella cabeza dura era ella, pero no pudo evitar responderle:

—Si la Administración puede llegar donde nosotros llegamos y ser más persuasivos, ¿por qué nos contratan a nosotros a hacer un trabajo en el que ellos han fracasado? 

Dejó a Daha unos instantes para responder la pregunta.

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02/05/2018, 17:24
Daha Phiatabel

- Es evidente, querida… - Respondió la semilefa sacando del fuego la salchicha y comprobando que estaba en su prefecto punto de cocción. – Cuando en tu casa se atasca una letrina y tienes el oro suficiente para pagar a alguien por desatascarla, desde luego que lo pagas. ¿Verdad? – Se encogió de hombros. – En ese aspecto la República no es muy diferente. No se ensuciará las manos si otros pueden hacerlo por ella. Cuestión de política. - En en ese momento le dio un mordisco a la salchicha.

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02/05/2018, 17:31
Corianne

Corianne miró a Daha, y después a Clea. Dejó que fuera la desatascadora oficial de los bajos de Veiner la que respondiera a la hermana sabihonda. 

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02/05/2018, 17:56
Clea Stenon

Clea puso los ojos en blanco algo exasperada.

No sois agentes de la República. No la representáis y por tanto no estáis sujetos a sus normas. Tampoco bajo su amparo más allá de vuestra condición de ciudadanos. Por eso os encargáis de esta tarea—dijo—. Una tarea, por cierto, cuya solución dudo que se encuentre en una taberna por muy mal ambiente que allí se reuniera.

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02/05/2018, 18:12
Daha Phiatabel

Clea acababa de darle la razón a Daha. Esa chiquilla algo estirada y prepotente en ocasiones, empezaba a caerle mejor. Al menos decía cosas sensatas y no soltaba lo primero que se le pasaba por la cabeza. Seguía siendo una burócrata que poco podría aportar si las cosas volvían a ponerse feas, pero sin duda alguien necesario en aquel grupo.

- Clea tiene razón, Corianne. – Habló entonces Daha. – Podemos ir a ver a tu padre no obstante, si no nos quita demasiado tiempo. Algunos dicen que la familia es una de las bases de la República. Debemos mantener los lazos familiares. 

Daha se acabó la salchicha en varios bocados, manteniéndose en silencio mientras masticaba. Fue al tragar cuando volvió a abrir la boca para dirigirse a Corianne tratando de rebajar algo la tensión que había capado entre ambas. Por alguna razón esa joven de moralidad relajada parecía haberse obsesionado con ella. La semilefa era pacifista por naturaleza y le gustaba llevarse bien con todo el mundo, más si cabe con los que debían ser sus compañeros.

- Así además, podremos probar tus ostras... - Exclamó alegremente la sacerdotisa. - ¿No querías que probásemos tus ostras, cariño? Seguro que Nekaua está ansiosa por probar tan suculento manjar.

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02/05/2018, 18:20
Kifel Robbarth

Kifel volvió a inclinarse hacia Iskal con el mismo tono burlón.

Ostras en Mena de Oro... espero que se refieran a las metafóricas, porque a saber en qué estado llegan esas conchas a la montaña. O eres Alarico Empoli o ya te digo que eso no hay quién se lo coma.

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02/05/2018, 18:30
Corianne

—¡Disculpa! ¡Olvidaba que las respuestas a todas nuestras preguntas estaban en la tienda de nabos y no en las tabernas! —ridiculizó de un plumazo lo que había dicho Clea.

Por alguna razón aquella hermana mojigata parecía haberse obsesionado con ella. No la podía culpar. Era impresionante en muchos aspectos.

—Tú sigue comiendo salchichas, que no está hecha la miel para la boca el asno —respondió con desdén.

Como siguiera buscándole las cosquillas, lo que iba a probar la hermana iba a ser el plomo de su pistola. 

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02/05/2018, 18:49
Daha Phiatabel

Aquella respuesta totalmente inesperada le hizo gracia a la semielfa que no pudo evitar soltar una carcajada. ¿Una tienda de nabos? ¿Acaso existía algo así? Sin duda las salidas de Corianne eran cuanto menos ingeniosas. Su humor ácido era sin duda digno de elogio. De elogio para aquellos que gustasen de un humor tan mordiente.

Desde luego aquella entretenida batalla dialéctica de había dilatado más de lo recomendable, pues si bien ella gustaba de bromear de una manera tan irónica y mordaz como aquella, empezaba a ver demasiado cerca la mano de Corianne de su trabuco y no dudaba que una chiquilla de las calles como ella tuviera reparo en utilizarle por sentirse ofendida de alguna manera.

Daha se puso en pie y sin borrar la sonrisa de su rostro se acercó a Corianne y del mismo modo que se agachara frente a Petrick antes de su marcha, colocó sus manos suavemente sobre los hombros de la pirata y con una sonrisa y una voz afable se despidió de su compañera hasta el amanecer.

- Que tengas muy buenas noches, querida y que Alcor velé por ti tanto en tus sueños como en tu vida. – Tomó aire mientras meneaba ligeramente la cabeza de lado a lado. – No te tomes tan en serio la vida o acabarás reventando. – Entonces besó la mejilla de Corianne y se puso en pie para ir en busca de su petate y armar el lecho donde pernoctaría esa noche.

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03/05/2018, 02:25
Nekaua

Aunque era mucho lo que ignoraba, de su memoria, y de las diferencias entre las hortalizas —después de tres años de trabajo campesino—, todavía estaba segura.

Rábanos, corrigió, con la boca todavía llena del último bocado de salchicha. Eran rábanos. Definitivamente, iba a irse a dormir con hambre. Y no era la única; su hermana tenía casi tanto apetito como ella. Giró la cabeza para mirarla, pero tenía la cabeza gacha y la vista apartada. Era extraño; tenerla allí, a solo unos pasos, después de tanto tiempo, y no poder sentarse a su lado y hablar juntas, en voz baja, rememorar quienes fueron y descubrir las goliaths en las que se habían convertido.

Cerró los ojos y escuchó a las mujeres discutir. Se habían encontrado en un punto desde el que no tenían más remedio que aprender, cuanto menos, a soportarse. Aunque antes tuvieran que darse una paliza mutuamente para alcanzar ese entendimiento. Solo una paliza; había prometido al custodio que protegería a los miembros del grupo, así que si alguna de las dos trataba de ir más allá, tendría que dejarla colgando de las ramas de un árbol hasta que se le enfriara la sesera y volviera a pensar con claridad.

Ojalá sea tan fácil, respondió a Corianne, pero Veiner dijo que el polvo de escorpión no estaba en Mena de Oro. Aunque también dijo que hiciéramos pesquisas en la ciudad. Hablar con tu padre suena a eso.