-¿Piensafff traiffionar al último compañero que te queda? ¡Glup! Una cosa es ser despiadado y otra tonto. Ahora nos tenemos el uno al otro, para bien o para mal.
Si tuviera ojos veríais como los echo hacia atrás ante el comentario de Yador -“Se lo decía a él...Hay algo que no me gusta de este sargento creo que sabe que estábamos antes con Melzir. Vamos a tener que estar muy pendientes de él...”- Cuando termino de decir esto miro a mi alrededor buscando más túnicas que lleven bordado la insignia de sargento.
Motivo: Descubrir
Tirada: 3d6
Resultado: 11 [3, 6, 2]
Hay dos personas más con el símbolo de Ssirt. Estan rodeados de guerreros mientras pasan el tiempo y hablan a gritos.
Tirada oculta
Motivo: Sargentos
Tirada: 1d3
Resultado: 3(-1)=2 [3]
Tirada oculta
Motivo: drow 3
Tirada: 1d4
Resultado: 1 [1]
Tras la interesante pero rápida charla, te vas a la zona de suboficiales y descansas. Ha sido un día como otro cualquiera y estas algo cansado.
Te vas a dormir.
-Ah coño. Pues no sé, no lo considero traición. Me expusieron unos argumentos que me gustaron más que lo de jugarme la vida por un sueño.
Termino de comer y me estiro.
-Bueno qué, ¿nos vamos? ¿O quieres comer un poco más?
Al ver a mi compañero buscar algo yo miro a mi alrededor también, buscando algún individuo que no sea de raza inferior. Un elfo quizás.
No hay. Fuera donde los aldeanos si había uno o dos, pero las demás razas eran más numerosas. No parece que haya elfos aquí y si los hay están encapuchados.
“Quizás este sargento sea muy noble a la cause o es un gilipollas. De todas maneras somos recién llegados aquí, así que por ahora tenemos que mantener un perfil bajo” -cuando digo esto me levanto dispuesto a irme- ”Venga vámonos”
“Pues por mucho que me gustaría ir a los calabozos y matar a todos los prisioneros y revivirlos para mi ejercito de No-Muertos, no lo haré porque quiero pasar desapercibido” -sigo susurrando a Yador- “Por lo que hasta que sepamos que coño pasa no robes”- hago hincapié en lo ultimo.
Llegáis a la habitación común donde Zymet os señaló vuestras camas.
Os dais cuenta de que vuestras camas las han movido de sitio, están en una esquina, alejadas de los demás.
Me rio por lo bajo- “Mejor” -me dirijo hacia mi cama y me siento-“Puedes dormir cuando quieras, yo no creo que lo necesite”
Dejas pasar un buen tiempo, horas quizás, has perdido la noción del tiempo. Una vez te levantas tus huesos empiezan a crujir. Yador no se despierta, pero si ves que algunos soldados se levantan algo asustados y te miran.
Sales de la habitación y te diriges a las afueras. Todo está en silencio, salvo algunas patrullas que vigilan la pequeña ciudad bajo el puente.
Motivo: Sigilo
Tirada: 3d6
Resultado: 12 [6, 1, 5]
Tirada oculta
Motivo: Escuchar
Tirada: 3d6
Resultado: 10 [4, 3, 3]
Miro a mi alrededor buscando el punto más alejado de cualquier guardia, incluso me quedo mirando sus rutas un buen rato para asegurarme de que no van a pasar por donde vaya a estar.
Después cuando encuentre ese lugar me oculto entre las sombras, saco el libro y la daga.
Los sacas. La daga sigue manchada de la sangre de tu antiguo yo.
Abro el libro y le susurro -“Conseguí destruir el bastón, ¿Ahora qué? ¿Y está daga con el Cristal?¿Tiene algún poder, o uso aparte del que le disteis para transformarme?”
El libro te contesta con una voz aún más débil y susurrante que como lo hacía normalmente.
"Ya está todo hecho, nuestro resurgir es inevitable. Te hemos ofrecido nuestro gran don, ahora esparze nuestra influencia allá donde pises. La daga es inútil para tus propósitos, tu poder, aunque ha aumentado considerablemente, sigue siendo irrisorio y no satisface su demanda."
"Dejanos junto al puñal en un lugar escondido en estas calles. Otro nos recogerá y nos devolverá a nuestro estado original."
"Oirás nuestra voz cuando renazcamos."
El libro guarda silencio.
Asiento muy a mi pesar, ya que no quiero dejar el libro para nadie. Aunque noto como su poder está menguando.
“Así lo haré...Espero que os alcéis pronto mi señor, y cuando eso ocurra lucharé a vuestro lado.”- susurro por última vez.
Vuelvo sobre mis pasos y cuando encuentro un recoveco en alguna pared de las calles ahí dejo el libro y el puñal.