Partida Rol por web

El grupo de aventureros llega a la plazuela del castillo. La plaza es poco mas que un gran claro de tierra, dos grandes edificios ocupan dos lados pegados de la plaza, el castillo y un pequeño monasterio con su iglesia. Los lados contrarios dan a un barranco con poca pendiente y desde ellos se aprecia el pequeño pueblo.

La plaza esta llena de soldados en armas, practicando tanto tácticas militares como el combate mano a mano. Parece un hervidero de actividad, y la mayoría de la gente ignora a los recién llegados.

Un hombre grande, en armadura completa se acerca a Accolon, se saca el yelmo y le pasa un brazo por el hombro...

- Por fin, Accolon, por fin han llegado.

El Barón se acerca al grupo de recién llegados.

- Buenas tardes amigos. Siento no poderos daros el recibimiento que os merecéis, pero las cosas en el norte se están complicando mucho. El rey insiste en que mantenga sus tropas listas para la batalla, y la verdad, me esta llevando mucho mas tiempo de lo que esperada.

Cuando el grupo ya esta cerca, el Barón baja la voz, y dice:

- En realidad la mayoría de los hombres están fofos. Tanto tiempo de paz ha hecho mella en el ejercito real. Yo diría que solo mis propios hombres están listos para luchar. Si los gigantes deciden invadirnos este invierno... - el barón menea la cabeza -... no se, no se...

Vaya, parece que hay más nerviosismo y actividad de la normal por aqui, piensa Accolon mientras se acerca a la plaza y observa al Baron acercarse a él.

- Perdone el retraso señor, hemos venido la más rápido que hemos podido.

- Espero que no haya que usar el ejército, señor. Porque como bien dice la defensa iba a ser muy complicada. Espero que podamos ayudarle en algo. Como puede observar, viene gente competente, poderosa y de indudable valía.

Eyskhan se acerca al barón y hace un saludo con sentido respeto. Este hombre luchó junto con su padre y le salvó la vida. Si no fuese por él, Eyskhan ni siquera habría nacido.
- Señor barón, es siempre un honor estar a su servicio
Luego, retirándose un paso para dar espacio a sus compañeros, observa con satisfacción el entrenamiento de los hombres, y casi sin quererlo se encuentra buscando agujeros en las defensas y los ataques de los luchadores.
No, te van a flanquear ... ves? venga ahora aprovecha el espacio a tu izquierda para hacer que se esorben...no hombre...ahí te te tienen encerrado...ouch! eso suele doler
Y susurra casi para sí mismo
Si, están un poco verdes

Llego muy contento por estar de vuelta al que considero mi hogar, no presto el más mínimo interés por los soldados que entrenan en la plaza.

El barón se acerca y habla a uno de mis compañeros, yo me muestro ansioso a la espera de que me diga algo.

Estos mequetrefes no han hecho ni pizca de caso de mis indicaciones... Tal es su ansia por entrar en la batalla que quieren empezar a construir la casa por el tejado. Ni siquiera yo puedo hacer milagros en dos meses...

El elfo hace una grácil reverencia al barón.

Decir que están verdes sería ser generoso, ashmed. Después de todo, las plantas verdes son capaces de prosperar y madurar...

Sus tácticas son burdas y apresuradas. No tienen paciencia y quieren ver resultados inmediatos...

Dice fríamente mientras analiza los ejercicios que desarrollan en el centro de la plazuela.

Con esta preparación lo único que van a conseguir, si son afortunados, es una muerte rápida.

Tal y como gustan los humanos, rápida...

El dracónido asiente con la cabeza tras escuchar las palabras de su amigo. Luego sonrie , mira al eladin y dice:
- Como me dijo una vez cierto orejas largas, "Has de combatir con el pensamiento tanto o más que con los músculos"
Unos golpes más y verás como acaban entendiéndolo. A fin de cuentas si lograste enseñarme a mi, organizar a estos zotes no va a ser mucho más dificil

Luego, aprovecha que Accolon ha acabado de hablar con el barón para estrecharle la mano:
- Me alegra volver a verte Accolon, si luego hay tiempo podríamos tormarnos algo y nos ponernos al día en cuanto a batallas y viviencias se refiere

Al menos logré que te entrara en esa cabezota tuya que en el arte de la guerra todavía nos resta mucho por aprender...

Dice Quarion con lo que parece ser un leve esbozo de una sonrisa.

Es un primer paso.

La entrada de Truvio en el patio es prudente, mirando hacia todos los lados. Tras una mirada en rededor parece más tranquilo.
La sensación de tranquilidad se hace completa cuando aparece el barón. Asiente ante sus palabras mirando a los soldados.

Y no puede evitar escuchar de nuevo la conversación del dracónico y el arqueroguardabosques.

Todo el rato músculo, todo el rato músculo, si ejercitaran también algún otro órgano más blando...

Truvio no parece muy satisfecho con sus nuevos amigos...

Es un placer veros aquí, amigos. Sin embargo el asunto que me gustaría encomendaros es de carácter privado. Si no os importa acompañarme a un lugar mas recatado.

El barón os guia hacia dentro del castillo, a un pequeño despacho que conoceis bien. Alli se sienta en una silla y pierde su aspecto de persona segura de si.

- Es Iresha. Como sabeis mi hija esta en Durbenford, con mi mujer. Y me temo que frecuenta malas compañias. Me temo que ha caido en las redes de vicio y perdición de esa maldita ciudad. - el barón apenas puede contener las lagrimas - Me ocuparia de esto yo mismo, pero desgraciadamente, las ordenes del rey tienen prioridad sobre mi hija.

Calla por unos segundos.

- Mi hijo esta en el norte, en las tierras de los gigantes, al servicio del rey. No me queda nadie mas a quien recurrir. ¿Podríais ir a Durbenford y "convencer" a algunos jóvenes degenerados de que dejen a mi hija sola?. A ser posible, sin montar escándalos políticos que puedan perjudicar al reino en estos momentos de peligro. Los padres de algunos de esos niñatos son gente importante.No sabria como agradecerlo

Por la cara del barón parece pasar una sensación de alivio. Como si contar todo esto lo liberara de un peso. Poco a poco vuelve a aparecer la autoconfianza y la fuerza que tan familiar os es en el.

Eyskhan escucha atentamente mientras reflexiona sobre lo que les cuenta el barón
- Mmmm, no me gusta hacer de niñera, y cada cual es mayorcito para elegir sus compañías. Pero a veces es dificil saber la calidad moral de alguna gente con la que te relacionas... Si, hay que ir a Durbenford, investigar las compañías de Iresha y asegurarnos que no corre ningún peligro

Tras encontrar un motivo y una línea de actuación de acuerdo a su carácter, el dracónido sigue escuchando al barón, asintiendo suavemente con la cabeza a las palabras del gobernante.

Truvio camina detrás del barón, mirando hacia cada pasillo que cruzan y a cada grupo que encuentran con expresión de alerta.

Cuando escucha las palabras acerca de los problemas de Iresha su semblante se torna preocupado. No son buenas noticias de la muchacha, sin duda y odio ver entristecido al barón.

Cita:

La expresión de alivio es patente en la cara de Truvio al oir estas palabras, parece claro que tiene "algún" tipo de problema con él.

Tras escuchar la tarea que les encomienda el barón, Truvio hace una ligera reverencia y habla:

- Por supuesto que trataremos de cumplir con tus deseos, y con toda la discreción de la que mis nuevos compañeros y yo somos capaces mucha, espero Y ahora, para poder cumplir con tus deseos nos gustaría que nos pusieras al tanto de toda la información que tengas sobre los problemas a los que aludes.

.¿Quienes son las malas compañías que frecuenta?
.¿Quién te lo ha hecho saber?
.¿Hay alguien de confianza en Durbenford al tanto de este problema con quien podamos contar?
.¿Hay alguien con quien tengamos que ser especialmente cuidadosos a la hora de tratar con el/ella?

Tras concluir, Truvio se da cuenta de lo largo de su alocución, como sorprendido de su propio comportamiento, mira hacia sus compañeros estudiando su reacción ante las palabras que acaban de pronunciar...

Escucho atentamente lo que nos cuenta el barón con una mueca de desagrado en el rostro.

Una cosa señor, ¿su hija esta de acuerdo en que esos "galanes" la cortejen? .

Accolon acompaña al Baron a lo largo del castillo. Una vez dentro, escucha atentamente los lamentos de su señor.

Parece que la cria se ha descarriado un poco...

Accolon asiente ante las preguntas de sus compañeros, cuestiones que el mismo se hacia en su interior. No es el trabajo más agradable que le ha pedido el Barón, pero sabe de la importancia de Iresha para él.

- Señor, descuide, conseguiremos que Iresha deje esas compañias sin montar ningún escándalo.

El rostro del barón se vuelve a enturbiar al escuchar las preguntas de Truvio.

.¿Quienes son las malas compañías que frecuenta?

Nobles de la ciudad. Niños de esos que frecuentan los bailes de mascaras y las fiestas de sociedad de las que tanto gustan mi mujer y mi hija. Siento no poder deciros mucho mas o daros nombres, pero nunca me han interesado ese mundo.

Parece ser que en las fiestas que frecuentaban ambas, Iresha conoció a gente peligrosa. A pesar de su prosperidad, Lord Durban ha permitido que la corrupción se asiente en la ciudad.

.¿Quién te lo ha hecho saber?

Mi señora. Mi hija se encuentra en Dubenford con mi esposa, y ha sido ella quien me ha hecho llegar sus temores.

.¿Hay alguien de confianza en Durbenford al tanto de este problema con quien podamos contar?

Además de la baronesa, Lady Alliara, la señora de la ciudad y prima de mi mujer. Esta al tanto de todo, pero no puede hacer nada abiertamente. Su relación con su marido es bastante fría y su situación delicada

¿Hay alguien con quien tengamos que ser especialmente cuidadosos a la hora de tratar con el/ella?

Cualquiera relacionado con Lord Durben o con el negocio de la madera. Las rentas de la madera son criticas para el rey. Suponen unos ingresos muy necesarios si se produjera la invasión de los gigantes.

El barón se va relajando poco a poco a mientras responde. Finalmente se gira para escuchar la pregunta de Aaron.

Una cosa señor, ¿su hija esta de acuerdo en que esos "galanes" la cortejen? .

Una mueca de dolor pasa por la cara del barón. Apenas dura unos segundos y dice mientras mira al suelo:

- Me temo que esa es la esencia del problema. Iresha es una niña mal criada, sin conciencia de sus obligaciones y sus responsabilidades. Y me temo que eso es mi culpa. Debí prestarle mucha mas atención. Ahora solo espero que no arruine su vida.

- Es bueno tener a su esposa al corriente y de nuestra parte. Creo que será un gran punto de apoyo y alguien que nos puede orientar en una ciudad que no conocemos mucho.

Tras una pausa, algo viene a la cabeza de Truvio.
- Por cierto, dado que la discreción es fundamental quizás quiera que nos presentemos en la ciudad aparentemente para algún otro asunto. ¿Alguna idea? ¿Podemos servir para llevar algo a su esposa o para realizar alguna misión que justifique nuestra presencia en la ciudad?

-Es una buena idea. Quizá podríais decir que sois la escolta para el retorno de mi esposa, o quizás tengáis una idea mejor.

Yo creo que seria mejor que vayamos como que no formamos parte de su gente, así si hay algún problema Dios no lo quiera no tendrá usted ningún problema .

El dracónido arquea una ceja y tuerce la boca en una mueca que adopta siempre que está pensando. Luego comienza a hablar con lentitud.

- Creo que ambos teneis razón. Por un lado tenemos la ventaja del anonimato, y por otra tenemos la ayuda que nos da ser hombres del barón. Deberíamos , si a su exceléncia le parece correcto, ir de incógnito para poder observar desde el anonimato, recoger información previa y actuar sin que nos tengan los ojos encima, pero tener dos cartas escritas por usted. Una que nos identifique como la escolta para el retorno de la baronesa, y otra que explique a la baronesa la situación real.

Hace un segundo de pausa donde parece que sigue ordenando los pensamientos y luego continúa hablando con su calma característica

- De este modo, podremos aprovechar las ventajas de no ser conocidos hasta que veamos que es necesário identificarnos como hombres del barón