Partida Rol por web

Enarca una ceja y mira a Marshall con cara de "te crees que soy gilipollas o qué?". Luego mira a Valary que parece tener mucha prisa por salir de ese pasillo. Se aparta y os hace una reverencia.

-Claro princesita, todo tuyo 'manita- responde en castellano, poniendo un acento exageradamente mejicano, pero con el semblante serio. Pero al pasar por su lado para poder dirigiros al laboratorio notais como el suelo bajo vuestros pies se mueve, tiembla, como si quisiera retorcerse ante vuestros pasos.

-Eh cacho mierdas! Esperad! Si nisiquiera sabeis donde es el laboratorio so capullos!- grita como una autentica verdulera. Parece indignada de que la vayais a dejar atrás y perderse toda la diversión.

El rubio nerd no sabe donde meterse, su cara es de "tierra trágame". él quería hacer una buena acción, ayudar a los nuevos, pero todo se le ha complicado en un segundo.

-Tú tampoco...- suspira por lo bajo, resignado a ser el pringao del grupo.

Warlock se queda mirando a cada uno de los presentes con cara de interrogante, no parece entender muy bien donde está el problema ni la prisa.

-Se-quema-algo?

-Sí, tu cabeza- responde éste cínicamente.

-Oye princesa, tu y esa rana no llegareis muy lejos sin ayuda, no sois muy listos no? El cuartel está siendo invadido, no es buena idea ir a ciegas por los pasillos. No sabeis hacia donde vais. Qué vais a hacer: llamar puerta por puerta hasta que acerteis? Aquí no tenemos mapas de You are here. Qué tal si probais a dejar de correr y probais con decir la verdad de vuestras intenciones? No es que a mi me importe mucho. Bueno, ni a Boom-Boom, se apuntaría a un bombardeo si se lo proponeis, pero no estaría de más saber a qué os vamos a ayudar...- se encoge de hombros.

Al final todo cesa tan repentinamente como vino y todos acabais yendo en dirección al laboratorio. Doug es quien guía la comitiva, dado que es quien se sabe de memoria todas las instalaciones o al menos prestó atención en su día a las localizaciones de todas las cosas importantes del complejo X-Men. Para evitar cruzaros con nadie acabais dando una buena vuelta, yendo por zonas menos concurridas y lo posiblemente más alejado de los combates que se están desarrollando por toda la escuela. Subís y bajais varias veces hasta llegar a perder todo sentido de la orientación, aunque el chico nerd parece bastante seguro y con ayuda de Rictor parecen ser capaces de esquivar las zonas calientes.

Finalmente llegais al primer subsótano. Todo parece estar en silencio y oscuro, la única iluminación procede de las luces de emergencia, los fusibles deben haber saltado y se ha puesto en marcha el generador de emergencia. Durante el trayecto habíais oído ruídos de golpes y otros algo más espeluznantes e indescriptibles que no queiríais conocer ni en broma, pero al llegar a esta planta no se oye nada de nada. Eso es aún más perturbador. Avanzais por el pasillo principal en silencio, como si algo se hubiera apoderado de todos, quizás la aprensión del momento, pero caminais despacio, lo más sigilosamente posible...

¿Que no sabíamos dónde estaba? ¿Eso qué importa? Lo acabaríamos encontrando tarde o temprano, ¿no? En el momento exacto, como en las pelis. Confiaba en que algo me recordaría a antes, cuando fuimos a dejarle las probetas al peluche, y que lo encontraríamos en una iluminación. Todo por no tener que ir el grupillo con otra panda de raritos, como si lidiar con Mash no fuera suficiente.

Pero nada, que acabamos yendo en piña porque ese temblor no ha pintado nada bien y empiezo a pensar que es porque son ellos los caguetas asustadizos que no quieren quedarse solos. En un acto de buena fe les acompañamos, mira, y así damos una vuelta impresionante y nada apresurada hasta llegar abajo. Sólo hay luces de las de cuando se va la luz, suena como en un submarino hundido (o como me imagino que sonará) mezclado con Ghost Ship, y eso creo que nos basta para tener más cuidado con el ritmo y la fuerza con la que pisamos suelo.

Valary me coge de la muñeca; bien. El chulo de turno se pone a hablar en panchito; no tan bien. Yo no sé cómo pretenden que me quede en esta escuela con la chusma que hay aquí, la verdad. Seguro que ha cruzado la frontera a lo ilegal y uno de los perros de la guardia lo mordió, ahora tiene la rabia y por eso es tan subnormal. Que no me toque, a ver si me va a pasar el sida o peor, que me entren ganas de cantar rancheras con gorrito y todo. Aunque el Taco Bell está bueno, eso no se lo puedo negar.

Por si fuera poco, la rubia se pone a gritar y encima nos insulta. Pero esto qué es. Valary, te están quitando el puesto de fémina soez, haz algo.

- Oye, entiendo que te hayas quedado tonta de tanto tinte –porque seguro que se echa tinte, que tiene el pelo hecho una mierda-, pero si sigues gritando te van a oír.

Por suerte el rubio tiene un poco de sesera y es así como el sensato del grupo. Bien, me juntaré a él, que tiene pinta de listo que puede sacarnos de aquí. Estoy a punto de instar a que nos vayamos de una vez, de una maldita vez, cuando el mexicano se pone a decir entre otras cosas que soy un cara rana y a preguntar cosas que no pienso contestar. Oye, cara rana tu puta madre, machu pichu de los cojones. Para ayuda ya tenemos al nerd, que es lo mejor que he encontrado en esta escuela a parte de la pelirroja potente. Sin embargo, me callo porque sé que de un puñetazo me rompe la cara y no, gracias, me gusta mi cara tal y como está. Menos mal que nos ponemos en marcha, que me gusta pensar que sino ya le habría soltado cuatro cosas bien dichas al chaval.

Damos muchas vueltas pero bueno, está bien, no me quejo. Con tal de no encontrarnos a Lobezno ya me viene estupendo. No obstante, el primer subsótano da un poco de cague. Un poco mucho. Por si acaso me pongo en medio del grupo, que ya se sabe que los primeros y los últimos siempre mueren en las películas de terror. Es cuando vamos en un silencio tenso cuando me dan ganas de tirarme un pedo. Dios, no, ahora no. Me lo aguanto como puedo a pesar de la presión, aunque espero que haya algún ruido fuerte para que no se note. No, mejor no, que como nos salga una bestia parda la llevamos clara. Siempre puedo tirarle al machu para que se entretenga comiéndoselo, así huyo. Es como tener un compañero gordo en un apocalipsis zombie. 

Avanzais por el pasillo en penumbra con tiento, o eso creeis, hasta que Valary tropieza con algo, le da una patada tan tremenda que rebota contra las paredes y hace un ruido espantoso metálico, como si la muchacha se dedicara a golpear latas en la calle. Os quedais todos helados y se oye como Rictor reniega por lo bajo, con la cagada de la chica latina. La mano de Tabitha se ilumina formando una bolita brillante, dispuesta a lo que sea que haga esa cosita tan mona y luminiscente. Doug, el chico nerd, se lleva la mano a la cara, desesperado, renunciando a hacer cualquier cosa en condiciones. Warlock ni se entera de cual es el problema, aunque se tapa los oídos porque aparentemente ese sonido no le gusta nada, es para él como el sonido de uñas arañando una pizarra por lo visto. 

Entonces una puerta se abre y emerge por ella un hombre peludo y azul, vestido con una bata enorme y blanca de laboratorio, como esas de los médicos de lasseries de hospitales de la tele. Lleva unas gafas de media luna colgando de su nariz chata y se queda mirando el pasillo, intentando ver que está pasando,que haya originado ese sonido.

Eres un puto gato, ni Dios sabe que andas por ese pasillo, tu mami te enseñó muy bien y aunque Valary es una patosa total, tú no. Y aunque el dragón se ha despertado y ha salido de su cueva, el laboratorio, puede que tengas la oportunidad de tu vida para infiltrarte sin que nadie te vea aprovechando la cagada de la latina, al fin y al cabo es a ella y los otros a los que ha detectado y no a tí. Vas a desaprovechar esa enorme oportunidad?

Que Valary es el ser más bruto de la tierra no es ningún secreto ni para mí ni para nadie que haya pasado más de cinco minutos con ella, pero últimamente parece que ha decidido superarse con cada paso que da y cuando me quiero dar cuenta ha tirado una especie de lata que hace un montón de ruido. 

- ¡Val, insensata! -murmullo entre dientes, enfadado- Tírate tú la próxima vez y líbranos de tu estupidez.

Espero que nadie se haya dado cuenta de la referencia, que no quiero parecer un friki ni un pringado. No es que ese tipo de gente me caiga mal, pero ya tengo suficiente con lidiar con los subnormales que me han tocado como compañeros de viaje (no lo digo por ti, Doug, ni por tu robótico amigo) como para que ahora se pongan salvajes y me metan la cabeza en el váter. Esas cosas pasan. Lo sé porque lo he visto en las películas; doy gracias de que mi madre me educara en casa y diera prioridades a cosas más importantes como, por ejemplo, ser sigiloso. Ahora mismo me puede salvar la vida, sobre todo cuando la puerta se abre y... joder, vaya bestia parda. No sé si le tengo más miedo a él o a Lobezno; por lo menos el último no parece sacado de un libro de R.L. Stine. Además, la bata de laboratorio le queda extremadamente ridícula. Jaja, es como el típico mono al que vistes y lo pones a fumar y...

Espera.

Bata de laboratorio.

Vale, esta es la mía. Estoy tan entusiasmado y tan seguro de que va a funcionar que volverme invisible resulta extremadamente fácil en este momento. Para asegurarme, me pongo delante del panchito y le hago un corte de mangas que, claramente, no ve. A Valary le hago carusas mientras avanzo entre ellos con cuidado para no chocarme con ninguno, y por fin llego a la puerta del laboratorio. 

Maletín, papi ha vuelto.

¿Una lata? ¿En serio? Éstas son las cosas que me pasan más bien en la calle (lo confieso, no me fijo tanto por dónde voy como debería), pero ¿una lata? Bueno, ha sonado como eso... es que está tan oscuro que no lo sabría decir. Sólo sé que me he encogido como si me quisiera empequeñecer, pegándome a la pared como queriendo fundirme con ella. Vamos, un marrón, porque hemos alertado al súper peluche azul. Por una vez no siento tentaciones de partirle la cara a Mash cuando me riñe; es que yo también lo hubiera hecho.
Un momento, ¿dónde se ha metido ahora? ¡Qué cabrón! ¡Se ha escaqueado el muy cabrito! Éste sería un gran momento para desaparecer, o para haberme puesto tan morena como para fundirme en las sombras.

Sientes de nuevo esa energía que hormiguea justo debajo de tu piel y que te recubre de pies a cabeza y es entonces cuando sabes que ya está hecho (en momentos como estos agradeces los duros entrenamientos de tu madre). Con los movimientos de un gato, porque ahora no es cuestión de que te oigan venir tras tantas molestias, te deslizas por el hueco dejado por el peludo azul y el marco de la puerta abierta a sus espaldas. Fácil, muy fácil, te pondrías a hacer el baile del triunfo ahí mismo si no fuera porque eres ante todo un profesional y debes continuar avanzando.

Al principio te cuesta acostumbrarte un poco a la luz del interior de la sala que alcanzas. La luz es blanca y mortecina procedentes de los fluorescentes del techo. Lo primero que te llama la atención es que no es lo que te esperabas: hay una mesas blancas, con algún cachivache encima y armarios por todas las paredes pero nada realmente interesante. Y desde luego ni rastro de la maleta ni los viales que había en su interior. No están en esta sala, está claro.

A través de la puerta abierta oyes como el hombre de pelo azul, de voz grave, está pegando bronca a los chavales que te han acompañado. Pero a ti que más te da? No estás ahí ya para que te peguen la chapa, ya no. Tu eres más listo, está claro, aunque te dé pena el chico nerd.

En vez de pararte a escuchar lo que dicen te dedicas a hacer lo que venías a hacer: encontrar los dichosos viales. Inicias tu búsqueda por la sala con sumo cuidado de no hacer ruido, pero entonces oyes como el gorila azul vuelve a la sala y cierra la puerta tras de sí. Al fondo ves una vidriera con cristales velados y al Doctor Peludo yendo hacia esa pared, donde un panel de ventanales se desliza a un lado, dejando al descubierto una nueva puerta, la que da acceso al otro laboratorio. Te deslizas aprovechando la amplitud de la puerta. Casi no respiras al pasar justo por detrás de Hank. La siguiente sala está mucho mejor iluminada y hay otra persona, ocupándose del análisis de la sustancia de los viales.

-Qué está pasando ahí fuera?- pregunta una chica de cabello castaño, un año mayor que tú. Va vestida con un uniforme negro y amarillo muy ceñido y está preparando algo con una de esas pipetas y colocándolo en una probeta, sin levantar la mirada de lo que está haciendo. Parece que esté haciendo magia, como en las pelis de Harry Potter y luego lo mete todo en un tubito y lo mete en una maquinita ovalada muy rara, que pone en marcha con darle a un botoncito.

-Nada, los chicos andan algo revueltos con el ataque de arriba.  Les mandé a que se ocultaran en la Sala Especial. Allí estarán seguros.- responde a las dudas que la mirada de la muchacha transmiten claramente al saber que hay alumnos sueltos por los pasillos, al alcance de los atacantes.

-Tenemos que terminar esto pronto, cuanto antes sepamos que es y quien lo ha producido, antes sabremos a qué o quien nos enfrentamos- responde el hombre enorme y peludo, muy serio. No parece estar para tonterías, aunque parece algo intranquilo.

-Bueno, los que están atacando ahora mismo sabemos quienes son y no podían venir en peor momento- lanza una mirada hacia el techo y el sistema de ventilación, como temiéndose lo peor -Estaremos seguros aquí?- pregunta algo atemorizada.