Partida Rol por web

Eres de los últimos en cruzar, de hecho, Kaylee y tú pasáis a la vez, juntos, cuando ya todos lo han atravesado. Kaylee te explica que es la única manera de cerrar el portal, cuando el que lo ha creado lo cruza, se disipa y desaparece al paso de su creador. Por eso debían pasar primero todos los demás o se quedarían en tierra.

Lo primero que notas al pisar el nuevo sitio a donde os ha conducido el portal es que "ya no estamos en Kansas, Totó". Estás en la calle, en una gran urbe, específicamente en un callejón que se ha formado entre dos enormes edificios de ladrillo visto y a un lado puedes ver como la gente pasa a mares. El Sol en el cielo está bajo, está atardeciendo. Los olores de basura, contaminación, gritos y demás te dejan bien claro que vuelves a estar en la ciudad y no en aquel extraño complejo. Aunque no tienes ni puñetera idea de en qué ciudad, pero bueno. Es un nimio detalle, sólo eso.

-Caliban, Busca!- es lo primero que ordena Mousse, con voz autoritaria, al albino que camina como encorvado, pegado a Desliza una vez comprobado que estáis todos bien y enteros, con los portales nunca se sabe.

El albino más impresionante que hayas visto jamás se endereza y empieza a mover su cabeza calva y blanca como la leche como si estuviera captando emisoras de tele como cuando mueves la antena de la tele. Pero lo más perturbador de aquel hombre aparte de su tremenda altura y extrema delgadez, son esos ojos amarillos sombríos y a veces de mirada vacía, como si no estuviera aquí. Alguna vez captas como te mira de reojo, casi dirías que con cierto resentimiento. Casi un pequeño brillo que desaparece tan rápido como apareció. Ni siquiera estás seguro de que realmente hayas visto eso.

-Es por ahí- señala hacia la alcantarilla. Su voz es grave, carrasposa, como si tuviera un constipado eterno sujetándole las cuerdas vocales (o alguien se las hubiera lijado con poca delicadeza). No puedes creértelo, en serio os vais a meter ahí sólo por que lo diga el calvo? Lo cierto es que sí, acabas bajando junto con el resto. La siguiente hora os la pasáis caminando y corriendo (a ratos) por túneles húmedos y mal olientes, azuzados por Caliban, que a veces parece pararse a escuchar músicas inexistentes y otras coge la velocidad de un maldito puma y todos acabáis saliendo corriendo soltando reniegos y gruñidos hasta que alcanzáis unas puertas de mantenimiento, las de la red de túneles del metro. No sabes como pero conseguís entrar de gorra en el Subway y sin que nadie os lo impida. Desliza ya os lo había dicho, que tuvierais paciencia, que ellos sabían caminos que nadie más conocía. Y era cierto.

-El chico- señala con uno de sus dedos huesudos y alargados hacia el fondo. Corre casi a cuatro patas, como un animal enloquecido, lanzándose contra dos chicos sentados en un banco de la estación de metro. El primero de ellos, el que se levanta y se encara con Caliban es asiático, con unas facciones finas y no parece un portento de fuerza física que digamos.

-Realmente no esperarías escapar, verdad?- suelta una risita quebrada. Parece que vais a tener suerte y será una recuperación fácil gracias al calvorotas.

-El que vas a escapar eres tú- musita el chico en un inglés macarrónico, con un claro acento japonés. Sólo ellos hablan así. Al lado de éste hay otro chico, anglosajón, con el pelo castaño, pinta de "rappero" y portando un monopatín. El japonés parece ser que es vuestro objetivo. Y no podeis defraudar a Padre, o eso te han dejado claro en las última horas, como unas cuantas veces. Son un poco cansinos.

Cuando finalmente te rindes a la evidencia y te centras en lo que tienes delante, consigues ver una cosa blanquecina cubierta de ropajes negros corriendo casi a cuatro patas, sonriendo torcidamente lanzándose al trote hacia ti. Tu bravuconería te pierde, no estás acostumbrado a perder. Pero esta vez lo harás si no haces algo inmediatamente. Ese monstruo lechoso va directo hacia ti y gracias a los golpes insistentes de Mikey, que lleva un buen rato intentando captar tu atención, ves lo que viene detrás: un grupo de chicos y chicas de tu misma edad, vestidos de forma estrafalaria, como en los manga que de vez en cuando sueles leer en casa.

Oyes un gruñido animal que va en ascenso a tu lado, como los que haría un lobo cabreado, defendiendo su territorio.

En cuestión de un par de minutos tienes delante 4 chicas (tres rubias caucasianas y una morena, claramente china) y dos chicos (uno rubio y otro moreno con pinta de europeos, aunque tampoco es que los distingas mucho entre sí, pero bueno) y no tienes ni idea de cuales son sus verdaderas intenciones, aunque yendo acompañados como van con ese monstruito de ojos amarillos espeluznantes y esa piel mortecina...

La gente en la estación mira a los recién llegados y los toman por una banda callejera más,¿raros? Sí, pero ¿no lo son acaso todos? Alguno pone cara de lástima al mirar al chico japonés y a su acompañante, pensando en lo mal que lo van a pasar y su futura visita al hospital. Otros simplemente se dan la vuelta y no quieren saber nada: es la ley de la Jungla Urbana. Un alma caritativa probablemente acabe llamando a la policía, pero a saber...

Mis poderes me abandonan. ¡Esto no es lo que pensaba que pasaría cuando vine a Nueva York! ¿Es que aquí sólo hay asesinatos, pandilleros, muerte y cosas así? ¡Joder, ya podía NO SER como las puñeteras películas!

Si muestras terror estás muerto. Si les das a entender lo que piensas pensarán que eres débil y te matarán. Ya tienes un buen inicio, ya lo has hecho bien, ya te has levantado a enfrentarte.

- Tranquilo, Mickey, trata de escapar, creo que sólo me quieren a mí. - susurro  a su lado.

Bien, morirás defendiendo a tu... ¿amigo? ¿novio? En todo caso estoy orgulloso de tí.

Y, descubriendo que tengo una segunda voz en mi cabeza, o que mi psique ya se ha partido en dos del terror, les miro y les grito, avanzando hacia ellos. Pasando de la mochila. Intentando comprar tiempo para Mickey.

アウト！一人で私を残して！-

Descubro que les estoy hablando en japonés a la vez que he mojado los pantalones. ¡El día solo puede mejorar!

Nueva York, la gran ciudad. Y yo en un callejón el el que huele a orín y a vómito, para colmo la alcantarilla en la que entramos tampoco olía a rosas. Me da por pensar que esto tiene que ser parte de un experimento para comprobar cuanto tiempo puedo mantener un donut en el estómago.

Cuando llegamos a nuestro destino no entiendo nada, aunque tampoco es que entendiera mucho antes. De repente, sin haber hecho nada, me encuentro a un chaval asiático gritándome algo en arameo y corriendo hacia a mi. Mi primera reacción es protegerme la cabeza con los brazos y usar mi supervelocidad para apartarme. 

-Ey! Qué tal si hablamos? Que pasa aquí?

Caliban está a punto de abalanzarse sobre Shizuro, parece no tener freno cuando se oye una voz femenina, procedente del grupo que lo acompaña.

-Caliban, basta! Frena!- le dice muy seria una de las chicas rubias, que se adelanta a paso firme, aunque a Shizuro le parece que flota por encima del suelo, resbalando por la superficie de cemento. Pero no ve el modo en cómo lo hace, es un efecto chachi pero raro, muy raro.

Los ojos de Mickey se vuelven brillantes y dorados y miran con fiereza fija hacia Caliban. De su boca salen unos gruñidos animales amenazadores que no acaban de ocultar los colmillos que están creciéndole a marchas forzadas.

Caliban se frena de golpe, mira a la chica y gruñe por lo bajo. Mira de reojo a Shizuro y a Mickey con desprecio y pone cara de mala gana. Parece que le va a hacer caso hasta que en un pronto se lanza hacia el lado derecho de Shizuro, justo donde está Mickey. El gruñido procedente de éste aumenta y deja atrás todo rasgo vocal humano.

El chico moreno, alto y desgarbado se acerca a Shizuro, pero se para cuando no entiende nada de lo que dice.

-Mousse qué demonios está diciendo?! No entiendo nada de lo que dice!- le pide autoritariamente a la chica asiática. Se le vé desconcertado y sobrepasado, no esperaba encontrarse con alguien que no supiera inglés.

Mousse enarca una ceja, molesta.
-Y a mí que me cuentas! Soy china, no japonesa, maldito inglés racista! Es que te crees que somos todos iguales o qué?! Es un jodido japonés, no tengo nada que ver con esos nazis invasores!- bufa la pequeña muchacha china en inglés -Búscate un traductor!- continúa gruñendo. Es bajita y poca cosa, pero parece tener muy mala leche.

Claire se queda retrasada, prácticamente la última. Parece estar expectante, vigilando por si viene alguien a interceptarles o a inmiscuirse. Se queda en silencio y agradece estar en esa posición, no sabría que hacer con un mutante aún más inepto que Travis, si ya le había costado tratar con un ignorante, no quería ni pensar como sería con alguien que ni siquiera habla inglés...

Kaylee, situada al lado de Travis, aprovecha la situación de desconcierto para meter mano a Travis y le planta toda la mano en su culo y se lo estruja con gusto. Cuando se siente suficientemente satisfecha con el toqueteo, devuelve su mano a su posición original y sonriendo, observa como se desarrolla toda la situación, que le parece sumamente divertida.

El tipo sin cara gruñe... ¡Y Mickey le gruñe de vuelta! Con sus colmillos ¡A Mickey le están saliendo colmillos! ¿Pero esto que es? ¿Qué demonios está pasando? 

Una chica joven y rubia y guapa ¿Por qué todo el mundo es tan guapo? controla al sin cara que se mete con Mickey a la vez que otro chico se aparta... ¡A una velocidad claramente no-humana!

Pero si como no pasara nada otros dos, un moreno y una puta china (mierda, he vuelto a pensar en una china de mala manera, no debo hacer eso, por mucho que lo digan mis conocidos y familiares. Seguro que hay chinos majos) se dedican a discutir a la vez que dos rubias se quedan detrás, contentas en quedarse quietas... ¡No! Una de ellas le mete mano sin problemas al chico super-veloz. Aprovechando que está mirando a otro lugar.

La situación no puede seguir así. ¡Es un caos! Tomo aire y comienzo a hablar en inglés. 

- ¡Todos quietos! ¿Pero es que esta ciudad se ha vuelto loca? Mickey... ¿que te pasa?- me giro hacia los otros.- ¿No podéis controlar al cara-blanca éste? ¿Por qué no nos dejáis en paz?

La combinación de cansancio, Mickey, chica de rojo asesina, Mickey lobo, chicas guapas que vienen en manada, Mickey, violencia, Mickey y amenazas me está comenzando a marear. ¿Por qué no nos sentamos todos y charlamos amigablemente? ¿De qué sirven todas estas amenazas? 

Pero Mickey no responde, en lugar de oír su voz humana Shizuro ve por el rabillo del ojo como algo oscuro salta a gran velocidad sobre el chico albino y empiezan a rodar por el andén, en una pelea enfurecida.  Para cuando el joven nippon consigue ver algo con cierta nitidez se encuentra que un enorme lobo está rodando por el suelo, intentando clavarle los dientes en la carne a Caliban, el albino, que se ve arrastrado por la fuerza del animal. Se oyen gruñidos animales entremezclados con los chillidos algo agudos del albino, que intenta esquivar las dentelladas y zarpazos del enorme chucho que no parece querer darle cuartel.

Desliza, la que parece ser la mayor en edad del grupo mira consternada como se desarrolla la pelea.

-Parad!!- les grita a la vez que mira a Alan -Detenlos maldita sea! Antes de que salga herido alguno de los dos!- le exige con severidad al que parece el cabecilla del grupo. Alan está como boquiabierto y pensando cómo detener aquella locura, Mousse la chica china está pensando si debería hacer apuestas al respecto...