Partida Rol por web

A Delfiore no se le escapó el comentario de la moza. Aquel arrimado al grupo era un hechicero, de eso no cabían dudas. El puchero burbujeante a su tacto, los rollos y más rollos que llevaba bien guardados a su espalda, aquellas ropas tan poco varoniles... pero si se dedicaba a lo mismo que hacía Lucius, eso quería decir que el hermano perdido jugaba con las fuerzas de la naturaleza, un dato que Egil se había cuidado muy bien de mencionar. A medida que se iba metiendo en tema, Filippo se convencía de que el asunto era mucho más turbio de lo que les habían querido hacer creer cuando habían sido contratados.

Con disimulo, se llevó la mano hasta su bolsa, para asegurarse de que su dinero se encontraba con él. Debimos haber pedido más dinero... tendría que haber sabido que nunca nos pagarían una suma desorbitante por un trabajo tan sencillo.

El hombre aguardó a que Alastar terminara su cuenco y luego disparó. -Bien? puedes hacer hablar a uno de esos dragones con esos trucos -señaló el cuenco al tiempo que pronunciaba aquellas palabras- o tendremos que confiar que una buena borrachera afloje la lengua de esos tipos?

Alastar escucha ensimismado la historia de Botas prestando atención a cada silaba que sale de su boca.

Bufff vaya aventuras que estáis viviendo, que son esos cuadernos de viajes pregunta mientras se recuesta sobre la silla de madera. Parece ser que el tal lucius quería que le llevasen a algún sitio, quizás esos cuadernos de viaje puedan darnos una pista, a lo mejor con saber el ultimo destino del barco es suficiente.

Alastar mira a filippo mientras alisa sus pantalones, creo que no podría a la manera que tu te refieres, pero quizás ir y preguntarles por su ultimo destino mientras les invitamos a una cerveza sea una buena opcion.

Había terminado de comer y estaba con ganas de dormir, entonces resolví -Bueno sin ánimos de ofender, hemos discutido esto y ha de quedar zanjado. Ya sea que les inviten una cerveza o los duerman contándoles un aburrido cuento que lleven detrás de pergaminos o bien que los duerman para torturarlos más tarde, hay que atraer a esos buenos para nada a una trampa-  Luego me paré lo más elegante que fui capaz, me lleve mis pertenencias conmigo y me tiré rendida  a dormir con la esperanza de levantarme para tomar un baño por la mañana. Sí todo iba de acuerdo al plan, tendríamos que esperar hasta la noche del día siguiente o siguientes, pero estaba claro que hoy estábamos muertos ya.

Varek retiró los restos de la jarra de su pelo. Esta chiquilla deberia aprender a llamar su atención de una manera menos violenta. Se quitó el pañuelo mugriento de la cabeza para enjugarlo y miró al hechicero. No le gustaba la magia, nunca le habia gustado. El chaman era un cargo aceptable y aceptado, pero porque se dedicaban a proteger la tribu, los magos y hechiceros eran harina de otro costal, y no le agradaban. la idea de Neulens de usarlo las Artes oscuras para torturar a alguien le puso el (poco) pelo de la nuca de punta. ¿Qien necesita magia teniendo puños y cuchillos? Haberse visto. Varek acacó al cansancio la sugerencia sin sentido de la chiquilla pielescarcha.

Al menos Delfiore parecia mostrar una cara tan poco satisfecha respecto al nuevo miembro del grupo como él mismo. Sacudió la cabeza ligeramente, afirmando: a este habia que tenerle cpntrolado, no fuera que ionvocara a Nyarlathotep por error o algo.

Bien, se os ve cansados. Propongo que los marineros vayais a doemir. Yo haré algunas gstiones en el barrio portuario para ver donde acostumbra a ir la tripulación de esa rta de agua dulce. Buenas noches señores

Diciendo esto, Varek se encaminó a la puerta, y desde ahi hacia el barrio portuario. Estaba un poco cansado, pero tampoco mucho, y seguro que muchisimo menos que los recien desembarcados.

Vencidos por el cansancio, y la sensación de relax tras tantos días de penuria en alta mar, o vagando por las calles, el grupo terminó sin tener nada concreto, dejando que lo tratarían la mañana siguiente. Varek, hombre de acción, y más descansado, se despidió del resto para ir hacer un poco... de prospección.

Continúa...

Cuando pidieron a Desi que les mostrara las habitaciones, Shirya, les acompañó para enseñar los dormitorios disponibles, siendo una habitación doble con dos camastros sencillos separados, que de quererse se podían juntar y dos dormitorios individuales. El mobiliario era parco. A parte del camastro había una taburete sobre el que había una palangana de barro y un cuenco con agua.

No era gran cosa, pero el sitio parecía limpio, y los juncos del suelo no estaban manchados, y a juzgar por el aire, las habitaciones se ventilaban. Pues cada una de ellas disponía de una ventana cerrada por dentro.

Con Filippo tomando una de las individuales, el resto de los compañeros presentes se repartieron en las otras. Dispuestos a desprenderse de sus harapos y dejarse transportar al mundo onírico de los sueños.

Varek salió a la siempre cálida y agobiante noche de Puertolibre, a pesara de que las tiendas hacía ya horas que se habían cerrado, con la llegada de la noche, se podía escuchar varios sonidos propios de una localidad con gran vida nocturna, como ya había podido conocer el Pielescarcha desde que había llegado aquí meses atrás.

Sin proponérselo, Varek dejó que sus grande pies descalzos de piel lechosa enrojecida por las quemaduras del sol le llevaran hacia la zona de los muelles. Era un sitio peligroso, pues durante los últimos tiempos, según se había enterado, el empeño por el gobernador local en terminar con el faraónico faro, la Locura de Milton* (como casi todo el mundo llamaba a la construcción, por el empeño que llevaba al gobernador Milton a terminar con tamaño monumento), que incluso había llegado a bajar el número de guardias de la ciudad para poder terminar antes. Ahora estos solo vigilaban la zona del Casco Viejo, y la isla del faro. Eso hacía que a parte de la zona de los grandes comerciantes con sus guardias contratados, eran lugares peligrosos siendo esta una ciudad de paso. Eran peligrosas, en especial, las zonas del Muelle y el Arrebal.

¿Pero quién osaría meterse contra Sutilidad? Algún que otro borracho podría intentar tal locura, y pronto se encontraría desando haber muerto.

En cualquier caso, el gran norteño llegó al Garfio Oxidado. Era un antro de mala muerte, justo encima del embarcadero, con un enorme garfio parduzco a modo de cartel. Al entrar, un ambiente denso y cargado de olores les recibió, el hedor a moho, sudor y ron barato asaltó sus sentidos. Allí habría marinos borrachos ya a esa hora fáciles de lograr que hablaran, otra cosa es que lo hicieran sobre lo que él quería...

Es tu turno e iniciativa...

Varek inspecciona el local a través del humo denso.  Malditos sureños y su obsesión por fumar. El aire puro de la montaña a hostias les enseñaba yo... piensa Varek. Siempre le ha molestado el humo. Le escuece y limita su excelente visión. Inspeccionando a través del denso ambiente no ve a nadie que le suene que sea de la tripulación de esa rata de alcantarilla de los lagartijas mustias, pero sí un grupo de rufianes que le suenan. Y entre ellos se encuentra Farb el ratero. Farb también le ha visto a él y empieza a levantarse con la obvia intención de salir por patas, pero Varek no está dispuesto a que eso ocurra. Farb es una genial fuente de información, aunque a veces hay que persuadirle un poco de que colabore.

Farb ya está sacando un brazo por la ventana cuando Varek se le aproxima con sus largas zancadas y lo agarra por el pescuezo, levantándolo como si fuera una marioneta de trapo.

FARB viejo amigo!! dice sonriendo y enseñando los caninos de lobo. ¿Qué tal tunante? Veo que ya te van bien las cosas. Casi pareces alegrarte de verme JAJAAJAJ.

Los amigos de Farb, mientras tanto van retirándose de la zona y varios salen por la puerta, por lo que pueda pasar. Otras mesas observan la escena, pero la mayoría confían en una resolución que de ser violenta no les afectará comparando el tamaño de los implicados.  

Sea lo que sea, yo no lo he cogido Suti... digo Señor Varek! dice Farb con cara de aprensión.

Relájate tunante! Claro que sí que tienes lo que quiero. Estoy trabajando de encargo, pero no has robado nada de nadie que me emplee. Necesito información, y en eso poca gente te supera.

Los ojos de Farb en ese momento brillan.

-Eso es distinto: es un encargo, y siempre van bien los encargos que no implican pasar desapercibido ante gente armada y mala leche para sustraer algo.

Al ver el cambio, Varek suelta a Farb, ya que sabe que no va a huir.  Ambos se sientan de nuevo en la mesa que antes Farb ocupaba con sus compañeros, vacía ahora.

-De acuerdo Sr Varek, ¿qué necesita?

-Información sobre el Capitan Skarbelly y su tripulación. Cuantos son, de donde son, bares y casas de fulanas que frecuentan, actitud, si hay alguno descontento, si hay alguno que va más por libre, … lo normal. Y qué relación tenían con un sacerdote, bibliotecario o otra de esas mierdas del templo llamado Lucius. Si no consigues la información, dime donde puedo encontrar a un par de los hombres de Scarbelly y ya se lo pregunto yo en persona. El precio por tus servicios será el habitual entre tu y yo… Farb tuerce el gesto ante esto …pero esta vez lo doblaré.

Ahí Farb ya pone otra cara.

-De acuerdo Sr Varek. Reúnase conmigo aquí en un par de horas.

Varek observa al ratero salir rápidamente a la calle y decirle algo a un par de sus compañeros ahí presentes. Parece que las Mangostas Grises se ponen en acción. El incremento de precio habitual siempre animaba a Farb. Aunque era un poco caro hacerlo así, no siempre le podía animar con amenazas violentas y él estaba cobrando lo suficiente como para que esto no fuera un gran coste para su bolsillo si resolvía el trema deprisa. Mejor saber y ganar que desconocer y que te sorprenda el oso. O Skarbelly que por mucho que le pesara podía ser peor. Era peligros Skarbelly. Tenía que acordarse de llamarle Nabos cuando se lo enconntraran. Le iba a encantar.

En un buen inició el tipo aquel no le había caído nada bien, el muy capullo venia hablando de ojos, y venia hablando de 10, maldita sea... ¿Es que no veía que en ese grupo habían 9? ¡No! Debía de decir 10 y recordarle alegremente que ella era la impar... ¡Ah! Aquello hastiaba a La Botas, y es que parecía que no superaría jamás la perdida de su preciado ojo, aunque bueno, no podía negar lo muy bien que le quedaba el parche. Después de comer tranquila, de beber... sintiéndose así rebosante, decidió atender a lo que sus compañeros hablaban, explicándole al nuevo, o eso parecía, la situación. En aquel preciso instante, tan solo escuchó a sus compañeros, estaba demasiado cansada y con la mente demasiado poco lucida como para meter baza, o tratar de pensar en algo, pues seguramente cualquiera de sus ideas, serían validas para cualquier bombero retirado. Al final, viendo como las cosas quedaban un poco medio en el aire, medio agarradas, La Botas se marchó a su habitación sin animo de seguir a Varek, solo quería esa ducha, y descansar. Y así fue, entro en la habitación y se apuró tanto como pudo en darse un baño y descansar tirada en la cama hasta la mañana siguiente, quitándose el parche y dejándolo en la mesilla, sintiéndose un tanto aliviada de estar cómoda tirada en la cama.

Varek se encontró ocioso en aquel antro, húmedo, mohoso y maloliente, matando el tiempo viendo como unos marinos a los que apenas entendía lo que decían en el idioma del comercio, idioma que había aprendido con esfuerzo durante los meses que llevaba lejos del Norte.

El ron era malo con ganas, aguado y a penas sin gusto, por eso se unió a ellos a jugar algunas paridas de dados... para mantenerse despierto.

Horas más tarde, llegó el Mangosta Gris.

Tras mirar nerviosamente a un lado y otro por el Garfio Oxidado, Farb se fue a sentar a una mesa arrinconada en un lugar discreto. Cuando se sentó en ella Varek, le hizo un ademán de acercarse.

-Trabajo hecho, serán veinte platas, lo convenido.

Tras protestar y mascullar que más le valía que mereciera la pena la información, el norteño pagó y Farb habló.

-Están en Puertolibre. Scarbelly y su tripulación de norteños, tienen la Folla Gigantes atracada en los muelles del oeste. Un barcoluengo con capacidad para una treintena de piratas dragones blancos. Incursores de los mares del norte, tipos curtidos y capaces. Hace más de una semana que atracaron Puertolibre, pero por algún motivo no salen de la Folla Gigantes. Han molestado a las tripulaciones cercanas hasta que les han dejado solos en el muelle en el que están. Solo se baja del navío de vez en cuando Scarbelly con un par de rufianes de los suyos, el resto aguardan como perros en el navío... están de muy mal humor.

Una vez Elora, la cambrera del Garfio Oxidado, una mujer mayor entrada en carnes de pecho abundante y labios hinchados, se alejara espantada por Farb, tras dejarle una jarra, este prosigue diciendo.

-Del tal Lucius, al parecer un tipo raro que molestaba en el templo, alguna vez se le acercó a Scarbelly, pero ese se lo sacó de encima... tal vez intentara otro acercamiento, o tal vez recuperar la cordura y se alejara de él.- Encogiéndose de hombros dice.-No se nada de ese mindundi.

-Bien por ti y tus comandrejas. ¿Sabes si Scarbelly se encuentra en el barco ahora?

El hombre da un trago de la jarra abollada que os ha dejado la mujerona que hace de camarera antes de encogerse de hombros y comentar.

-Tal vez, pero no lo creo. O tal vez sí. Quizás estaba fuera y ha regresado mientras estamos aquí charlando.-Dando unas palmadas al bulto que forman las veinte platas entre sus ropajes.-En fin, querido cliente, ya sabes donde encontrarme cuando precises más información. Ahora me esperan en otro sitio. Nos vemos.

Dicho eso, el hombre delgado y de mirada nerviosa se levanta y se aleja de la mesa para salir del Garfio Oxidado.

Bien Farb. Información muy util. Ya nos vemos por ahi. Ah, por cierto, el agremiado Harrod me pidió que te mandara recuerdos si te veia, pero por esta vez lo dejaremos pasar, que para algo somos amigos y total, pedir que te arranque los ojos por follarte a una sureña bien vestida tampoco es para tanto. Farb se ha puesto pálido pero no dice nada ya que Varek está saliendo a la calle.

Tras abandonar el tugurio Varek se dirige hacia el muelle con una botella de ron vacia en la mano. Ensaya su paso de borracho. Es muy util que te crean borracho en Puertolirbe por la noche si andas buscando gresca. El dolor de la entrepierna le molesta un poco al practicar su paso desequilibrado, pero aprieta los dientes y sigue. Si, el engaño funciona. Bien. sacando del zurron sus guanteletes se los ajusta bien. Es hora de tener una amistosa conversación si los interlocutores se animan.

Llega hasta el puerto, cerca de la folla gigantes (que nombre más feo, por Nodens!). Ahi empieza a canturrear alto algo semicomprensible y a hacer su "paso de baile Drunkard TM". Se mantiene a distancia del barco, pero la lia lo suficiente como para que a alguien pueda molestarle y animarse a bajar del barco. Espera que bajen poquitos. Total, quiere hablar, no hacer una matanza. Si bajan muchos tiene previsto meterse por los callejones del puerto e intentar esquivarlos. Si bajan un par, tambien, pero permitiendo que le sigan con facilidad.

Con la botella de ron, te vas acercando a la parte occidental del muelle, cerca del distrito de los almacenes, encuentras solitario un navío pintado de blanco amarrado a él.

Lo identificas claramente, su forma característica, un navío sin cubierta, blanco, con escamas de madera labradas en la madera del casco, pintado todo él de blanco, con una larga hilera a cada lado del navío lleno de escudos pintados de blanco. Bajo el fantástico dragón tallado en el mascarón de proa, hay un terrible espolón que sobresale por encima de las pacíficas aguas del muelle.

En la parte de arriba soportado por gruesas sogas entre el palo mayor y los altos mascarones, hay colocadas unas pesadas lonas enceradas que sirven como tiendas para los residentes en él, dando sombra durante el día, e intimidad.

Sentados en unas cajas de madera hay un par de tipos, quienes parecen estar montando guardia. A mano puedes ver que tienen unas lanzas y hachas colgando de unas argollas en sus cintos.

En cuando te pones a berrear, más que cantar, los tipos te mandan callar mientras media docena más asoman entre las lonas y los escudos del barco. Dos de ellos tienen en las manos arcos. Te insultan cagándose en la puta que te trajo al mundo, cada vez más en alto a medida que les vas siguiendo en tus pullas hasta que aparece un tipo grande y corpulento con un caro mandoble asomando por su espalda*. Este ladra unas instrucciones y los arqueros te mandan unas flechas de aviso...

Con las flechas volando varek se pone en plan semi-beligerante/semi-tranqulizador.

Eh! pero qué os paaaasa!? Un poco de caaaaaaaalma. Ya me voy, ya me voy. HIC!

Varek se va berreando poco a poco y desaparece por una esquina para evitar ser asaetado, pero se queda en la calle cercana siguiendo con sus cánticos de afinación extrema, apoyado en el marco de la puerta de un almacén, cerca de otra esquina, como si estuviera borracho total.

La luz de la zona no era muy buena, tan solo el reflejo de un brasero apantallado, y la de las estrellas y la luna. Por la autoridad ejercida era algún cargo importante, y sin lugar a dudas por su planta y la mandoble, era alguien capaz. Tal vez fuera Scarbelly, tal vez un lugarteniente... nunca has visto al tal Scarbelly, solo conoces su reputación.

Mientras sigues entonando tu canción, con la botella en la mano, y el cobijo de la esquina, bajo un portal, escuchas:

-Miga, miga, miga... pego si es nuestgo amigo, Varek.

Antes de enfocar la mirada sobre la figura que dice eso, ya reconoces la voz, por el maldito acento oriental. Es el maldito Thun, un maldito comerciante de esclavos quien se gana la vida proporcionando "ganado" para las arenas, quien en más de una y de dos veces te ha ofrecido trabajar haciendo combates en las arenas. Pero conociendo su reputación de tramposo, ya habías declinado su oferta.

Va acompañado por un par de aguerridos guardaespaldas.

El hombre, o mejor dicho la serpiente, viste una toga púrpura con bordados dorados, y luce una barba perfumada y aceitada, con un par de anillos de oros muy trabajados en sus orejas.

-¿Bebiendo un poco en mitad de la noche? Dicen que es peliggos ir solo y distraído por el muelle de Puertolibre estos días... que pasan cosas.-Con una mirada brillante, pregunta sibilante.-¿Has pensado sobre mi propuesta, has cambiado de opinión, Pielescarcha?