Partida Rol por web

Después de pasar por una tienda, Filippo se sentía más confiado. No se había molestado en pedir que le envolvieran las prendas. Tras elegirse un sencillo conjunto parecido al que usaban los locales, abandonó sus despojos en un rincón y salió vistiendo lo recién adquirido. Más tarde volvería a buscar unas mudas, pero en aquel momento, no quería llevar bultos que pudieran impedir sus movimientos.

Aunque la venida de las botas le había caído como una patada en los dientes, el callejero se guardó la opinión para sí. Tal vez la espadachina ya había saciado su sed de emociones y decidiera comportarse discretamente mientras investigaba. De todo aquello que había propuesto Alastar, él había retenido la parte de preguntar por los muelles y tratar de sonsacar algo de los barcos vecinos. Una vez que el mago se había puesto a divagar sobre moluscos y no precisamente para hacer una sopa, su cerebro se había desconectado y había dejado de escucharlo. El tipo parecía un buen hombre, pero evidentemente no conocía las virtudes del silencio.

Cuando estuvieron llegando a la zona de sus pesquisas, una nueva idea se le ocurrió. -Además de preguntar por aquí y allá, deberíamos estar atentos a lo que hace Nabos. Si logramos pescarlo cuando baja del navío podríamos seguirlo y ver hacia donde se dirige, averiguar qué se trae entre manos y por qué mantiene cautiva a su tripulación. Si quieren, puedo montar guardia en los alrededores mientras ustedes hacen algunas averiguaciones.

- Aquel hombre la sacaba de sus casillas, primero venia hablando de 10 ojos y después... se montaba una absurda verborrea de calamares, cangrejos y almejas... "¿Donde demonios te has metido, Botas?" Se reprendió a si misma llevandose una mano a la frente antes de dar un suspiro, habiendose quedado fuera de la tienda en lo que Filippo elegia ropa.- Ahh... - Exhaló aire algo desanimada, ¿que diantres le pasaba? Ella solía ser vital, dicharachera... (bueno esto ultimo no, pues... no se caracterizaba por ser el alma de la fiesta, pero la Botas se lo creia) ¿porque tenia que aguantar la mirada de desprecio del tipo ese? Negó con la cabeza abanicandose con su sombrero que eso y sus botas eran lo único que se habia salvado ademas de su parche, y aunque no encajaran con la ropa, le daba igual, pues... ella sin botas, no era nadie... - Oh... preguntar por el muelle? me parece bien... y si... deberemos de ser sigilosos si pretendemos seguir a Nabos, si es que le vemos. - Dicho esto tan solo asintio, mostrando su conformidad con el plan.-

El joven sacerdote, carraspea levemente antes de decir.

-El bibliotecario Lucius, si, como no. Por favor, síganme.

El muchacho guió a los dos bárbaros del norte hacia una esquina del templo en la que se adivinaba un escalinata de mármol blanco veteado que permitía ascender hasta pisos superiores, así como a otros de inferiores. Sin dudar o perder tiempo, el novicio Norton condujo a la pareja hasta un piso inferior, por unas estancias y pasos amplios, limpios construidos con materiales nobles, pero sin ostentación, hasta que llegaron a una antesala.

Tras dejarlos, el joven entro por una puerta para regresar en breve, anunciando que:

-El hermano Milos, les atenderá de inmediato, si son tan amables de seguirme, les llevaré hasta él.- Dijo entrando de nuevo por la puerta.

Al otro lado, tío y sobrina pudieron encontrarse con un despacho amplio, con ricos tapices con escenas religiosas en las dos paredes que flanquean la entrada, la pared del fondo muestra estantes llenos de libros, pergaminos y tablillas.

Delante de esta permanece un hombre más bien joven, ataviado con una túnica sobria y un extraño chisme en la frente, con unos cristales delante de los ojos. 

El hombre los recibió con la mesa llena de pergaminos enrollados a cada lado, así como un pergamino y material de escritura al alcance de su mano.

-El novicio Norton me ha dicho que venían buscando información del bibliotecario Lucius.-Dice con un tono de claro con el matiz de algún acento exótico en su fonética.-Yo puedo atenderles, soy el asistente personal del sumo sacerdote Thudor, quien por los asuntos de gran importancia que representa la próxima inauguración del Faro de Drac, no les podrá atender con esos asuntos de menor importancia. ¿Puedo preguntarles por qué están buscando al hermano Lucius?

Tras la rápida compra de Filippo, los compañeros bajaron a la zona de los muelles sin más contratiempos, siempre cruzando el mar de tiendas, tenderetes y demás comercios que ocupaban las calles del distrito comercial.

Durante el camino, acuerdan dividirse, con Delfiore ofreciéndose para montar guardia esperando alguna ocasión para poder tratar con el capitán Nabos. Ante tal ofrecimiento, lejos de quedarse plantados a que pase algo, la extraña pareja formada por Alastar y la Botas se van a preguntar por la zona cercana. 

Filippo, quien parece conocer un lugar próximo, acuerda encontrarse sobre la hora de comer en un tugurio llamado la Taza Rota para cambiar impresiones.

Lo identificas claramente, su forma característica, un navío sin cubierta, blanco, con escamas de madera labradas en la madera del casco, pintado todo él de blanco, con una larga hilera a cada lado del navío lleno de escudos pintados de blanco. Bajo el fantástico dragón tallado en el mascarón de proa, hay un terrible espolón que sobresale por encima de las pacíficas aguas del muelle.

En la parte de arriba soportado por gruesas sogas entre el palo mayor y los altos mascarones, hay colocadas unas pesadas lonas enceradas que sirven como tiendas para los residentes en él, dando sombra durante el día, e intimidad.

Sentados en unas cajas de madera, en el muelle, hay un par de tipos, quienes parecen estar montando guardia. A mano puedes ver que tienen unas lanzas y hachas colgando de unas argollas en sus cintos.

En una sombra, te cobijas para tener la zona controlada, al parecer el navío no tiene visitas, es más nadie se acerca a la zona en la que se encuentran. Hay un par de tipos pescando por un lado de la embarcación, así como se escucha el murmullo de alguna charla. Parece que el mismo barco transmite cierta tensión.

De vez en cuando logras ver a un tipo grande y corpulento con un caro mandoble asomando por su espalda, ladrando órdenes aquí y allá a los ociosos marinos.

Pero se va haciendo la hora convenida para charlar y no parece que haya nada que apunte a que alguien vaya a abandonar el barco... o que no lo vaya hacer en breve.

La extraña pareja vaga por la zona de los muelles buscando algo de información sobre la Folla Gigantes y su peculiar tripulación.

Al parecer, para eso, la Botas tiene buen ojo, y logra dar con las personas adecuadas y logra confraternizar suficiente como para que esos suelten la lengua sin problemas, parece que se mueve por un ambiente familiar...

En general la pareja descubre que la embarcación lleva unos diez días en el muelle, y que se sepa, no han subido o bajado mercaderías desde que atracara.

Los norteños están incómodos y malhumorados, incluso para los estándares propios de los salvajes del norte, quienes no pararon de molestar a los navíos de la zona hasta que estos no se fueron a otro lugar. 

También se menciona mucho "me cago en Drac y su locura", "Puto faro", "donde está la guardia cuando se necesita" "malditos impuestos"... en general la gente está bastante descontenta con el gobernante de Puertolibre Milton Drac, quien parece haber sangrado con impuestos a los comerciantes con la construcción del faraónico faro que hay en el islote cercano a Puertolibre, y no solo esto, a pesar de los impuestos, parece que estos son malgastados, sin a penas contratar guardias para la seguridad del puerto, ¿cómo sino camparían los Dragons Blancos tan tranquilos?

Finalmente llegó la hora de encontrarse con Filippo en la Taza Rota.

Supe desde el momento en que nos hablo que era un bueno para nada, es más, hasta nos hizo hacer algo de ejercicio antes de perderse por esa puerta. Era evidente que este Milos ocupaba un puesto importante porque el lugar donde se encontraba era amplio y quizás ostentoso. No pude hacerle saber estas cosas a mi compañero, pero no era tan estúpido como para no darse cuenta.

Mi voz tal vez no exaltará o intimidará como la de mi tío, pero sí que sonaba directa, decidida cuando me puse a ello        - Milos, la familia de Lucius se encuentra preocupada porque no ha aparecido en días, nos han encargado buscarlo por lo que vinimos a este lugar buscando información sobre su paradero, sí alguien ha de saber de Lucius esos son sus hermanos de per...religión, sí - Nosotros no teníamos relación con el supuesto Dios que ellos adoraban y considerábamos que estaban perdidos.

Hip Felicidades botas, sin ti no habríamos podido enterarnos de todo , miró a su compañera de forma agradecida con los ojos ligeramente enrojecidos. La idea de llevar algo de vino para invitar a los marineros no había sido mala, cosa que no ocurría igual con su resistencia al alcohol, lo que le habia provocado que Alastar mirase con ojos de corderillo a todo el que se encontraba. Corramos a contarle a Filippo lo que descubrimos, algo pasa en la Folla Gigante diez sin salir los marineros son muchísimos, si que podríamos intentar secuestrar al capitan, además teniendo en cuenta que hay muy poco guardia, además si hace falta podemos entretener a los marineros de la Folla, los barcos son muy muy inflamables, jijiji, termino de hablar riendo y tapándose graciosamente la boca con la mano. Mientras los dos compañeros caminaban a grandes trancos en busca de Filippo, ¿ Porque has cambiado toda tu ropa menos esas botas?

El tiempo seguía su curso y Filippo no obtenía nada que pudiera resultar de interés. El barco parecía un barco normal, con una tripulación normal, en un viaje normal, pero cierta aura lo rodeaba. Los marineros que tripulaban otras embarcaciones, apenas le dirigían la mirada. Los navíos que se encontraban amarrados a cada lado parecían querer poner distancia entre sus respectivos babor y estribor. Los comerciantes pasaban de largo con su mercadería. Las prostitutas ni siquiera intentaban camelar a los dos tipos que vigilaban la pasarela, sentados como si tal cosa pero en todo momento alertas. Y Scarbelly Nabos plantado en la cubierta, dando órdenes a diestra y siniestra y sin ningún apuro por abandonar el lugar.

Preocupado por no lograr su objetivo, el ladrón se acercó a unos marinos que se encontraban cargando mercancías en una pequeña fragata ubicada tres barcos más allá. Los tipos tenían el aspecto de aquellos que han pasado una buena noche de fiesta y que la resaca del otro día apenas los dejaba mantenerse en pie.

-¿Necesitan una mano? Por unas monedas* puedo aliviarles la carga. Ya han trabajado mucho el día de hoy -el astuto callejero logró convencer a los marinos que lo dejaran hombrear algunas bolsas mientras continuaban conversando y Delfiore no perdía de vista su objetivo.

-Qué mala espina me da ese barco de allí, el blanco. Esta mañana, buscando cómo ganarme la cena de esta noche quise acercarme a pedir una changa**, pero ya el aspecto de fantasma me tiró atrás. En las tabernas había escuchado que era una nave de espanto, pero no me lo creí hasta tenerlo enfrente... ¿De dónde salió ese esperpento? ¿Han oído algo al respecto?

El ayudante del sumo sacerdote entrecruza los dedos de las manos, púlcramente arregladas, mientras escuchas las palabras de la joven norteña.

-Su familia, claro.-Dice con voz meditabunda.- La familia del bibliotecario Lucius, ciertamente debe estar preocupada. Como nosotros, evidentemente.

Dice con soltura y gesto serio. Para reclinarse levemente en el respaldo de su silla.

-Es un buen hermano y un excelente bibliotecario, aunque cometió algunos errores de juicio en el pasado. Se mantuvo alejado del templo durante cuatro años, y el año pasado regresó finalmente. Ahora hace ya bastantes días que ha vuelto a desaparecer; no tengo la menor idea de dónde puede estar.

Tras un momento de duda añade.

-Durante estos últimos meses se le veía cada vez más pálido, ojeroso y taciturno. Luego empezó a hacernos a todos preguntas muy extrañas. El propio Sumo Sacerdote se vio obligado a mantener una entrevista bastante seria con él, pero no consiguió hacerle cambiar de actitud.

Ante vuestros gestos interrogativos, apunta restando importancia al asunto.

-Preguntaba pormenores acerca de sus actividades en el templo durante la época inmediatamente anterior a su expulsión. ¡Como si él no hubiera estado allí! Ninguno de nosotros necesitaba recordar que Lucius profanó el santuario, pero él parecía no querer dejar correr el asunto, ya que no paraba de insistir sobre ello.

Mirando un extraño artilugio que descansa en un rincón, una especie de jarrones y decantadores de agua con distintas marcas y anotaciones en su superficie, el secretario comenta.

-A pesar de lo poco que puedo aportar a su búsqueda, me temo que no tengo más por añadir sobre el asunto del bibliotecario Lucius. Si no me requieren nada más, les agradecería que me dispensaran.- Dice señalando la puerta de forma educada.-Mis obligaciones me reclaman. Por cierto, transmitan nuestra más sincera preocupación por la desaparición de nuestro hermano a su familia.

La extraña pareja llegó al sitio sugerido, la Taza Rota, por Filippo a la hora convenida, la hora de la comida, poco después de que el sol llegara en su punto más alto.

El lugar era sitio singular, un mobiliario basto, con una larga barra con una larga pizarra manchada con tiza... pero sin lugar a dudas lo que más destacaba era un espacio cerrado, como una gran jaula, situada al extremo final del tugurio, con espacio para que la gente se ubique a su alrededor. Con el suelo de arena. Ahora completamente vacía.

Pero entre los muchos marineros y estibadores no logran encontrar a su compañero, tal vez se retrase un poco. En cualquier caso la pareja decide hacer un alto para comer algo. 

Tras la barra hay un hombre ancho de hombres, con un mandil en la cintura y solo un chaleco sin mangas medio cubriendo su torso, cubierto con múltiples tatuajes. Para comer solo hay sopa del mar, un estofado ligero con multitud de productos del mar, pan ácimo para acompañarlo y cerveza negra para tirarlo todo garganta abajo.

Parece ser que el cobre no abundaba entre los bolsillos de los estibadores, pero en su lugar ofrecen compartir su estofado y ron con el forastero a cambio de aligerar su trabajo.

El trabajo se alarga hasta medio día, momento en que todos hacen un alto, escondiéndose del abrasador sol bajo un toldo para comer un poco y evitar el peor sol antes de terminar el trabajo. Momento en que Filippo lanza algún tema de conversación para recabar algo de información...

Continúa...

El viejo diablo mira hacia el barco señalado por Filippo.

-¿Cual, la Foya Gigantes? Huu, ¿acaso no vite que to'o e' mundo con dos dedos de frente lo evita, chaval? Esos son unos sarvajes de' norte, ¿acaso no sabes na'a chico?- Dice escupiendo unas espinas a un lado.-Se ve a la legua por la forma del navío. Cantan un huevo, no verás muchos de estos en alta mar, no son navíos pa'a eso... solo los capitanes norteños más necios o más pelotudos se alejan de la costa con esos drakkar de bajo cabal.

Shhhhh. Sorbe sonoramente de su cuenco el caldo antes de proseguir.

-E' la Foya Giantes de Scarabelly, un tio peligroso, de esos que casan con er dicho del diablo, que más sabe por viejo que por diablo, un capitán que los tiene pelaos de navegar y asaltar mercantes. Solo los diozes saben de donde puede habe llegao ahora. 

Estás con estas cuando ves que un hombre sale decidido de la Folla Gigantes acompañado por un par de tipos, en dirección a los tugurios del muelle. Quien abre la marcha es un hombre de constitución recia, vestido con ropas hechas a medida, con materiales buenos, pero sin ser ostentosas. Tanto él como los otros dos norteños que le acompañan van bien armados.

Si no te mueves pronto lo perderás de vista entre el gentío del muelle y los edificios y tenderetes.

Alastar tamborileaba nervioso sobre la mesa de madera con sus dedos, sabia que no había sido muy buena idea separarse de Filippo

Te lo dije te lo dije botas, intuía que Filippo no estaría aquí, donde se habrá metido
No no quiero nada por enésima vez estoy esperando a mi amigo cuando el venga pedirmeos algo, no me gusta beber sin el repitió al bigotudo tabernero de la taza rota que le volvió a preguntar si deseaba tomar algo.

Por cierto no habrá visto usted a mi amigo , no es oriundo de por aquí y llevaba ropa nueva…..he no se pues ropa nueva No no puedo darle más detalles volvia a discutir con el bigotudo y sudoroso tabernero

B]Vale vale esperaré fuera...hee y no habra visto a un tal Nabos el Capitan de la Folla..no no tampoco se como es[/B] volvia a discutir con el bigotudo,sudoroso y de mirada inyectada en sangre del tabernero

Bueno le esperaremos aquí el resto del dia si no aparece marcharemos a la taberna a reunirnos con esos dos zoquetes de norteños pensó mientras salia.

Las palabras de los marinos confirmaron lo que Filippo suponía. Aquel Nabos no iba a ser un hueso fácil de pelar, por más que Varek menospreciara a su coterráneo. Por un momento, a Delfiore se le ocurrió que Sutilidad no hacía más que bluffear, fanfarroneando frente a ellos, pero enseguida lo descartó al recordar lo valientemente que había luchado a su lado el día anterior. No, simplemente aquel Pielescarcha actuaba raro como todos los norteños y tenía que aceptarlo así.

Mientras discutía consigo mismo si su sobrina merecía el mismo trato -tal vez fuera cosa de sus costumbres el que los hubiera puesto en peligro apenas bajaran del Doncella Desflorada- vio que en el Foya Gigantes la actividad variaba su rutina.

Mierda! Entonces Scarbelly no era aquel tipo que se la pasaba gritando? Al ver al hombre que descendía del barco escoltado por dos tipos tan fieros como él se sintió confundido. El ladrón había creído identificar al capitán por los movimientos en la cubierta, pero al parecer, ese otro que había estado toda la mañana dando órdenes era un tipo de mucha confianza del capitán pirata, pues se manejaba como si el barco fuera suyo.

Tendré que investigar aquello un poco más tarde. Ahora no hay tiempo que perder

Se disponía a seguir a aquel particular trío cuando cayó en la cuenta de que era la hora de reunirse con sus compañeros.

Mierda y recontra mierda! no puedo estar en dos sitios a la vez... qué hago?

Buscó con la mirada rápidamente a su alrededor hasta que divisó un par de pilluelos que jugaban por allí. Sin perder de vista a su objetivo, se acercó a ellos con un par de cobres en la mano.

-Hey chicos, quieren ganarse unas monedas? sólo tienen que ir hasta La Taza Rota y buscar a una mujer con un parche en el ojo y decirle que el hombre al que espera no podrá llegar a la cita pues tiene otros compromisos. Díganle también que dice Filippo que les de algunas monedas más por el favor, que después arreglaremos cuentas.

Los pilluelos tomaron las monedas raudamente y salieron corriendo. Filippo rogó a los dioses que quisieran escucharlo que aquellos chicos cumplieran con lo acordado, pues no tenía tiempo de preocuparse por sus compañeros de misión. Scarbelly Nabos estaba perdiéndose entre el gentío que ocupaba los muelles al caer la tarde y si no actuaba rápidamente, su espera habría sido en vano.

Varek coge uno de los pergaminos y lo desenrolla descuidadamente. Interesante texto dice tras observarlo ante la cara de horror del sacerdote. Enmrollándolo de manera descuidada y abanicándose con el texto sigue hablando. Diculpe sacerdote, pero no le extrañó a nadie que el hermano Lucius no recordara nada de su tiempo en el templo antes de desaparecer? Y cómo profanó el templo si se puede saber? Cualquier información puede ayudarnos a encontrarlo. Toda ayuda que nos puedan dar hará que vayamos a encontrar pistas a otro lugar deprisa. Tras decir eso Lucius se sienta en el borde de la mesa, que cruje de manera alarmante bajo su gran peso.