Partida Rol por web

Viendo como todo se complicaba por momentos, dándose cuenta que tal vez sus compañeros podrían hacer alguna bobada son saber de ellos, espabilado Filippo encandila con unas monedas de cobre a un mozalbete para que vaya a la Taza Rota para transmitir su mensaje... si el chaval lo hará solo los dioses lo sabrán, pero lo que es seguro es que el mocoso se lleva el cobre.

-Le digo a una tuerta que no irás. En la Taza Rota, y ella me dará más cobre, ¿es así?

Tras el asentimiento del pícaro, el chavalín se larga por el muelle en dirección este, hacia la zona de los muelles.

Por su lado, Delfiore, se larga tras la pista de Scarbelly y sus muchachos, manteniendo una sana distancia, estudiándoles por el camino. Al parecer van con rumbo fijo, sin extraviarse, directos a una taberna con un cuervo con parche en el ojo por cartel. Tras unos instantes, viendo que no salen, Filippo se coló dentro para encontrarlos sentados en una mesa con unas jarras en las manos y esperando a que les traigan comida al parecer.

El camarero pasa a ignorar al tipejo para atender otros asuntos, como coquetear con una fulana que se acerca a la barra para hablar con él.

Mientras discuten entre ellos, acerca de si ir a buscar a Filippo o esperar un poco más, llega un chavalín risueño, escuálido, de pelo rizado y tez broncínea, vistiendo solo unos raidos calzones de color blanco parduzco y un chalequillo rojo. Quien tras buscar entre los asistentes parece reacción ante la Botas. Sin vergüenza alguna, el mocoso se os acera para comentar.

-Un hombre me ha enviado para daros un mensaje... ha dicho que me daríais una plata antes de entregaroslo...

El hombre mira atentamente como el hombretón juega con los pergaminos, abriendo uno de ellos. Su mirada lo dijo todo, pero aún así extendió su mano esperando que ese le devolviera el pergaminos. Parecía que a pesar de su actitud refinadamente sureña, no parecía ser un hombre con falta de carácter.

-Ciertamente es un comportamiento extraño, pero no inaudito. Hay otros casos de gente que tiene lagunas en sus recuerdos, tal vez un golpe en la cabeza o algún tipo de enfermedad de la mente, quien sabe.-Dice deshaciéndose del tema con un gesto de las manos.-En cuanto a su profanación, bueno, decir que en el Templo del Saber hay unas reglas muy estrictas, especialmente en el tema referente a los manuscritos y demás tesoros escritos. Y está prohibido la estracción de estos del Templo del Saber sin autorización previa. El bibliotecario Lucius, a pesar de ello, fue descubierto llevándose libros a su casa para uso personal. Una afrenta imperdonable.

Dice con gesto resolutivo.

-Ahora si me permiten, mi deber me llama.

Añade señalando la puerta para que le dejen trabajar.

Tachán, tachán!

Alastar 1 px

Filippo Delfiore 1 px

La Botas 0 px

Neulens0 px

Sutilidad Varek 1 px

Experiencia:

Alastar 9 px

Filippo Delfiore 21 px

La Botas 12 px

Neulens 16 px

Sutilidad Varek 17 px

***

Alastar, muy pobre.

La Botas, limpia, con ropa nueva.

Filippo, limpio, con ropa nueva.

Neulens, limpia, con ropa nueva.

Sutilidad Varek, con un dolor entre pierna que disimula pero le duele (-3). Sí, aún duele, sin duda Neulens sabe como pegar.

***

Próximo turno martes 29 de Julio.

Alastar sonrió de oreja a oreja cuando el chico dijo que tenía una carta de su amigo,su intuición no había fallado y sabía que filippo mandaría a buscarlos
vamos chiquillo dame esa carta exclama mientras trata de dar un pescozón al desvergonzado y pedigüeño muchacho con nefasto resultado, mientras la botas cierra el paso al muchacho alastar tiende la mano mientras chasqueo los dedos de los que hace brotar unas chispas.
dame esa carta y considerare si merece una moneda pequeño .

Maldito h... Que no nos dices nada importante. Me levanto como sí fuera a salir y tropiezo -es un acto adrede que trato de camuflar- golpeando el aparador o biblioteca para tirar cuantos pergaminos pueda. Me enderezo - ¡Qué torpe!, no debí beber tanto de camino - digo como sí fuera excusa. Mientras intento ver a por un pergamino que destaque o algo que llame la atención. Pues intentaré tomarlo mientras me ofrezco a ayudar con lo que he hecho.

-Así es muchacho, ve pronto que si la dama tiene que esperar, puede enojarse y ser menos generosa -Filippo despidió al pilluelo cruzando los dedos para que cumpliera con lo pactado y se dispuso a seguir a Nabos y sus guardias.

Esquivando el gentío que iba y venía por los muelles, intentando no perder de vista a su presa, el ladrón alcanzó la taberna del cuervo con el parche en el ojo (un galimatías debajo indicaba su nombre, pero su escaso conocimiento de la lectura le impidió saber cual era), y tras ver que los asuntos que habían traído al pirata hasta allí lo mantenían ocupado por un buen rato, decidió entrar. 

La taberna no era muy diferente de las otras que se encontraban por la zona. Marinos y estibadores, algunos comerciantes de no muy buen ver, un par de soldados en su hora de descanso y algún que otro borrachín constituían la clientela del lugar. Las mozas, no muy agraciadas pero con escote generoso, iban y venían entre las mesas, atendiendo aquí y recibiendo un pellizcón allá con suma destreza, demostrando que sabían lo que hacían.

Cuando divisó la mesa de Scarbelly se sorprendió. ¿Por qué el pirata comía fuera del barco? ¿Temía que su propio cocinero lo fuera a envenenar? Filippo descartó esta posibilidad. Si aquel hubiera sido el caso, el cocinero ya estaría colgando del palo mayor del Foya Gigantes o yacería en el fondo del mar alimentando a las alimañas que allí habitaban.

No, aquel hombre se encontraba en esa taberna con un propósito diferente que el de disfrutar de una cena distinta a la de su tripulación. Seguramente Nabos habría pactado una reunión en aquel sitio y Delfiore había tenido la suerte de seguirlo para presenciar aquel encuentro.

Con discreción, intentando pasar desapercibido para sus perseguidos, buscó una mesa lo bastante cercana como para ver qué ocurría en el supuesto encuentro y, con suerte si el barullo no iba en aumento, escuchar qué motivo habría dado cuenta a esa reunión. Pidió a la primera moza que pasó una jarra de cerveza, un poco de queso y la despidió con una palmada en el trasero, para parecer un despreocupado estibador más, que tras una larga jornada de trabajo acudía allí a gastarse la paga del día en alcohol y un poco de falsa felicidad.

Mirando las manos de Alastar primero asombrado y después sorprendido te mira con cara de circunstancias.

-Ehhh... tengo un mensaje, no una nota...- Empieza diciendo.- Ese hombre, delgado, me dijo que me encontrara con vosotros para deciros: que no vendrá, que no le esperéis que tenía algo que hacer.

Y luego alarga él la mano esperando sus merecidas monedas.

La joven norteña a penas logra disimular torpeza, buscando antes el mueble que bolcar y luego buscar entre los pergaminos que ruedan por el suelo buscando descifrar algo entre los ininteligibles dibujos y símbulos que decoran los pergaminos... la lectura y escriptura era algo que no había formado parte de la educación de la norteña, justamente por cosas como estas sugente se había esparcido por el mundo para descubrir ese tipo de curiosidades y avances para traer de vuelta a su clan en las montañas, para mantenerse com un clan fuerte y capaz y no morir en el olvido entre las faldas de las montañas eternamente nevadas...

El secretario del sumo sacerdote se levanta de repente mirando el estropicio antes de dirigirse hacia la puerta, abrirla y señalar el camino de salida a los bárbaros ignorantes.

-Fuera.-Dice con voz tajante apenas contenido.-No tengo nada más para añadir a mis palabras y estoy seguro que tendrán muchas cosas que hacer fuera de este Templo. 

En esos momento por el pasillo pasan un par de hermanos de túnicas grises a los que Milos les hace una señal.

-Por favor, hermanos, sean tan amables de mostrar el camino de salida a nuestros visitantes. Gracias.

Y allí estaba el atento Filippo, habiendo terminado hacía ya tiempo con el queso y la torta, habiendo vaciado la segunda jarra de cerveza. Observando discretamente a Scarbelly y los otros dragones blancos, atiborrándose de comida y bebiendo con apetito.

Tras terminar con su comida, Scarbelly se levanta seguido por sus hombres, habla con el tabernero y al cabo de poco salen los tres norteños, uno de ellos haciendo rodar uno de los barriles en dirección al exterior de aquel tugurio.

Tachán, tachán!

Alastar 1 px

Filippo Delfiore 1 px

La Botas 0 px

Neulens 1 px

Sutilidad Varek 0 px

Experiencia:

Alastar 10 px

Filippo Delfiore 22 px

La Botas 12 px

Neulens 17 px

Sutilidad Varek 17 px

***

Alastar, muy pobre.

La Botas, limpia, con ropa nueva.

Filippo, limpio, con ropa nueva.

Neulens, limpia, con ropa nueva.

Sutilidad Varek, con un dolor entre pierna que disimula pero le duele (-3). Sí, aún duele, sin duda Neulens sabe como pegar.

***

Próximo turno viernes 01 de Agosto.

La mirada de Alastar se alzó al cielo y por unos segundos se concentró en observar tranquilamente como las blancas nubes surcaban plácidamente, dejo escapar el aire por sus labios profundamente, tratando de relajarse. La ira hacía a correr su sangre como un torrente desbordado, pero en alguna parte de su mente empezaron a aflorar los recuerdos de su infancia, cuando él era también un pobre huérfano, como malvivía, hasta que encontró a su difunto padrastro. El torrente de ira de sus venas floreció en una lágrima en sus ojos.
Lo siento pequeño pero esa información no me sirve de mucha ayuda, no vale una moneda le dijo con pena por no tener una moneda para darle.

¿Pero acaso no sabrás donde estaba, pequeño? esta era su última oportunidad de encontrar a Filippo, si el pequeño no lo sabía no le quedaba más remedio que volver a la taberna donde habían pernoctado, o si tenía que volver a la taberna, Alastrar pensaba pedir ya un adelanto de la recompensa, o y tanto que pensaba pedirlo, mascullo para sus adentros.

Pe... pero... ¿¿¿cómo??? Filippo se sentía timado. Esos tipos no habían hablado de nada interesante en todo el rato que habían permanecido en el lugar, no se habían visto con nadie y para mayor molestia del ladrón, salían de allí transportando un inocente barril que no parecía otra cosa más que un tonel de cerveza, seguramente para contentar a la tripulación.

Al parecer, aquello no había sido más que una pérdida de tiempo y Delfiore se sentía insultado por ello.

Con las manos vacías no pienso volver.

Se apresuró a dejar la taberna en pos de Scarbelly Nabos y sus dragones blancos para darles alcance unos metros más adelante. Aguardó a que la concentración de gente fuera más o menos densa y simulando prisas, se lanzó contra el que se suponía era el capitán, para arrebatarle la bolsa. El tiempo de Filippo era valioso y si aquellos no pensaban darle nada de información, al menos le pagarían por haberlo hecho esperar en vano.

En un momento de locura, tal vez por el calor de la isla, tal vez en un momento de indignación, el joven ladrón se encuentra buscando un momento adecuado para lanzarse a por la cartera del tal Scarbelly. 

Como un depredador hace una rápida evaluación de la situación, identificando el momento apropiado para saltarle encima y hacerse con su objetivo, no sería fácil pues dispone de poco tiempo ya que la Folla Gigantes no está muy lejos y pronto estará más allá del alcance del bribón.

Siguiendo su instinto desarrollado durante años en las calles de su tierra natal, el joven se abalanza sobre Scarbelly cuando este llega a la zona de los muelles, dejando atrás las construcciones de los almacenes y las tabernas de mala muerte de primera línea. El joven está seguro de que es el momento. ¡Ahora o nunca!

Y sin más el joven se le hecha encima posando su mano con la delicadeza de una amante, su mano vuela precisa y veloz hasta la cartera, aquella que tenía controlada desde que viera pagar el pirata. Y con un gesto metódico se la sustrae para largarse de forma casual con un "disculpe" por el suave choque con Scarbelly, cuando con un sudor frío se percata de que el capitán pirata se ha percatado de toda la situación, mirando primero como la mano se acercaba a su cartera y luego como esta se retiraba rauda con su botín... para acto seguido mirar los ojos horrorizados del ladronzuelo que se ve pillado.

¡MIERDA!

Sin dar tiempo a sus piernas a temblar, ¿el joven se dispondrá a marchar? ¿Intentará disculparse? ¿Se hará el loco? ¿Adornará el palo mayor de la Folla Gigantes? Es tu turno y tu decisión.

En un momento de inseguridad por el control o no del tal Milos, y la presencia de esos hermanos del pasillo, y estando en el corazón de un templo lleno de esos fanáticos acólitos, los norteños deciden no tentar más su suerte y largarse de ese lugar de sureños de biblioteca con la información lograda. Tal vez quisieran más, pero algo era algo a fin de cuentas.

Así fue como acompañados por los ceñudos hermanos los pielescarcha abandonan las dependencias del interior del Templo del Saber hasta llegar a la entrada de la misma con un escueto "Gracias y que tengan un buen día" gélido como el clima de su hogar ancestral.

El chaval mira indignado al tipo de los ropajes rojizos.

-Sí, claro, pero eso tampoco valdrá mis monedas. Anda y que te folle un pez...-Dice con su educación portuaria. No obstante alarga la mano con la palma hacia arriba esperando unas monedas.- Mejor paga ahora y tal vez te lo cuente.

Está claro que el niño está disgustado por el comentario anterior y ahora parece que prefiere probar al revés. El tono de voz del chavalín ha llamado la atención de algunos ociosos del lugar.

Con un ágil movimiento, de entre su atuendo nuevo y limpio, la Botas saca un par de puntas de cobre. Tras mirar a Alastar saca una tercera más y se las pasa al crío.

-Anda, toma rapaz, y ahora canta. Donde estaba nuestro amigo.

Veloz el niño se guarda las tres puntas en algún bolsillo interior de su chaleco rojo. Las monedas alegran sensiblemente al mozo.

-En el muelle, entre los estibadores cerca de la zona oeste, cerca de los almacenes de los grandes comerciantes.-Dice señalando, con un dedo mugriento, la dirección.

A pesar de los muros y tal, Alastar se hace una idea del lugar, ya que esa misma mañana temprano estuvo por la zona. Allí es donde estaba atracada la Folla Gigantes.