Partida Rol por web

Tachán, tachán!

Alastar 1 px

Filippo Delfiore 1 px

La Botas 0 px

Neulens 1 px

Sutilidad Varek 0 px

Experiencia:

Alastar 11 px

Filippo Delfiore 23 px

La Botas 12 px

Neulens 18 px

Sutilidad Varek 17 px

***

Alastar, muy pobre.

La Botas, limpia, con ropa nueva. 3 Cobres menos.

Filippo, limpio, con ropa nueva.

Neulens, limpia, con ropa nueva.

Sutilidad Varek, con un dolor entre pierna que disimula pero le duele (-3). Sí, aún duele, sin duda Neulens sabe como pegar.

***

Próximo turno martes 05 de Agosto.

Casi exasperada escuchó la respuesta del muchacho... poniendo mala cara, Filippo no solo no había ido al lugar acordado si no que ademas, le había costado dinero.- tsk... pero sera... - Murmuró molesta llevando su vista a Alastar, mirando al muchacho después.- Bien chico... - Se agachó para quedar a la misma altura que el y poder mirarle fijamente.- ¿No tienes nada más que decir? Sólo... que él no vendria... ¿Te dijo por que? ¿Algo más? ahh ¡Maldito! - Acabó irguiendose de nuevo poniendo los brazos en jarra, rodando el unico ojo que se veia.- Bien Alastar, creo que lo correcto sería ir a por él y tal vez patearle el trasero por dejarnos esperando como imbeciles. - Bufó las palabras, las que salieron casi regañadas de su boca pues el tipo habia conseguido poner de mal humor a la Botas.-

Vayamos a patear culos Botas exhala con énfasis empezando a andar hacia la zona de los muelles. La zona de los almacenes, claro Botas quizás Nabos guarda algo que bajo de la Follagigantes, como no nos hemos dado cuenta teorizaba en voz alta Alastar tremendamente excitado mientras se escurría entre la gente en dirección al puerto.

Dime Botas ¿tienes unas botas especiales para patear culos ? apostillo de repente Alastar tapandose la boca en una hilarante sonrisa que no logras entender.

Varek parece totalmente insensible a que hayan hecho algo mal. No está claro si no le importa o simplemente no lo procesa. Puede que sean ambas cosas.

Así que el bueno de Lucius estaba robando textos, eh? A saber para qué los querría, pero ese sótano que vimos en su casa se parecía mucho a la habitación de este sacerdote: estanterias por doquier, claramente pensadas para almacenar textos. Igual estaba en contacto con ese pirata para traficar con ellos.

Varek se seca el copioso sudor con su roñoso trapo. 

Esto de la lectura parece interesante, ¿no crees chiquilla? igual deberiamos agenciarnos algunos esclavos que sepan leer para que eduquen a los niños del clan. Puede ser util. Lo añadiré a la lista de bienes que tenemos que procurarnos. 

Igual podríamos mirar de hablar con algun librero para saber de qué manera se pueden comprar y vender textos en la ciudad. O investigar lo de la desacración del templo. Eso me tiene intrigado: nadie molesta a los Antiguos asi como asi. Esxcepto Niarlathotep, pero ese es un cabronías como bien sabes. 

Sí! La satisfacción llenó por dentro al ladrón. Casi sin esfuerzo había logrado arrancar la bolsa de Nabos de su cinto, el merecido botín por las largas horas de espera.

Pero el exceso de confianza le jugó una mala pasada. No había puesto el suficiente cuidado al hacer el corte y Scarbelly, un viejo lobo de mar, había entendido enseguida que el choque con Filippo no era fruto del amontonamiento y la casualidad, si no que las intenciones de aquel muchacho habían sido volverlo un poco más pobre.

-A donde crees que vas, granuja? -la voz llegó fría y calma, casi como si hablara del tiempo en vez de estar acusándolo de ladrón. Un sudor helado corrió por la espina de Filippo, quien apenas había comenzado a moverse entre la multitud. Aquel era un hombre verdaderamente peligroso.

O corro como alma que la lleva el diablo, o lo enfrento... pero son tres y mucho más grandes que yo... salvo que... ¡no, idiota! ¡la vida ante todo! ¿de que sirve tu cuerpo colgando del palo mayor?... no... quiero esas monedas, quiero hacer algo por mi mismo una vez en la vida, no...

Aquellos pensamientos se agolparon en su cabeza en lo que dura un suspiro. Sabía que lo más sensato era comenzar a correr entre el gentío, poniendo distancia con el pirata lo más rápido posible, pero aquello lo dejaría en ascuas, igual que como había llegado y habiendo perdido todo el día para obtener una mínima ganancia como ratero. No, Filippo no quería volver a llevar la vida que había tenido cuando orbitaba en torno a los Dos Peniques y toda su mierda. Él había decidido dejar aquella jodida vida atrás y labrarse una nueva, una que le permitiera llegar más alto y más lejos, pero tenía que tomar las riendas de su propio destino. Escondiéndose como una rata, volvería a terminar en las calles, asaltando a tipos cuya suerte no era mejor que la suya y contentándose con ver el sol un día más.

Venciendo su arraigado instinto de supervivencia, el ladronzuelo se plantó donde estaba y se volvió, para encarar a Nabos y su tripulación y ver, si con un poco de suerte, lograba salir de aquello con algo más que una sonrisa corriendo de lado a lado por su garganta.

-¡Por fin! Ya no sabía qué más hacer para lograr llamar su atención, estimado señor -con gracia, se inclinó haciendo una floritura que más de una vez había visto ejecutar a bardos y buscavidas cuando se encontraban ante la presencia de algún noble.

-Antes que nada, permítame devolverle su bolsa. Compruebe tranquilo que no falta ni un penique. Ni uno solo! No era mi intención robaros, señor... si no lograr que se fijara en mí para ofreceros mi servicio. Sus guardias son muy descuidados... podría haberos emboscado dos o tres veces desde que lo he visto en la taberna, pero no hubiera sido una tarjeta de presentación muy adecuada, no creéis? -Filippo se cuidó muy bien de ocultar que lo venía siguiendo desde antes. Quería que aquello pareciese un encuentro casual, fruto de un fortuito cruce de caminos.

-Me llamo Filippo Delfiore y soy un excelente vigilante y muy discreto eliminador de problemas... si me entiende. Y creo que alguien de su reputación, debería contar con protección más adecuada. He escuchado por ahí que más de uno quiere su cabeza, señor Scarbelly... y se rumorea que se están organizando para conseguirlo...

Delfiore dejó que sus palabras calaran, intentando adivinar la reacción de su adversario. Sabía que como última opción, si su mentira no era tragada, tendría que encontrar la manera de huir de allí antes de que le pusieran una mano encima. Pero había jugado sus cartas y tal vez, por esa única vez, la fortuna decidiera que tenía una mano ganadora.

Al contrario que su acompañante, Neulens esta muy desanimada por no haber podido sacar nada interesante que ayudará a los del grupo, pese a que no sea su prioridad, estaba claro que les tenía un poco de estima. - Esclavos que nos enseñen a leer, no es mala idea desde luego. ¿Cuánto costarán aquí los esclavos?, ¿Donde se podrán comprar? - Luego se la vio distraída en sus propios pensamientos, sin saber sí se planteará eso de los esclavos a serio o estuviera siguiendo una mala broma. 

El mozo miró a la Botas cuando esta se agachó para mirarle fijamente, había algo muy inquietante en aquel parche de cuero negro que la cazadora de recompensas lucía sobre su ojo mutilado. Incluso llamó la atención por encima del escote de su nueva ropa, que en esa posición resultaba tan rebeladora...

-No-no... no hay más, parecía tener prisa para alejarse, como si... como si tuviera prisa.- Repite sin tener más palabras para describir lo que le había parecido. Tras unos momentos pensando, procurando resultar servicial ante la pagadora añadió.- No creo que esté donde lo vi.

Para no quedarse quietos como unos pasmarotes ante el Templo del Saber, la pareja norteña se puso en marcha hacia el bullicio de la zona del mercado mientras trazaban sus siguientes pasos. Podían tomar un tentenpié mientras lo hacían.

Esclavos, sin lugar a dudas una ciudad como aquella era un buen sitio para comprar y vender esclavos, es más Varek tenía un conocido en el negocio, el bueno de Thun, aquella rata oriental. Pero tampoco era el único, en la zona meridional del mercado en el que estaban allí ofrecían los esclavos esa parte que daba con la zona de los almacenes era donde se concertraban los corrales de esclavos.

Otra opción era preguntar a uno de los mercaderes sobre el negocio de compra venta de escrituras.

A punto estuvieron los matones de saltarte encima y ensartarte como una aceituna con sus lanzas, cuando Scarbery ladró que te explicaras.

No te quitaba el ojo de encima mientras se guardaba la falquitrera, asegurando su contenido con el otro ojo.

-Habla, qué quieres.- Tenía un fuerte acento, pero se le entendía bien. Su tono de voz era grave y su forma de hablar escueta y directa, traspasándote con unos glaciales ojos grises. 

Era de complexión ancha, y más mayor de lo que te había parecido al principio, tal vez lo hiciera el contacto con la intemperie.

Por su lado, los dragones blancos adoptaron posturas de en guardia, atentos a los alrededores por si se trataba de una treta.

El capitán te escucha, ya es más de lo que habrían hecho muchos rateros de tu tierra natal, si eso era bueno o malo, el tiempo lo decidiría.

-Filippo, hu, no me hagas perder el tiempo. No me gusta hacerlo. La mitad de las autoridades portuarias del mundo conocido busca mi cabeza.-Puso la mano sobre la empuñadura de un pesado cuchillo.-¿Tienes algo más que añadir o te corto directamente la mano por intentar robarme?

Tachán, tachán!

Alastar 1 px

Filippo Delfiore 2 px

La Botas 1 px

Neulens 1 px

Sutilidad Varek 1 px

Experiencia:

Alastar 12 px

Filippo Delfiore 25 px

La Botas 13 px

Neulens 19 px

Sutilidad Varek 18 px

***

Alastar, muy pobre.

La Botas, limpia, con ropa nueva. 3 cobres menos.

Filippo, limpio, con ropa nueva. 1 cobre menos

Neulens, limpia, con ropa nueva.

Sutilidad Varek, con un dolor entre pierna que disimula pero le duele (-3). Sí, aún duele, sin duda Neulens sabe como pegar.

***

Próximo turno viernes 08 de Agosto.

- Suspiró mirando al chico de nuevo.- No estará allí? ¿Por qué? - Alzo la ceja en muestra de sorpresa y confusión a la vez. Después si vista se pasó a Alastar... arrugando el rostro un poco, en una mueca algo... hastiada mientras negaba con la cabeza, no le entendería.- No, primor... yo no pateo traseros, yo atravieso torsos... - Dicho esto palmeo su florete, el que reposaba en la cadera de la chica... la que volvio a suspirar.- Vayamos al puerto, seguro que encontramos algo... o no... pero... no podemos dejar por ahí a Filippo

Alastar se encogió de hombros con cara resignada mirando a la Botas No se si estara alli, pero tienes razón tendremos que ir.
Enfilaron la calle camino a los almacenes mientras alastar arrastraba los pies y pateaba cualquier guijarro que encontraba con tan poca fortuna que casi terminó provocando un accidente al golpear a algún transeúnte.

Botas me estoy cansando ya de andar de aqui para alli, si no encontramos a Filippo deberíamos volver a la cantina y reagruparnos todos de una maldita vez, sinceramente estoy empezando a perder la paciencia como nunca la había perdido. apostilló pegando una patada al aire cerca de otro guijarro. Maldito dia del demonio

Viendo que su sobrina se dedicaba a refunfuñar Varek vio que la iniciativa recaía de nuevo sobre él. Si esta juventud...

Bien chiquilla. Creo que lo mejor que podemos hacer es investigar la pista de los libros. Vamos a ver a uno de esos chupatintas del comercio a ver que nos cuenta sobre el tráfico de libros en la ciudad.

Diciendo esto, Varek se dirigió hacia el centro con la hija del jefe.

Su plan no estaba resultando tan bien como le había parecido que podría salir en un principio. Filippo, Filippo, ¿qué creíste que ocurriría? ¿Qué te recibirían sin más, con los brazos abiertos, como un salvador caído del cielo? Sus manos comenzaron a sudar y un nudo le atenazaba el estómago.

Con la velocidad que da el haber vivido escapando del peligro durante toda su vida, el ladrón registró la calle apuntando mentalmente las posibles vías de escape. Tenía una última oportunidad antes de largarse por patas de allí, así que más le valía estar preparado para correr por su vida.

He oído rumores de que te busca un grupo de mercenarios por un tema relacionado con un monje. Según se dice en las calles, son gente sádica y despiadada, hijos del demonio dispuestos a comerse vuestro corazón por unas monedas de plata. Pero también se dice que son ruidosos y descuidados. Por eso es que os ofrezco mis servicios. Cualquiera que intente acercarse a vos esperará enfrentarse a tus guardias, guerreros fuertes y dispuestos a una lucha abierta. Pero dudo que estén preparados para atacar a una sombra, un fantasma que no se sabe por donde llegará. Porque permitidme la arrogancia, pero no hallaréis alguien más diestro que yo en el arte de ultimar por sorpresa y en silencio.

El jovencito se encogió de hombros.

-Pues parecía tener prisa... y cuando me fui creo que él también lo hizo.

Cuando la muchacha se respondió a su peculiar pareja, el chavalín aprovechó y se largó de la Taza Rota, para perderse raudo entre el gentío que abarrotaba los muelles. Antes no cambiaran de parecer y se quedaran con el cobre que tintineaba entre sus dedos.

Sin tener muy claro que sería de Delfiore, y tal vez esperando que este hubiera descubierto algo, la Botas y Alastar se fueron a dar un paseo por el muelle, en dirección a la Folla Gigantes, si no se había movido, el aprendiz de mago podría guiar a la mujer hasta allí pues esa misma mañana había visto el navío, solitario en un embarcadero.

El paseo fue un tanto agobiante, sin lugar a dudas Puertolibre era un lugar concurrido, con un gran tragin de mercaderías de ida y vuelta entre almacenes y embarcaciones. Parecía que aquellos barcos no tenían fin, como si el mar no parara de derramar barcos venidos de todas partes para traer gentes de todo color, forma y lengua. Cargados de especies, telas, esclavos, armas, pieles, marfil, maderas exóticas e incluso uno con grandes piedras talladas y pulidas de un reluciente color negro.

A su izquerda, a unos centenares de metros se alzaba el islote que serbía de base para soportar el grandioso faro que dominaba la zona, con los andamios aún colocados por su extensión mantieniendolo cubierto para la gran inauguarción.

Pero el muelle tampoco era tan largo, y tras un paseo no muy largo llegaron al lugar donde descansaba el navío blanco del clan del Dragón Blanco. La Folla Gigantes.

Lo identificas claramente, su forma característica, un navío sin cubierta, blanco, con escamas de madera labradas en la madera del casco, pintado todo él de blanco, con una larga hilera a cada lado del navío lleno de escudos pintados de blanco. Bajo el fantástico dragón tallado en el mascarón de proa, hay un terrible espolón que sobresale por encima de las pacíficas aguas del muelle.

En la parte de arriba soportado por gruesas sogas entre el palo mayor y los altos mascarones, hay colocadas unas pesadas lonas enceradas que sirven como tiendas para los residentes en él, dando sombra durante el día, e intimidad.

Sentados en unas cajas de madera, en el muelle, hay un tres tipos, quienes parecen estar montando guardia. A mano puedes ver que tienen unas lanzas y hachas colgando de unas argollas en sus cintos. A un lado tienen unas escudillas vacías donde deben haber comido el almuerzo.

Muy bonito... pero ni rastro de Filippo.

Y así fue como la pareja de Pielescarcha, asfixiados por el calor húmedo y bochornoso de la maldita isla sureña, se adentran en el gentío.

El paseo fue un tanto agobiante, sin lugar a dudas Puertolibre era un lugar concurrido, con un gran tragín de mercaderías de ida y vuelta entre almacenes, comercios y clientes. Parecía no tener fin, como si de las calles no parara de brotar gente venidos de todas partes, con multitud de colores, formas y lenguas. Cargados de especies, telas, esclavos, armas, pieles, marfil, maderas exóticas e incluso uno con grandes piedras talladas y pulidas de un reluciente color negro.

Por suerte la corpulencia de los norteños les permitía asomar sus cabezas un pie por encima del transeunte medio, pero viniendo de un lugar tan despoblado, sin lugar a dudas era una experiencia bastante asfixiante.

Finalmente llegaron a un lugar donde pudieron adentrarse para preguntar sobre los manuscritos...

Filippo, un tipo experto en encontrarse en aprietos, a pesar de sus ganas de vivir tranquilo, supo dejar que su ingenio le brindara una oportunidad ante los dragones blancos. Por lo menos, Scarbelly le dejó hablar... tal vez le divertía lo que escuchaba.

-¿Matones sádicos y despiadados? ¿Hijos del demonio? Bah, he sembrado los mares con los huesos de tipejos así. No les temo.

Dice con una risa fugaz y divertida, antes de regresar a su talante desconfiado con el cejo fruncido.

-Pero eso del monje... Qué sabes de eso. Habla.

Tachán, tachán!

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Filippo Delfiore 1 px

La Botas 1 px

Neulens 0 px

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Filippo Delfiore 26 px

La Botas 14 px

Neulens 19 px

Sutilidad Varek 19 px

***

Alastar, muy pobre.

La Botas, limpia, con ropa nueva. 3 cobres menos.

Filippo, limpio, con ropa nueva. 1 cobre menos

Neulens, limpia, con ropa nueva.

Sutilidad Varek, con un dolor entre pierna que disimula pero le duele (-3). Sí, aún duele, sin duda Neulens sabe como pegar.

***

Próximo turno viernes 05 de Setiembre.

Hasta aquel momento, la lengua de plata de Filippo le estaba brindando la oportunidad de vivir un poco más. Pero Scarbelly era un hueso duro de roer y no aceptaba totalmente sus palabras. El viejo zorro de mar debía estar oliendo la chamusquina, así que el ladrón tendría que jugárselas y apostar todo a una sola carta, pues era mucho lo que podía perder si fallaba.

Rumores... rumores de que ese monje estaba trasteando con fuerzas que iban más allá de sus poderes... Rumores de que sus "aficiones" dispararon señales de alarma en sectores peligrosos... rumores de que alguien está tan interesado en hallarlo que hasta ha decidido tratar con la más baja estofa del lugar para dar vuelta la ciudad hasta encontrarlo... rumores de que hay mucha plata como recompensa para aquel que acabe con cualquiera que haya tenido tratos con él antes de su desaparición...

Aunque no parezca gran cosa, soy astuto y sé cuando debo prestar atención y cuando puedo conseguir un buen trabajo ofreciendo mis servicios. Vos sois un fiero guerrero del norte pero no tenéis ojos en la nuca. Y este monje y su desaparición han hecho que muchos ojos... malos ojos, se posen en vos. Y aquí es donde yo he visto la oportunidad de darle un buen uso a mi profesión. Confiad en mí. Tomadme a vuestro servicio y no os arrepentiréis.