Partida Rol por web

—¡Serás atrevida! —farfulla colorada la princesa, al tiempo en que el doctor Rampton les pide que guarden silencio, pero ella no hace caso—. Pues señorita Lyn, ¡ten el honor de conocer a Victoria Vicens!
Le quita bastante elegancia el presentarse de esa manera teniendo el torso descubierto, el muchacho de lentes contiene una risa haciendo un ruido nasal.

—Quietecita —ordena el doctor. Victoria entonces se recuesta en la camilla y Rampton baja un aparato sobre ella, para luego deslizarla dentro del tubo.
—Trata de no moverte, cuanto más quieta estés, mejor.

Cuando le preguntas al muchacho sobre las pesas, él asiente.
—Diez años. Es más un hábito ahora.
Luego el doctor se acerca a ustedes y les hace lo mismo que con Victoria.

Te da una ligera sensación de encierro metida adentro de ese tubo metálico, ves reflejada tu cara delante tuyo, algo estirada, al ser una superficie cóncava. Tras varios segundos que pudieron parecer interminables, la camilla se desliza hacia afuera y te están retirando las ventosas.

—Pueden vestirse.

Ven a Rampton sentado frente a una computadora ingresando los datos de ustedes, pero por su expresión parece consternado. Puedes ver los resultados de la resonancia mágica en las pantallas: tanto tu silueta como la de Victoria aparecen allí, manchadas de varios colores que indican concentración de energía en cada punto de sus cuerpos, ven que las partes más rojas están en el torso, luego van tirando a anaranjado y amarillo a medida que se alejan de allí. Pero la del chico está completamente azul y sin ningún gradiente.
—Esto es extraño —murmura el doctor.
Y se levanta de la silla.
—Joven, ¿te importaría si te pido que hagamos el análisis de nuevo? Parece que la máquina que usaste no funciona.
El chico asiente y suspira.

Mientras tanto, en otra de las pantallas aparece el resultado de tu testeo, armado a mano por el doctor:

—Ustedes dos ya pueden irse, si quieren probar sus armas, por favor háganlo en otra parte. Ya deberían poder sincronizar con ellas correctamente.

Junto a tu resultado está el de Victoria:

La cual, orgullosa, te mira con altanería mientras se echa hacia atrás el cabello. Pero al instante siguiente se queda paralizada al ver la pantalla que le sigue:

—¿Q...?
Victoria señala ofuscada la pantalla, pero el doctor la interrumpe antes de que se ponga a gritar:
—Calma, la máquina está averiada, pasará de nuevo por el control, les dije que pueden marcharse.

La princesa se marcha, no menos molesta, dando pasos apresurados.
—Pues sí, no voy a llegar tarde a la prueba diagnóstica —farfulla de nuevo.

—¿E...? —la doctora emite un gesto de sorpresa apenas audible, ves que tiene los cristales de los lentes empañados.
Intenta disimular carraspeando y se recuesta a la pared con los brazos cruzados.
—Pues... bueno, me alegro, es bueno oír eso, sí.
Pulsa el botón, sin darse cuenta de que ya lo había oprimido.
—¡No no no! ¡Por favor no te disculpes! Ee digo, quiero decir, em...
Se produce un silencio incómodo cuando el ascensor empieza a moverse.
—Al... despacho del... director... —te responde ella, bajando cada vez más la voz mientras lo hace.

Luego de unos segundos habla de nuevo:
—Prueba la revista "Mar de Dirac", tie- tiene muchos artículos interesantes —te dice con la mirada fija en el tablero de botones—. P-p-pero si quieres algo más técnico t-t-te puedo enseñar. Ahora mismo la idea de los viajes warp tiene más peso, pero yo opino que la teoría de los agujeros de gusano podría ser más limpia y eficiente, pero como aún no hay pruebas concretas, em, bueno, no nos hacen mucho caso. A-a-además es un problema a nivel cuántico del cual no tenemos por ahora la tecnología suficiente para... y con magia aún no se pueden realizar ciertas cosas, los humanos con afinidad a elementos cuánticos son muy escasos y ... y nadie de ellos quiere ser investigador y... p-perdón, estoy hablando demasiado.

Las puertas del elevador se abren y salen por un pasillo que mantiene el mismo aspecto que el resto de la mansión, pero parece más antiguo y menos transitado. Molly llama a una puerta que hay a la derecha y abre luego de pedir permiso.
—Por favor, reza para que no te expulsen —la oyes murmurar.

Entras con ella a una oficina circular bastante sobria. Al ser subterránea no tiene ventanas, pero hay un par de cuadros de paisajes que compensan ese detalle. Ves un par de sofás, una pecera y, en el centro, un escritorio con un asiento que parece de lo más cómodo.
—Perdone que lo moleste, director, pero este chico ha causado un escándalo en el análisis inicial y necesitamos saber qué hacer con él.

El hombre rubio que estaba sentado en esa silla eleva la vista de su libro para mirarte a los ojos, luego te observa detenidamente.
—Tienes el cabello plateado.
Te sigue observando, de la cabeza a los pies. Luego de una incómoda pausa, prosigue.
—¿Ya te ha pasado antes algo como esto? ¿De qué supones que podría tratarse?
Molly le entrega un pad en el cual reproduce una y otra vez la implosión que causaste en el gimnasio, grabado desde alguna posible cámara ubicada allí. El video se corta en estática al instante en que revienta todo y se cubre de polvo.
—No, no te veo cara de haberlo hecho adrede.

Aunque me puse nervioso cuando menciono que íbamos al despacho del director mis ojos se abrieron sorprendidos con emoción cuando empezó a hablar sobre el tema que había mencionado. Si bien con mi padre podía hablar de diferentes minerales, cuando empezaba a hablar sobre el espacio parecía aburrirse, que la profesora hubiera seguido el hilo de mis palabras era como encontrar alguien con quien debatir temas que nunca había podido hablar.

Asentí emocionado ante sus palabras, anotando mentalmente la revista que había emocionado. Tenía toda la razón la falta de información y posibilidad de experimentar con los llamaos agujeros de gusano había hecho que la posibilidad quedara relegada por el momento. Cuando me dijo que rezara para no ser expulsado incline la cabeza pero ahora con una mirada decidida. Ya me había decidido, quería estudiar allí.

Las primeras palabras del director me sorprenden y mi mano va hacia mi cabeza como si no comprendiera a que viene el color de mi pelo.
—¿La explosión? Bueno, implosión.—Sigo recordando aquel vórtice que apareció.—Si pero no... Es decir, si ocurren cosas a mi alrededor. Por lo habitual malas. La gente que me rodea siempre ha dicho que mi elemento es la mala suerte, pero eso no es un elemento... Aunque si es cierto que las cosas tienden a desaparecer, explotar o a ir mal en mi presencia.—Durante un momento enmudezco.—¿Realmente se puede tener "mala suerte" como elemento?

Las estadísticas mostradas por la maquina no le molestaban ni alegraban, eran meros números básicos que no tenían en cuenta cosas como la experiencia, el ingenio o el comportamiento, eso y que quitando que podía intuir lo de Poder Mágico y Físico no tenía muy claro que era todo lo demás. Cómo mucho podía enorgullecerse de aquella A en Físico cómo una pequeña medalla por su entrenamiento pero poco más.

Al ver la expresión de superioridad de la princesa, Lyn volvió a tener ganas de arrearla, pero parecía que las estadísticas del chico serían las que la callasen.

-Phew- Silvó al observar la pantalla- Las pesas no es lo único que haces eso seguro...Luego te pregunto el régimen de entrenamiento. – Lyn se vistió a toda prisa y recogió su estuche, sin prestar demasiado atención a lo que decía el doctor y sin entender porque aquello debería ser un error, sorprendente seguro pero realmente el chico parecía haber entrenado lo suyo.

Una vez fuera siguió a Victoria un par de pasos por detrás, sinceramente no tenía ni idea de adonde tenía que ir en aquel sitio asique no le quedaba más remedio que con ella.

Los pasos de ambas resonaban por el pasillo en un silencio que podría parecer incomodo, pero Lyn iba pensando en aquello de invocar su arma.

“Pensemos, para empezar ¿que es la forma del alma?, me lo imagino en plan bolita flotante y no esos símbolos de la pantalla, y si esa es la forma del alma ¿Qué significa? Si vas a ser mi alma al menos ponte en un idioma que entienda maldita…Pero un arma sólo puedo pensar en una que me pegue…”

Dando una respiración profunda y extendiendo ambos brazos una luz centelleante como un relámpago se crea en sus manos, con la sensación de Lyn sujetándola hasta que poco a poco la luz desaparece dejando una forma de metal, una katana envainada.

Con sólo un vistazo uno podía darse cuenta de que era ligeramente más larga de lo normal, no sólo en su hoja, si no también en su empuñadura púrpura con detalles dorados, parecía perfecta para ser empuñada a una o dos manos. En un extremo de la empuñadura un pomo sútil con algunos grabados en forma de relámpagos en cruz y una pequeña cinta colgada acabada en dos cascabeles. La guarda era pequeña, aunque la parte de atrás sobresalía formando una afilada protuberancia que se uní con el reverso de la hoja.

La vaina al igual que la empuñadura parecía simple, negra con detalles dorados y púrpuras y grabados simples pero elegantes en el nacimiento y final. Con semejante apariencia externa uno no podía esperar para ver la hoja por lo que Lyn intentó extraerla para darse cuenta de que no era capaz sin importar cuanta fuerza le pusiera.

-Pequeña cabrona rebelde…- Lyn tuvo un tic en el ojo derecho y se podía ver una vena de irritación hinchándose, de manera inconsciente sabía lo que tenía que hacer pero era un tanto mosqueante que el arma que había salido de su interior fuera la que marcara las normas. Resignada liberó una pizca de poder mágico, un pequeño chispazo sobre la espada, la máxima extensión de su poder mágico*, y esta comenzó a deslizarse suavemente mostrando la hoja más bella y afilada que había visto nunca. Junto con un esmaltado negro en la parte trasera unido a chispas doradas y el ondeante color acero, Lyn no podía saber si eran imaginaciones suyas pero juraría que podía observar nubes de tormentas en las ondulaciones de la hoja.- Siento que me he cargado el orgullo de los artesanos del mundo con esta, si hubiera un dios del acero y preñara un relámpago saldría algo como esto- Estaba tan sorprendida con la espada que había dejado de filtrar sus pensamientos y simplemente hablaba en voz alta sin darse cuenta. Por mero reflejo agito la katana en un tajo vertical hacia su lateral y ¡Sashin! un pobre banco de madera sufrió las consecuencias partiendose en dos…Regresando a la realidad y esperando que nadie lo hubiera visto, envaino la espada y se dirigió a Victoria delante suya.- Ey Vicky, ¿Cuál es tu arma?

- En ese sentido no me extrañaría que me lo tomase literalmente... - le susurro al chico, mientras guardo mi espada - Simon ¿verdad? Un placer - le digo mientras extiendo la mano, con rostro neutro. 

Luego llegan dos chicas ¿Cómo se llamaban? Ah sí, Selina y Vivian. Me alzo, en toda mi altura mientras las atiendo. 

- Ah... Pues sí, sé cómo llegar... O eso creo - Vamos, lánzate - Podemos... ir todos juntos. Soy Raven, encantado - saludo, con una ligera inclinación de cabeza - Y no os preocupéis. Si llegamos tarde me podéis echar la culpa a mi ¿Vienes, Simon? - la última pregunta me cuesta un poco hacerla, y si no tuviese la piel tan fría, se me habría notado el sonrojo por interactuar con otros. 

—Quién sabe, los elementos afines pueden ser cualquier cosa.

—Lo más parecido es el elemento caos de Alighieri, pero él puede controlar su activación, si bien es imposible predecir lo que ocurrirá, ni siquiera él. Y es diferente, tú no causas mala suerte, Unglaus, un vórtice no es mala suerte, no pudo haber salido algo así de la nada, no tiene sentido. Lo denominado mala suerte es una sucesión de eventos adversos con un desencadenante lógico y explicable.

—Bueno, ahí lo tienes.
El director deja el pad sobre el escritorio y entrelaza los dedos.
—No vamos a expulsarlo por un accidente.

Oyes un gritito contenido de emoción venir de Molly, pero cuando la ves, está absolutamente seria, acomodándose los anteojos con los dedos.

—Sin embargo —continúa el director—. ¿Puedo confiar en ti, Molly, de que no volverá a ocurrir?
—Claro, claro que sí, no se preocupe, señor —responde ella.
—Muy bien, ya no hay más que hablar aquí, el chico tiene la prueba diagnóstica en un rato, deja que marche o llegará tarde.
Molly asiente y da media vuelta para ir hasta la puerta. Una vez en el pasillo ves que tiene una sonrisa enorme, casi que camina dando saltitos.

—No tendría problema en enseñarte —te responde el muchacho antes de irte—. Normalmente entreno solo, pero no vendría mal practicar con alguien más.

Es medio fácil perderse dentro del edificio, pero afortunadamente no están muy lejos del vestíbulo y llegar allí resulta sencillo. Victoria se da cuenta de que la sigues, pero no dice nada y sigue su camino.

—Yo lo que siento es que estás haciendo vandalismo —te dice Victoria tras ver que partes en dos un asiento.
La tienes de brazos cruzados, mirándote con desdén, cuando le preguntas por su arma, suelta un bufido desviando bruscamente la mirada y extiende su brazo derecho.
—No sé quién es "Vicky" —espeta con las mejillas coloradas.
En su mano aparece un haz de luz blanca que toma la forma de una espada gigante, más o menos del mismo tamaño que el propio cuerpo de la chica. La luz estalla en diminutas partículas que desaparecen y entonces ves que no se trata realmente de una espada, sino de una lanza de caballería, pero con el mango más corto y su forma cónica mucho más gruesa, toda de un color blanco platino con volutas y alas que la decoran, algunos ribetes en azul y zafiros incrustados.
La sostiene con una mano, como si no pesara nada, pero no hace ningún movimiento, ya que están en un sitio estrecho y podría romper algo con esa cosa tan enorme.

—Veo que se divierten.
Detrás de ti oyes la voz de Welt, que viene caminando.
—¿Esas son daito? ¿Usas daito con una sola mano? —te pregunta interesado—. No, espera, una daito es más grande que eso. ¿Qué clase de espada es?

Mi cabeza iba dirigiendo la mirada a la profesora y al director según iban hablando. Cuando finalmente el director dejo el pad sobre el escritorio y dio la noticia de que no sería expulsado empecé a respirar tranquilo. Aunque un pequeño grito me hizo ponerme alerta y girarme… Aunque no parecía saber de dónde habría salido. ¿Quizá algún sonido del ascensor?

Finalmente fuimos despedidos de la sala del director y durante el camino de regreso volví a abrir la boca
—Entonces, ¿Se me admite aunque no tenga elemento definido? La máquina puso un borrón en ese lugar…—Dude durante unos momento antes de volver a hablar.— Esto… no quiero herir a nadie. ¿No ninguna forma de averiguarlo? Quizá si sabemos el origen podamos… pueda hacer algo para que no ocurra.

Dije pensativo como quien intenta atacar una tesis refutando puntos. Si realmente mi poder era crear vórtices siniestros que absorbieran cosas, era un claro peligro y… a decir verdad si eso era así podía empezar a relacionar algunas situaciones achacadas a la mala suerte a aquello. Como cuando mi cuarto entero desapareció o aquel refuerzo de la mina se habia volatilizado provocando el derrumbe y posterior explosión.
—Es decir, ¿Si no puedo controlar esto no sería más sencillo no usarlo? Lo mismo intento convocar mi arma y acabo poniendo a alguien en peligro. —Y metiendo a la profesora que había dado su palabra en problemas, dicho sea de paso.. — ¿Y si puedo preguntar, que es esa prueba diagnóstica?

Quizá era la media lata de café que empezaba a hacer efecto, la adrenalina de la explosión o el que tuviera tantas preguntas en mi cabeza, pero la somnolencia había desaparecido en mayor parte sustituida por curiosidad y preguntas una detrás de otra.

—Exacto, ese mismo.

La muchacha de pelo castaño suspira aliviada, poniendo una preciosa sonrisa luego.
—¡Vayamos entonces!
La otra asiente, todavía escondida detrás de la primera.

El camino por el sendero es tranquilo, no hay casi nadie, el silencio es sólo roto por el sonido de pájaros y de la brisa. Ninguno de los cuatro dice nada.
—Sabes, que tu elemento sea el hielo no significa que tengas que ser un témpano tú —dice Simon como quien no quiere la cosa. Va con las manos en los bolsillos, disfrutando del paisaje.
Tras cinco minutos de andar ya llegan a ver el borde de un acantilado y un mar de árboles debajo, el lugar que les indicó la doctora está un poco más adelante, se están demorando porque las chicas caminan despacito.

—Ya está todo el mundo yendo para allá, pero aún es temprano, no entiendo —murmura Luke mirando alrededor, en particular en dirección al sendero que sale desde uno de los muros laterales del predio, que conduce hasta el lugar donde tienen que estar a las nueve.
—Bah, da igual.
El tiempo pasa rápido mientras juegan, cuando ven el reloj ubicado en el centro del patio, notan que ya son las nueve menos diez.
—Carajo, como me desafiaste así pensaba que serías la reina del póker, ¡te voy venciendo dos veces usando tus propias cartas!

Se levanta entonces de la silla.
—Será mejor que nos pongamos en marcha, no quiero que me echen bronca de nuevo.

Molly se queda pensando unos instantes mientras te acompaña hasta el ascensor.
—Lo que sospecho es que tu elemento es tan raro que la máquina no pudo registrarlo, no quiere decir que no lo tengas definido, bastaría con hacer un análisis más exhaustivo. ¿A que mola?
Canturrea mientras oprime el botón, es de no creer el contraste entre la felicidad que demuestra ahora y lo hosca que estaba en el gimnasio.
—Tranquilo que lo averiguaremos, tienes mi palabra —te dice sonriente—. La máquina llegó a analizarte antes de desaparecer, así que deberías ser capaz de sincronizar con tu arma ahora, eso ya mejorará mucho tu control y tus accidentes sucederán con mucha menor frecuencia.

Se abre la puerta y entran, la doctora le da al botón de la planta baja y se recuesta a la pared, todavía murmurando para sí alguna canción.
—Oh, no te preocupes, en serio, bastaría con tomar las precauciones adecuadas, como por ejemplo, intentar llamar tu arma en un sitio donde no haya nadie ni nada potencialmente peligroso. Tienes un poder mágico altísimo, así que no te agotarías si mantienes tu arma sincronizada durante un largo período de tiempo; si resulta que se trata de algo pequeño, te puedo dar un estuche o una vaina para que la lleves contigo ¿sí? Si es grande podría complicarse, pero seguro pensaremos en algo.

El ascensor llega a destino y ahí la doctora te indica la dirección para ir al sitio de la prueba diagnóstica.
—Eso es sorpresa, lo descubrirás en —mira su reloj—. Ah, cinco minutos, date prisa o llegarás tarde.
En uno de los muros laterales hay otro portón que da a un sendero que conduce al bosque, ves a algunos de tus compañeros salir por allí.

Atendía a las explicaciones de Molly con atención.
—Es verdad, dijiste lo de las armas, quizá cuando haya un espacio abierto pueda intentar convocar la mía. Supongo que si los accidentes son provocados por un exceso de energía, drenarlo a través de esas armas debería provocar que disminuyeran.—Dije mientras pensaba en mí mismo como una especie de pila.— Si, si mantenerlas convocadas provoca gasto de esa energía sería conveniente llevar el arma en un estuche. Aunque será un problema de consumen menos energía de la que genere yo… Aunque eso sería demasiado raro ¿No?

Decidido, en cuanto tuviera oportunidad lo intentaría. Dando un asentimiento con la cabeza acerca de darme prisa empece a caminar hacia el lugar señalado, pero cuando solo había dado un par de pasos me gire hacia Molly.

—Gracias por todo.—Dije con una leve inclinación de cabeza antes de, esta vez si salir con una carrera ligera hacia la dirección indicada. Mientras iba por aquel camino mi vista se distrajo con un pequeño parapeto con varias máquinas de refrigerios y tras dudar unos segundos me desvié. La gente de primero pasaba de largo de aquel lugar y los otros alumnos estaban en clases así que aquello estaba vacío. Tras sacar una lata de café caliente dude durante un momento y tras alejarme unos metros de las maquinas por si “algo” pasaba intente materializar mi arma.

Frente a mi aparecieron dos pistolas gemelas una blanca y otra negra, el cañón de la pistola blanca, a diferencia de arma normales, no era cilíndrico, si no rectangular. Dudando por qué levitaban en el aire, alargue la mano que no sujetaba la lata para coger la de color oscuro. Tan pronto como lo hice, su pareja dejo de levitar y cayó al suelo.

El impacto contra el suelo provoco un único disparo hacia un lateral. Una franja de algo invisible surgió del cañón rectangular, como si de un pedazo de cristal rectangular e inmaterial hubiera sido lanzado y al no controlarse se hubiera dispersado convirtiendose en una sierra creando un surco sobre el suelo, avanzando  y atravesando el tronco de un arbol colindantes por el centro, dejando sobre este una cicatriz, como si una espada hubiera atravesado el tronco de un lado al otro y hubiera bajado hasta el suelo el golpe.

No sabía qué demonios había disparado, pero había sido capaz de atravesar el tronco y la tierra como si fuera mantequilla. Ni si quiera una bala de los mejores materiales podría provocar eso. Al menos sin una aceleración de rail, y eso no podía hacerse con un cañón tan pequeño . Miré la pistola del suelo con algo de miedo. Si aquello me hubiera dado ahora podría faltarme una extremidad.

Apure la lata de café entera antes de agacharme y recoger el arma. Había dicho que quería mantenerlas fuera para gastar energía, pero aquello era demasiado peligroso. No las usaría hasta que no pudiera practicar con ellas con seguridad. Ambas pistolas desaparecieron de mis manos mientras volvía a encaminarme a la ruta principal para la prueba diagnóstica.

-Lu-Luego lo arreglo…- Lyn apartó la mirada con cierta sonrisa culpable ante el reproche de Victoria, quien la había pillado en el acto, por otro lado le hizo gracia ver como esta se sonrojaba ante el diminutivo.

Quedó observando el arma de Victoria atentamente, por un lado era interesante ver que podía sujetarlo con una mano, por otra las propiedades de estas armas se alejaban de lo norma. Sin duda podía decir que aquella iba con ella.

“Grande y brillante, como su ego, pero si se lo digo se cabrea seguro”

-Wow- Lyn aplaudio con una sonrisa tragándose el pensamiento hasta que escuchó a Welt tras de sí.

-Por supuesto, Vi-chan y yo no vamos a impedir que un pequeño roce nos impida llevarnos bien- Lyn contestó aún más sonriente, estaba deseando ver la siguiente reacción de la chica ante el nuevo apodo. – A ti te han soltado rápido, ¿Cuántas Ss has sacado al final?

[...]

-Una katana, aunque esta es ligeramente más larga de lo normal, 75cm a ojo. El filo, empuñadura, balance, peso, longitud y…- La chica lanzó la katana al aire y en su bajada intentó atraparla con ambas manos, sólo que en el momento de tocar el mando desde ambos lados los brazos continuaron su trayectoria, la espada lanzó pequeñas chispas y al instante siguiente ambos brazos estaban cruzados, cada uno sujetando una espada idéntica.- Versatilidad, es sin duda algo a medida para mi… -Devolvió las katanas a una sola, y la alzó una vez más- Creo que la voy a llamar  “Raijin” ,es algo simple y suena un poco “Chūnibyō ”, pero tiene ese tono al oído…¿Qué hay de las vuestras?

Por encima de Luke ves en la distancia a Lakyus hablando con Molly en la entrada al edificio principal. El muchacho se inclina a modo de reverencia y se aleja caminando hasta los dispensadores de bebidas, mientras que la profesora se lo queda mirando un largo rato antes de volver a meterse dentro.

Entonces ves que Lakyus saca una lata de café que se pone a beber y, acto seguido, materializa un par de pistolas. Atrapa una de ellas con la mano libre, pero la otra cae al suelo y, al golpearse, ves que se crea una zanja pulida en el suelo que va hasta el tronco de un arbol colindante y lo atraviesa por el centro.

—¿Hm? ¿Pasa algo?
Luke, completamente indvertido del suceso porque estaba de espaldas, te mira un poco extrañado.

—Pues así es, eres listo. No quiero hacerte perder tiempo con explicaciones, así que te doy la versión corta: no consumen menos de lo que recuperas, así que sugiero que por la noche descanses, ¿vale?
Se avergüenza visiblemente cuando te volteas para agradecerle.
—Y... educado también... Quiero decir, no, s-sólo estoy cumpliendo con mi deber, es mi trabajo orientarlos y evitar problemas.

...

Ya no quedaba casi gente en el patio, de tus compañeros de primero parece que todos han partido en dirección al bosque, salvo por la pelirroja que te insinuó cosas raras con la profesora y el chico macarra de pelo raro, que se pusieron a jugar juntos a las cartas en una mesita debajo de un árbol. La pelirroja ahora te está mirando y es evidente que acaba de ver lo ocurrido con tu arma.

—Vi...vi-vi... vi...
La princesa queda con la cara roja mientras tú hablas con Welt, que niega con la cabeza intentando rechazar el tema.
—Eh... preferiría no hablar de eso —te responde él.

—¡Debes dirigirte a tu princesa de una forma más adecuada! —te grita Victoria una vez que se recupera del trance—. P-pero supongo que como somos compañeras podría dejarlo pasar, ¡sólo por esta vez!

—Ya veo que te gustan las armas, señorita Vallstein, y lo bueno de estas es que siempre serán perfectas para su usuario, es lo bueno de ser parte de ellos, ¿no?

—¿Nombre? —pregunta Victoria arqueando las cejas—. No había pensado en un nombre. M-me gusta Raijin, suena bien y le queda a tu estilo. ¿Qué es chunibyo?
Y se queda pensando unos segundos.
—¿Qué tal Eos Requiem?

Welt contiene otra risa.

—¡Qué problema tienes tú, oye!

—No, nada, perdona.

La princesa sigue pensando, hasta que sale con otro:
—¡Excelsis!

Te quedas mirando al muchacho, esperando que saque su arma, pero él hace un intento drástico de cambio de tema que no resulta nada disimulado:
—Me habías consultado por mi entrenamiento, ¿qué tal se te da madrugar? —te pregunta—. Aún no conozco mucho los alrededores, así que mañana planeo levantarme antes de que amanezca para intentar encontrar un buen sitio para practicar. Iba a hacerlo solo, pero si te interesa... pues... No me vendría mal la ayuda.

—¡Lucis Domine! —exclama la princesa, que permanecía enfrascada en sus pensamientos y les está prestando poca atención.

-Sin duda una parte de mi- Dice con cierto orgullo para luego responder a Victoria- Gracias. Chunibyo es…un termino para referirse a una enfermedad que nubla la mente de los adolescentes con fantasías.- Lyn responde recordando a uno de sus viejos amigos que le enseño tantas cosas…inútiles…

Viendo como Welt evade las preguntas con semejante falta de sutileza Lyn decide no presionar el tema, tendría sus motivos y ya habría tiempo para ello.

-Llamame Lyn – Comento brevemente dirigiendo una mirada divertida hacia Victoria que parecía en su propio mundo, el acercamiento directo parecía que funcionaría mejor para domarla que un par de golpes, además picarla y ver sus lindas reacciones era adictivo. Luego se volvió hacia el chico- Sin problema con madrugar, tiendo a hacerlo para mi propio entrenamiento, esta mañana he practicado en un parque al lado del hotel XXXXX, pero pilla un poco lejos. Podemos hacer algo de trote buscando un buen sitio o preguntar a alguno de los profesores, lo mismo nos dejan el gimnasio. Te agrego a contactos,¿Prefieres Jules, Welt o tipo misterioso?.- Sugiere sacando el móvil.

Tras intercambiar números con el chico Lyn gira y se lanza sobre la espalda de Victoria lanzando un abrazo furtivo que la despierte de su ensimismamiento.

-Todos son nombres geniales Vivi por desgracia sólo puedes elegir uno, y decide un apodo para ti también o me quedaré sin opciones para cuando acabe el día, técnicamente no eres mi princesa asique no importa si nos tratamos informalmente ¿no?- Al ser extranjera a todos los efectos no era súbdito suyo, lo cual las dejaba como simples compañeras de clase, y por tanto no había necesidad de formalidades. Una lógica completamente retorcida que estaba en manos de Victoria aceptarlo- Oh y dame tu contacto.

- Una baraja trucada solo consigue que te partan las piernas, además, te lo estoy poniendo fácil, así te confiarás cuando empieces a apostar dinero - respondí con una media sonrisa mientras recogía la baraja.

No negaría que aquella respuesta era verdad, pero sonaba a mala perdedora, así que no se lo tomaría en serio y podría desplumarlo fácilmente. Sin embargo me interesaba más la relación entre la profesora y Lakyus que veía tras el hombro de Luke. Se hacía el tonto, pero definitivamente estaba ligando con la profesora, con éxito además.

La amplia sonrisa pícara de mi rostro se convirtió rápidamente en una de asombro y cabreo al ver que Lakyus no tenía el más mínimo cuidado con su arma. Solo que él era mucho más peligroso.

- _{Niños con armas, a quién c*** se le ocurre} - dije entre dientes antes de gritar -. ¡Eh! ¡Ten más cuidado con eso si no quieres matar a alguien!

Por un momento me sentí tentada de hacerla tan pesada que no fuera capaz de levantarla, pero eso provocaría más daños que no quería que me cobraran a mí, así que opté por confiar en el chaval y tirar hacia el borde del bosque.

- ¡Eh! ¡Ten más cuidado con eso si no quieres matar a alguien! - grité de lejos junto a Luke.

Cuando escuche el grito de la pelirroja alce el brazo saludándola con una sonrisa de disculpa en la cara.
—Sí, ya me di cuenta.— Dije mientras me acercaba a ellos.— ¿No vais a la prueba? Va a empezar en poco.

Si tenían pensado seguir allí jugando, iría por mi parte, pero si iban a ir, prefería hacer la última parte del camino acompañado.