Partida Rol por web

En cuanto veo la determinación hostil de estos extraños seres grito a mi compañero:

¡Leizhel!, ¡a la roca!

Esto me hace perder un poco de tiempo y veo como los enemigos más alejados comienzan a correr hacia nosotros. Me giro y disparo al tipo de la careta alargada (Aje Shalunga) que parece haberse quedado de piedra ante mi nuestra reacción.

¡Por aquí!

Tan pronto suelto mi flecha comienzo a correr hacia donde estaba mi objetivo, que es la zona más libre de enemigos, para después alcanzar la roca. Mientras corro trato de preparame para el combate sacando mi daga grande del cinturón.

Uno de los pequeños parece reaccionar antes que ningun otro y sujeta los dos escudos delante suya, mientras empieza a correr. De repente desaparece de vuestra vista...

Tu compañero alza el arco rápidamente y dispara su flecha. Esta se clava en el vientre de uno de los pequeños, el primero que apareció. De las manos de este comienzan a surgir chispas y cae al suelo con un gruñido, pero rápidamente, y contra todo pronostico, se agarra la flecha y la arranca de su vientre, levantandose de nuevo

Que son estos seres???

Otro de los enemigos, el que lleva un extraño aparato, corre hacia tu compañero y alza su arma. De esta surgen agujas a gran velocidad

Estas se clavan en el cuerpo de tu amigo, que grita de dolor pero se mantiene firme. Dos de esos pinchos sobresalen de su brazo iquierdo, otro de su costado. Parecen haberse clavado hasta el fondo, pero Leizhel no decae

Mientras, el mas grande comienza a coger carrerilla... Y se lanza a por vosotros. El suelo retumba a sus pies, y parece que su embestida va a ser brutal...

El ser que estaba escondido tras el árbol se acerca al compañero dañado por Leizhel, y acerca el bastón a él. De este surge una luz y de repente ves mudo de asombro que la herida comienza a cerrarse... Pero lentamente. Parece que la magia de ese ser no es muy poderosa...

Tu flecha sale disparada, clavandose... En el escudo del primero de tus enemigos, el que habia reaccionado antes. Este levanta la mirada y te observa impasible

Te diriges corriendo hacia tu izquierda, pero el protector, con tu flecha aun clavada en el escudo, te corta el paso. Oyes como Leizhel se repliega hacia atrás, pero eso no es lo más importante. Por el rabillo del ojo divisas a uno de los pequeños acercarse a ti con su maza...

El golpe te da de lleno en las costillas, con tanta fuerza que notas como algo cruje en tu costado. El dolor llega pronto a ti, pero no puedes gritar, ya que te has quedado momentaneamente si aire, y tienes que apoyar una rodilla en el suelo...

De repente, oyes una exclamación a tu espalda. De Leizhel. No llegas a darte la vuelta, pero tu compañero no debe estar pasandolo bien...

El extraño individuo vestido de negro se acerca a vosotros con su maza en alto, mientras sonrie misteriosamente

El ser de las chispas, ignorando su herida y a su compañero, alza las manos hacia ti y sufre una convulsión. Todo pasa muy rapido

Algo ocurre mal, y de repente el aire se carga de electricidad. El ser sale despedido unos metros atras, cayendo en el suelo abatido, inerte

El enemigo al que habias disparado alza las manos, con el bastón en una de ellas, y comienza a murmurar palabras...

De repente notas que algo se desliza por tus pies. Son hiedras, creciendo a gran velocidad... Te atrapan lentamente

Apenas suelto mi flecha veo como uno de los hombrecillos la intercepta con un escudo de madera antes de que llegue a su destino. Todos nuestros enemigos empiezan a moverse de un lado a otro creando una gran confusión.

Saco mi daga del cinturón justo en el momento que escucho un grito de dolor a mi espalda, me giro y veo como uno de esos maltidos emboscaderes ha golpeado a mi compañero hiriéndole seriamente.

¡¡No, Lei..!!!

Mi grito se entrecorta cuando siento un gran golpe en el costado que me deja sin respiración por un momento, momento en el que me viene un aroma de sangre desde el interior, lo que me hace pensar que el golpe ha sido demasiado duro para mis huesos.

Como rección al golpe dejo caer mi arco que rebota levemente en el suelo, cerca de donde tengo que apoyar mis manos para no caer completamente.

No hay tiempo que perder... mierda... ¡son muchos!

Me levanto como puedo aguantando el dolor y saco la otra daga de mi cinturón. Trato de empezar a correr pero, por algún motivo me resulta imposible y casi trastabillo cayendo de nuevo, auqneu consigo mantener el equilibrio.

Miro a mis pies y veo como una especie de enredadera recorre mis piernas casi hasta las rodillas, lo que me impide moverme mientras los enemigos se acercan. Oigo otro grito de dolo de mi compañero, pero las hierdas me impiden mirar atrás.

¡Joder, joder!

Me agacho un poco y corto con las dagas las ramas que crecen a mis pies.

Parece que las ramas son resistentes y el dolor del pecho no me deja agacharme lo suficiente para cortarlas rápido. Veo como se acercan los enemigos he intento esquivar sus ataques, pero al tener los pies un poco enredados aún no puedo moverme lo suficiente rápido de hecho, en uno de los intentos, caigo al suelo tras trastabillar con las hiedras y me golpeo en el costado herido. Desde el suelo intento un último ataque desesperado a la gargante de uno de los emboscadores que se acerca.

Estoy completamente a su merced. Por detrás escucho los gritos de Leizhel. Lágrimas de impotencia comienzan a caer por mi rostro, intento hablar pero el dolor del costado me corta el aliento.

Lo siento comapañero.... perdóname...

El ser de los escudos se mantiene atento, pero al parecer los que mas ayuda necesitais... Sois vosotros

Leizhel lucha con desesperación, girando su espada de un lado a otro. Pero su enemigo es más listo que él. Con un agil movimiento, una de sus lanzas se clava en el estómago del explorador, que abre la boca con horror. Y de repente varias de esas agujas, salidas del aparato del otro personaje, se clavan por todo su cuerpo...

Después de haber disparado, el personaje se dirige corriendo y se situa a cierta distancia de tu amigo...

Tu enemigo te ataca, pero tu le esquivas... Cerca tuya, Leizhel da unos pasos atrás y se apoya en el suelo con la rodilla. El individuo de negro se acerca a el y alza la maza, dejandola caer sobre el... Pero el explorador se aparta con sus ultimas fuerzas, mientras comienza a escupir sangre por la boca...

... A... Arhz... Pero no puede vocalizar... Esta malherido, y sientes como una punzada de dolor en tu estómago...